Breves:
Obligado me siento a etiquetar en Política las declaraciones del Obispo de San Sebastián (que no de Donostia). Su adscripción al pensamiento místico, irreverente e intolerable de lo que dice llamar su doctrina religiosa, forma parte ya del archivo de ilustres pedagogos del cristianismo. Le gusta hablar, y mucho, y tiene la capacidad de ser noticia por la ingente cantidad de astracanadas que puede llegar a decir sin que se le manche el cuello de la camisa.
En esta ocasión arremete contra lo que él llama la ideología del género y nos hace llegar que ésta no es sino una metástasis del marxismo, asumida ahora por la cultura secularizada. Sus declaraciones, fundamentadas en el vacío de su dios inexistente e inspiradas en el libro «El Señor del Mundo», de R. H. Benson, dan buena fe de la dimensión humana a la que puede llegar quien se siente por encima del bien y del mal. Y para darle más brío y arrestos a su filosofía de cabecera, nos dice que tras la caída del muro, el alma de Occidente lo ha ocupado ese nuevo pensamiento, usurpando el lugar (entre otros) al humanismo cristiano.
Hay que joderse, don josé ignacio! Igual consigue usted que más de uno vayamos a sus homilías a configurar nuestro anquilosado pensamiento crítico. Pero nada, a seguir bien, y recuerdos a ese señor del mundo que tan buena onda le trae, y tan inspirador se muestra a sus pies.