Un dominio propio

Una de las más lúgubres maniobras de nuestras democracias es convertir la búsqueda de la verdad en delito y, de paso, hacer creer que las reflexiones que emanan de esa búsqueda sean consideradas subversivas o radicales.


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Sånger från andra våningen (Songs from the Second Floor)

 ¿No sabes qué hacer este fin de semana? Te invito al cine

Canciones del segundo piso

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Hay películas que emergen por el mero hecho de ser diferentes, por mostrar la realidad de modos completamente alternativos, por enfocar los espacios construyendo escenarios inverosímiles, por construir narraciones sorprendentes, por contrarrestar los convencionalismos del cine de masas o porque, sencillamente, son inolvidables (entiéndase éste término en su sentido más estricto, no olvidable). La primera entrega de la trilogía de Roy Andersson sobre la existencia humana reconstruye los personajes y las situaciones como obras para instalar en un museo, con un impacto visual extraordinario. Hay que admitir que estamos ante uno de los realizadores más sorprendentes y corrosivos, y solo por ello, se merece un inmenso abrazo. 

http://www.pelispedia.tv/pelicula/canciones-del-segundo-piso/

Título original, Sånger från andra våningen (Songs from the Second Floor)

Año, 2000

Duración, 98 min.

País,  Suecia

Director, Roy Andersson

Guión, Roy Andersson

Música, Benny Andersson

Fotografía, István Borbás, Jesper Klevenas, Robert Komarek

Reparto, Lars Nordh, Stefan Larsson, Bengt C.W. Carlsson, Torbjörn Fahlström, Rolando Núñez, Sten Andersson, Lucio Vucina, Per Jörnelius, Peter Roth, Klas-Gösta Olsson, Nils-Åke Eriksson, Hanna Eriksson, Tommy Johansson, Sture Olsson

Productora, Coproducción Suecia- Noruega- Dinamarca

Género, Drama. Comedia | Comedia negra. Surrealismo

Sinopsis

Mientras se producen una serie de hechos que parecen anunciar un próximo caos, un hombre comienza, gradualmente, a ser consciente de lo absurdo del mundo y de lo difícil que resulta comportarse y vivir como un ser humano. 

Premios

2000: Cannes: Premio del Jurado

2000: Premios Guldbagge (Suecia): Mejor película, director, guión y fotografía


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Nos vamos de boda

Y de postre Rajoy!

A estas horas ya habrán dado el sí. Y el presidente del gobierno estará tentado de hacerse con un puro habano para celebrar acontecimiento tan importante: la boda del señor Maroto. Este ciudadano se ha casado con otro hombre. En ningún caso el hecho me merece atención para poder difundirlo (y mucho menos para criticarlo), pero claro, esto comienza a parecerse a un cuento de Disney. Tanto el mandatario del estado español, que también lo es de su propio partido, como el propio tomador de las arras, son protagonistas de un acontecimiento que ni debemos, ni podemos olvidar. El 30 de septiembre de 2005 el Partido Popular puso un recurso en el Tribunal Constitucional contra la ley del matrimonio homosexual que aprobó en su día el gobierno de Rodríguez Zapatero. Es decir, Mariano Rajoy y Javier Maroto, que cobran sus sueldos, representan, y trabajan dentro de la estructura de ésta organización,  pusieron contra las cuerdas la posibilidad de que las personas del mismo sexo pudieran contraer matrimonio. Es más, Rajoy tomó como propia la decisión de recurrir los matrimonios gays. Ahora, éstas mismas personas, una porque le toca de cerca, y la otra porque parece comprenderlo mejor de lo que pudiéramos creer, van a festejar un acto social del que su propio partido reniega. Que el actor protagonista defienda públicamente esta función nos parece hasta reconfortante, pero que ahora sea el vicesecretario de Acción Sectorial del Partido Popular  resulta hasta rocambolesco. Es cierto, Javier Maroto estará en contra de esa ley y su impugnación, pero no lo es menos que ha tomado la decisión de invitar a la boda a quien tomó la iniciativa para que no pudiera darse ésta. A todas luces, circense. Pero de eso trata la política, de esquilmar puertas adentro la moral y las leyes que se exhiben públicamente, sin que importen en ningún caso ni la existencia de contradicciones profundas ni los discursos que para los demás elaboran tan alegremente.
Todo huele a podrido. Pero es que a estas alturas ya no nos sorprendería ni la noticia de una adopción por parte de los felices esponsales de un recién nacido (huérfano) sirio, haciendo honor al demérito inconfesable por el que al parecer, tanto luchan.
Que venga dios, y lo vea…