Breves:
Quedé hace poco con un amigo de la post-adolescencia, en el bar que regento cuando no tengo nada para escribir. No nos habíamos visto en los últimos veinticinco años. Lo reconocí en cuanto le vi acercarse, con esa barriga llena de matrimonios y de niños. Él no se percató, y me dijo que le avisara por favor cuando viera entrar por la puerta a un despistado en busca de pasado. Me hizo una señal hacia la mesa del fondo, y que le llevara una cerveza y un bourbon. Le dejé la cerveza… y puse la canción que me regaló un día de mi cumpleaños.
No se movió hasta que terminó de escucharla, y cuando se giró pude ver sus lágrimas, y los dos regresamos atrás como solo lo pueden hacer quienes han vivido un trozo de vida.
12 julio, 2015 en 8:44 AM
En un abrazo el viejo oxigeno recarga la vida por años. La recuperación del sentido y la fuerza para continuar. De encuentros y des-encuentros al lado del camino es esta vida.
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