Breves:
¿Se debe saber «herir», también a quien se ama? Infligir ese dolor necesario no es un mal de por si, ya que a veces es irremediable tener que enfrentarse a un destino esquivo. Todos no sufrimos por igual, pero todos reaccionamos ante un elemento extraño que nos advierte, que nos aclimata. El daño es un vendaje que cubre todas las heridas, y que nos educa para reinterpretar las consecuencias. Ausentarse de él es no saber traducir la vida.