Poemario Disidente:
(accidentes inesperados)
Has tardado mucho en desvincularte y regresar al punto de partida primordial. La soledad siempre ha de ir con nosotros, y ahora la buscas entre los vestigios de un sueño que no terminaste de precisar. Una esquela apareció en las páginas de tu diario sentimental, y diste incluso por muerto ese infatigable mundo que otros muestran con tanta frivolidad.
/Si pudieras añadir una nueva categoría en el acontecer de esas representaciones que te provocan tanto malestar, sé que convertirías en delito que alguien te conminara a amar/.
Los huesos a un lado y tu voluntad inquebrantable accidentada por esa eterna indisposición. (No es fácil comprender la sencillez).
Todos tardamos mucho…, en olvidar lo que nos enseñaron y aprender a pensar. Y te cuesta creer que los caballos también tienen memoria y que los sonidos eternos insistirán… Las apariencias siempre van por delante de la verdad y los enamorados se dicen todo incluso antes de conocer su realidad.
Y prefieres vivir invisibilizada a que quebranten lo que has conseguido labrar. Adviertes que entre la bruma, piedra a piedra, quienes habitan tus periferias reconstruyen siempre el mismo nicho para el mismo funeral. El almacén ya está cubierto de helechos y moho, y hay que darse lentitud para no volver a errar…
Te comprendo. Callo a tu lado y mis manos te despiertan, sin necesidad alguna de nombrar tanto bienestar. Y de vuelta ni tan siquiera giras la cabeza, porque sexo que flota cuerpo que aprende también…, a meditar.
Sobre la bóveda has dibujado un cielo azul que no te atreves ni a nombrar. Cuando colisionas te gusta caminar descalza por la orilla y, tímida, desnudar al menos tu espalda y vestirte con ese olor a mar.
Y aunque calles, sé que tampoco esta vez me vas a llamar.