Café L’or
¿Te imaginas algo mejor que el oro? Son las palabras que envuelven el aroma de un café. Por sorprendente que parezca el mensaje llega directo, se entiende, y al espectador no le cabe duda de que pocas cosas habrá que superen al metal dorado.
Un beso entre las piernas un lunes por la mañana. Una canción escondida en la memoria. El vuelo de una bandada de estorninos. La floración descubierta de una peonía. La mirada indiscreta e inesperada de alguien que sabes no volverás a ver. Una ola que ha sobrepasado el límite de tu presencia. Un sol sin fuerzas que ya abraza al agua. Un paseo con un tubo de leche condensada. Un brandy con tu mejor amiga. Un verso humedecido en la boca. Dormir desnudo acariciado por la brisa y una mano sin prisas. Ver el sol de medianoche. Cerrar los ojos y no oír nada. Abrirlos y escuchar tu orgasmo. Escribir y que nadie lo lea. Soñar y saber que no era cierto. Terminar un mal libro. Pensar que eres tu quien habita su memoria. Cerrar la puerta y saber que no se va a ir. Estar solo una buena temporada. Perderte en un bar con olor a olvido. Ese primer momento en el que habitas su morada…
Son tantas cosas mejor que el oro, que uno se pregunta cómo es posible que el hombre hubiera podido llegar a este impass, tan delirante y próximo al destierro.

Photo by joséluis vázquez domènech