Primer análisis fundamental
Desde un aspecto sociopolítico, hay una cuestión que, indudablemente, debemos poner sobre la mesa (entre otras cosas porque no lo van a hacer los demás, no al menos del mismo modo).
Estamos ante la constatación de un proceso selectivo en el que la ciudadanía vasca considera innecesaria la presencia de los partidos estatales como representantes de sus deseos. Este hecho forma parte de un largo proceso que habita en el imaginario colectivo, como respuesta a las políticas y discursos beligerantes que hemos sufrido en el País Vasco desde Madrid con excesiva asiduidad, tanto por parte de los populares como por parte de los socialistas. Recordemos, por ejemplo, el año que Julio Medem presentó el documental La Pelota Vasca (La piel contra la piedra), un año de ataques constantes y de vejaciones continuadas, a la que prosiguieron otros acontecimientos que culminaron en 2009 con la lehendakaritza en manos de Patxi López de un modo un tanto rastrero e ilegítimo.
El desplome del PSOE viene además respaldado por una abierta indisposición social hacia un partido que está completamente secuestrado por las élites y el poder (representados por los que han dado en llamar Barones), y que se refleja muy bien en la figura de un Felipe González arrogante y dispuesto a hacer saltar por los aires los deseos de una amplia base social del propio partido, cada vez más lejos de sus verdaderos dirigentes. Y si sumamos a ello las políticas liberales y su alineación con Bruselas y los designios de la OTAN, queda un poso difícil de olvidar.
No hay que dar muchas explicaciones sobre la «intachable» trayectoria del PP hacia una continuada confrontación que, incluso, pudo maquillar Arantza Quiroga, pero que ya se encargó la cúpula de apartarla del camino.
Por tanto, podemos determinar sin grandes vacilaciones, que ambos partidos son hoy un lastre para la mayor parte de la ciudadanía vasca, y como tal las dos formaciones están recibiendo un “maltrato” acorde con sus propios movimientos. Tardarán unos años en volver a conseguir verdadero protagonismo.
Lógicamente, la aparición de Podemos ha favorecido que miles de electores escaparan de un partido que hace mucho tiempo dejó de tener relación alguna con las políticas de izquierdas. Pero curiosamente, y al mismo tiempo, ese mismo partido ha mitigado la debacle socialista, al no terminar de consolidar el espíritu de la verdadera construcción de un movimiento que exigía una mayor implicación social, y así minimizar el ánimo combativo de un gran colectivo que se ha quedado en casa viéndolas pasar.
Así es, la Historia reciente, pasa factura. Y el país de la lluvia se desprende de la mochila, para caminar más ligero y subir a la montaña sin la España rancia y obsoleta, amiga de la polémica y las más estúpidas de las bravuconadas.
A volar se ha dicho! Bye bye…
P.D.: os dejo un tweet de un socialista; responsable de comunicación del anterior Gobierno de Patxi López (ahí es nada)
Socialistas, os voy a ser franco: estoy hasta los cojones de todos nosotros. No sé si coger el tren en Atocha y no bajarme hasta París.

Photo by Joséluis Vázquez Domènech