Un dominio propio

Una de las más lúgubres maniobras de nuestras democracias es convertir la búsqueda de la verdad en delito y, de paso, hacer creer que las reflexiones que emanan de esa búsqueda sean consideradas subversivas o radicales.


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La Disciplina del Devoto

“En nombre de la democracia y por el bien de España”

Photo by Joséluis Vázquez Domènech

Photo by Joséluis Vázquez Domènech

Al conjunto de reglas de comportamiento para mantener el orden y la subordinación entre los miembros de un cuerpo o una colectividad, se le llama disciplina. Es el modo más operativo para que no haya fisuras en toda organización. La disciplina militar es un claro ejemplo de ello, y salirse de ella conlleva, la mayor de las veces, un castigo o la expulsión.

Tanto en el caso que nos ocupa como en cualquier otro tipo de asociación, hay siempre una serie de jefes o dirigentes que son, desde esa lógica, quienes proclaman el cumplimiento obligatorio de los mandamientos, dando un golpe sobre la mesa cada vez que son conscientes de que las cosas… “se están saliendo de madre”.

Pero en dicha definición, como en otras muchas, falta considerar la reacción de la otra parte, es decir, la de los obedientes, o la de aquellos que a pies juntillas mantienen una actitud de sumisión que dice mucho de esa forma de proceder.

Así, tenemos por un lado a los barones y, por otro, a los militantes y simpatizantes del PSOE. Ni que decir tiene que los primeros son los encargados de que se haga cumplir aquello a lo que se deben, y los segundos, retroalimentarse de cualquier forma para no perder su estatus o su posición dentro de la organización (o en el seno del espacio del reconocimiento social en el que se mueve cada cual).

Quien se distancia de este proceder tan sencillo como efectivo, tiene siempre la posibilidad de alterar las normas, pero para ello no tiene más remedio que descabezar la pirámide desde arriba. Si no lo consigue, no le queda otra que la retirada silenciosa, de la que ya se encargarán los lugartenientes de turno de anunciarla como vergonzosa e intolerable.

No cabe duda de que la jornada de hoy es también realmente positiva para la ciudadanía. Un acontecimiento político que no nos pilla desprevenidos nos deja, como quien no quiere la cosa, una información detallada de lo que significa la disciplina y el resurgimiento explosivo de la figura del devoto, que ya de por sí tenía su protagonismo en la semana santa andaluza, pero que no conforme con ello ha querido acudir en procesión hasta Ferraz, para dejar constancia de que uno obedece porque quiere y, sobre todo, porque se dedica con fervor por la causa.

Lástima que la causa no sea el bien social o la justicia, ni tan siquiera la democracia. La causa, como en cualquier otra religión, viene motivada por la fe. Y siendo ésta como es, imposible de conciliarla con la ciencia, no nos queda más que batirnos en retirada y dejar que la Nueva Orden del Devoto Incomprendido siga su curso, ajeno a los principios reales de representatividad, autonomía y libertad.

Desde aquí mi más sincera enhorabuena, porque nos habéis ayudado a comprender mejor el rico léxico que alumbra al ciudadano medio español, y claro está, a percibir sin matices cómo funcionan el poder… y  la política de guante Blanco.

(En nombre de la transparencia y por el bien de la justicia poética)


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Por Fin, Viernes (34)

Debate en Televisión: Ética y Banca – Vivir con la amenaza Terrorista

Prosiguen mis reflexiones en el programa de ETB2, Por fin, viernes.

«Una Sociedad que se preocupa del interés y del rendimiento del dinero es una sociedad que manifiesta una carencia social significativa».

 «Mostrar el horror de los grupos terroristas ayuda a saber cómo es la maldad humana pero no nos ayuda a comprender las razones por las que está sucediendo ésto. Si vamos a Estados Unidos vamos a llegar mucho más rápido y lo vamos a comprender mucho mejor. Los movimientos estratégicos de Estados Unidos durante los últimos años son muy curiosos, y automáticamente hacen posible que salgan Ejércitos de Liberación por el mundo como setas. El Ejército de Liberación de Kosovo es un ejemplo clarísimo de lo que sucedió en Yugoslavia, el Ejército de Liberación de Libia es otro ejemplo clarísimo, y el Ejército de Liberación de Siria es el último, que ni es ejército, ni es de liberación, ni es de Siria. Son ejércitos comprados con mercenarios. Lo ha dicho el ministro alemán de Defensa: Qatar es el cajero automático de EI. Lo ha dicho Hilary Clinton: Arabia Saudí financia el yihadismo. Y Estados Unidos e Israel son más crueles que la mayoría de los grupos terroristas del mundo juntos.».

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Es probable que la gran pregunta no se la debamos hacer al sistema, o a los partidos, o a quienes nos gobiernan. Nosotros también tenemos el deber de interrogarnos y saber qué hacemos para alterar estos mecanismos financieros que tanto nos oprimen. Nosotros también debemos ser responsables de nuestros actos, porque tenemos una obligación moral con nuestros semejantes para dejar de apoyar el sistema bancario tradicional, que se nutre de nuestra ignorancia para seguir haciendo uso del dinero invirtiendo en armas, en guerras, y en cualquier materia que le conceda el más mínimo lucro.

Autocrítica! También deberíamos interrogarnos sobre nuestra labor en los debates, en todos los medios públicos, y recapacitar hasta qué punto tenemos el derecho de poder trasladar la opinión que nos parezca oportuna o hacer lo posible para que los diálogos y nuestros pensamientos reconduzcan el principio de la justicia social, o al menos la búsqueda del bienestar común. Os invito a ver el final del programa, y comprenderéis la razón de mis palabras.

http://www.eitb.tv/es/video/por-fin-viernes/3657795332001/4085211358001/-que-hacen-los-bancos-con-nuestro-dinero-/

(a partir del minuto 29’20, 51’20, 1’09’40, 2’01’00, y 2’27’20)


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Por Fin, Viernes

Debate en Televisión: El problema del empleo – Lista Falciani

Prosiguen las reflexiones en el programa de ETB2, Por fin, viernes.

Lista Falciani; los estados y las instituciones llevan unos años (desde el comienzo de la crisis) haciéndonos creer que están batallando lo indecible por lograr la máxima tansparencia posible, y precisamente cuando tres hombres ponen al descubierto el verdadero funcionamiento del mundo (Julian Assange, Edward Snowden y Hervé Falciani), los mismos que con la boca pequeña nos hablan de su lucha contra la injusticia …, deciden perseguirles y encarcelarles. ¿Y todo por qué? Por desvelar los secretos mejor guardados. Una vez más se muestra la enorme contradicción en la que viven nuestros políticos y nuestra legislación.

ETB2

http://www.eitb.tv/es/video/por-fin-viernes/3657795332001/4053251681001/el-problema-del-empleo-y-la-lista-falciani/

 (a partir del minuto 44’00 y 1’34’00 y 2’08’30)


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Desenmascarando la corrupción

La Gran Perversión

La corrupción sostiene todo el discurso de la confusión, de la mediocridad y del desfalco. Y sin que importe lo más mínimo el bien social centra su objetivo en proteger el egoísmo más ruin.

Detrás de la corrupción política hay una especie de ética corporativa, construida para guarecerse de la sociedad a modo de fortificación impenetrable. Todas las instituciones, partidos, organizaciones y ciudadanos que necesitan justificar su deplorable actividad se yerguen autoproclamándose valedores de una ideología alejada de todo mal.

Y diseñada la  trampa llega siempre la sorprendente explicación. Esa respuesta “pedagógica” que les exime de todos sus pecados. Ellos lo saben. La monarquía, los diputados, la policía, los ministros…; es igual. No reparan ni en tiempo ni en gastos para defender sus actos y su posición, y tan siquiera se plantean la distancia que les separa del resto de la población. Se hacen fuertes precisamente así,  alejándose de la arena y sentándose en los púlpitos que conforman los espacios de la dominación.

Un claro ejemplo lo representan decenas de imputados, capaces de coger asiento en el tribunal cuan héroes de un extraño fenómeno paranormal. El enorme distanciamiento que se imponen les otorga la necesaria seguridad, y solo la prepotencia les salva de poder mirar de frente el mundo real. Es así como se convierten en jueces y manifestan sin complejos sus criterios y sus modos de actuar. Asoman desde sus privilegiados miradores para dictar sentencia, y les apasiona observar… cómo su poder obstruye el camino a los demás.

Sin ese poder no podrían abastecerse del orgullo que se necesita para presentarse en público libres de toda timidez y vergüenza. Su estatus requiere primeramente consciencia y, posteriormente, fuerza, mucha fuerza, para avanzar con todo el peso que a sus espaldas habrán de llevar.

Estamos ante un conjunto de maniobras bien pensadas, que como dardos envenenados nos atraviesan. Son parte del engaño. En nuestras vidas también participamos de trucos y señuelos, pero aún estamos lejos de tanta codicia, daño y menosprecio.

Ahí radica uno de los mayores males que se ha instalado entre nuestros gobernantes y representantes, en la absoluta desconsideración con que nos tratan,  reflejada perfectamente en pantallas de plasma y en tarjetas de negro recorrido. 

Esta puesta en escena no sería posible sin la participación de una ignorancia de latifundio, que conlleva la ausencia total de crítica y reflexión. Un hecho social que se esconde en la cicatería personal y que es fruto de una falta de educación que obstruye el camino de toda construcción en plural.

Tanta impunidad solo puede mostrarse dentro de los parámetros de una decadente moral, de arrogante incultura y con la inestimable protección de muchos lobbys de salón.

Photo by Joséluis Vázquez Doménech

Photo by Joséluis Vázquez Doménech

Avanzamos. Todo colectivo necesita cimentar las relaciones sociales sobre unos soportes jurídicos que se apropien de la legitimidad y los valores propios del conjunto de la población. Pero precisamente desde esta perspectiva topamos con argumentos de escasa proyección en nuestro entorno más cercano.

Una de las grandes diferencias entre los países nórdicos y los países mediterráneos radica en el nivel de confianza existente entre sus habitantes. Noruega está a la cabeza, y los propios ciudadanos respaldan las gestiones económicas de sus gobiernos porque estos mantienen unas pautas de disciplina férrea en la construcción de una democracia social justa y equitativa. Noruega invierte el dinero de su petróleo en un fondo soberano destinado a procurar la riqueza de sus habitantes, y éstos responden sin la ostentación clásica que podemos apreciar en ciudades como Londres, o Barcelona, o París. Como resultado de las políticas públicas igualitarias nos encontramos con un país homogéneo que ha construido un enorme nivel de confianza. Y así, no es casual que presente un nivel muy alto de transparencia, y que casi toda la información gubernamental pueda ser accesible para el público en general.

En el otro extremo estamos nosotros. No solo renegamos de los políticos, también de nuestros compañeros y vecinos. Y mejor no mentar los índices de transparencia de las instituciones, los partidos, y hasta de los clubes deportivos. Las posibilidades de que el nuevo alcalde termine viviendo en un chalet son tantas que lo que debía ser una excepción es la norma en toda legislación. Somos espectadores “comprensibles” de una actividad lucrativa que pasa a formar parte de nuestros propios usos y abusos, respaldada como no podía ser de otra forma, por una justicia cuya regulación penal para los casos de corrupción es, cuando menos, irrisoria. 

Y concretamos. Estas peculiaridades no son una eventualidad o fruto del azar.  Hay un elemento que termina por atrincherarnos en el mayor de los infortunios. Todo este entramado que campa a sus anchas y trasciende a la mayoría ciudadana (concentrándose en una élite política y empresarial) precisa  sin duda alguna de un soporte sólido que proteja la razón de sus desenfrenos y sus parodias. Sería de difícil asimilación un colectivo tan draconiano, inculto y hostigador, si no fuera por la presencia de un gran equipo de colaboradores sin escrúpulos, dispuestos a brindarles  la oportunidad de convivir en la más absoluta mezquindad.

Podríamos decir que un buen número de “intelectuales” de poca monta, desde sociólogos y economistas, hasta abogados y escritores, pasando claro está por la bien concurrida plaga de periodistas invertebrados, son quienes hacen posible que se visualice una princesa encantada donde hay un colector de basura. Y éste es el trasfondo donde se construye esa desalentadora moral, y desde donde se nos instruye para que con una venda en los ojos seamos capaces de mirar para otra parte.

Photo by Joséluis Vázquez Doménech

Photo by Joséluis Vázquez Doménech

La gran perversión, mayor que la que sucede con los propios actos delictivos, los robos y los sobornos, se esconde en el marco ideológico de la construcción social.

En este marco se suceden las estrategias más elaboradas, y trabajan sin descanso para abordarnos antes de que podamos llegar a puerto.

Los prestamistas de la troika ponen a Grecia entre la espada y la pared, y al cabo de unos años tildan a sus habitantes como depredadores de las arcas del estado, e incumplidores de los acuerdos firmados (en cinco años de crisis se ha hecho con una deuda que le va a costar pagar entre 50 y 60 años). Felipe VI acude a las exequias del rey Abdalá, y desestima viajar a México (pais hermano y que en tanta estima tiene) para solidarizarse con los familiares de los 43 normalistas asesinados. Susana Díaz propone que pasen a ser miembros de la Diputación Permanente a tres preimputados en el caso de los ERE, después de manifestar por activa y por pasiva que ella limpiará de toda suciedad su propio partido. Zapatero abona el campo para que E.E.U.U. y la O.T.A.N. utilicen la base de Rota como “escudo anti-misiles”, aunque en realidad será una base para que reposten aviones que vayan a bombardear según el plan especificado. Rajoy asiste a una gran marcha por la libertad de expresión mientras al mismo tiempo se divierte promulgando la Ley Mordaza. España es un estado laico que nos hace comulgar por televisión todos los días del señor. Los mandatarios occidentales agitan la bandera de la libertad de manifestación en los confines del universo y cada vez que se reúnen lo hacen bajo un despliegue policial impenetrable. El capitalismo crea riqueza mientras llena de niños la industria del tabaco o las alfombras. Las Organizaciones Humanitarias y los Parlamentos Democráticos abren sus corredores particulares para que pasen las granadas y los antimisiles. En las costas protegidas urbanizan para los nuevos ricos de Asia. Y los que celebran partidos por la tolerancia, contra el racismo y la xenofobia cobran sus sueldos de los yacimientos de las dictaduras.

La gran perversión, insisto, está a la vuelta de la esquina. Un sistema que cuenta con todos los favores del poder administra el universo de las creencias, penetra hasta en nuestras alcobas, y termina por mandarnos mensajes de felicitación.

Y un solo botón, el que enciende el ventilador, será quien sin prisas y con todo un ejército alrededor expandirá la imagen del día.

Pero yo no soy Charlie. Soy Joséluis, aunque a veces, me cuesta.

La corrupción es una práctica de ignorantes, y su permisividad el lecho donde yacen sus entusiastas amantes.

Esta anemia oficial necesita celebrar con su ideología el triunfo de las masas. Y de eso trata, entre otras cosas, el fútbol; perfecto resumen de cómo se las gasta nuestro pequeño mundo.

Colaboración para Ssociólogos.com