Una de las más lúgubres maniobras de nuestras democracias es convertir la búsqueda de la verdad en delito y, de paso, hacer creer que las reflexiones que emanan de esa búsqueda sean consideradas subversivas o radicales.
Nunca sabe uno por dónde te puede salir una peregrina! Me vino del mar sin cantos de sirena, y a su paso el horizonte y las aguas se cerraron colapsando todos los caminos.