Una de las más lúgubres maniobras de nuestras democracias es convertir la búsqueda de la verdad en delito y, de paso, hacer creer que las reflexiones que emanan de esa búsqueda sean consideradas subversivas o radicales.
Dedicado a los que creen en la mala suerte, a los gafes, a quienes asocian los colores hasta con las virtudes teologales, y a los actores, que cada vez los hay más y escondidos por todas partes.
Ves su comportamiento y lo comprendes todo. Cómo se sitúa, cómo canta, y cómo se retira. Pero algún día también las gallinas se rebelarán ante su chulería, y cacarearán las noches de luna nueva.
Las nubes han abierto sus heridas sobre la red, esparcidas y reconvertidas en gotas. La lluvia también pervive como nuestras sociedades, atomizada, mientras la gran araña vigila cada movimiento (escondida).