Una de las más lúgubres maniobras de nuestras democracias es convertir la búsqueda de la verdad en delito y, de paso, hacer creer que las reflexiones que emanan de esa búsqueda sean consideradas subversivas o radicales.
El 16 de octubre de 1968, en la Olimpiada de México, durante la ceremonia de entrega de medallas de la final de 200 metros lisos, dos atletas negros pasaron a la historia por alzar sus puños (enfundados en sendos guantes negros) mientras sonaba el himno estadounidense. Este acto de rebeldía frente a la opresión que recibían de la raza blanca fue rápidamente castigado, y el C.O.I. les expulsó de la villa olímpica y de su equipo «por utilizar el deporte para reivindicaciones políticas». Fueron despreciados en un primer momento pero con el paso del tiempo consiguieron ser vistos como figuras reconocidas.
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Lo más sorprendente es saber quién era el tercer atleta que estaba con ellos en el podio, y saber qué fue de su vida futura. Hay que hacerle una mención especial porque Peter Norman no era de Estados Unidos y tampoco era negro, pero aún así tomó partido y lució el emblema del Black Power con una pegatina que llevaba en su chándal. También fue expulsado y en su país de origen (Australia) le prohibieron poder volver a participar en otros juegos olímpicos, sufrió severas depresiones, llegó el divorcio, el alcoholismo y su muerte por un infarto a los 64 años.
Su marca personal sigue siendo a día de hoy el récord en Oceanía (20’06), y aún así se le vetó su participación en la inauguración oficial de los juegos en Sidney-2000, sin que pudiera participar en la vuelta de honor al estadio. Apartado y excluido en su propio país por solidarizarse con la causa negra, fueron Tommie Smith y John Carlos (los dos atletas estadounidenses) quienes portaron su féretro el día del entierro, como homenaje a su particular lucha por los derechos humanos.
1- Faisal bin Hassan Trad, embajador de Arabia Saudí en la ONU en Ginebra, fue elegido en junio presidente de un grupo de expertos independientes en el Consejo de Derechos Humanos de la ONU. Este cargo le otorga el poder de seleccionar candidatos de todo el mundo allí donde las Naciones Unidas tienen mandato en materia de derechos humanos.
3- Hace tres días, 28 de septiembre de 2015, en la Asamblea General de la ONU, Barack Obama descarta promover una alianza internacional para acabar con el terrorismo (Estado Islámico o ISIS), y propone a Irán y Rusia diplomacia, para tratar de alcanzar una solución «política» al conflicto en Siria y para «resolver las tensiones en Ucrania».
Estos acontecimientos no hay que tomarlos como graves excepciones que tienen lugar en los despachos y reuniones de esta organización. Son la esencia misma que brota de cada asamblea. Una envenenada agrupación de Estados que propician el desaliento y la impotencia en quienes asistimos a sus maniobras, que jornada tras jornada proyectan la crueldad que les caracteriza. Veamos sino la lectura que subyace en ellos…
1- La coalición liderada por Arabia Saudí acaba de bombardear Yemen y deja un reguero de sangre, matando «por error» a muchos civiles que estaban celebrando una boda.
2- Israel bombardeaal ejército sirio en la frontera con los altos del Golán. El Consejo de Seguridad de la ONU considera los Altos del Golán como un “territorio ocupado” por Israel.
3- Barack Obama y sus amigos repudian el terrorismo y nos bombardean con las imágenes de decapitaciones y macabras actuaciones de los integrantes del Ejército Islámico, pero ante la propuesta de Rusia de unir fuerzas para luchar contra ellos le contestan que eso no es posible sin antes derrocar al presidente sirio Bachar Al Asad.
Tan solo tres noticias con sus verdaderos destellos, que muestran claramente que estamos gobernados por una serie de psicópatas que una vez que llegan al poder se permiten desvalijar el mundo en honor a su alter ego y sus lucrativos pensamientos.
(Frente a un muro que estamos obligados a derribar)
Estados Unidos está presente en todos los procesos que causan furor entre aquellas poblaciones que quieren vivir ajenas a las guerras y a las intervenciones militares.
Lanzada la bomba atómica en Hiroshima promueve siete décadas después un Acuerdo de Seguridad con Japón, «obligando» a este país a cambiar una legislación contraria al uso de las armas.
Es una constante que por su reiteración resulta hasta irrisoria. Este país es especialista en liderar alianzas, bloques o planes, tamizados con nombres que llaman a la búsqueda de la paz o el diálogo pero que siempre, siempre, esconden detrás el despliegue de su artillería, de su modelo comercial imperialista y su beligerante estrategia para seguir liderando el rumbo de un mundo que se resquebraja a trompicones.
El anecdotario (expuesto por Chomsky en una de sus tantas conferencias) de algunos de sus presidentes merecedores de los premios «Nobel de la paz» reflejan bien a las claras un diario de antecedentes penales difíciles de superar. Con respecto a la conquista de la mitad de México, Roosevelt explicaba que era inevitable, que era altamente deseable para el bien de la humanidad que los estadounidenses expulsaran a los mexicanos de su tierra, y que estaba fuera de consideración alguna esperar que los tejanos se sometieran al dominio de la raza más débil. Y por supuesto, robarles Panamá a los colombianos también fue un gran logro para el futuro de esa gran tierra que es América. Del mismo modo Woodrow Wilson «salvó» Haiti, asesinó a miles de personas y dejó el país destrozado y en ruinas. Lo propio hizo con la República Dominicana. Hasta tal punto es miserable el discurso de este gremio de políticos y pensadores que les adulan que el idealismo wilsoniano es visto como el principio guía de la política exterior de los Estados Unidos, un principio que no ha cesado y que sigue minando la paciencia y la vida de millones de personas. Jimmy Carter (reconocido por su infatigable trabajo por los «derechos humanos») apoyó el régimen del dictador Somoza e incluso creó y entrenó una milicia nacional que masacró a la población y dejó en la cuneta a 40.000 personas. La razón de dicha actuación fue una broma de muy mal gusto; expresaban que Estados Unidos no quería controlar Nicaragua y otras naciones de la región, pero que tampoco podían permitir que los sucesos escaparan de su control. Deseaban, como siempre, que dicha nación actuara independientemente, excepto cuando esa independencia afectara a los intereses de los Estados Unidos. La democracia es buena a los ojos de ésta administración si es coherente con los planes económicos y la estrategia de esta depravada unión de estados aniquiladores. Tal y como dijo Thomas Carothers, todos los presidentes estadounidenses son, por alguna curiosa razón, esquizofrénicos, una patología que ataca a la gente cuando entra a la Casa Blanca; apoyan sinceramente la democracia pero la hacen pedazos en cuanto ésta nada quiere saber de sus políticas. Obama aceptó el golpe militar que derrocó la democracia en Honduras, y se felicitó por las elecciones posteriores que tuvieron lugar bajo el nuevo régimen militar. Lo que no dijo fue que así conservaba la base militar dePalmarola, fundamental para sus planes dado que la mayoría de países latinoamericanos han ido expulsándoles por su extremado apego a la injerencia. Esclarecedoras son las palabras de Correa, presidente de Ecuador, cuando dijo que aceptaría bases militares en su tierra si Obama les permitía a ellos establecer otra base cerca de Miami. Negada la condición fue cerrada la base de Manta. Así las cosas el ilustre último presidente está militarizando ahora Colombia y Panamá, no vaya a ser que el auge independentista en el sur del continente le deje fuera del juego.
Desgraciadamente podríamos ampliar la hemeroteca hasta aburrir al más osado lector, pero llegados a este punto nos basta con decir que todas las bases militares tienen un único fin; permitir a este imperio la posibilidad de que la agresión y la intervención no cesen en todo el mundo. Eso si, en una denodada lucha contra el terror.
Ya no da rabia. Dan asco. Y debemos aprender a nombrarles sin tapujos, como merecen, reafirmando los criterios objetivos de colonización y mostrando todos sus movimientos como flagrantes acciones de maléfica intención. No debemos sonrojarnos por tratarlos como elementos conspiradores contra la paz mundial, y debemos olvidar todas las reticencias a ser tachados de marxistas, anarquistas, comunistas o funambulistas. Cualquier estudio histórico analizado sin lupa permite que afloren las heridas que muestra nuestro mundo, y da como resultado final una contundente afirmación: Estados Unidos promueve guerras, terrorismo, intervenciones, despotismo e imperialismo comercial y militar, instala acuartelamientos para operaciones secretas y no tan secretas, financia grupos de presión y represión, espía todo lo que se mueve, persiste en controlar todos los recursos naturales y artificiales, da alas al negocio de las armas, planifica golpes de estado, impulsa las grandes migraciones, da la espalda a los derechos humanos, le importa un bledo la muerte de millones de personas y, lo que es peor y más denigrante, dice hacerlo en nombre del progreso y de la paz mundial.
Estamos dejándonos llevar por una nueva etapa donde el academicismo más burgués y rancio está liderando (al igual que sucede con la mayoría de los medios de comunicación) propuestas y enfoques teóricos que se alejan completamente del respaldo a la justicia y a la libertad, haciéndonos creer que la caída del muro es un punto y aparte, reflejo del fracaso de cualquier tipo de socialismo o de comunismo que hayamos podido conocer. Y nada más lejos de la realidad, el socialismo está aún por llegar y urge una declaración universal que destrone la ideología imperante y todos sus armazones. Y urge reconstruir un camino que se dirija de verdad hacia políticas solidarias y soberanas. Porque soberanía es precisamente lo que nos han arrebatado, y autoafirmación aquello por lo que debemos luchar.
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Yankees, go home!
(El departamento de estado de Estados Unidos ha denegado el visado de entrada al periodista Manuel Martorellpor denunciar la tragedia del pueblo kurdo, y justifica esta acción diciéndole que ello es debido a sus actividades terroristas. Me uno a su causa y muestro desde aquí el más absoluto desprecio a estos impertinentes juegos diplomáticos)
Hace ya más de tres años que acudí al Parlamento Europeo, no invitado para ninguna farsa, y tampoco con la intención de promocionar su alianza. Bien al contrario, hubiera deseado que la visita hubiera sido para festejar su desmoronamiento, a modo de hecho histórico en el que celebrar la muerte de una institución creada para retomar la esclavitud y mediar entre las élites y el poder de las finanzas.
A día de hoy estas palabras recobran más fuerza, y seguro también, más adeptos para la causa. Pero siempre me he mostrado reticente con los apoyos a destiempo, con el clamor popular una vez divisados todos los horizontes. A pocos se les escapa ya la idea de que el ataque frontal sufrido por Grecia responde a esas maniobras endiabladas para atar en corto cualquier protesta contra la Troika. El índice de paro o pobreza, la sangría de una deuda perpetua o el sabor amargo de la indigencia no son motivo alguno para alterar sus políticas. Pero si lo son la rebelión y la ira, la lucha por no doblegarse ante tamaña injusticia. Estos hechos sí representan el vértigo para los verdugos, el punto de inflexión para redoblar fuerzas y asestar el golpe definitivo.
Enumerar todos los acontecimientos vividos en los despachos de Bruselas es igual a informar sobre todas las contingencias vividas para prolongar la injusticia y cometer mil y una fechorías con la excepcional colaboración de la opacidad de guante blanco. Las Democracias Cristianas y las Sociales Democracias hunden sus raíces en los cimientos de esta lenta agonía, y dudar de su protagonismo en este lamentable episodio es distorsionar una vez más el curso de nuestra cruel Historia. Pero aún hay más, no incidir en dónde reside la culpa o en quién funda e inspira la comitiva de tanta venganza, es seguir dando alas a los organizadores de uno de los capítulos más negros de la Europa Moderna.
No es improcedente hablar de «ajuste de cuentas». Bien al contrario, es el resumen de toda esta farsa narrada desde Berlín hasta Madrid para mitigar la protesta y no extender la euforia del comprometido activista. Tsipras perecerá bajo el fuego de su propia plaza en Syntagma doblegado por el furor indiscriminado de unos líderes europeos inyectados de rabia ante el empuje de unos exigentes y bienintencionados políticos griegos. Al margen de procurar un alivio a la causa griega, han optado por colapsar el auge de la democracia y quemar en la hoguera al insurgente líder de la revuelta.
Este incidente no es circunstancial. Forma parte de de todo un pack de políticas inscritas en los planes estratégicos a largo plazo fomentados por los lugartenientes del terror. Es igual hablar del despliegue de tropas de la OTAN en los límites de la actual Rusia, del acuerdo secreto del TTIP, del advenimiento de los bancos, de la supuesta guerra contra el yihadismo, o de la elaboración de leyes convulsas defensoras de los pagos de las deudas. Quienes residen en las instituciones monetarias internacionales, pero en el caso que nos ocupa en las europeas, son los artífices de seguir disparando contra la Democracia y continuar asediando a quienes han alzado la voz, por primera vez en mucho tiempo de una manera tan rotunda y convincente, contra sus indiscriminados ataques a la población helena.
Ir contra el mercantilismo Europeo tiene un precio, y ese es el castigo. En esa premisa se inscribe la represalia. Syriza no ha sido el causante del declive económico y social de su país (ya venía de hace tiempo), pero sí ha sido el detonador de la fuerza multiplicadora de la protesta y de la lucha por la justicia. Y dentro de los términos de esa hipótesis, se re-formula el más vil de los atropellos contra los pueblos.
Es fundamental recordar que la Unión Europea está concebida desde hace mucho tiempo por anglosajones y nazis, claro está, contra los intereses de la antigua URSS. Y que dicha unión respalde al gobierno ucraniano no es una mera casualidad, sino un incidente más en la consecución de los objetivos criminales que la sustentan. Recordar que la guerra económica declarada actualmente contra Rusia (camuflada como siempre bajo las denominadas «sanciones»), es otra maniobra para que ese sangrante proyecto europeo siga adelante. Porque todos deberíamos ser conscientes a día de hoy que esta alianza imperialista no está proyectada para unir, sino para separar; para dividir y expulsar a Rusia definitivamente, hasta que incluso la memoria colectiva sea incapaz de identificar a este país con nuestro continente.
Así podemos observar claramente que avanzar desafiando la estrategia europea lleva consigo la más violenta de las reacciones. El problema de deuda griego no es la causa de todo este espectáculo, insisto, sino el enfrentamiento de Syriza a la dantesca obra que está capitalizando en este momento Angela Merkel. Todos los estados industrializados no tienen cómo pagar sus deudas.
Tal y como he señalado anteriormente, lo que verdaderamente me preocupa es la narración exacta en tiempo real de los acontecimientos, y claro está, de las insurrecciones y sus protestas. Y no esperar a ver las cenizas para lanzar consignas ya desvencijadas. Y en este contexto hay que reincidir y volver a recordar a Podemos y a cualquier formación que se precie de luchar por la verdadera dignidad de sus representados, que no hay posibilidad alguna de manifestar adhesión alguna a su causa mientras no se plantee de un modo contundente, por escrito y ante notario, la inmediata salida de la Unión Europea.
Tener que obligarnos a repetir una y otra vez que el funcionamiento de esta comunidad política está infectada por un virus que desprecia completamente los derechos humanos y la causa de los más necesitados, es una labor que ya nos extenúa. Los tratados, acuerdos, decretos, normas, leyes y comisiones que nos proporciona la Unión Europea son contrarios y contraproducentes contra la más mínima reputación que desee albergar en su interior la verdadera construcción de la democracia.
Y menospreciar este discurso, o no contemplarlo aludiendo que una salida del euro sería una catástrofe para toda la ciudadanía, es seguir apoyando la barbarie, y seguir siendo cómplices de la infinidad de delitos que se están cometiendo y que se seguirán gestando dislocando las vidas de quienes viven en todos los estados europeos, y mucho más allá de sus fronteras.
Contra el crimen no se gana asistiendo a sus fiestas, sino alejándose del poder de sus leyes y sus estrategias.
Otra vez, dejo constancia de mi paso por la capital de las fechorías, y de aquellas palabras que escribí para nunca olvidarlas.
Photo by Amaia Fuertes
El valor del Respeto
«Hay quien creyendo buscar un digno comportamiento, considera incluso un valor el respeto hacia todas las personas y todas las instituciones. Pero olvida que dicha actitud puede convertirse en una perversa manifestación de la sumisión, e incluso en un atropello del derecho a la reivindicación de la libertad.
(A veces, hay que acudir allí donde nos doblegan, y dejar constancia de que para ser respetado se debe tener un mínimo sentido del deber. Y aquí simbolizo, a las puertas de su casa, el menosprecio absoluto con que nos trata el Parlamento Europeo).» 05 – 03 – 2012
Más de quinientos inmigrantes murieron en las aguas del Mediterráneo los primeros cien días de este año. Quince mujeres han sido asesinadas por violencia machista. La nueva ley reguladora del derecho al asilo es excesivamente expeditiva. Se calcula que unas treinta mil personas viven en las calles. Faltan trabajadores sociales en los centros de internamiento. Desde su inicio se han registrado casi cuatrocientas mil ejecuciones hipotecarias. El Tribunal Europeo de Derechos Humanos y Amnistía Internacional abordan la cuestión de la tortura en España. La explotación laboral crece sin medida. Y así las cosas, la Comisión Estatal contra la violencia, el racismo, la xenofobia y la intolerancia abre expediente a los promotores de la pitada contra el himno y estudia sanciones. Hay que joderse!
Me gustaría recordar a mucha gente que se erigió en árbitro de la paridad y de la lucha por la presencia de la mujer en la política, que en sus filas («Podemos», por citar un partido) ya han dado muestra de lo que puede llegar a suceder al respecto, y un claro ejemplo lo tenemos en sus candidaturas de las próximas elecciones. Criticar como se hizo a Syriza, sin saber muy bien qué mujeres hay en sus filas, y qué cargos ostentan, fue un emplazamiento fácil y una llamada de atención poco decorosa.
Invito a quien proceda a que cuando una mujer política en España, con un cargo de éstas características sea capaz de ofrecer un discurso semejante, nos lo haga saber. Y entonces, y sólo entonces, hablamos sobre la «nula existencia y participación de la mujer en Syriza».
«Señores y señoras, agradecemos su presencia en este acontecimiento, de hoy 4 de abril, que es de importancia histórica y señala el comienzo del reembolso de una verdadera deuda: la de decir la verdad y de rendir cuentas ante el pueblo y la sociedad griega sobre cómo esa deuda fue creada e inflada, deuda que permanece suspendida sobre la cabeza de la ciudadanía y de las jóvenes generaciones. La deuda pública es utilizada como un instrumento de chantaje y de dominación, como medio de sumisión, bajo unas condiciones que no tienen nada que ver con uno de los objetivos de los estatutos europeos: el de garantizar la prosperidad de los pueblos y de las sociedades. Unas condiciones que en lugar de asegurar los principios ecuménicos de democracia, igualdad, equidad, respeto a los derechos humanos y a las libertades, así como al progreso social, producen el encogimiento de los espacios democráticos, discriminaciones, exclusiones, miseria y crisis humanitaria».