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¿No sabes que hacer éste fin de semana? Te invito al cine (Documental)
Noche y Niebla
Lo que más puede llegar a inquietarnos no es aquello que alcanzamos a ver o expermientar, sino todo lo que no podemos ver. Uno de los primeros documentales realizados sobre el holocausto, nos hará entender dichas muertes y el terror, sin necesidad de haber visto una. Alain Resnais nos sensibiliza con una trágica acción de los hombres, y llena de profundo dolor y tristeza al espectador.
La poesía de Jean Cayrol, sobreviviente de uno de los campos, nos llevará de la mano con sus metáforas y su acertado guión. “Incluso un paisaje tranquilo, incluso una pradera, con cuervos volando, con siegas y con hogueras de hierba. Incluso una carretera por donde pasan los coches, los labradores, las parejas. Incluso un pueblo de veraneo con campanario y feria, puede transformarse simplemente en un campo de concentración… La sangre se ha secado, las gargantas se han callado.”
Título original, Nuit et Brouillard
- Año, 1955
- Duración, 32 min.
- País,
Francia
- Director, Alain Resnais
- Guión, Jean Cayrol
- Música, Hanns Eisler
- Fotografía, Ghislain Cloquet, Sacha Vierny
- Reparto, Documentary
- Productora, Cocinor / Cosmo-Films / Argos Films
- Género, Documental | Holocausto. Nazismo. Mediometraje
- Sinopsis
- Doce años después de la Liberación y del descubrimiento de los campos de concentración nazis, Alain Resnais entra en el desierto y siniestro campo de Auschwitz. Lentos travellings en color sobre la arquitectura despoblada, donde la hierba crece de nuevo, alternan con imágenes de archivo (en blanco y negro, rodadas en 1944) que reconstruyen la inimaginable tragedia que sufrieron los prisioneros así como las causas y las consecuencias de esa tragedia: desde el advenimiento del nazismo y la deportación de los judíos hasta el juicio de Nuremberg.
- Premios
- 1956: Premio Jean Vigo: Gran premio de la Academia francesa
- 1961: BAFTA: Nominada al Premio ONU
22 marzo, 2014 en 11:18 AM
«Un anciano maestro de Zen estaba rodeado por sus discípulos.
Uno de los alumnos se levantó y, muy respetuosamente preguntó:
—Maestro, ¿cuál es la esencia de las cosas?
A lo que respondió el venerable anciano:
—Sólo la mente tiene esencia, porque es lo único que existe.
De repente, el alumno cogió una piedra del suelo y la arrojó con fuerza a la cabeza de su maestro, mientras le decía:
—Pues si esta piedra no existe, ¿tampoco le provoca dolor?
El anciano, tras lanzar un lastimero alarido, empezó a sangrar copiosamente por la herida provocada por la pedrada. Acto seguido, y sin perder la calma, sacó un pañuelo de la manga y lo aplicó a la brecha sangrante.
—Violento discípulo, aunque el dolor sea inexistente, no por ello deja de ser dolor. »
Me recordaste esta lectura, como también lo hizo leer a Primo Levi y su trilogía… Leer y leer y leer… y que la lectura fuera piedra que me golpeara e hiciera brecha sangrante invisible… leer y leer y leer y a la vez, «humanizarte» en desprotegerse de lo protegido que es leer lo que otros sufrieron… que duela es lo más sano que nos puede pasar…
Un abrazo, Joséluis
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