Seminario: Redes Sociales, Nuevas Tecnologías, e Interrogantes
“3 – El olvido de los vínculos afectivos y la invasión de la distracción”
Hoy a las 20’00 horas, y organizado por la «Asociación de Madres/Padres del Colegio Floreaga», de Azkoitia, proseguimos (y damos por finalizado) el presente ciclo dedicado a las Redes Sociales.
«Estamos más distraídos y confundidos que en cualquier otro tiempo del pasado.
Nunca antes habíamos tenido más información a nuestra disposición. Nos llega a través de los canales de radio y televisión, de los medios escritos, de Internet y hasta en los comentarios y conversaciones. Es tanta y tan variada la información que nadie es capaz de procesarla e identificar que es verdad y que es mentira. El resultado de ese océano informativo es la confusión. Los gobiernos están felices porque han descubierto que más útil que mentir es confundir y saturar a los ciudadanos con muchas versiones de la realidad, casi todas verosímiles y creíbles, pero casi todas también falsas.
Estamos permanente distraídos, con la atención puesta en demasiadas cosas simultáneamente y eso nos hace vulnerables. Hemos abierto demasiadas puertas y la atención que requiere atenderlas a todas nos va condenando poco a poco a la individualidad, nos va convirtiendo en individuos que se bastan a sí mismos, que pueden prescindir, cada vez con más confort, de la vida en comunidad».
(Giorgio Agamben )
Consumidos por tantos dispositivos se nos olvida dónde hemos de prestar mayor atención. El tiempo discurre ocupándonos de él como si fuera un mercado nada ambulante. Muchos padres creen que hay que ocuparlo, darle sentido llevando a sus retoños a todas las horas extra-escolares, y pocos lo atienden sentándose con ellos a contemplar la nada despreciable aventura de enfrentarse a sus silencios. La afectividad también necesita de muchas horas fuera del recinto escolar, pero por una razón u otra no se le presta ni la atención debida ni el esfuerzo preciso. El verdadero peligro que temen muchos adultos no está en la calle, ni en el colegio, ni en las redes sociales, sino en el «confortable recinto familiar» donde la educación es la prolongación del convulso sistema de consumo.

Photo by Joséluis Vázquez Domènech
22 enero, 2016 en 7:27 AM
Y no es que estemos solo distraídos, sino que, además, no perdemos un segundo de nuestro cómodo tiempo para filtrar e indagar (pensar, en una palabra), en la maraña de información que nos llega a través de tanta fuente tecnológica que nos va a licuar el cerebro.
Por otra parte, la educación se inicia y es prioritaria en el «confortable recinto familiar»; justo de donde se huye porque es más cómodo y cobarde regalar a los hijos el dedo en forma de todo tipo de artilugios tecnológicos para que se entretengan, no pregunten y nos dejen tranquilos, que sentarse con ellos para razonar, investigar y pensar acerca de la cara oculta de la luna. No sea que nos vayan a encontrar aquello que no deseamos se sepa de nosotros mismos, es decir, nuestras propias carencias y vergüenzas. Y de paso, los hijos no nos roban nuestro preciado tiempo insípido…mejor les llevamos a la escuela, y, por supuesto, a clases extra-escolares para que no les quede tiempo que robarnos en «el confortable recinto familiar.
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