Breves:
Siempre tuve miedo de perderme en alguna canción, recreada por mi. Por eso dejé que fueran otros quienes lucieran en mi piel las zancadillas de la vida y firmaran con otro sello lo que acontece en la trastienda. Podía habitar la sensación, el despliegue emocional al ser escuchada, y sentir que alguien (muy lejos de mi) vivía conmigo la misma circunstancia. Esa sensación y ese repliegue sin necesidad de explicación alguna, envuelta en un nuevo sonido capaz de bifurcarse por las venas, vino un día a mi y comprendí lo que era la música.
(fue uno de los primeros discos que me dejó columpiarme sobre el aire: había otros planetas, otras tierras que habitar, y existían guitarras azules)