Un dominio propio

Una de las más lúgubres maniobras de nuestras democracias es convertir la búsqueda de la verdad en delito y, de paso, hacer creer que las reflexiones que emanan de esa búsqueda sean consideradas subversivas o radicales.

Despejando la incógnita

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Desatando nudos. Despejando la incógnita

Ciertamente, nuestra existencia ha sido impregnada de una serie de creencias, tabúes, mitos e imposiciones que han contribuido al deterioro de nuestra salud mental y han dificultado el desarrollo de una vida más placentera. Miles de años y de bárbaras experiencias nos han legado un “brillante” y extensísimo catálogo, orientándonos debidamente sobre el comportamiento sexual y amoroso.

Estas circunstancias han hecho posible que hayamos almacenado en nuestra memoria aquello que hemos sido incapaces de ofrecer y compartir con total naturalidad, sin habernos dado oportunidad alguna para vivir nuestra intimidad con total libertad. Y todo ello sin olvidar las enormes dificultades que encontramos para reaccionar ante una Historia tan triste, que se apoderó no sólo de nuestros sentidos, sino también de nuestros cuerpos.

Caminamos sobre el fango sin poder cruzar a la otra orilla, guiándonos por huellas en las que no reconocemos nuestras pisadas. Como resultado, ponemos en práctica todo un universo de normas y pautas, esperando que la razón guíe nuestros instintos, que el impulso se oxide, y que el dinero entre por la puerta y la magia salte por la ventana.

 

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No debemos olvidar que tanto el amor como el desarrollo de la vida sexual son uno de los refugios donde podemos alcanzar la aprobación de otras personas y recibir el reconocimiento, sin el cual, las dudas y la incertidumbre nos sostienen con dificultad.

Y dificultades son, a tenor de los hechos, las que esconden nuestras vidas cuando intentamos comprender el sentido que damos a nuestras relaciones, incapaces como somos en muchas ocasiones de reconocer la difusa imagen que refleja el espejo. Nos situamos de este modo, entre estrategias mutiladas por el abismo del deseo, y ante soledades que no descansan.

La historia del amor y la historia de la sexualidad nos brindarán una oportunidad para que vayamos descubriendo las transformaciones más importantes, aquéllas que han hecho posible que hoy reaccionemos de una forma determinada en la relación con los demás.

Desde esta sección plantearemos particulares formas de entender este pasaje, que parece estar concebido para equilibristas. Repasaremos otras formas de entender la vida sexual; nos acercaremos a todo un mundo de placeres, miedos e incluso temores. Y compartiremos vuestras opiniones, que servirán para que podamos elaborar en compañía un marco de reflexión que dé cabida, además de a la información, al debate, sin el cual careceríamos de la capacidad de comprensión necesaria para tratar aspectos que en infinidad de ocasiones se mantienen ocultos.

Se trata, en definitiva, de superar un importante compromiso con la propia vida. Compromiso que ya vio la luz el pasado siglo, y que esperemos pueda proseguir desde este espacio.

Intentaremos recorrer este pequeño mundo con el único y afable propósito de lograr sonreír más a menudo, y reconocer en nuestros cuerpos desnudos pequeñas historias inolvidables.

@socioamores

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