Una de las más lúgubres maniobras de nuestras democracias es convertir la búsqueda de la verdad en delito y, de paso, hacer creer que las reflexiones que emanan de esa búsqueda sean consideradas subversivas o radicales.
Hasta debajo de las piedras fueron a mirar por si encontraban los rastros del último sujeto que fue capaz de amar lejos de las leyes de los ciborgs. Tardaron más de lo previsto en encontrar su cadáver golpeado contra el asfalto bajo el puente de los suicidas. Parece ser que no soportó la idea de dar el testigo al siguiente eslabón de la cadena humana, y prefirió morir antes de adaptarse a una nueva era, achacoso de emociones oxidadas.
¿No sabes qué hacer este fin de semana? Te invito al cine
Kurt Cobain
El 05 de abril de 1994 Kurt Cobain decidió administrar su vida de otra manera, lejos de una espiral que le perturbaba en exceso. Este año ve la luz el primer documental sobre su vida autorizado por la familia. Este hecho limita los horizontes que podía alcanzar la cinta, porque lógicamente se pretende mostrar el lado más próximo y latente, para lo cual Cortney Love abre una caja fuerte llena de cintas y recuerdos. El director Brett Morgen se desatiende un tanto de Nirvana y pone el foco sobre las huellas y las pisadas de Kurt desde su infancia. Una forma de distanciarse de ese personaje público y abrirnos la puerta para encontrarnos con la persona.
Sin alcanzar el destello, estamos ante un trabajo persistente, buscando la distancia que separa la soledad del ruido.
La muerte de toda esperanza, y el comienzo de una nueva etapa. Suicidarse es un segundo. Lo contrario, toda una vida (esquivando innumerables segundos).