Una de las más lúgubres maniobras de nuestras democracias es convertir la búsqueda de la verdad en delito y, de paso, hacer creer que las reflexiones que emanan de esa búsqueda sean consideradas subversivas o radicales.
Observar la belleza de los cactus ha sido una forma de adentrarme en otros territorios, una re-adecuación de la mirada, y una sorpresa inesperada. Quiero clavarme en sus pupilas…