Una de las más lúgubres maniobras de nuestras democracias es convertir la búsqueda de la verdad en delito y, de paso, hacer creer que las reflexiones que emanan de esa búsqueda sean consideradas subversivas o radicales.
Escucha este tema Juan Pablo II y resucita, levita, hace dos piruetas con doble mortal y cae de pie, frente al altar (a poner un poco de orden)! A veces nos dejamos llevar…