Una de las más lúgubres maniobras de nuestras democracias es convertir la búsqueda de la verdad en delito y, de paso, hacer creer que las reflexiones que emanan de esa búsqueda sean consideradas subversivas o radicales.
¿No sabes qué hacer este fin de semana? Te invito al cine
Calvary
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El arranque de la película te invita a la reflexión. «No desesperéis, uno de los ladrones fue salvado. No presumáis, uno de los ladrones fue condenado». A partir de ahí, la moral cristiana ante un confesionario, dibujando las consecuencias de una sexualidad mutilada y de una comunidad golpeada. Irlanda como eje de unos acontecimientos ya conocidos por todos. «Probé semen por primera vez a los siete años. ¿No tiene nada que decir? Como primer comentario es asombroso. ¿Está siendo irónico? Perdón, comencemos de nuevo. ¿Qué es lo que me quieres decir?, estoy aquí para escuchar lo que me quieras decir. Me violó un cura cuando yo tenía siete años». Hay buenos diálogos, hay humor negro, y hay una evidencia social e histórica que necesita una revisión profunda.
El Padre James Lavelle (Brendan Gleeson) está dispuesto a conseguir un mundo mejor. Le apena comprobar la cantidad de litigios que enfrentan a sus feligreses y a la gente de su parroquia, y le entristece que sean tan rencorosos. Un día, mientras está confesando, recibe una amenaza de muerte de un feligrés anónimo.
Premios
2014: Premios del Cine Europeo: Nominada a Mejor actor (Brendan Gleeson)
2014: Festival de Gijón: Sección oficial largometrajes a concurso