Una de las más lúgubres maniobras de nuestras democracias es convertir la búsqueda de la verdad en delito y, de paso, hacer creer que las reflexiones que emanan de esa búsqueda sean consideradas subversivas o radicales.
Es deplorable imaginar cómo se puede sentir una mujer forzada a detenerse en el camino. En el camino por el que transcurría, como nosotros, con la ilusión de convocar a sus alumnos hacia el aprendizaje. Es del todo doloroso sentir cómo alguien es capaz de segar la vida por el ampuloso y deleznable deseo de sentirse superior, de creerse dueño de los cuerpos que fagocitan sus escabrosas neuronas, su falo erecto de miseria y depravación.
El abismo está a nuestros pies, y seguimos permitiendo la cosificación de la mujer, el perverso maltrato a la que se la somete en cuanto la oscuridad toma las calles. Hoy me siento gravemente perjudicado, como hombre y como compañero. Y solo puedo mirar a mi alrededor y avergonzarme, y agrietar el horizonte con mis uñas y mi tristeza.
No quiero ni pensar, en lo que se puede llegar a sufrir, mientras un eslabón perdido de la civilización deshumaniza la vida, y fosiliza el alma, nuevamente de una mujer.
Me duele cerrar los ojos y pensar, tan siquiera pensar cómo ha sucedido todo.
Quizás todo el profesorado deberíamos detenernos a reflexionar, e invocar a lo más profundo de nuestro ser para hacer realidad aquello que debe ser uno de los pilares de la educación; salvarnos, aunque sea un poquito, de tanta barbarie.
Muchas mujeres no odian a muchos hombres por el mero hecho de ser hombres, sino porque éstos se empeñan en ser sus verdugos, sus maltratadores, sus proxenetas, o sencillamente la frontera que les separa de sus sueños. Muchas personas en todo el mundo no se manifiestan frente a las embajadas de los Estados Unidos porque éstos sean un país de naturaleza demoníaca, sino porque sus gobernantes alimentan la guerra, expanden el miedo, o en resumidas cuentas globalizan la barbarie. Muchos habitantes no quieren desterrar a príncipes y reyes porque éstos se presentan con una corona en sus cabezas, sino porque su impostura, prepotencia y engaño desborda los límites de todo equilibrio. Muchos niños no aprenden a lanzar piedras contra los judíos por la sencilla razón de que éstos vivan en Israel, sino porque les han arrebatado sus casas, desplazado de sus tierras, robado el agua, y en definitiva, usurpado toda perspectiva de futuro.
/Muchas veces las fotos no parecen corresponderse con la realidad. Pero eso, gracias a la incongruencia artística, es otra Historia/
La barbarie se mimetizó junto al modelo machista y patriarcal de colonización grupal. Pero creo que es la psicopatía del poder la que forma parte de las reglas ocultas de la civilización, que se me antoja violentamente repetitiva.
“Hay que tener el coraje intelectual de reconocer de una buena vez que es muy poco lo que se sabe de los indígenas que habitaron nuestra tierra y que existen muy pocas posibilidades de que lleguemos a saber mucho más.” Renzo Pi Ugarte
Incluso en los propios países donde han habitado desde las supuestas descolonizaciones e independencias, los indígenas han sido (y los siguen siendo) tratados como caricaturas o pobres indios con taparrabos, y no han salido bien parados de las diversas políticas que, menos integrarles o ayudarles, les han sido completamente perjudiciales.
Es del todo necesario enseñar qué sucedió realmente, llamar a las cosas por su nombre, y reconocer el genocidio ejercido en mil y un confines del universo. Mientras sigan enseñando en las escuelas (por ejemplo) que Colón descubrió América, estamos tan solo respaldando la masacre, el etnocentrismo y la barbarie.
Un indígena no es un hombre desnudo en medio del bosque al que hay que transformar, es uno de los orígenes del conocimiento, la puerta abierta para ver el destello de la naturaleza y nuestras pisadas en medio del universo.
(el único centenario que hemos de celebrar es el de la revisión de la historia, otorgando a cada cual el valor de su presencia en este mundo sanguinario)
Hace bien poco se celebró en Madrid una reunión especial del Comité contra el Terrorismo del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. En el encuentro se trataron (eso nos cuentan) medidas para prevenir y luchar contra los flujos de los llamados combatientes terroristas extranjeros. En ninguna hoja de ruta estaba prevista investigar la política internacional de Estados Unidos. Las cosas así, ya sabemos una cosa más. Esos flujos de combatientes se van a extender, y gracias a cumbres impertinentes como éstas, nos anuncian la extensión de los planes bélicos (estrategia geo-política la llaman ellos). Destrozado Oriente Próximo, todo indica que le toca el turno a Asia Central. Rusia, China, India e Irán van a sufrir el hostigamiento dentro de sus fronteras o próximos a ellos de grupos extremistas religiosos o separatistas. Ya sabéis, financiados y con una planificación a largo plazo que volverá a traer el amargo sabor del imperialismo más ruin. Prosiguen las guerras, y se extiende la barbarie.
Arrastro divergente los cúmulos de las piedras que se vuelven musgo cuando el tiempo y la humedad gangrenan las heridas. El desgaste no es proporcional al conflicto de intereses con la vida, sino a la inversa. El sacrificio me remite a la intemperie, a la compasión mostrada cuando cruzas las calles y te tropiezas con todos los andares de domingos centelleantes que te observan y muestran con el índice y los ojos brotando de sus arcos que tus pasos adolecen del orgullo del homo erectus triunfante y vitalista. Soy un mendigo de tu mirada, proscrito en mi tierra, y que ha llegado desde el vértice y la eclosión de la raza humana, atemperado por la sequía del desierto y las olas del estrecho. Si de convivir se tratara no atravesaría las vías en las horas marchitas de tus noches, y a buen seguro desayunaría con ese olor de los hornos a buena marcha y del café rociando las primeras palabras. Arrastro hasta el alba la ocasión perdida del sueño enmohecido, y cubriendo mis espaldas de la inquina y el esperpento me topo con el primer barrendero que sale a oficiar y limpiar el derroche. Los primeros sonidos de la ciudad filtran mi soledad, y a dentelladas conspiran contra mi presencia, y he de abandonar todo lugar que tú ocupas. A duras y con penas descubro que mi rincón lo ocupa un nuevo habitante, y soy incapaz de mostrarle que soy dueño de propiedad alguna, y menos de ésta. Ambos somos refugiados, hipotecados de por vida hasta que alguna suerte postergue tanta civilización y barbarie.
Invisivilizados, solo nos quedan pocas y amontonadas palabras.
Debate en Televisión: Ética y Banca – Vivir con la amenaza Terrorista
Prosiguen mis reflexiones en el programa de ETB2, Por fin, viernes.
«Una Sociedad que se preocupa del interés y del rendimiento del dinero es una sociedad que manifiesta una carencia social significativa».
«Mostrar el horror de los grupos terroristas ayuda a saber cómo es la maldad humana pero no nos ayuda a comprender las razones por las que está sucediendo ésto. Si vamos a Estados Unidos vamos a llegar mucho más rápido y lo vamos a comprender mucho mejor. Los movimientos estratégicos de Estados Unidos durante los últimos años son muy curiosos, y automáticamente hacen posible que salgan Ejércitos de Liberación por el mundo como setas. El Ejército de Liberación de Kosovo es un ejemplo clarísimo de lo que sucedió en Yugoslavia, el Ejército de Liberación de Libia es otro ejemplo clarísimo, y el Ejército de Liberación de Siria es el último, que ni es ejército, ni es de liberación, ni es de Siria. Son ejércitos comprados con mercenarios. Lo ha dicho el ministro alemán de Defensa: Qatar es el cajero automático de EI. Lo ha dicho Hilary Clinton: Arabia Saudí financia el yihadismo. Y Estados Unidos e Israel son más crueles que la mayoría de los grupos terroristas del mundo juntos.».
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Es probable que la gran pregunta no se la debamos hacer al sistema, o a los partidos, o a quienes nos gobiernan. Nosotros también tenemos el deber de interrogarnos y saber qué hacemos para alterar estos mecanismos financieros que tanto nos oprimen. Nosotros también debemos ser responsables de nuestros actos, porque tenemos una obligación moral con nuestros semejantes para dejar de apoyar el sistema bancario tradicional, que se nutre de nuestra ignorancia para seguir haciendo uso del dinero invirtiendo en armas, en guerras, y en cualquier materia que le conceda el más mínimo lucro.
Autocrítica! También deberíamos interrogarnos sobre nuestra labor en los debates, en todos los medios públicos, y recapacitar hasta qué punto tenemos el derecho de poder trasladar la opinión que nos parezca oportuna o hacer lo posible para que los diálogos y nuestros pensamientos reconduzcan el principio de la justicia social, o al menos la búsqueda del bienestar común. Os invito a ver el final del programa, y comprenderéis la razón de mis palabras.
¿No sabes qué hacer este fin de semana? Te invito al cine
El Hundimiento
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La decadencia moral e ideológica se muestra para que seamos conscientes de ella, y para que actuando en consecuencia seamos capaces de impedir que hechos de este tipo vuelvan a suceder. Pero por muy triste que parezca, dicha decadencia no solo continúa, sino que se está convirtiendo en uno de los pilares de la modernidad.
La entrada del nuevo siglo no nos está ayudando a eliminar tanta impunidad, y este mismo año, los fascistas, cientos de mercenarios, los militares de la alianza atlántica y los estadounidenses, siguen promoviendo la guerra y el odio, y miles de ciudadanos ucranianos han de vivir en sus carnes una nueva tragedia. Mientras, nuestros políticos, nuestros vecinos, y muchos europeos, terminarán interrogándose (como lo hace una de las secretarias de Hitler) por la incapacidad de reacción, sin poder dar crédito a todo lo que está aconteciendo en el patio de nuestras casas.
Berlín, abril de 1945. En las calles de Berlín se libra una encarnizada batalla. Hitler (Bruno Ganz) y sus fieles se han atrincherado en un búnker. Entre ellos se encuentra Traudl Junge (Alexandra Maria Lara), la secretaria personal del Führer. En el exterior, la situación se recrudece. A pesar de que Berlín ya no puede resistir más, Hitler se niega a abandonar la ciudad y, acompañado de Eva Braun (Juliane Köhler), prepara su despedida.
Premios
2004: Nominada al Oscar: Mejor película de habla no inglesa