Una de las más lúgubres maniobras de nuestras democracias es convertir la búsqueda de la verdad en delito y, de paso, hacer creer que las reflexiones que emanan de esa búsqueda sean consideradas subversivas o radicales.
Ir a mear y encontrarte con ésto resulta una experiencia cuando menos especial. Comienza a preocuparme ese deseo de salir de lo cotidiano y verme sonriendo a unos pececitos devoradores de orines y otras catástrofes!