Mi Photosfera: Azkoitia
A veces los recuerdos se instalan a las puertas de la memoria. Mi pueblo

Photo by joséluis vázquez domènech
A veces los recuerdos se instalan a las puertas de la memoria. Mi pueblo
Photo by joséluis vázquez domènech
Generalmente, en la raíz de tus primeros recuerdos, está el nudo que tienes que comenzar a desatar…
Photo by joséluis vázquez domènech
Guardaba en los bolsillos de su gabardina más recuerdos que los que podía soportar, y no conseguía sino caminar encorvado porque le pesaba más la vida que el ansia de respirar.
Photo by joséluis vázquez domènech
Hay puertos a los que regreso una y otra vez. Unas veces porque en sus lindes habitan los duendes de tus emociones, y otras veces porque desde los cielos surcan los centinelas de las ilusiones. Cuando ambas cosas suceden a la vez, no te queda más que mirar atrás y sonreír, observando la línea directa dibujada entre tus ojos y el algoritmo de tus recuerdos.
Photo by Joséluis Vázquez Domènech
(desde el vacío)
En cada nueva incursión el miedo te atenaza, y sientes que te despojas de los cuerpos como si fueran hojas de otoño que mueren bajo tus pies. Retomas fuerzas y cuando crees que todo, por fin, queda atrás, el vértigo te alerta oprimiendo la voluntad. Se bloquea tu sonrisa y la noche es más noche aún. Llegado el momento eres incapaz de distinguir un aliento empecinado de uno avergonzado, o un torso inquieto de otro desaliñado. Has perdido el control de tu vida, y ha quedado arrinconado el enjuague del placer.
/La tristeza es el aislamiento completo y la pérdida de todo interés/.
Sé que no puedes mitigar aquella sensación que te produjo el cuerpo orondo de tu tío succionando esos pequeños pechos que apenas te emergían. Te despiertas pensando que va a volver a suceder, y que siempre hay alguien acechando en la oscuridad. Cada recuerdo es una sombra que te arrastra con ella, y que no deja que repose tu soledad.
Quedé hace poco con un amigo de la post-adolescencia, en el bar que regento cuando no tengo nada para escribir. No nos habíamos visto en los últimos veinticinco años. Lo reconocí en cuanto le vi acercarse, con esa barriga llena de matrimonios y de niños. Él no se percató, y me dijo que le avisara por favor cuando viera entrar por la puerta a un despistado en busca de pasado. Me hizo una señal hacia la mesa del fondo, y que le llevara una cerveza y un bourbon. Le dejé la cerveza… y puse la canción que me regaló un día de mi cumpleaños.
No se movió hasta que terminó de escucharla, y cuando se giró pude ver sus lágrimas, y los dos regresamos atrás como solo lo pueden hacer quienes han vivido un trozo de vida.
Me desvelo sin tu presencia
y eso me procura más tiempo para escribir.
Y entonces pienso que me viene bien,
distanciarme de tus pechos
para echarte de menos con mis palabras.
Así hasta acabar el último poema,
tan lejos de ti
que puedo acariciar hasta el primer recuerdo.
Le Passé
Ahondar en toda separación nos obliga trasladarnos en el tiempo, a narrar con tensión miradas y silencios, sentimientos de culpa y memorias quebradizas. La verdad no existe, o es la de cada uno. Somos permeables, y como decía William Faulkner, «el pasado nunca se muere, ni siquiera es pasado». Sin ser la mejor película del iraní Asghar Farhadi, muestra su talento.
http://gnula.nu/drama/ver-el-pasado-2013-online/
(Darle a opción 4, y a disfrutar)