Una de las más lúgubres maniobras de nuestras democracias es convertir la búsqueda de la verdad en delito y, de paso, hacer creer que las reflexiones que emanan de esa búsqueda sean consideradas subversivas o radicales.
“Enxaneta” es el niño o niña que llena de emoción la finalización de los castells, al subir a lo más alto y hacer el gesto de la aleta para mostrar al público que el castillo está coronado. Luego hay que bajar sin caerse. Seguí su concentración con una curiosidad absoluta; quería atrapar su determinación una vez finalizada la acción, y poder resumir en su mirada el lema de los castellers: fuerza, equilibrio, valor y juicio.
¿No sabes qué hacer este fin de semana? Te invito al cine
Carancho
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Cine negro, crudo, sin artificios y sin amaneceres solventes, rodado entre las pérfidas calles de Buenos Aires. Y con Ricardo Darín, siempre Darín! Sexto largometraje de Pablo Trapero para mostrar el rostro de los negociantes sin escrúpulos, de los submundos que se apropian hasta de las heridas de nuestros propios accidentes. Thriller de carácter social pero a flor de piel, porque lo que en realidad desea mostrarnos es una historia de amor, transmitida como procede…, asistiendo a ella desde una intimidad que casi nos acaricia.
Después de haber perdido su licencia, el abogado Sosa (Ricardo Darín) ingresa en una sociedad ilegal que se encarga de provocar accidentes automovilísticos para estafar a las aseguradoras. El destino hace que un día Sosa conozca a Luján (Martina Gusmán), una médica de un hospital de Buenos Aires.