Una de las más lúgubres maniobras de nuestras democracias es convertir la búsqueda de la verdad en delito y, de paso, hacer creer que las reflexiones que emanan de esa búsqueda sean consideradas subversivas o radicales.
Guardaba en los bolsillos de su gabardina más recuerdos que los que podía soportar, y no conseguía sino caminar encorvado porque le pesaba más la vida que el ansia de respirar.
26 marzo, 2017 en 8:11 PM
Muy bello, y muy triste. Pero hay que tratar de caminar erguido para apreciar el aroma de los celindos y las lilas…Que florecen, como los amigos.
Me gustaMe gusta