MiCita con las palabras
Creer es un método magistral para llenar vacíos. Y creer en Dios una de tantas formas para buscar sentido… allí donde no lo hay.

Photo by joséluis vázquez domènech
Creer es un método magistral para llenar vacíos. Y creer en Dios una de tantas formas para buscar sentido… allí donde no lo hay.
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Es curioso. Pero precisamente aquello que no elige, es lo que supuestamente hace feliz a la mayoría de la gente. Su familia, su colegio, su pueblo, sus tradiciones o sus sueños. Esta anécdota debería hacernos pensar, hasta poder llegar a la determinación de que en el ser humano hay un extraño componente que le lleva a claudicar, más veces de las que debería, ante un autoritarismo externo que lo socializa. Solo así podemos llegar a entender esa fe por las democracias y las religiones que las acompañan.
Y cada vez más…, duele esa lucha por la libertad.
«Si, la fe trasciende la razón, como un criminal trasciende la ley… Y huye de la razón porque ésta amenaza su cómoda burbuja de la ilusión». Son algunas de las perlas de Pat Condell, cansado de que cada vez que nos hablan de religión, no podamos poner en entredicho todas las trampas con las que nos intimidan en nombre de la fe. Yo estoy con él, entre otras cosas, porque el respeto ni ha de ser universal ni popular, precisamente porque lo que no podemos es soportar miles de infamias, injusticias e injurias a las que nos someten toda clase de instituciones o «personalidades» que deberían estar enterradas en las orillas del olvido.