Una de las más lúgubres maniobras de nuestras democracias es convertir la búsqueda de la verdad en delito y, de paso, hacer creer que las reflexiones que emanan de esa búsqueda sean consideradas subversivas o radicales.
La curiosidad del niño se sitúa en el umbral de mi mirada, aunque del mismo modo la mirada del niño se sitúa en el umbral de mi curiosidad. En medio, la anécdota que deseaba fotografiar.