ContraCorriente: Quentin Crisp
Denis Charles Pratt nació en la ciudad inglesa de Sutton, en el seno de una familia de clase media baja que bebía de la Inglaterra puritana y teñida de una moral descolorida. Desde muy joven se retrató como homosexual y no concedió la más mínima ventaja al enemigo. Jamás quiso ocultarse y desafió los estándares londinenses luciendo toda su vida una apariencia afeminada con la que convivía con total naturalidad dejando constancia de ello a su paso. Es de agradecer a principios de siglo XX (nació en 1908) encontrarse con un personaje tan singular.
Delineante de ingeniería, modelo artístico y escritor, frecuentó los cafés del Soho, folló con los soldados americanos en la II Guerra Mundial, trabajó como cómico llenando teatros con sus monólogos y actuó en varias películas, siendo su trabajo más recordado la interpretación que hizo de Isabel I en «Orlando». Pero como después dejaría plasmado en «El funcionario desnudo», sufrió la homofobia en grado de tentativa desde la década de los veinte hasta principios de los años setenta. Sufrir a causa del rechazo, del insulto, de la ignorancia y la represión de una sociedad constreñida en su educación sexual.
Estuvo desacertado con una serie de comentarios respecto del sida e incluso de la propia homosexualidad, mas no es fácil vivir en lucha continua con el engendro del estigma, con millones de índices acusadores. Y su respuesta fue no doblegarse y seguir fiel a sus criterios emocionales y estéticos.
Desde que Sting decidiera ponerse en contacto con él y solidarizarse con su causa, somos muchos quienes le conocemos sin saberlo. Hoy tenemos la respuesta al enigma de ese hombre inglés que marchó a New York, y que tantas veces llamó a nuestra puerta con su canción…
Murió en 1999 a los noventa años de edad y sus cenizas fueron esparcidas en Manhattan. Aquí podemos verle, caminando por las calles de Nueva York.