Un dominio propio

Una de las más lúgubres maniobras de nuestras democracias es convertir la búsqueda de la verdad en delito y, de paso, hacer creer que las reflexiones que emanan de esa búsqueda sean consideradas subversivas o radicales.

España, los socialistas y la huelga

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España, los socialistas, y la huelga

Francia ha estrenado hace poco un documental sobre el GAL, “Asesinos de Estado”. El nombre lo dice todo. Ellos, lo han enfocado desde el punto de vista galo, es decir, desde la implicación de su gobierno en tamaña aventura. En realidad, sobran documentales o análisis para saber o intuir qué sucedió durante los años de gobierno socialista con Felipe González al frente. Tenemos datos y referentes para hacer sonrojar a cualquiera que diga hablar en nombre de la democracia y la justicia, y sea incapaz de retirar su adhesión al PSOE. Hemos hablado ya unas cuantas veces sobre este partido, pero no está de más recordarlo, dado que su actitud en beneficio de la causa trabajadora es cuando menos, burlesca.

Felipe González no solo no hizo nada de lo que prometió al pueblo, sino que quizás sea el político más abyecto de la llamada democracia española. Desde cambiar su discurso sobre la OTAN radicalmente, hasta dejar temblando los micrófonos cada vez que habla últimamente. Su figura es determinante, porque además, así lo confirman sus complacientes militantes. En la última peripecia andaluza irrumpió en un mitin manifestando que en su partido eran presa de una campaña mediática de la derecha en relación con los ERE. Mejor no hacer comentario alguno al respecto. Venía de Venezuela, ya sabéis, de dar charlas para sanear el mundo que ellos mismos se dedican a destruir. (Zapatero también ha comenzado su carrera como estadista; impresionante). En esta ocasión hablaba de la influencia del Fondo Monetario Internacional en las políticas económicas de los países sometidos a su tutela; esto es, de la buena influencia. Anoten bien, Felipe González hace un llamamiento en Caracas a la aplicación de políticas neoliberales sin vergüenza alguna, invitado por la banca privada para dicho ciclo de conferencias.

Photo by Joséluis Vázquez Doménech

Photo by Joséluis Vázquez Doménech

La paranoia de los partidarios socialistas es difícil de entender. Me recuerdan al madridismo y a la figura de Mourinho. Ni aún mostrándoles la realidad a foto fija son capaces de verla. Y así le va a la política, y así le va al mundo del fútbol. Pero prosigamos. Después de los resultados electorales en Andalucía, todos los socialistas están contentos. Hay que joderse. Por un lado, porque el PP no ha sacado mayoría absoluta y, por otro, porque dicen que la izquierda ha ganado en esa comunidad autónoma. ¿La izquierda? No solo se jactan de sus atropellos, sino que además nos toman por ineptos ciudadanos. Más de un militante de izquierdas en Andalucía está a punto de ir a partirle la cara a estos protagonistas de políticas capitalistas e invasoras. El menosprecio a los obreros y a las clases más humildes sigue patente en esta agrupación que decidió hace tiempo mandar al pensamiento socialista al vertedero. Pero en realidad, lo que estamos pensando miles de personas desde hace tiempo es en soñar con la desaparición de este partido, y poder permitir el nacimiento de una nueva era. Las heridas que ha abierto el PSOE en España son incontables y ha dejado un país con anemia en grado de tentativa.

Para terminar, me queda la huelga. Y es aquí donde mi posicionamiento desea dejar constancia de la actitud de sindicatos y votantes socialistas. Lo que se ha vivido en España desde los comienzos de la transición, es de delito. Y el final de la era Zapatero, es como para salir corriendo y no desear regresar a esta inhóspita tierra. La conclusión es muy clara. Me atrevo a decir que ningún amigo del PSOE tiene legitimidad para salir a difundir su malestar con el gobierno del PP, porque su propio partido es una caverna, compuesto de un lamentable grupo de políticos que no sólo ya comenzaron reformas laborales insidiosas, sino que apoyaron sin fisura alguna las políticas neoliberales marcadas y dictadas por el FMI, y las políticas de intervención internacional en toda clase de conflictos, donde lo que importan son sus guerras comerciales, y no las vidas de los desprotegidos de este mundo.

Tenéis todos los derechos para hacer huelga, pero ninguna legitimidad. Sois corresponsables de la esperpéntica situación que se está viviendo, y si deseáis cambio alguno, exigir primeramente en vuestro entorno el regreso de la dignidad y la ética políticas.

P.D.: la procesionaria del pino es un lepidóptero de vida social, que tiene la costumbre de desplazarse en fila, una detrás de otra como en procesión, y es causa frecuente de urticaria!

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