Mientras el espacio público virtual parece extender la diversidad, tiendo a pensar que cada vez es más complejo aislarse y proclamar particulares modos de ver el mundo.
Doy especial importancia a esa búsqueda, a ese modo de observar, a esa lucha por ser diferente. Pero no por el hecho de ser, no por el deseo del hecho diferencial, sino por la radical apuesta por ser uno, por identificarse con unos planteamientos impares, ajenos a la zozobra mediática y a la uniformidad.
Este espacio es un reencuentro con la habitación propia, ese territorio que nos queda por volver a conquistar, y así descubrir tu propia desnudez frente al mundo. Es de recibo ser diferente, y creo que cada vez más, se está volviendo necesario.
——————————————————————————————————–
El hombre cruzado de brazos en medio del saludo nazi
La propaganda bélica alcanzó su máximo esplendor en la II Guerra Mundial, tanto en el bando aliado como en las fuerzas del eje. Y fue usada con profusión, tanto como método de empuje y aliento para las propias filas, como de descrédito, desmoralización y desinformación en las lineas enemigas. La siguiente foto, sin nada fuera de lo común en apariencia, fue lanzada sobre suelo alemán, apelando a los contrarios al régimen nazi a que tomasen la misma actitud que uno de los hombres de la foto. Esta fotografía hizo famoso a August Landmessser, aunque la identidad de este hombre se supo mucho después.
Fue trabajador de los astilleros Blohm und Voss de Hamburgo hasta 1938, fecha en la que fue hecho prisionero por la Gestapo, siendo condenado por aplicacion del artículo 2 de La Ley para la Protección de la Sangre y el Honor Alemanes. Dicho artículo prohibía las relaciones sexuales extra-conyugales entre judíos y alemanes. El artículo 5 de la misma ley establecía en su apartado 2 que “el varón que viole la prohibición del artículo 2 será castigado con pena de prisión con o sin trabajos forzado”. Se casó el 21 de abril de 1935 con la mujer de ascendencia judía Irma Eckler.
En 1931 se había afiliado al N.S.D.A.P. (Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán) con la esperanza de poder conseguir un trabajo gracias a su pertenencia al partido, ya que en esos años dominados por la dictadura del Partido Nazi, quien no estuviera en sus filas tenía muy difícil conseguir un empleo.
En agosto de 1935, la solicitud de matrimonio de ambos fue rechazada por el origen judío de su mujer. Por lo tanto, las dos hijas del matrimonio, Ingrid e Irene, nacidas en octubre del 35 y julio del 37 respectivamente, nacieron ya en lo que se consideraba una deshonra para el orden social de la raza aria. Tras varos juicios, fue definitivamente condenado a dos años y medio de trabajos forzados en el campo de concentración de Borgermoor. Y su mujer corrió la misma suerte después de ser condenada, y fue llevada a Lichtenburg, para ser posteriormente trasladada al de Ravensbruck (ambos solo para mujeres), donde murió en enero de 1942, como tantas otras mujeres judías en ese campo de concentración.
August fue liberado a principios de 1941 y llevado a continuar sus trabajos forzados en una fábrica de coches para el ejercito, despues de ser obligado a alistarse al I Batallon de libertad condicional “999”. Desde finales de ese año no se volvieron a tener noticias de él, lo que hace pensar que muriese en alguna de las batallas en las que participó ese batallón.
15 diciembre, 2014 en 6:39 PM
¡Muy bueno!
Me gustaMe gusta
7 junio, 2015 en 12:50 PM
¡Gracias!
Me gustaMe gusta
27 noviembre, 2015 en 3:47 AM
Saber que hay personas como tu, conscientes y veraces, son como un oasis para el alma.
Gracias
Me gustaMe gusta
11 enero, 2016 en 12:49 AM
Conocía la foto, pero desconocía la historia, así que genial. Bueno, para el pobre August y su mujer e hijas, no. En fin… así va el mundo.
Me gustaMe gusta
5 abril, 2016 en 12:33 PM
Es complejo aislarse… pero hay ventanas que ayudan, o que, afirman y confirman tales momentos, personas como tú, Menéndez Salmón, en su último libro “el sistema”, nos confirman que sí, estamos sólos, conscientemente.
Me gustaMe gusta
28 febrero, 2017 en 2:06 AM
Desconocía ésta historia. ¿Qué habrá sido de las hijas? Interesante reflexiones aunque necesito leerte más. Saludos desde Buenos Aires, Argentina!
Me gustaMe gusta