Un dominio propio

Una de las más lúgubres maniobras de nuestras democracias es convertir la búsqueda de la verdad en delito y, de paso, hacer creer que las reflexiones que emanan de esa búsqueda sean consideradas subversivas o radicales.


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Contra tu soberbia (y II)

02- Entre tú y yo (Historias para no olvidar)

Tú puedes ser un banquero, un tirano, un político, una reina, un empresario, un juez, un policía, una periodista, un alcalde, un  verdugo, un obispo o incluso un esposo receloso. Yo, puedo ser una niña, un balsero, un pescador, una mariscadora, tu esposa, un agricultor, cualquier ciudadano anónimo y hasta tu propio profesor.

Entre tú y yo hay infinidad de acontecimientos difíciles de olvidar. Historias que te delatan, y que es preciso recordar.

Llevamos siglos viéndonos las caras, y por muy difícil que parezca entenderlo, sigues ahí…, amenazando todas mis demarcaciones y perforando mi cerebro sin complejos. Eres el rey que te has atribuido la potestad de hacer amigos que te cubren de dinero, y yo un desorientado ciudadano al que le cuesta comprender la razón de ser de este macabro juego. Santo Tomás defendía tu figura, como gobernante y pastor, como la mágica unión entre el Estado y la Iglesia, y por obra y gracia de dios tu semen no para de engendrar nuevas coronas y nuevas tropelías.

A tu lado se sientan muchos acreedores. Dos de ellos son el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, que rápidamente se convierten en organismos de destrucción masiva. Desde mi cabaña he visto como han llegado a nuestras selvas compañías petroleras y de gas, mineros y empresarios, apoderándose de hasta las semillas de las tierras que lloran. Habéis dinamitado nuestros campos y nos habéis obligado a endeudarnos. Soy un pobre campesino, desterrado y humillado, y sin ningún tribunal que avale ni tan siquiera mi existencia.

Te vi  hace poco en una rueda de prensa. Yo estaba en una camilla, con ambas manos crucificadas por tus concertinas. Una herida abierta en mi brazo izquierdo, y un corte en la planta de los pies. Dos dedos han perdido toda movilidad. Yo estaba malherido, pero podía escuchar tu discurso sanguinario; tomando medidas disuasorias contra mí, y pidiendo informes para saber si las cuchillas tenían efectos en las personas. Estoy internado en un centro para extranjeros, pero antes de caer rendido puedo oirte decir que “en la defensa de los derechos humanos, nadie nos va a ganar”.

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Con un fuerte golpe sobre la interminable mesa de madera has dictado sentencia. A mi pequeño pueblo de Palestina nos ha llegado la noticia de que una Corte Internacional ha constatado que el levantamiento del muro y los asentamientos son ilegales. Cada mañana cuando despierto, una interminable valla custodiada por varias torres de vigilancia me impide ir a jugar con mis primos, que están al otro lado. Bajo el único olivo que quedó en pie guardé la chaqueta que llevaba mi padre cuando dos tiros le sesgaron la vida.

Acabo de salir del túnel. Trece horas después de dibujar mis pulmones con mercurio y picar la pesada piedra que trasladé sobre mis espaldas con un martillo de cuatro kilos. Me lo dijo hace dos años mi madre; ya no podrás ir al colegio y acompañarás a tu padre a la cantera. Cada año mueren 38.000 niños como yo en accidentes de trabajo. También sé que Colombia es uno de los países más minados del mundo (y con más víctimas de esas minas antipersonas). Y así es, ya consiguieron que dejáramos de ser personas, mientras tú inviertes en bolsa depreciando el valor del maíz, y compras lingotes de oro que eran polvo de muerte en la aldea que me vio nacer, y ya a nadie puedes ver.

He dado un portazo y me he encerrado en la habitación. Mi cuerpo es legislado como si yo fuera suelo a expropiar. Mujeres de todo el mundo somos despreciadas sin complejos, ignoradas en la coexistencia y cosificadas hasta doblegar nuestra intimidad y nuestros cuerpos. Acabo de regresar de una habitación “clandestina”, y no hago más que mirarme en el espejo y auscultar mi presencia con la mirada. Estoy difuminada. Apenas si tengo capacidad para darme significado, para comprender tanto veneno. Tú querías obligarme a ser madre, violando mi autonomía y mis derechos, plegado a tu jerarquía ministerial, y orgulloso de tu corrupta ideología.

Por hoy ha terminado la jornada laboral. Hemos estado recogiendo gravilla con las manos para después meterla en contenedores de plástico que, al final, transportamos sobre nuestras cabezas. Mi marido no sé donde está. Se lo llevaron por carreteras asfaltadas con mi gravilla en una furgoneta llena de soldados armados. Tú, hombre religioso donde los haya, y tal vez por ello elegido Ministro de Defensa, sabes mucho de venta de armas. Estos días de guerra te tengo muy presente, cada vez que mi espalda se contrae para erguirme por mi vida; cada vez que de regreso a ninguna casa la sangre mancha mis pisadas.

Con cada letra del abecedario podríamos empezar miles de historias que nos pondrían los pelos de punta y, achatada por los polos, el alma. Así es nuestra Tierra. Somos ya muchos quienes coincidimos en la necesidad de cambiar. Nos queda la protesta; salir a las calles y dibujar más que pintadas de amor y libertad. Las ofensivas han llegado ya a las puertas de nuestras casas. Y por todo ello, además de gritar, queremos ir hacia ti, y mostrarte en persona las consecuencias de actos tan vejatorios, tus actos. Sabedores de las “indecorosas” consecuencias que ello tendría, tú, y todos los que son como tú, respondéis con la nueva Ley De Seguridad Ciudadana. Y sumamente agradecidos, nos instituimos en tu enemigo.

Con tu soberbia y tu maldad congénita has inundado de piedras la distancia que nos separa. Entre tú y yo solo queda la grieta. No podemos cruzarla, ni trasladarnos a los confines del universo para esquivarla y atravesarla por su esquina más remota. Entre tú y yo el deshielo ya es un hecho, y la glaciación ha comenzado. No preguntes por mí en ninguna de tus próximas reuniones. Es posible que me haya levantado, mientras veo como se tiñen de miedo las suelas de tus zapatos. Eleva un muro allá donde estés, porque el sufrimiento necesita detener su soplo, y cuando el malestar supere al miedo, no solo comprenderás tu inquebrantable acto de mala fe, sino que podrás ver miles de yos acudiendo a derribar tu muro, y tu infame procacidad. Porque entre tú y yo, has planificado perfectamente nuestra venganza.

Publicado en Iniciativa Debate

http://iniciativadebate.org/2014/01/22/contra-tu-soberbia-ii/


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Contra tu soberbia (I)

01- Buscando a nuestro adversario

El Estado español es el primer enemigo de sus habitantes. Ir contra él no es ya un derecho, sino un deber de todos los ciudadanos. La ilegalización del PP debería ser el primer paso. El segundo, la ilegalización del PSOE… Han manifestado sin complejos su animadversión con la soberanía popular, y han decretado la injusticia como su forma de gobierno.

Respetar todas las decisiones judiciales procedentes de las escombreras es como admitir el hedor que irradian y propagar su validez y, lo que es peor, las dramáticas consecuencias que de ellas se derivan.

Cuando unos pocos incautos establecen unos parámetros sociales y políticos que constriñen la vida de las mayorías y sólo benefician a quienes suplantan la democracia por la autoridad encallada en el absolutismo, sus afluentes han de ser taponados, en defensa de los principios básicos de todos nuestros derechos.

Quizás debamos de ir olvidándonos de las estrategias que se hayan de utilizar para conseguir tales objetivos. Imposibilitados como estamos de alterar el curso de los acontecimientos, esto es, sin recursos jurídicos ni participativos que apoyen la causa justa de nuestras vidas, estamos obligados a validar las revueltas y las protestas como ejercicios legitimadores de la defensa de nuestros intereses.

No existen herramientas para que la voluntad popular pueda ver reflejada su mirada en ningún espacio de decisión. El desmembramiento de cualquier proceso democrático quedó colapsado desde que el capitalismo y los hilos conductores de sus objetivos se enemistaran voluntariamente con la capacidad de elección de la ciudadanía. Son nulas las posibilidades de atravesar las tierras enfangadas sin pavimentar los caminos; no podemos alcanzar ningún sueño porque nos arrebataron las llaves de la puerta de entrada al escenario político. La polis no nos pertenece.

Conscientes de toda posibilidad de intervención, reinventaremos la política fuera de esta democracia, la justicia al margen de este poder judicial, y el gobierno al margen de este Estado. Dicho trabajo ha de ser el punto de partida de una verdadera transición y el germen del nacimiento de una nueva estrategia: la aniquilación del sistema que nos colapsa.

Rodeados de mentiras como estamos, la mayoría de términos políticos instaurados en nuestra memoria colectiva se borrarán por ineficientes, y se invalidará con ello la Historia manipulada. Reescribir desde la experiencia, desde el daño y desde el sufrimiento de los amordazados es una posibilidad de construir un nuevo modelo de sociedad. Probablemente, la única posibilidad de exterminar del trono la arrogancia y el desafío de los poderosos miserables que interceden por nosotros sin contar con nosotros.

Dirigir y diseñar el futuro hablando de mayorías absolutas, de acatamientos constitucionales o del cumplimiento de las leyes ha de ser una mínima secuela del pasado. Porque sabemos que tales mayorías ni existen ni nos representan, que sus constituciones solo propagan la chispa de la desesperanza, y las leyes nunca son reflejo de nuestros intereses, más bien barreras infranqueables para alcanzar ningún logro. (las espinas que vigilan sus frutos)

Photo by Joséluis V. Doménech

Superados todos los límites, cada cual ha de suplir su transigencia por la rebelión llegado el momento oportuno, y cada cual actuará en consecuencia consciente de la opresión sufrida, sabiendo que sus actos son la respuesta a la negligencia, al despropósito, y al más vil de los secuestros.

El ciclo de la reflexión termina cuando no hay más que reflexionar, y se saben ya los mecanismos que han procurado los ricos para defenestrar a sus contrincantes, los herederos del infortunio.

Quien insiste en hacernos creer que va a solucionar los problemas miente, porque solo el pueblo puede resolver sus propios dilemas. Dejar en la conciencia de otros el camino que has de trazar con tus pasos es contravenir tus ideas y volatilizar tus sueños.

Las cartas están marcadas desde antes de  que nacieras. Un entramado pedagógico seductor de pacifistas desea mostrarte el camino, para que sientas nauseas de ti mismo ante la sola idea de dejar libre el camino de la desobediencia. Cada institución, gobierno o corporación que te rodea viste trajes de armadura, diseñadas para que no puedas ofrecer la mínima resistencia. Y el discurso de la no violencia, prolifera desde sus cloacas para mantener impolutos sus cofres llenos de hurtos y raterías.

Todo está diseñado para que reviente tu estómago antes que la justicia valide su existencia. Solo puedes avanzar insignificante a la desgracia ajena. Avanzar por los senderos ya marcados, donde tu mirada se vuelve niebla, y comienzas a olvidar la razón humana. Un día despertarás y te verás rodeado, en medio de una sociedad claudicada, amortajada y sin rumbo. Millones de ciudadanos oprimidos y desvalidos ejecutando la siniestra marcha de la resignación. El dinero en tus bolsillos o la ilusión infame de tu inocencia o bondad fortalecen tu concordia,  del mismo modo que fortalece  el deseo de negar la lucha.

Pero escucha. No existe ninguna posibilidad de alterar el orden sin ella. Solo existe el sistema opresor para defender sus intereses, que está a mil leguas de tu mínima esperanza.

Puedes proseguir tu camino en paz, pero cuando todo se derrumbe,  no vuelvas la cabeza para observar los restos del saqueo. Tu propio Estado, te habrá devorado.

P.D.: Yo también sugiero Mover Ficha

Publicado en Iniciativa Debate

http://iniciativadebate.org/2014/01/15/contra-tu-soberbia-i/