Un dominio propio

Una de las más lúgubres maniobras de nuestras democracias es convertir la búsqueda de la verdad en delito y, de paso, hacer creer que las reflexiones que emanan de esa búsqueda sean consideradas subversivas o radicales.

Puedes detener su tiempo. Carta (imaginaria) de un habitante de Icaria a un ciudadano europeo

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7 Sin manecillas

Puedes detener su tiempo.

Cada vez que el tibio amanecer se aproxima, despierto a la vida impregnado de sueño y decadencia.

En pocos años, en nombre de la unión, del futuro y de la estabilidad, han invadido nuestras vidas, y estamos disgregados, rotos sin esperanza, y al borde de la locura. Mirar atrás no fomenta mi ánimo. Hacerlo más allá de Grecia, me reencuentra contigo, vecino embadurnado de miedo.

Sin tiempo para procesar los acontecimientos, pasamos de la vida cotidiana al furor de la impotencia. Absortos en la incredulidad y en las noticias, no solo han roto nuestras alas, sino también nuestras fuerzas.

Nada ha cambiado desde la primera noche negra. Tan solo, que se pueden ver claramente más noches tintadas en miles de hogares cercanos al calor de tu morada.

Excepto las guerras conocidas, nunca vi un ataque tan cruel. Contra los más débiles y las minorías postergadas. Pueblos pequeños que miraban al mar, y ahora no tienen donde mirar…

La hora está asignada.   El cronómetro, instalado en una, dos, o tres oficinas, custodiado por sus fuerzas. Nosotros no supimos detener las manecillas; tampoco pudimos repeler sus balas.

Si nada se detiene, proseguirá la guerra. Ya queda poco para su fin; para sus objetivos. Su violencia se ha expandido, y los estados le abren sus puertas, cimentando la nueva distribución de clases, y la nueva, y más severa, distribución de las riquezas. Contra ella, solo cabe otra contundente respuesta. No existe posibilidad alguna de combatir la batalla atrincherados, ni en la ignorancia, ni en el olvido.

Ocultar la Historia nos colapsa la salida. Nunca, jamás, ningún pueblo transformó las leyes sin avanzar hacia el enemigo, sin plantarle cara. Nunca un cambio radical florece sin la semilla de la lucha.

Nosotros hemos pasado página. Comenzamos un nuevo ciclo, mucho más pobres y desestructurados. Perdida la guerra, y escorados para que no se vean las heridas.

Estás a tiempo de abrir el telón y ver el escenario. Estás a tiempo…, de detener su tiempo.

Un abrazo desde mi isla. Más isla que nunca.

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