Un dominio propio

Una de las más lúgubres maniobras de nuestras democracias es convertir la búsqueda de la verdad en delito y, de paso, hacer creer que las reflexiones que emanan de esa búsqueda sean consideradas subversivas o radicales.


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Contra el optimismo incendiario

ContraCorriente (buscando nuevas miradas). 

En excesivas ocasiones se está arrinconando al individuo en un espacio en el que con sus propias armas y desde su soledad, ha de mantener una lucha abierta para poder lograr, no ya algunos objetivos que van más allá de los necesarios, sino incluso esos objetivos básicos de la vida cotidiana (como puede ser el de una supervivencia digna).

Con el fin de conseguir dicho fin, y envuelto con una aureola de sacrificio y de la reivindicación de la lucha interna, se nos sitúa en el centro del problema, para de ese modo hacernos ver que está en nosotros mismos la solución a la mayoría de dificultades que podemos arrastrar a lo largo de la vida. Esta visión, está respaldada por una amplia literatura, y promocionada desde círculos de pensamiento cercanos al liberalismo más extremo, en el que se puja por la pugna entre los ciudadanos, en lugar de promocionar la cohesión social y la solidaridad. Hablamos del Pensamiento Positivo…

Photo by Joséluis V. Doménech

Photo by Joséluis V. Doménech

Contra el optimismo incendiario

Lo que más puede atormentar a un sufrido ciudadano que está procurando alzar su voz, su rabia o su voluntad de recuperarse de una calamidad, es todo un grupo de pensadores intentándole convencer de que en sus propias reflexiones está la trampa de su destino.

No importa que la aflicción que podamos padecer en algún momento de la vida sea producida por un acontecimiento externo a nuestra voluntad (bien por una enfermedad cancerígena, un atropello en un accidente de tráfico, o la muerte de un ser querido), o sea debida a una decisión propia que no se ha sabido reconducir (como puede ser enamorarte de un fascista, sobrevivir a una intoxicación etílica, o formar un  tandem con una tuna que en sus comienzos fue el grupo de boy scouts más activo del barrio).

Todo es perfectamente posible en la nueva filosofía del milenio. El pensamiento positivo no solo nos puede salvar de las calamidades ajenas, sino que del mismo modo, posee una inusitada fórmula para hacernos emprendedores de la feliz conquista de nuestras vidas. Todo es superable desde el momento en que nada es cierto y nada es real. Porque el mundo, es lo que tú piensas. Así que el mundo…, está a tus pies.

La inquina voluntad del individuo (aquella que procura atarearse para aproximarse a la realidad) es un obstáculo, una trasgresión que va a impedir alcanzar los buenos objetivos. Éstos, por buenos, deben estar en contacto permanente con los buenos pensamientos, y éstos, harán perecer la triste letanía de los acontecimientos.

En línea directa con estos argumentos hay un hecho que no podemos dejar pasar de largo. Al igual que nuestra pasión positiva puede ayudarnos en nuestras metas, la de todos juntos puede ser como sentir la mano de Dios. Acción social directa contra el enemigo. Nuevas estrategias revolucionarias con la llegada de un nuevo siglo.

Pero, ¿quién es el enemigo? No es la bolsa de New York, ni las reformas laborales, ni un ejército de células malignas, ni el Banco Central, ni las guerras devastadoras, ni el coche que se te vino encima a doscientos por hora circulando en dirección contraria. No. El enemigo eres tú. Porque posees tu propio imán. Tu poder de atracción es descomunal. E incluso hay momentos que cuando despliegas toneladas de pensamientos positivos, alteras la fuerza gravitatoria de la tierra, y Newton resucita para recomponer su fórmula, y considerar que la aceleración de la gravedad es inversamente proporcional a la fuerza mental de un grupo de positivistas haciendo control mental en la Alpujarras.

No es ninguna broma. Puede llegar a ser incluso insultante. Si nuestros pensamientos encierran la posibilidad de generar transformaciones efectivas pueden, lógicamente, reconducirse hacia perversas manifestaciones de la realidad.

Rhonda Byrne es autora del libro “El Secreto”, un best seller con protagonismo indiscutible en las estanterías de los libros de auto-ayuda. Su notoriedad se hizo patente  al ser  invitada al programa de Oprah Winfrey por partida doble. Preguntada por el tsunami de 2006 sobre cómo podía haber sucedido, llegó a decir que las víctimas debieron de haber enviado esas vibraciones, y que atrajeron el maremoto porque no nos pasa nada que nosotros no atraigamos. Punto y final.

Estamos obligados a desterrar de la faz de la tierra estas sórdidas interpretaciones. “Nos impiden convivir con el sufrimiento de forma natural, y nos imposibilitan poder poner en común experiencias y discursos que no estén programados desde ese forzado optimismo”*. Los sentimientos que podemos asociar con la ira, la tristeza o el desconsuelo han de ser arrojados al precipicio, dado que solo una actitud positiva puede liberarnos del malestar. Hasta tal punto puede llegar esta psicosis que el hecho de padecer un cáncer se llega a considerar un “don”, porque estamos ante la oportunidad de convertirnos en personas mejores, ante un regalo de la vida que hará que podamos apreciarla y disfrutarla más.

Mi sistema inmunológico se está debilitando. Asistimos al desembarco de los gurus del nuevo positivismo, de la filosofía constructora del sujeto activo, capaz de alterar su situación adhiriéndose al sensacionalismo más pueril. No importa que te hayan despedido del trabajo, eso significa que ha llegado el momento de superarte a ti mismo, para buscar y rastrear en tu interior esa fortaleza que siempre has tenido, pero que hasta ahora no habías podido acreditar. No importa que tu marido haya muerto y dispongas de una pensión que apenas puede sujetarse con pinzas, porque ha llegado el momento en que has de empezar a comprender que la edad no es barrera para empezar de nuevo. Y no importa que te despiertes con un tipo loco por la música de Bisbal. Ahora sí que no importa nada, es el gran momento para darle un vuelco a tu vida.

«La vida siempre espera situaciones críticas para que surja tu lado más brillante» (nos dicen sin cesar)

Así es. Estoy a punto de contribuir a la creación de un grupo paramilitar con el único fin de asestar un golpe al centro del universo, y robar la energía necesaria para distribuirla entre los más necesitados. Y al mismo tiempo, aprovechar para destronar del poder a esa camada de sabuesos teñidos de rosa, y depositar sus restos en un escaparate de El Corte Inglés.

No podemos contener la irritación, sencillamente, porque no podemos permanecer ausentes. El sol sale todos los días, si, pero la oscuridad lo devuelve a su sitio de una patada, noche tras noche, luna tras luna. 

* “Sonríe o muere. La trampa del pensamiento positivo”, Barbara Ehrenreich, Editorial Turner, Madrid, 2012

Publicado en Iniciativa Debate

http://iniciativadebate.org/2013/11/19/contra-el-optimismo-incendiario/