Una de las más lúgubres maniobras de nuestras democracias es convertir la búsqueda de la verdad en delito y, de paso, hacer creer que las reflexiones que emanan de esa búsqueda sean consideradas subversivas o radicales.
El principio motriz del sistema educativo debería encauzarse de tal modo que todos aprendiéramos a pensar. Porque cada «idiota» que la nueva ley desea incorporar es contraproducente para el resto de la sociedad.
Educar para pensar frente educar como adoctrinamiento… cada idiota producido es un afianzarse en el que nada cambie… El sistema educativo se regula y se constriñe dentro del mismo sistema que regula y todo constriñe… ya eso solito da que pensar…
Un abrazo, Joseluis
9 junio, 2014 en 9:58 PM
Educar para pensar frente educar como adoctrinamiento… cada idiota producido es un afianzarse en el que nada cambie… El sistema educativo se regula y se constriñe dentro del mismo sistema que regula y todo constriñe… ya eso solito da que pensar…
Un abrazo, Joseluis
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