Un dominio propio

Una de las más lúgubres maniobras de nuestras democracias es convertir la búsqueda de la verdad en delito y, de paso, hacer creer que las reflexiones que emanan de esa búsqueda sean consideradas subversivas o radicales.


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Al revés

Breves: 

(sin bondad)

Lo que podría ser lógico se convierte en una excepción, y lejos de poder elogiar la bondad estamos a las puertas de tener que reconocer que lo que triunfa es el terror.

Incluso lo «democratizan» llevando a los parlamentos la necesidad de tener que ir a la guerra. Y quien pretende cerrar las puertas a todo abuso de poder es tratado de ingenuo o bonachón, constatando que la humanización del dolor se ha desvinculado de las fronteras que puedan ir más allá de las líneas de nuestra piel.

El sufrimiento ajeno es cada vez más un acontecimiento, incluso una película en color, pero nunca una profundización de nuestro propio daño. Habitamos dentro de una fortaleza construida a través de todos los medios de comunicación, pero no lo olvidemos, también respaldada con nuestra propia simulación.

Hemos llegado a ser unos expertos en cosificar al «otro».

Somos basura, y ya no se trata de que el mundo esté al revés y de que todo esté enredado y no seamos capaces de ver, sino que hasta podemos llegar a decir con total tranquilidad que la próxima generación va a asistir al irreverente fenómeno que va a suponer el triunfo de la estupidez.

Photo by Joséluis Vázquez Domènech

Photo by Joséluis Vázquez Domènech


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Castidades usurpadas

ContraCorriente:

Si no entendemos bien el sentido de la sexualidad nos podemos encontrar con graves problemas, derivados muchas veces por los desórdenes morales y éticos que nos atenazan, y otras tantas por no reconocer que ésta abraza todos los aspectos de nuestra persona.

La castidad puede ser el mejor ejemplo para entender las consecuencias que pueden derivarse de la represión y negación del placer. Para los católicos es una virtud, pues robustece enormemente esa voluntad de resistencia. Pero ya miles de sacerdotes saben y han vivido en sus propias carnes que para ello se precisa de una enorme fortaleza.

A principios de 2016 se va a estrenar un documental que va a dar mucho que hablar, «Amores Santos». Su realizador quiere mostrar y denunciar esa doble moral que nos trasladan muchos religiosos homosexuales, que condenan la homosexualidad pero la practican puertas adentro. Para ello un actor ha contactado con muchos de ellos y el resultado serán muchas escenas de curas de todas las confesiones dejándose llevar por la lengua viperina del diablo.

Dener Giovanini ha realizado así un acto reivindicativo que beneficiará a toda la comunidad sexual en general y a todos los ministros de la iglesia en particular, porque sacar a la luz la verdad siempre es un acto que ayuda a comprender mejor la sociedad.

Si no entendemos bien el sentido de la sexualidad nos podemos encontrar con graves problemas…, y si no alcanzamos a comprender que la castidad es una paranoia nada ornamental que lo que pretende es doblegar a través del poder, seguiremos abriendo puertas a uno y mil escándalos