Un dominio propio

Una de las más lúgubres maniobras de nuestras democracias es convertir la búsqueda de la verdad en delito y, de paso, hacer creer que las reflexiones que emanan de esa búsqueda sean consideradas subversivas o radicales.


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Ya no quedan periodistas

Quiero creer que quienes desarrollan cualquier tipo de trabajo en los medios, defienden, por principio, la libertad de expresión. También quiero creer que la mayoría se desenvuelven en su espacio con la certeza de que todo aquello que escriben forma parte de su amplio espectro de análisis, y de que tienen la inmensa posibilidad de opinar de todo aquello que deseen con absoluta autonomía. Quiero creerlo, pero no puedo. Y hay muchas razones para ello.

La primera razón y fácilmente identificable se observa cuando uno lee todos los periódicos, atiende todos los informativos y regresa a sus interrogantes con la clara convicción de que la pluralidad no existe. La evidencia nos lleva por un único camino en el que se especifica que solo podemos observar el mundo desde un único prisma. Esa opción es, desde luego, contraria a los valores que deberían prevalecer al realizar dicho trabajo.

¿Cómo es posible que todas las portadas dirijan nuestra atención al mismo escenario? ¿Cómo es posible que en dicho escenario haya el mismo número de actores, y cómo es posible que para todo el mundo, uno solo sea declarado enemigo común como responsable de todas las tragedias? Dicha posibilidad, en un entorno democrático y vivencial, sería imposible en nuestros círculos personales. No habría ninguna posibilidad de que todos coincidiéramos. Ello, en situaciones libres y respetuosas. Quienes se dedican a escribir, del mismo modo que quienes se dedican a vivir, deberían abarcar todos los espectros de pensamiento, y deberían ser reflejo de una sociedad heterogénea y diversificada. Deberían, pero cuando vamos interpretando sus mensajes resulta que se posicionan casi sin excepción en una estrecha franja un tanto sospechosa. Estrecha y, lo que es peor, malévola.

La segunda razón que nos lleva a no creer sus palabras viene determinada por la absoluta falta de criterio en sus análisis. Es cierto que un buen número de trabajadores del gremio se dedica a opinar en los espacios que les ceden para ello. Para hablar de las lluvias torrenciales, de la violencia de género, del cambio climático o de aquello que les venga en gana. Pero cuando les da por hablar de política hay una especie de comunión, y una tendencia excesiva a mostrar las mismas credenciales haciendo un flaco favor a la humanidad. Se desentienden de todo análisis, y se sumergen en la fortaleza del discurso dominante como quien no quiere la cosa. Eso sí, pueden hasta llegar a escribir bien, pueden ofrecernos poesía, pueden hasta convencernos de que tienen educación y son buenas personas. Pero irrumpen en nuestra tranquilidad desmontando la existencia de la supuesta libertad de prensa. Una mayoría aplastante siguen el curso del río. Y el torrente nos arrastra con fuerza.

Hay una tercera razón. Esta es la más invasiva para su ego. Tienen la certeza de que sus directores de orquesta, es decir, quienes les pagan, les ofrecen absoluta libertad para que escriban sin ningún tipo de trabas. Es decir, viven su trabajo pensando y sintiendo que escriben sus reflexiones incorporando todo su potencial (en ocasiones piensan hasta en su arsenal crítico). Pero claro, olvidan por completo que adolecen de absoluta capacidad para poner, no ya a sus jefes, sino también a sus lectores, contra las cuerdas. De todo ello se deduce algo primordial; el común de los colaboradores de los medios están ahí para entretener, para aliviar nuestras penas y nuestros sueños, no desde luego para alimentar nuestra capacidad crítica y de acción.

Y yo me pregunto. ¿No deberíamos todos escribir para denunciar, escribir para promocionar la verdadera libertad, escribir para dar voz a quienes no pueden, escribir para contrarrestar la desigualdad, escribir para buscar un poco más de justicia, escribir como verdadero acto político? Comprendo que haya otros componentes, incluso puedo llegar a comprender que se escriba para aliviar el dolor interno; yo lo hago a menudo. Pero escribir reflexionando sobre el contexto que nos rodea y ser incapaz de dar un golpe sobre la mesa dice mucho de cierto posicionamiento ante la vida, dice mucho del acatamiento.

¿Tan ardua es esa labor? Parece ser que sí. Ardua, y un tanto ciega. De todas las columnas que he leído este último mes es casi impensable encontrarnos con alguien capaz de detenerse a reflexionar, no vaya a ser que le despidan ipso facto por su osadía. ¿Tan complicado es disentir? ¿Tan laborioso es procurar aproximarse a otras realidades? Dado que estamos criticando el trabajo o las formas de quienes deberían representar la libertad de expresión y, claro está, un mínimo de capacidad de análisis, vamos a exponer con un ejemplo muy sencillo lo que está sucediendo en el submundo del periodismo.

Como ya todo el mundo sabe, Putin es un sujeto que deja mucho que desear. Ha efectuado un ataque sin precedentes, y como reacción del todo comprensible, corren ríos de tinta sobre él y sobre Ucrania. Es decir, escribir sobre ello hasta se convierte en un acto involuntario. La cruda realidad te lleva… Así las cosas, infinidad de “periodistas” se ponen manos a la obra. Pero mira tú por dónde, irrumpen en la sala sin realizar bien su trabajo. Son tan brillantes en sus exposiciones que a nadie se le ocurre poner en jaque, primeramente, a su propio periódico, porque ni se les pasa por la cabeza pensar que quizás, el medio para el que trabajan está mintiendo sin cesar.

Ya expusimos el cuento del bombardeo de las centrales nucleares. Al parecer, no es suficiente para poder llegar a poner en duda el trabajo que realizan sus compañeras o compañeros. Las cosas así, vamos a intentar ponerlo más fácil. Vamos a recordar el episodio de una mujer embarazada que sale de un hospital toda compungida y ensangrentada, y las televisiones de todo el mundo reponen sin cesar esas imágenes, con el único objetivo de constatar la maldad del gobierno ruso. Esa secuencia aparece posteriormente en todos los periódicos, y se hace viral el terrible dolor que se instala en Ucrania por la despiadada acción llevada a cabo por el ejército ruso. Si añadimos a ello infinidad de noticias del mismo pelo que van apareciendo cada nueva jornada, nos encontramos con un panorama un tanto desolador.

Bien. Ese escenario es propicio para que tertulianos, columnistas y articulistas de toda clase se pongan manos a la obra. Pero eso sí, sin dedicarle un minuto a uno de los principios básicos que debe cimentar su reflexión. Un minuto, por dios. Un minuto. ¿No debería ser de obligado cumplimiento poner en duda información que puede ser relevante para movilizar a las masas y con esa movilización crear políticas que pueden alterar el ritmo de los acontecimientos? ¿No debería de ser de obligado cumplimiento no tener la desfachatez de ser altavoz de los perversos usos de la información? Parece ser que no.

Has de saberlo. El periódico para el que trabajas miente, y tú, ni te inmutas. Es más. Sigues el juego, y nos deleitas con tus apreciaciones tan sentidas. Miente, y las consecuencias de esas mentiras construyen guerras, invasiones, e infinidad de muertes y atrocidades. ¿No es todo ello suficiente para que interrumpas tus pasos? ¿No es todo ello suficiente para que, por una vez, acometas el trabajo de investigar un poco antes de escribir? Deberías pensarlo. Y deberías de hacerlo. Porque saber que hay gente detrás que te lee y espera como el agua de mayo tus impresiones, ya solo eso, debería ser motivo suficiente para contrarrestar el asedio del imperio.

El periódico o la revista o la televisión para la que trabajas difundió una y otra vez falsas noticias con el único fin de acorralar a Putin, sancionar a Rusia, y establecer nuevos juegos estratégicos y de poder en base a la mentira. Una y mil mentiras, hasta el punto de que uno ya no sabe por dónde debería empezar.

¿Qué sucedería si supieras que lo que estoy transmitiendo aquí se corresponde con la realidad? ¿Qué sucedería si me leyeras y comprobaras y constataras que trabajas para un medio que no repara en seguir el rastro de la construcción del odio en beneficio de los mismos de siempre? ¿Qué harías? Me temo que nada. O si. Me temo que, sencillamente, me ignorarías, por el bien de no se qué orgullo.

Las imágenes de las consecuencias del bombardeo del hospital, la construcción narrativa de la mujer embarazada, el asedio del ejército ruso y la matanza de civiles en ese edificio (mujeres y niños), fue un complot. Igual que lo es el alarde informativo creado en torno a Mariúpol. ¿Te has preguntado qué narices ocurre en esa planta de Azovstal? ¿Por qué tanta insistencia en comunicarnos sobre la enorme desgracia que supone asestar un duro golpe a un buen número de nazis? Como siempre, es mucho más sencillo de lo que parece. En la acería en donde resisten sin piedad los soldados ucranianos hay muchas cosas preciosas, y diamantes en bruto, que Occidente quiere ocultar y, sobre todo, hacer desaparecer, como quien no quiere la cosa.

Vamos allá periodistas. ¿Vuestro olfato no os dice nada? Hay que ver, que fácil os llenáis los bolsillos para callar nuestras bocas. Tras las operaciones de última hora realizadas por el ejército ruso va apareciendo aquello que ya suponíamos. Entrenadores de guerras internacionales escondidos en los refugios subterráneos. Kilómetros y kilómetros de agujeros negros. ¿Qué hacen allí? Todo apunta a infraestructuras de la OTAN, operando de manera secreta contra Rusia. Ya fue detenido el general canadiense Trevor Cadieu hace un par de semanas. Ahora, parece que un general estadounidense, Eric Olson, el teniente coronel británico John Bailey y cuatro instructores militares de la OTAN le siguen los pasos. Es difícil confirmar este tipo de noticias. Todos a una lidian para que sea imposible poder mostrar nada que interrumpa esta oratoria belicista atlántica.

Pero al final, la lógica entra por la puerta y EEUU sale por la ventana. No olvidemos lo ocurrido en Bucha, la famosa masacre recreada para que odiemos a Rusia y podamos optar así a una parcela celestial. La delegación rusa insistió una y otra vez en la falsedad de las noticias, y repitió por activa y por pasiva que deseaba más que nadie una investigación, y pidió también la reunión del Consejo de Seguridad. Pero la ONU, bajo presión de EEUU y la Gran Bretaña (que preside en estos momentos dicho Consejo) no lo permitió. Ah, lo siento! Y como bien escribieron en France 24… “A pesar de no tener pruebas contundentes, los indicios de la autoría rusa de los crímenes en Bucha han puesto en marcha otra ronda de sanciones”, que es de lo que se trata, sancionar y sancionar, hasta ahogar al enemigo, hasta saciar esa sed llena de maldad y prepotencia.

Ayer todas y cada una de las portadas amanecían con el mismo titular. La evacuación de militares en Mariúpol. Es increíble. A una rendición en toda regla, porque ya no les queda otro remedio, le llaman evacuación. Encima una evacuación realizada por Ucrania. Y así amanecemos todas las mañanas, frente a las trincheras informativas, linchados y apedreados por los mismos que nos quieren hacer creer que tenemos libertad de información.

El delirio se instaló en Occidente y la barbarie está servida. Qué más da que EEUU fuera quien declarara la guerra a la Corte Penal Internacional (rechazan la legitimidad de toda organización que pretenda investigar crímenes de guerra perpetrados por ciudadanos estadounidenses), qué más da que sus bases militares puedan instalarse en todos los rincones del planeta, qué más da que un tórrido calor flambeado por sus armas nos rodee por todas partes. Todo responde a una realidad inalterable. Nada ha cambiado en 50 años, y nada va a cambiar. El periodismo de verdad podría hacerlo, pero si tú también te vendes a cualquier postor, ¿qué nos queda?.

Nos quedan personas, muy pocas personas, que están haciendo una ingente labor para alzar la voz en medio del desierto. Y a esas personas van dedicadas cada una de mis palabras. A esas personas que sin ganar absolutamente nada por ello, nos educan y nos impulsan.

OTAN No, Bases Fuera


¿Quién dirige la Organización Mundial de Nuestra Salud?

La ignorancia sigue creando. Y ya ha publicado un nuevo volumen (lleno de bulos)…

Revista La Ignorancia

Ésta es mi colaboración: Juegos biopolíticos

Hoy ha habido 0 muertos en España. 0 killers. OK. Por covid-19, se entiende. Mañana, dios dirá…, que los que cerraron los ojos fueron muchos más, y que avecina tormenta en el mundo de la confusión. Las matemáticas no engañan, nos lo dijeron para no rechistar. Yo aprendí que dos y dos son cuatro, pero perfectamente pueden ser cinco. Que se lo pregunten a Radiohead, en los cuales creo más que en el evangelio según san Mateo. Nos están vacunando desde hace mucho, pero ahora, además de inyectados nos quieren ecologistas sin acción.

Todas las respuestas, al final serán las mismas. Porque todos, pasarán por el aro, y no precisamente el olímpico. Hay planes para todos los gustos, parece ser, pero solo uno se incorporará a nuestra vida cotidiana. En el reverso de todas las monedas está la cruz de nuestro destino. Y por mucho que queramos ver, el miedo y la rutina serán nuestra prisión, al menos los barrotes de nuestros pensamientos.

¿No se nutren de huéspedes los parásitos de la economía neoliberal? Pregúntate cómo te tratan, y adivina si eres uno de ellos. Blindado como estás de pensamiento único, y surtido de las mejores galletas del mercado, quizás olvides que ya te amputaron las alas. Y, en el fondo, te preguntarás…, ¿para qué quieres volar, si Ryanair ya te puede llevar hasta la saciedad?

La saciedad es un habitáculo creado por los economistas mejor pagados, y difundido por los periodistas más aclamados. Eso sí, siempre, hasta que llega la tormenta. Y estamos en medio de ella. Mentira. La saciedad es una tormenta continua, la conozco desde el día que hice la primera comunión.

Saciedad, sociedad y suciedad. Quién lo iba a decir. Van de la mano tan bien que hasta sorprende. Toneladas de residuos se deslizan por nuestros poros hasta acabar en tierra de todos. El mundo es un lodazal, fértil para unos pocos y como arsenal lleno de municiones a controlar para el resto. La última vez que supe de vosotros anidaban en los tejados las primeras escarchas del invierno. Harry “el sucio” sabe muy bien de lo que no hablo.

La familia Rockefeller, experta en todo tipo de ayuda deshumanitaria, nos lleva años de ventaja. Y como quien no quiere la cosa, nos acecha hasta ponernos de rodillas ante ella. Pero lo hace como solo lo pueden hacer los grandes. A golpe de talonario y organización no gubernamental. Porque para ello tiene a sus científicos, sus gobernantes y sus informadores.

Estaría bien que nos preguntáramos quién dicta sentencia en, al parecer, este enorme desaguisado. Nos confunden no solo con datos estadísticos, también con la Estadística de los datos. Esta es extraordinaria, fiel inquisidora del poder. Pero, ¿qué pinta el poder en todo esto? Ya estamos con las conspiraciones. Qué tedio. Menos mal que estamos acostumbrados a la letra pequeña de los contratos. Y leemos, no solo atendemos la televisión.

Durante la pandemia, como todas y todos sabéis perfectamente, cada país ha seguido su propia evolución, hasta tal punto que la ciudadanía se ha hecho experta en la materia, y nos habla con total fluidez de que ahora mismo, Brasil está en el pico de la curva. También nos puede hablar sin miramientos de qué es lo que se debe hacer en cada fase, y más pronto que tarde, nos dirá cuan importante fue la militarización de la vida. “Es que necesitamos este exhaustivo control, porque en general somos unos descerebrados”. Y ahí te las den, porque lo dice la ciencia.

Mi ciencia es observar, a cada rato, hasta el imperceptible movimiento de los intelectuales de la retaguardia. Qué banda de uniformados! Desde politólogos hasta epidemiólogos al alza. Nunca es tarde para la publicidad de la bonanza. Porque nos hacen creer que buenos son todos aquellos que quieren hacer el bien. Pero buenos de verdad, son los que hacen el bien. Y de ellos apenas sabemos nada.

Sabíamos perfectamente que Italia lideraba el grupo de cabecera. Que luego vinieron España, y luego Francia, y luego Bélgica, y así hasta 180 países, cada cual con su progresión, y cada progresión con su hacinamiento particular. Y se llenaron los balcones, para aplaudir la estupidez y no sacar el hacha de guerra a las calles. La bonanza engañosa y la emoción. Vaya dos. Te descerebran de un plumazo.

La lógica. Ese inestimable método que nos ayuda a dar cohesión a los hechos, o a la sucesión de manifestaciones que se van dando por doquier, va a darse de bruces con alguien. Y ese alguien no soy yo. Desde cualquier punto de vista, tal y como han ido sucediendo los acontecimientos, la lógica venía a decir que cada país tendría que recorrer su propio camino, claro está, y que cada frontera tendría su propio cerrajero para abrir la puerta que quedó trancada. Pero he aquí que todo, de la noche a la mañana, y sin sentido común que lo avale, ha de volver a su cauce y, a ser posible, el mismo día. Punto y final.

La Comisión Europea recomendaba hace unos días “encarecidamente a los Estados miembros que todavía no lo han hecho que finalicen el proceso de eliminar las restricciones al libre movimiento y los controles fronterizos dentro de la UE”. Hay quien manifiesta su estupor ante la noticia (lógicamente), pero en breve, será así (escribo esto el 18 d ejunio). Y aquellas pequeñas historias que nos contaron ya no nos sirven para vendernos su final. Y tendremos otra historia, que otra vez por arte de magia, será la triunfadora en cada pantalla plana, y como anfibios sedientos de agua, acudiremos a beber hasta indigestar tanta mente extraviada.

Encarecidamente. La UE apremia a todos sus miembros. No importa. Nunca importa. Porque la política trata del arte de mentir con convicción, y del desastre de empañar la verdad con los bolsillos llenos de injurias. La gripe española, por ejemplo, no se originó en España, sino que se propagó en la primera guerra mundial a través de las trincheras y de las lamentables condiciones en las que se encontraban (y había “orden”; los militares de aquél entonces impusieron restricciones de lo que la prensa podía publicar y que pudiera tener impacto en la guerra).

(La lógica también me lleva a escuchar a Snowden, perseguido por EEUU por desnudar sus secretos o, lo que viene a ser lo mismo, por rasgar las vestiduras al imperio. Como él dice: “en lugar de tener una política basada en la ciencia y en hechos reales, la revelación de información empieza a convertirse en decisiones políticas”).

Tenéis el resumen del plan de acción de la fundación Rockefeller en su propia página, así no tenemos que andar con simulaciones, ni creencias ni proyecciones inverosímiles. Dice así, desde hace un tiempo: 1- Lanzar un plan para expandir drásticamente las pruebas Covid-19. 2- Lanzar un cuerpo de atención médica comunitaria de Covid para pruebas y rastreo de contactos (¿os suenan los rastreadores de los que ya nos hemos olvidado?. 3- Crear una plataforma digital y de datos comunes de Covid-19. Y, por último, recomiendan el camino a seguir, donde podemos leer…”La coordinación de un programa tan masivo debe tratarse como un esfuerzo de guerra” (ya lo repitió Pedro Sánchez casualmente).

Apenas hay distancias políticas y de re-acción, porque todas beben de la misma fuente. Nuestra salud mundial está dirigida por multimillonarios de pacotilla que por un lado venden armas y se inventan guerras y, por otro, nos hacen creer que con sus donaciones millonarias nos libran de los males de la humanidad. Es una parodia que nos digan que todas las propuestas gubernamentales vienen por el asesoramiento de expertos, y no nos digan que esos expertos están respaldados por auténticos déspotas insaciables.

Como bien sabe todo el mundo a estas alturas del cuento, la OMS es la que dicta el camino a seguir, y quien determina cómo se ha de proceder ante estas catástrofes epidemiológicas. Pero desde el sofá de nuestras casas, sobre todo en tiempo de confinamiento, recibiríamos de buen grado otro tipo de informaciones, y ya decidiríamos nosotros si son o no…, MENTIRAS.

Photo by Joséluis Vázquez Domènech

Biopolítica global y la salud de todos los habitantes.

La filosofía de la mentira congrega en cada noticiario a periodistas a los que no les importa trabajar para los delincuentes. Cierto es que quizás casi todos trabajemos en algún momento para algún delincuente, pero lejos queda la posibilidad de corroborarlo con nuestra franqueza, y admitir los deterioros de nuestros actos. Aunque lo más importante sería admitir el daño causado por nuestros actos. El daño…

El papel geopolítico y estratégico que juega la fundación Rockefeller es, quizás, uno de los grandes debates que deberían ponerse sobre la mesa en este convulso periodo que estamos viviendo. ¿Por qué? Porque descaradamente dicha entidad participa de los intereses globales de EEUU. Debemos recordar que el espacio biopolítico de la “salud mundial”, más que una construcción fruto del acuerdo entre estados, es la resultante de una estrecha canalización de intereses donde los Rockefeller toman la iniciativa, amparándose en su profusa y discutible “ayuda humanitaria”. Esta familia, implicada en muchos asuntos alejados completamente de la filantropía, llegó a hacerse cargo de un tercio del presupuesto de la Organización de Salud de la Sociedad de Naciones (de la que EEUU no formaba parte), y a día de hoy sigue siendo el referente mundial. ¿A qué responde ésta truculenta donación bondadosa? ¿Qué intereses aglutina?

Sus prácticas monopolistas, sus alianzas para promover guerras y vender armas y un largo etcétera, no hablan muy bien de los defensores de nuestra salud. Yo, desde luego, me lo pensaría. Su poderío y capacidad de financiación deslumbra, pero oscurece la legitimidad con la que se pavonea por el mundo. El 11 de diciembre de 1946, John D. Rockefeller Jr. “donó” a la ONU la inmensa cantidad de 8 millones y medio de dólares para comprar los terrenos de Turtle Bay, donde actualmente se encuentra su sede. ¿Cómo no nos va a extrañar su capacidad para guiarnos por el mundo? Es descorazonador pensar que estamos en manos de estos generosos benefactores. El responsable de la división de salud de la FR, Wickliffe Rose ya marcó una estrategia deliberada en el periodo de entreguerras, y dejó constancia de ello con sus palabras: “Existen determinadas funciones sanitarias que tienen un carácter internacional, los gobiernos nacionales no pueden llevarlas a cabo; dichas funciones resultan esenciales para la salud de las personas de todos los lugares”. En la diana.

Quizás deberían informarnos de que la configuración de los sistemas de salud de muchos países vino alabada y determinada por esta portentosa fundación. Y tampoco sería nada desdeñable que nos contaran cómo crearon un “cordón sanitario” para preservar Occidente de los diversos “contagios soviéticos”.  La influencia política, social y económica de EEUU a través de engranajes de este tipo es y ha sido una constante. La FR, especialmente por su estrecha relación con la aclamada Escuela de Salud Pública de Hopkins, y gracias a sus programas de reforma sanitaria, se ganaría la simpatía de las élites izquierdistas, apartándolas de la influencia soviética. Y así hasta nuestros días, subrayando el incuestionable respaldo que ofrecieron a las políticas de sexualidad y reproducción que han extendido por medio planeta, e incorporando la ya conocida “planificación familiar”, cuyas dolorosas consecuencias fueron tristemente conocidas.

Mucho daño por el mundo, como para dejar en manos de estos tiburones nuestra salud. Otros planteamientos son posibles y, al menos, permitir escuchar otras voces sería un pequeño detalle de nuestros gobernantes. Pero como siempre, la noria gira en el mismo sentido, y su conductor es un piloto que esconde sus maniobras. Me trae sin cuidado cómo ha llegado el Covid-19, pero exigiría de inmediato estudios, investigaciones y otras colaboraciones de científicos, sociólogos y todo tipo de colaboraciones alejadas completamente de la órbita de la Organización Mundial de la Salud. Por nuestro bien, y por un intento de limar asperezas con la verdad o con tanta mentira, que viene a ser lo mismo.

La historia nos dice que con cada crisis, las emergencias que se implantan nunca terminan, sino que se normalizan. Y ahora mismo se ha normalizado contabilizar de tal modo que quien escucha, nada sabe sobre lo que se le informa. O tal vez sea que lo que se ha normalizado es informar de tal modo que quien escucha, nada sabe sobre lo que se le cuenta. Parece mentira… Pero así es…

Cuidaros!!!

P.D.: podéis ver el artículo también en Iniciativa Debate


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Jordi Évole

Has caído muy bajo

Con tu sonrisa ingenua e infantil contestas a todas las preguntas que te hacen en diferentes programas para promocionar esas entrevistas tan disparatadas y parciales que realizas. Es tan infame tu trabajo que un día, alguna persona cercana te lo recordará. Te posicionan en el altar del periodismo y no eres más que un títere al que no le importa llenar sus bolsillos con el dolor que distribuye e incentiva tu trabajo.

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Tienes todo a tu favor. Todos los medios, un equipo de trabajo amplio, la posibilidad de poder utilizar todas las herramientas que quieras y, por tanto, en tus manos, toda la información que quieras. Pero tienes dos cosas en tu contra; tus jefes, y tu poca vergüenza.

En la entrevista con Maduro, has sido incapaz de hacer una sola pregunta o comentario alguno sobre la injerencia de EEUU sobre el pueblo venezolano, y sobre la presión económica ejercida hasta ahogar su desarrollo. Pero, por otro lado, haces ataques continuos sin ningún fundamento, dejándote llevar por un “mandato concreto y directo”: intentar convencer a toda la audiencia de que el presidente de Venezuela es un impresentable y que hay que echarle.

Con tu ironía forzada de incompetencia pones en duda el golpe de estado que se está produciendo, porque dices que no hay levantamiento militar ni violencia. Parece mentira que no sepas todo lo que está sucediendo. Hasta el presidente te lo cuenta, pero tú pareces no querer saber nada de las verdaderas causas de la pobreza. Parece mentira que no sepas cómo se producen ahora los golpes, cómo crean a través de la teoría del caos un clima de insolvencia y hasta de terror en los países elegidos.

Pensé dejarte datos aquí para que los leyeras, pero no lo voy a hacer. Lo hago casi siempre en mis escritos, es decir, respaldarme con documentos, información contrastada y muchos informes. No lo voy a hacer porque lo sabes. Sabes lo que está ocurriendo pero prefieres cobrar, aunque ello conlleve una posible invasión, y respaldas al opresor y encima vas de periodista solvente.

No hacer ningún comentario de quién es Juan Guaidó, dónde ha estudiado y cómo ha llegado…, donde ha llegado, dice mucho de ti y de tu trabajo. Y sigo diciéndote que lo sabes, pero prefieres cobrar.

Yo tengo toneladas de información con la cual cualquier periodista con ánimo de informar y presentar una realidad  más objetiva, plantearía, sin duda alguna, otros interrogantes. Pero tu trabajo en favor del asedio y del capitalismo más ruin ha tocado techo.

Has tocado el cielo con tus manos. Pero no ese cielo limpio y azul, sino aquél donde llegan los que van a rezar todos los domingos y luego disparan con sus palabras.

Has vuelto a protagonizar un capítulo importante en favor del desprestigio de los medios. Tu ataque de ayer solo lo puede realizar alguien al que no le importa enriquecerse (sea como fuere) por realizar “un trabajo bien hecho”. Y, créeme, hiciste un gran trabajo. Para el poder. Para el más deleznable de los imperios y para que la guerra continúe.

Colaboración para Iniciativa Debate

OTAN NO, BASES FUERA


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La guerra mediática (VIII)

Movimiento de Apoyo a Siria

El 28 de enero, en un local de Vallecas, 16 personas nos reunimos con el objetivo de apoyar a un pueblo que está siendo ultrajado desde hace seis años. Tal y como venían sucediendo los acontecimientos, y ante el clamoroso desembarco de cientos de periodistas retenidos ante la verdad oficial y presenciando la deriva en la que se han habían situado infinidad de personas a título individual y muchos partidos de izquierda, vimos necesario abrir las puertas a una masiva convocatoria. El primer documento que surgió de allí se bautizó como «Acta de Constitución del Movimiento de Apoyo a Siria». Las primeras intervenciones y decisiones fueron resolver cuál sería el nombre que deberíamos dar a dicha movilización. A partir de ahí, un largo e intenso recorrido. Viendo aquella imagen y reteniendo hoy el cartel que anuncio, creo que la magia existe, y que hay personas dispuestas a dar pasos hacia adelante aun a costa de mitigar el tiempo en sus vidas, de dormir poco, de viajar mucho, y de mostrar una preocupación latente por la consecución de la paz en el mundo.

Phot by joséluis vázquez domènech

Ésta misma preocupación, que se convierte en angustia en más de una ocasión, creo que también la sufren millones de personas en el mundo. Y de ello quiero hablar un momento, antes de cerrar este ciclo dedicado a la guerra mediática.

Pocas horas después de que Estados Unidos bombardeara la base aérea de Shayrat lanzando 59 misiles desde dos buques de guerra (el USS Ross y el USS Porter) que tienen a bien pernoctar al norte de la bahía de Cádiz, los avances informativos de medio mundo coreaban al unísono la misma consigna: «gran parte de la comunidad internacional avala dicha acción» y, fíjense ustedes, además, el secretario general de la OTAN Jens Stoltenberg fue informado por el secretario de Defensa de Estados Unidos, James Mattis, justo antes de lanzar los misiles. Mira que bien, oye!

Quiero recuperar el anuncio y matizar. La comunidad es un ente plural formada por una ciudadanía que, en su mayoría, aborrece las guerras y no quiere saber nada de los incesantes juegos armamentísticos con los que someten a medio mundo. La comunidad está harta de que en su nombre se proyecten y ejecuten las más insolentes acciones bélicas y, lo más importante, la comunidad no duerme solo en las parcelas de Occidente. Hay una inmensa mayoría al otro lado de nuestro escudo protector que también tiene voz y, aún más, tiene derecho a la vida.

Sé que cuando abren el noticiario con esa expresión quieren remitirnos a la comunidad internacional, entendida ésta como un término que hace alusión al conjunto de Estados en el mundo que, por circunstancias determinadas, deciden participar conjuntamente en todo tipo de acciones globales. Pero es que del mismo modo hay que constatar que ni la OTAN ni los Estados Unidos representan a casi nadie, ni en número ni en objetivos.

Por tanto, debemos insistir en que los periodistas deberían hacer valer estas pequeñas matizaciones y acostumbrarse a inyectar un poco de profesionalidad a sus subversivas desinformaciones.  No existe comunidad alguna en el mundo que respalde la guerra (a excepción de aquella que ha sido empujada a ella). Solo hay un grupúsculo de francotiradores apostados en los balcones de los Estados que apuestan por ella, bien pagados por quienes financian los genocidios y las invasiones, por quienes domestican hasta las tierras de cultivo y explotan las nubes de algodón. Una corporación apoyada por un sistema de partidos que, tras un oscuro telón al que llaman democracia, ampara sin pestañear una actividad rampante y degenerada.

No existe consenso de la comunidad, no vinimos al mundo para apadrinar el hostigamiento continuo, no formamos parte de ninguna red de bandoleros que claman ni tan siquiera venganza, no nos acostamos pensando qué país queremos invadir mañana, no nos gusta dar la mano a quien siembra terror bajo las montañas, no incentivamos el desprecio hacia las otras personas y, que duda cabe, tampoco participamos de ninguna cruzada.

Todo ello, y quiero terminar con éstas palabras, forma parte del juego de esta guerra mediática que nos está consumiendo. Todo ello solo representa a la voz del amo y calla la boca al pobre y al inocente pueblo agraviado. Somos mayoría quienes clamamos por un mundo justo y en paz, y somos aún más quienes estamos huérfanos de información y de justicia. 

Y así, este fin de semana nos presentaremos unos cuantos en Madrid (Conferencia Paz y Solidaridad para Siria), porque todas queremos MAS, porque lo que está ocurriendo en Siria es una invasión, porque los señores de las guerras no cejan en sus empeños y debemos retenerlos sin miedo y, como bien gustan decir ellos, sin ninguna concesión. 

Aquellas 16 personas abrimos los micrófonos y tendremos ahora dos días para difundir un poco de información, y contribuir con nuestra propuesta al desmantelamiento de este mundo que se rompe en pedazos porque una banda de malhechores tiene a bien divulgar el despliegue de sus bárbaras pedagogías llenas de capitalismo y de mala fe.

No a las Guerras, no a las OTAN, no a las Bases Militares

 


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La Guerra Mediática (VI)

La parcialidad informativa

Si de algo adolece nuestro «sistema democrático» es de uno de sus principales pilares, es decir, de la efectividad de ese cuarto poder que debería servir de control y lo único que hace es respaldarle en sus impertinencias.

Junto a los principios del derecho y los designios de la moral los periodistas se deben a la deontología profesional, resultando de todo ello una serie de normas o principios con los que regular su actividad que no es otra que la de informar con objetividad y neutralidad.

Al no haber jueces que impongan el buen hacer de esa actividad, con el tiempo no solo se ha devaluado, sino que se ha erigido en el verdugo perfecto de quien desea ejercer su dominio en nuestra sociedad. Los medios de comunicación en general no solo no cumplen con los requisitos a los que supuestamente se deben, sino que además imponen barreras para que su profesión no la pueda vestir de gala quien pretenda con otros procedimientos trabajar.

La insolencia es abrumadoramente ejemplar. Y son tantos y tan bien respaldada está la profesionalización de la estafa, que el engranaje funciona de un modo certero y difícil de desmembrar. 

Últimamente andan sobrados de un jocoso anti comunismo de lo más vulgar,  y Putin es el centro de sus dianas. Todo lo que procede de Rusia o habita dentro de sus fronteras lo convierten en un golpe de efecto ejemplar, y ay! de quien procure defenderlos o simplemente querer matizar. Que la homofobia está presente en su sociedad, el lobby gay respaldado por las finanzas le asesta un golpe en el año de su olimpiada. Que se crea una nueva ley sobre la violencia doméstica, se le impone un castigo difamando hasta lo que no está escrito en su constitución. No importa que la gran Alemania hasta el año 1994 haya impuesto una férrea y vergonzosa «disciplina» hacia los homosexuales, condenándolos con el infausto artículo 175 de su Código Penal, lo importante y noticioso es que ahora les van a indemnizar. Es intrascendente que Arabia Saudí incumpla una y otra vez toda la carta de los Derechos Humanos, y trate a las mujeres y la homosexualidad como solo un jeque absoluto lo puede hacer, lo importante es que se respalden las políticas económicas y bélicas con un socio de armas tomar. Y tampoco resulta significativo que nos vayamos de excursión a Qatar con las pruebas de automovilismo o con cualquier otro torneo deportivo de millonarias audiencias, aunque dentro de sus fronteras ocurran los actos más detestables que cualquier sociedad pudiera tolerar. 

Por una suculenta cantidad de dinero para el grupo privilegiado y por un poco de calderilla para el trabajador de a pie, se le ha olvidado a medio mundo (de quienes trabajan en los medios de información) que medir con el mismo rasero es una regla esencial que no deberíamos olvidar. Pero la balanza está tan escorada hacia un lado que hasta algunos parlamentos y congresos están dictando leyes para frenar la «propaganda rusa» , que al parecer está inoculando veneno allá por donde va.

En cuatro de cada diez países del mundo ser homosexual es un delito castigado con la cárcel e incluso con la muerte, pero el ser más impresentable de la tierra ha de  ser ruso, porque así lo demanda la geoestrategia, y allá que van, acorazados con sus acreditaciones periodísticas regaladas en su primera comunión a la caza de la noticia que hay que difundir. Y lo más tragicómico lo vi hace poco en un festival de cine y artes escénicas LGTB, que tuvo a bien difundir un spot de Amnistía Internacional (casualidad) y seguramente respaldado por el grupo de presión de turno poniendo cara a Putin y siguiendo con el hostigamiento al enemigo declarado. No se les ocurrió hacer un anuncio que luche contra la homofobia en todo el mundo, o proponer algún guión transversal que fuera válido para su causa criticando la misma actitud en un estado de Norteamérica o en Sudáfrica. No, el anuncio iba dirigido directamente hacia la persona de Putin, porque lo que ahora importa es difamar y contribuir a su «única verdad». No he podido conseguir el anuncio y es una lástima, porque resultaba al menos una buena sombra en la que nos podríamos cobijar.

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Pero sí tengo una gran novedad que la mayoría han dejado pasar, porque no tiene ninguna importancia para las mismas personas que se encargaron de hacer viral aquella ley hecha noticia (que se vendió como «pegar a la mujer una vez al año será legal») con la que nos atropellaron sin cesar. Y allá que vamos a contribuir difundiendo algunos de los logros legales aprobados hace poco en Alaska. Nimiedades en relación al tétrico espacio inhabitable que gobierna el implacable Vladimir.

Hace poco el periódico «The Independent» sacó a luz la noticia: en Alaska, tras la aprobación de un proyecto de ley, los violadores podrán denunciar a sus víctimas si abortan, incluso en los casos de violencia conyugal. Una orden judicial permitirá que el médico no pueda seguir con el procedimiento, y el marido podrá plantear la denuncia contra él con el fin de bloquear la posibilidad de que se realice un aborto. Otros seis estados han aprobado leyes casi idénticas, pero la noticia no corre como la pólvora, porque ésta solo ha de explotar en una parte de nuestro mundo sin igual.

Hay más. Escribes en el buscador de Google: «Alaska violencia conyugal aborto el país internacional»…, ¿y qué aparece?. La noticia de Rusia!, de la que se hicieron eco todos los internautas porque así debía de pasar. Cuando menos, surrealista.

Pero la guinda del pastel, como no cabría esperar, está sobre la cabeza de Putin…, y de Donald Trump. No creo que haya nadie a estas alturas que no haya leido o escuchado esa «primicia» cuya insistencia no ha hecho sino constatar lo que venimos aquí señalando. En cambio, sin prueba alguna y sin documento que otorgue la más mínima credibilidad, medio mundo está convencido de que los rusos han tirado por la borda las esperanzas de Hilary, y que sus hackers han contribuido de muy malas maneras a la victoria del vellocino de oro. Nada más lejos de la realidad. Tenemos datos que, por un lado, niegan tales hechos: Julian Assange  lo ha desmentido una y otra vez, pero es un forajido. También lo ha desmentido el exembajador británico en Uzbekistán Craig Murray (2002-2004), revelando en una entrevista exclusiva al diario británico Daily Mail la verdadera fuente que proporcionó al portal de filtraciones los correos electrónicos de la excandidata a la presidencia estadounidense.

Las cosas no se ponen muy bien para la mayoría de los periodistas, cuya única fuente de información es que la CIA y el FBI dicen y constatan que el objetivo de Rusia era favorecer a un candidato sobre el otro, sin hacer nunca público informe alguno. Así es, dicen y constatan, pero nadie nunca jamás ha ofrecido prueba ninguna. 

No termina aquí el desbarajuste. Tenemos datos nuevos, casi hasta reveladores. Resulta que puede ser la propia CIA la que se hizo pasar por hackers rusos para así poder culpar a éstos del desaguisado. No se lo pierdan. Nada es concluyente, la guerra del ciberespacio no ha hecho más que comenzar, pero tenemos más datos que muestran lo contrario de lo que nos quieren hacer creer y, por tanto, quienes van perdiendo por goleada son los demócratas, con Barack Obama y Hilary Clinton como foco de la rebelión.

Recordatorio. Todo comienza cuando salen a la luz los correos que muestran cómo el propio Comité del Partido Demócrata (DNC) se ríe de la campaña del senador Bernie Sanders favoreciendo descaradamente la victoria de la dama de las guerras. Y eso sí que fue un complot en el seno del propio partido, que recuerda un poco a lo que en España también acaba de pasar.

 

 

 


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La Guerra Mediática (IV)

Siria es uno de los objetivos

Ya comentamos que Siria sería uno de esos ejemplos que estudiaríamos para poner en cuestión los modelos de información dominantes y el desajuste que producen éstos entre la realidad y aquello que tienen a bien distribuir entre la población. No hace mucho un amigo tuvo a bien, con el único criterio de escuchar voces que consideraba oportunas para aclarar sus dudas, invitarme a mi y a otra persona «afín» al discurso oficial (es decir, aquél que prioriza la revuelta y la revolución popular como inicio de la guerra) a una maniobra conjunta de exposición de los hechos para desde el contraste ser capaz de vislumbrar un poco de luz en el opaco espacio que han diseñado para que terminemos por creer que todo lo que acontece es muy complicado de entender.

En aquél momento solo pude agradecer el detalle, que no era sino un deseo. Hoy, voy a poner mi grano de arena. Mi hipótesis no es difícil de asimilar, bien al contrario. El perspicaz agente invasor está incapacitado para ocultar sus impulsos, y está dotado de una infraestructura extraordinaria para hacerse con todos los recursos que determine valiosos para su desarrollo. Los modos y los medios para alcanzar los objetivos no conocen límites y, desde que accedieron a esa estrategia para enriquecerse, han sido incapaces de detener su carrera insaciable. Sin necesidad de investigación alguna sabemos que la guerra es uno de los métodos más brutales y despiadados que utilizan.

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Hasta aquí el camino trazado no presenta grandes fisuras. Lo complicado viene siempre de la dificultad de mostrar las falacias que acompañan al discurso dominante. Y si ello no fuera poco, las cosas se vuelven aún más complicadas por la exigencia continua del público en general de que se le presenten sin fisura alguna las fuentes o datos que demuestren sin paliativos la contra-oferta que presentamos.

Claro, en esa tesitura, tenemos todas las de perder, porque a ver quién es el guapo que tiene acceso a archivos secretos o información de primera mano donde se desvelen los grandes secretos de la Historia. Pero aun así, no importa, porque siempre, siempre, tarde o temprano, tenemos acceso a las siniestras galerías de la planificación y sus procedimientos.

Solo cambian los métodos, ahora escondidos entre las maniobras ejercidas desde las redes sociales y un ciberespacio generador de todo tipo de narraciones.

Hasta aquí un marco teórico que ha de desterrar otras consideraciones, pero sobre todo aquellas que están implantadas en el imaginario colectivo.

Iremos poco a poco, porque Siria es probablemente el escenario más trágico y donde se reconstruyen los acontecimientos más inverosímiles. Así, para quienes reconstruyen sus teorías en la bondad de una población civil que de la noche a la mañana tiene a bien salir a disputar el poder a su presidente, un primer documento que ayuda a clarificar algunas «circunstancias».

Exponemos aquí las declaraciones efectuadas en marzo de 2007 por el ex-comandante de la OTAN Wesley Clark, revelando que los planes para invadir Libia, Irak, Siria, y otros países, fueron planeados en el Pentágono tan solo una semana después de los atentados del 11-S. 

Y, casualidad, años después, surgen las primaveras árabes y los mismos países son aniquilados (o lo pretenden) bajo justificaciones ampliamente conocidas.

Vayamos sacando conclusiones. Claro está que este archivo no tiene credibilidad ni es difundido por los medios de comunicación oficiales. Al parecer, el señor Wesley no tiene ni voz ni voto en esta terrible partida de ajedrez donde solo hay un rey y todas las demás piezas son sus peones.

Habrá más, pero vamos por partes.


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La Guerra Mediática (I)

Las dianas del imperialismo

No sé por qué Estados Unidos piensa que tiene que recorrer el mundo 
obligando a la gente a tomar nuestra forma de gobierno a punta de pistola. 
Cuando se tiene algo realmente bueno, 
no necesitas imponerlo a la gente porque ¡Te lo roban!
         (Dick Gregory)

 

Como ya hemos ido analizando y reconstruyendo los últimos acontecimientos protagonizados por los ejércitos de la falsa globalización, siempre acompañados por sus misiles de largo alcance, y no parece que aún así se haya podido lograr el más mínimo consenso en esta parcela de Occidente en cuanto a poder discernir dónde está situado unos de los mayores ejes del terror y artífice de las más cruentas invasiones, he tomado la decisión de rentabilizar mis palabras y mis reflexiones, y  trataré de dotarlas de una mayor dosis pedagógica. De éste modo intentaré en todo momento establecer comparaciones y/o mostrar documentos o grabaciones en las que los mismos protagonistas de los capítulos más vergonzosos de nuestra Historia Contemporánea desnudarán sus maliciosas intenciones.

No nos hemos cansado de repetir la ardua tarea que supone avanzar contra corriente, esto es, contra el fragor de unos medios de comunicación y unas redes sociales que están poniendo innumerables barreras al buen uso de la información y su distribución. Por ello, somos conscientes de la enorme dificultad que supone exponer planteamientos que trastocan por completo las ideas que la mayoría de la población tiene con respecto a todo lo que acontece en el inframundo del espectáculo publicitado.

Es tal el colapso al que nos vemos sometido que la sensación de estar desbordados y, la mayor de las veces contrariados, llega a producir en quien observa el deseo de abandono, esgrimiendo también para ello que los acontecimientos son enormemente complejos para su comprensión.

Todo ello no es casual, y es ahí donde vamos a incidir desde este primer momento. El objetivo del capitalismo es proseguir con su afán de expansión y consumo. Bebe de las fuentes energéticas y de los recursos naturales para que sus motores no se apaguen, y así, los busca hasta en el último rincón del planeta para abastecerse de toda la intendencia necesaria. Allí donde encuentra oposición somete al valiente infractor a todos los chantajes posibles hasta conseguir su alienación, y si por cualquier circunstancia este hecho no se da, se prepara una nueva guerra. Las bases militares son el primer frente de expansión de ésta ideología, y comandadas por el gran mercado de las finanzas, abren el camino para la futura entrada de las multinacionales y su banca. Pero como el proceso es del todo irresponsable y criminal observado desde este enfoque tan cabal y nada surrealista, se procede por un lado a impedir traspasar sus líneas para que así no podamos investigar (no vaya a ser que descubras algo que no encaja) y, por otro, a enmascarar la tragedia para convencer al mundo de que a veces, el uso de las armas es necesaria.

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Pues bien, precisamente para que ese uso se justifique se «persuadió» a los medios para que participaran, y quien no lo hiciera, quedara como los anteriores valientes infractores, en las cunetas de la carretera. Esto viene sucediendo desde tiempos inmemoriales, pero todo indica que vivimos el momento más infranqueable, éste en el que más dificultades hay para poder diseccionar la realidad. Y si no participas de su verdad, quedas expuesto a la misma maniobra: te compran y has de proceder a ser el eco de su voz, la corbeta de sus propósitos. De lo contrario, tu suerte ya no será parte del destino, sino de ciertas cruzadas poco amigas de la bondad. Como la guerra es necesaria para sus fines, más lo será esa capacidad que ha de tener el sistema para convencernos de ella, y es ahí donde entra en juego sin mesura alguna, la intransigente guerra mediática que nos aprisiona.

No estamos dentro de ningún laberinto. El esquema es mucho más sencillo de lo que nos quieren hacer creer, y los periodistas se han convertido en los implacables soldados necesarios para que la catástrofe pueda vestirse de fe.

Siria es la última diana del imperialismo, y como bien anuncia José Antonio Egido en su último libro, Siria es por ello el centro del mundo. Hasta aquí no parece haber grandes dificultades para comprender cómo veo yo el proceso, por lo que no será difícil abrir las puertas a ésta nueva sección donde propondré un nuevo modelo de observación, alejado de la maniquea idea de que todo es muy complicado de entender, y más próximo a establecer los parámetros donde residen las causas de los conflictos, y no a entender los conflictos en si, ya que éstos, si devienen en acontecimientos muy complejos debido a su intrincada relación con la estrategia del caos.

Releyendo una vez más lo expuesto, resultará lógico comprender que los centros de interés estarán por tanto en la dirección marcada por los pasos que desea dar el capitalismo en su versión estadounidense, y si Siria, Rusia, Irán, Venezuela, Corea del Norte, Libia, Cuba, etc. son parte de su oposición, detengámonos a pensar que, lógicamente, la guerra mediática se situará en engañarte en relación al pasado y futuro de esos países y sus gobernantes.

Mi preocupación ante la poca acogida de ésta hipótesis es constante desde hace tiempo. Por un lado, no es sencillo de entender que las mismas personas que en los años ochenta tenían clara cómo era la política externa de los yanquis, hoy se hayan pasado al bloque donde se sitúa con argumentos inverosímiles esa supuesta equidad del mal, donde tanto Rusia como Estados Unidos actúan por igual. Digo difícil de entender porque las pruebas a las que tenemos acceso deberían situarnos en otros parámetros muy alejados de esa «forma de ver». Y, por otro, me desalienta por completo esa nueva percepción que está completamente dominada por la invasión de una única fuente de información.

Antes de que se proceda a la crítica teórica de éste punto de partida, comenzaré en breves días a identificar con ejemplos que considero relevantes al imperturbable aniquilador de la esperanza universal. Invito a que me acompañen en este itinerario a todas las personas que así lo deseen, pero sobre todo a quienes aún son capaces de sostener las  extrañas peripecias de las primaveras árabes y las revoluciones de colores y son capaces de justificar las injerencias constantes. Así, tendréis aquí un espacio para rebatir mis argumentos y proceder a debatir sin miedo a interferir.

Son muchos los países que están en la diana, pero son muchos más los cerebros a adiestrar, que están en el centro de sus maniobras.

Hasta más ver, un abrazo!

No a la Guerra, no a la OTAN, no a las Bases Militares


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Charla CAUM: La Unión Europea Contra Rusia

28 de Enero de 2017

Intervención en el Club de Amigos de la Unesco de Madrid

Entre los papeles escritos y el tiempo permitido queda lo que aconteció en vivo. Y aquí os dejo toda la grabación de la charla, incluidas las preguntas e intervenciones del público.

Espero haber llegado a algún sitio… Un abrazo

No a la OTAN, no a las guerras


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Mi intervención en el Club de Amigos de la Unesco de Madrid I (tercera entrega)

CAUM, Madrid, 28-01-2017

 “La Unión europea contra Rusia – desinformación como arma de destrucción masiva-”

Photo by joséluis vázquez domènech

Photo by joséluis vázquez domènech

03- Guerra Contra La Información Alternativa

El gobierno de Estados Unidos ha aprobado una nueva ley, aportando para ello la nada despreciable cifra de 160 millones de dólares, con el fin de poner trabas u ocultar la información que no se ajuste a sus narrativas de propaganda.

La nueva ley obliga al Secretario de Estado a colaborar con el Secretario de Defensa, el Director de Inteligencia Nacional y otras agencias federales para crear un “Centro de Compromiso Global”, que tendrá como objetivo dirigir, sincronizar y coordinar los esfuerzos del Gobierno Federal para reconocer, comprender, exponer y contrarrestar todos los intentos de propaganda y desinformación de otros estados o agentes que persigan socavar los intereses de seguridad nacional de los Estados Unidos. Este centro se coordinará con las naciones aliadas.

Tal y como señaló Hilary Clinton: “Es imperativo que los líderes del sector privado y público intensifiquen la protección de nuestra democracia”. Y nada mejor para ello que atizar al presidente ruso acusándole de un continuo hacking para justificar la existencia y operatividad de este Centro planeado perfectamente con anterioridad.

El modus operandi ha quedado bastante en evidencia estos últimos meses, con una alocada y endemoniada maniobra de todos los medios occidentales.  La estrategia era (y sigue siéndolo) bien clara; mostrar en portada cada jornada alguna noticia denunciando a Rusia de saboteadora o de ser capaz, incluso,  de legislar permitiendo que se pueda pegar a las mujeres sin que ello conlleve castigo alguno. Una difusión de la propaganda más esperpéntica y entusiasta ejercida por miles de periodistas sin escrúpulos.

Pero hay más, dicha ley introduce la necesidad de derrotar todas las narraciones no deseadas, autorizando a los diferentes departamentos a utilizar todo tipo de tecnologías con diferentes prácticas, entre ellas, la de proponer que Google, Facebook y otras compañías tecnológicas encuentren maneras de bloquear o señalar ciertos sitios de internet como proveedores de noticias falsas o de propaganda rusa.

Los promotores de la ley mantienen que la amenaza informativa que están sufriendo es tan descomunal que requieren para ello del esfuerzo conjunto y continuado de todos los agentes y de todas las diplomacias. Precisamente ellos, quienes extienden la propaganda y la desinformación son quienes dicen sentirse indefensos, mostrando una y otra vez como ejemplo la filtración de los correos electrónicos de los demócratas, que para más inri, fueron la razón de la debacle de Hilary Clinton en su deseo de llegar a la presidencia. (Y recordémoslo, a pesar de que Julian Assange y el exembajador británico Craig Murray hayan admitido que los rusos no eran la fuente).

Estados Unidos es experta en hacer ley las más macabras ideas para asestar el golpe definitivo a su particular crisis de poder. Así, puede defender que se entrene y pague a activistas, a periodistas y diferentes grupos de la sociedad civil con tal de crear y difundir historias falsas que sirvan para su causa. Y los medios sociales son una vía estupenda para con la ayuda de los medios de comunicación hacer creer, por ejemplo, que Putin en realidad es vasco y militó en ETA en sus años mozos.

El trampolín de salida está siempre en un objetivo previamente diseñado, al que le sigue una posterior demonización del enemigo y la consiguiente “necesidad” de crear unas leyes que respalden cualquier tipo de intervención.

Entendemos mejor de este modo los movimientos que se están haciendo paralelamente en nuestra maltrecha Europa, como la propuesta de resolución  “sobre la comunicación estratégica de la unión para contrarrestar la propaganda de terceros en su contra», aprobada en el Parlamento en base a un documento presentado por la exministra polaca Anna Elzbieta Fotyga, y que no representa sino la implantación de la censura contra los medios rusos.

Si nos detenemos y prestamos atención a los discursos occidentales, podemos observar cómo se van sucediendo las tramas e historias falsas en relación a aquellos personajes que desde la órbita del poder tienen a bien aniquilar. Es igual que hablemos de Bashar Al-Assad, Putin o el mismo Trump. La propaganda mediática es una apisonadora constante, y ahora Rusia está sometida a su continua intimidación. 

Es igual que sea hablar de descuartizamiento de niños, de ataques con armas químicas, de bombardeos sobre hospitales, o de operaciones que tenían por objeto asesinar a los civiles de Alepo. Todo vale en esta farsa contemporánea donde es difícil poder contrarrestar la información desatada desde todos los ángulos y todos los frentes contra el más mínimo principio de neutralidad.

Y siendo precisamente algunos medios rusos los que ofrecen una alternativa a esta denodada política absolutista, se quiere a toda costa, acabar con ellos.

No se trata de que estemos en la obligación de denunciar estos modos contra todo aquello que afecte a Rusia, si no que estamos en la necesidad imperiosa de exigir una total libertad para que toda la ciudadanía tenga libre acceso a todos los diferentes cauces de información, actualmente monopolizados por las garras del pensamiento único y globalizador. Y todo porque resulta bochornoso observar cómo todos los canales de televisión y toda la prensa española están, por ejemplo, aliados en una única dirección, que imposibilita reconocer tan siquiera una pequeña parte de lo que realmente está aconteciendo.

Es inadmisible poder conformarnos con la supuesta mala suerte que tenemos cada mañana, amaneciendo con titulares que casi en su totalidad coinciden estrepitosamente en las mismas cosas y hasta con los mismos pareceres. Y así es, nuestros eminentes periodistas independientes hacen gala de su profesionalidad apuntando todos en la misma dirección: Rusia.

El cuento es tan repetitivo, tan absurdo y tan viciado, que llegan a proponer las más hilarantes noticias. Es decir, profesionalizados ya en el arte de menoscabar la figura de Putin se les va la mano de tanto insistir en dicho objetivo. Solo falta ya que nos digan que los 20.000 rusos que viven en la comunidad valenciana son, en su mayoría, asesores de Compromís y de Podemos.

No debemos olvidar que todas las narraciones que disientan o pongan en cuestión la verdad oficial son descartadas por principio, sin que importe quién las elabore y ni tan siquiera cómo. Y de esta manera quedamos a merced de un luto perpetuo, por la muerte sobrevenida de un periodismo que se ha vendido.

Periodistas como Rania Khalek, Max Blumenthal o Eva Bartlett sufren duras críticas y ataques, por la sencilla razón de que huyen de ese control establecido por la narrativa occidental sobre Siria, y aportan otros focos de atención para reflexionar sobre los acontecimientos.

Estamos dentro de un túnel, y la promulgación de la ley HR 5181, para combatir lo que el gabinete estadounidense llama “propaganda y desinformación extranjeras”, viene con hambre atrasada.

Es el último regalo de Barack Obama. La noche del viernes 23 de diciembre, el saliente presidente aprobó la “Ley de Autorización de Defensa Nacional (NDAA, por sus siglas en inglés)” del 2017, la cual pone sobre la mesa 611,000 millones de dólares para el Ejército durante este año. Esta ley deja las puertas abiertas a los programas de seguridad nacional y facilita las operaciones militares en curso en todo el mundo.

Pero lo que esconde dicha ley no es sino el proyecto que se presentó a principios de junio, “Ley de Propaganda y Desinformación Extranjera del 2016”, defendida por los congresistas Adam Kinzinger y Ted Lieu. Si, la misma que hace mención la HR 5181, que busca que “todo el gobierno, sin restricciones burocráticas, contrarreste la desinformación y manipulación extranjeras, que amenazan la seguridad y estabilidad del mundo”.

Nuevamente, los Estados Unidos, velando por nuestra seguridad.


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Mi intervención en el Club de Amigos de la Unesco de Madrid I (segunda entrega)

CAUM, Madrid, 28-01-2017

 “La Unión europea contra Rusia – desinformación como arma de destrucción masiva-”

Photo by joséluis vázquez domènech

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02- Medios de comunicación, desinformación y consentimiento

Parece haber una opinión generalizada muy negativa sobre los medios de comunicación (nos engañan y manipulan), pero paradójicamente, se sigue creyendo en lo que cuentan los periodistas. No hay más que ver los efectos perversos que han suscitado muchas de las noticias en la percepción que una buena parte de la ciudadanía tiene sobre Rusia o sobre Putin.

Tal y como dice Ángeles Díez, estamos ante una contradicción muy extraña, puesto que “incluso sin creerles, nos comportamos como si les creyéramos”.

Pero hay varios puntos que nos pueden hacer entender el papel que realmente juega el mal llamado cuarto poder.

01- La prensa sostiene la creación de la mentira y es el respaldo de quien controla los designios de la sociedad. Su objetivo no es informar, sino convencer a sus lectores de su propia fatalidad (de la desigualdad y del consentimiento y la resignación ante su propia explotación). Y no importa que no salgan las cuentas, y  que todas las empresas mediáticas estén en crisis, porque hay quien se hace cargo de su supervivencia, a cambio de falsear la realidad.

02- Los medios nos hacen entender el mundo, y de ese modo nosotros nos situamos en él. Los necesitamos para comprender, y ahí radica su fuerza. Y sabedores de esa fuerza, han monopolizado el relato del mundo, dejándonos huérfanos de otras noticias y otros modos de ver.

03- Construyen relatos coherentes y herméticos que no permiten que existan otras narraciones que vayan más allá de los que acuerdan el poder político y el poder económico.

04- Sostienen que forman parte de la democracia y de los sistemas representativos, por lo que argumentan que están al servicio de la población y que actúan como vigilantes del poder político. Pero esa función primigenia quedó ya muerta, cuando la banca mercantilizó cada rincón de nuestra sociedad.

05- Así, un sistema capitalista basado en la explotación, no puede subsistir sin la apropiación de los medios de producción de conciencia. Y con una delicadeza absoluta, convierten toda noticia en propaganda o entretenimiento, los dos pilares fundamentales para orientar el mundo de la percepción allá donde les interesa.

06- El periodismo se extinguió, y solo queda la propaganda que va a legitimar toda injerencia e intervención. Ya desde la guerra de Yugoslavia se viene produciendo el magnicidio de la comunicación, una especie de acuerdo multipolar donde difícilmente quedaba acceso para escuchar noticias que no fueran de la versión oficial.

07- Por muchos intentos que el gremio de periodistas haga por defender su profesión, la realidad les estalla en sus propias manos, cuando vemos que no cumplen ninguno de los requisitos necesarios para poder hablar de libertad de información. La existencia de muchos medios privados no significa en ningún caso que podamos hablar de pluralidad, porque todos beben de la misma fuente y pertenecen a los mismos grupos de poder (en la actualidad hay seis grupos mediáticos que controlan casi el 99% de la información que circula por el mundo). Todos trabajan con información pre-elaborada y ni tan siquiera procuran reconocerse más allá de su círculo de influencia. Es tan descarado cómo distribuyen las noticias (sobre todo aquéllas que podemos considerar “delicadas”), que la jornada de la liberación de Alepo tuvimos un día sin noticias, a la espera todos los medios de que les dictaran las oportunas instrucciones.

Todo parece indicar que esta realidad consigue desplazarnos de cualquier posibilidad de confrontar todo proceso histórico con garantías y con solvencia, porque terminamos atomizados y perpetrando así un verdadero castigo al conjunto de la sociedad.

Estamos perdidos si no somos capaces de recuperar el control de la comunicación, puesto que en manos de quienes está solo se reactiva la maquinaria de guerra y de disciplinamiento de la sociedad en general.

Y antes de que nos demos cuenta, ya convierten en ley la posibilidad de monopolizar el control de la información. 


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Mi intervención en el Club de Amigos de la Unesco de Madrid I (primera entrega)

CAUM, Madrid, 28-01-2017

 “La Unión europea contra Rusia – desinformación como arma de destrucción masiva-”

Photo by joséluis vázquez domènech

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 01-  Introducción

El ser humano en general no se caracteriza por su tendencia a asumir los errores. Aun es más, intentamos ocultar siempre que podemos todos aquellos acontecimientos de cuyas consecuencias podríamos no salir muy bien parados. Nuestra propia fragilidad nos delata y procuramos enmascarar dichos sucesos solventando así la ardua tarea de enfrentarnos a cada pequeña “tragedia”.

Es extraño, por tanto, que nos observemos asumiendo con total naturalidad el último disparate cometido, o criticando nuestra propia conducta en la inolvidable cena de navidad. Y así también, se convierte en inusual que podamos llegar a anunciar que estamos completamente desinformados, no vaya a ser que quedemos fuera de juego en el próximo debate sobre el Islam.

Pero no debemos tener miedo a expresarlo. Porque no solo estamos desinformados, sino que además nos sentimos francamente desorientados.

La razón de dicha desconexión de la realidad no es muy difícil de entender. El esfuerzo que cualquiera de nosotros ha de acometer para saber qué sucede en el mundo ha de ser mayúsculo. Y no lo dudéis en ningún momento, agotador.

Si pretendemos indagar sobre lo que acontece leyendo los periódicos de mayor difusión y viendo los diferentes canales de televisión, no tenemos solución. Estar informado cansa. Pretender saber requiere un sacrificio y, lo más importante, tiempo. Mucho tiempo dedicado al maltrecho arte de aprender.

La ecuación es sencilla. Calcula el tiempo que dedicas a investigar y reflexionar, y estarás más cerca de averiguar cuan informado estás.

Pero sucede en exceso que una vez indagado y con años ya de experiencia, son legión quienes piensan que a estas alturas nadie les va a convencer de que puede haber otra razón. Y se termina leyendo la misma noticia y entonando la misma canción, aunque el mundo haya cambiado, y nosotros mismos con él.

Por tanto, urge salir de vez en cuando, y escudriñar, hasta en los márgenes de nuestra propia catadura moral, hasta descubrir más fuentes de donde beber, y algún que otro agujero en nuestra piel.

No vamos a estar informados del todo, ni succionaremos principio alguno sobre la verdad. Se trata de ser capaz, entre todos, de poner sobre la mesa un nuevo enfoque, o alguna buena nueva sobre los principios que han de regir desde la diversidad y multiplicidad de reflexiones. Y agrietar un poco, aunque sea, el pensamiento único que está minando nuestra sociedad.

 


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Coloquio: La Unión europea contra Rusia

Charla: CAUM, Club de Amigos de la Unesco de Madrid

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El ataque contra los medios rusos en el Parlamento Europeo

El Parlamento Europeo se ha manifestado en contra del gobierno ruso y de su influencia informativa en Occidente.

Una resolución acusa a los medios rusos de hacer “propaganda hostil” en los países de la Unión Europea al mismo nivel que la propaganda promovida por el Estado Islámico, después de que la UE cortara al servidor ruso Yandex y que se prohibiera a Irán la utilización del satelite Hispasat.

Los principales medios rusos, calificados por la resolución como amenaza para la UE y sus socios en Europa del Este, son la agencia Sputnik, el canal de televisión RT, la fundación Russki Mir (Mundo Ruso) y Rossotrudnichestvo, la agencia federal de cooperación internacional bajo la tutela del Ministerio de Exteriores de Rusia.

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Barack Hussein Obama

Breves

Barack Hussein Obama ha sido «un gran presidente». No hay más que ver el legado que deja: Donald Trump.

Nos espera una lucha titánica para ver quien desinforma más y mejor. Saber lo que va a ir sucediendo entre bambalinas va a ser cada vez más difícil. Hay que prepararse para aprender a observar dentro de la niebla…

En la estación no se va a detener ningún tren. El último ya ha salido, y tú, estás dentro de él. El túnel se acerca…

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Europa, la censura y la maquinaria más cruel

 Atrapados por el exceso de desinformación

(Para leer despacio, muy despacio, y con atención, mucha atención)

Somos cautivos de un inefable aparato mediático, que es capaz de convertir al agredido en agresor y al agresor en alma caritativa que va por la vida ofreciendo ayuda humanitaria.

Son tiempos difíciles, pero tremendamente difíciles para la libertad de información y, sobre todo, para la difusión de dicha información.

La tarea es tan ardua y tan complicada que quienes se dedican a investigar e intentar exponer sus análisis en profundidad, con otras miradas, desinteresados, impulsados por la honda motivación de querer entender cómo funciona el mundo en que vivimos, y dispuestos a establecer un diálogo para poner de relevancia las inmundicias de este sistema que nos devora, terminan normalmente siendo cuestionados o, lo que es peor, censurados como meros transmisores de teorías estúpidas o sin ningún sentido.

Ya no importa el tema que vayas a tratar; hables de ecología, agricultura, alimentación, investigación, farmacias, organizaciones no gubernamentales, política, cambio climático, religión, filosofía, deportes o redes sociales, todo está hasta tal punto contaminado que no tenemos casi nada que hacer. Tan solo esperar la comprensión de quien te lee, creer en su templanza y en su buen hacer, en esa predisposición a construir y argumentar nuevas ideas. Pero ese margen de confianza está también deteriorado, sencillamente porque los cauces de información general están absolutamente esquilmados.

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Europa está a la vanguardia de la censura y la ocultación. Mientras vivimos una época en la que la ciudadanía europea hace valer su «supremacía democrática» sobre el resto del mundo (y sobre el mundo árabe en particular), la propia ciudadanía desconoce los acuerdos y pactos que firman sus dirigentes.

Dicha supremacía respalda, como no podía ser de otra forma, el ímpetu del capitalismo. Un sistema en continua expansión y que, precisamente por ello, está en la necesidad de proveerse de poderosos aparatos de propaganda para construir amplios consensos que justifiquen sus guerras (o lo que es lo mismo, sus nichos de recaudación y reestructuración).

Queda resuelto de este modo el control absoluto de la información. Por un lado a través de la censura y, por si esto no fuera poco, con el añadido de esa maquinaria capaz de alterar la percepción selectiva de la población.

Que los medios de comunicación están en manos de cuatro grandes grupos lo saben ya muchas personas, pero aun así no percibo una conciencia mayoritaria sobre las consecuencias de dicha intimidación. Si hiciéramos una encuesta en relación, por ejemplo, a las “revoluciones de colores” o a las “primaveras árabes”, una mayoría absoluta se decantaría precisamente por lo que dichos medios les han contado en todos estos años de embustes y ficción. Por tanto, superar la asimilación de la supuesta convicción del engaño que vuelve a engañar, es misión bastante improbable.

Desgraciadamente, un claro ejemplo de ello lo tenemos en los informes posteriores a la invasión de Libia. Periodistas, filósofos, politólogos y analistas de la «vanguardia intelectual de la izquierda» hicieron un flaco favor a los deseos de paz y movilización popular apoyando la injerencia en dicho estado, y clamando por el derrocamiento de Gadhafi. Y ahora que sabemos lo que ocurrió realmente, ¿qué nos queda? ¿Van a donar sus bienes para regalárselos al pueblo libio, que ha quedado desmantelado? Es desolador y realmente atroz tener que convivir una y otra vez con el mismo drama.  He de callar mi boca y mirar a otro lado, para no lanzar misiles con mis palabras para quienes alientan tanta violencia. ¿Qué necesidad tienen? ¿Qué consiguen con ello? ¿Son posicionamientos conscientes o tan solo producto de la torpeza u “otros infortunios”?

El Parlamento español también apoyó la invasión (intervención militar para ellos), a petición de José Luis Rodríguez Zapatero. De un total de 340 diputados presentes,  336 votaron a favor, 3 en contra y una sola abstención. Cinco años después comienzan a llegar las primeras conclusiones. Siempre es igual. Siempre tarde. Y la Corte Penal Internacional de La Haya cubriéndose de medallas con sus deliberaciones nada imparciales, con África en el punto de mira mientras nuestros dirigentes salen ilesos de sus graves decisiones; «la estrategia estuvo basada en conjeturas erróneas». A la estrategia también se le puso nombre: Odisea del amanecer. Se me humedecen los ojos una y otra vez, en cada ocasión que un nuevo informe demuestra la barbarie que nos rodea. Libia ya está aniquilada.

No quiero entrar en un debate en el cual se me interpelaría por mis propias observaciones. Procuro dejar constancia de mis preocupaciones, a ser posible con noticias y argumentos contrastados. Ahí están diseminadas por la red miles de palabras, pensadas, ordenadas y analizadas, queriendo gritar una realidad que se nos oculta, queriendo dar luz a las oscuras causas que matan y menosprecian. Palabras que siempre necesitan ser justificadas. Pero también palabras que a veces pueden ser recordadas.

Como hoy, recordadas para desbrozar la maleza, para celebrar el acontecimiento de una noticia, y para tomar aliento y seguir con tiento cada referencia.

En varias ocasiones escribí sobre Ucrania. No recuerdo debate ni ningún tipo de acogida. Sí en cambio que me tiraba al monte sin brújula alguna. La cuestión es que, sabedor de tamaña peripecia, has de buscar información hasta en las ocultas estancias de la memoria, para que quien pueda llegar a leerte tenga elementos suficientes para proseguir tu estela. Pero es tan engorroso y es tan agotador que muchas veces piensas en dejarlo todo y quedarte solo en la esquina de tu propio balcón.

Es muy cansado verte en la obligación de estar justificando cada frase, cada consideración, y la respuesta que otorgas a cada interrogación.

Es más, estoy convencido de que es una trampa. Mientras ellos nos devoran con sus continuas falacias, y nos ocultan hasta el código informático del recuento de votos, nos obligan a tener que demostrar la existencia de documentos robados, de disquetes devorados, de entrevistas preparadas, de incendios provocados, de datos escondidos, de violaciones enmascaradas, y hasta de matanzas amañadas.

Mientras ellos juegan nosotros tenemos que averiguar cuál va a ser la próxima tentación de su desmesura, y cuál fue el crimen que cometieron mientras se reunían en la última cena.

Es un delirio estar continuamente a expensas de que nazca un Snowden o de que un tipo insistente descubra el dato que demuestre que el engaño era evidente. Es un delirio obligarte a tener que buscar allí donde han arrojado toneladas de residuos para que luego tú tengas que limpiar hasta el inodoro del presidente de la comunidad. Y todo para conseguir un dato, un miserable dato que proteja tu percepción. Hastía, devora, fulmina…

Durante el Festival de Cine de San Sebastián una mañana me encontré con el programa de mano de todas las proyecciones. Estaba con dos amigas. En una de las secciones anunciaban un documental sobre Ucrania. En cuanto lo vi me enojé y se lo hice saber a ellas. ¿Éste documental? Pero si es una parodia de lo que aconteció en realidad. ¿Quién se encarga de decidir qué películas se van a proyectar? No hay derecho! Allí se quedaron mis palabras… Netflix ganó fácilmente la batalla. Es muy fácil que te la den hasta sin queso. Este documental (Sub HD, hay que insistir después de las ventanas publicitarias y ya está), estuvo en la Selección Oficial del Festival de Cine de Venecia en el 2015, en la Selección Oficial del Festival de Cine de Telluride del mismo año, en la Selección Oficial del Festival de Cine de Toronto y, claro está, ¿cómo no iba a llegar a la Bella Easo? Nos lo ponen muy caro. El tráiler ya avanza un subproducto de Hollywood fácil de masticar.

Y así hasta que a veces llega el salvador, y todos tus esfuerzos parecen ser recompensados. En esta ocasión llega vestido de documental con una nueva producción de Oliver Stone, y dirigida por Igor Lopatonok. La prensa parece estar ausente, como no podía ser de otra forma. Lo que trasciende es una bofetada contra los mass-media y contra la verdad oficial, y nos descubre, oh sorpresa, una nueva visión de lo que ha acontecido en Ucrania, una nueva visión de lo que representan las “revoluciones de colores”, y una nueva visión del papel que representan la CIA y los Estados Unidos en el mundo.

Digo parecen porque uno no se siente muy cómodo por el hecho de que su trabajo tenga validez o no en función de lo que un director reconocido o un infiltrado hagan o dejen de hacer. Pero he de reconocer que a veces, reconforta.

Lo que verdaderamente nos interesa es mostrar la implacable censura de los medios, y denunciar a esta Europa infatigable en su desmantelamiento de la democracia. Dos días antes del estreno, en la red, apareció una petición del ucraniano Andréi Nezvani para que se prohibiera el filme, ya que en él “se tergiversan los hechos” y puede “provocar desórdenes en masa en Ucrania”.

El desorden ya está instalado en este continente corrompido por su avaricia y su modelo de desarrollo. Somos ahora nosotros quienes debemos ser conscientes de ello, y denunciar además de la censura y a sus confidentes de la manipulación el fraude al que estamos asistiendo.

¿Por qué cuesta llegar tanto al fondo de los hechos, que siempre cuentan con un mismo patrón? ¿Por qué quienes escriben y quienes pretenden informar son, en su mayoría, alentadores de un modelo de gestión donde se permite que el expolio de otras partes del mundo forme parte de nuestra tradición?

Estamos atrapados por el exceso de desinformación, y “forzados magistralmente” a asumir un comportamiento lastrado por las consecuencias del despotismo y el neocolonialismo más cruel.

Colaboración para Ojos para la Paz e Iniciativa Debate

 


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Mi intervención en el Club de Amigos de la Unesco de Madrid

CAUM, Madrid, 19-11-2016

 “Europa en el objetivo, a través de los refugiados”

 Primera Intervención

 Introducción

Lo primero, gracias a quienes habéis venido a escucharnos. Supone un esfuerzo, dejar el sofá en invierno y venir aquí, a compartir el frío que habita nuestro mundo.

Quiero transmitiros algunas ideas que he perfilado. Y para transmitiros con mayor rigor y mayor solvencia lo que quiero expresar y lo que he preparado, he tomado la determinación de detenerme muchas veces, a leerlo. Para que nada escape, para que ni el más mínimo detalle se me olvide. Quiero ser incisivo, directo, y compartir lo que he ido reflexionando estos días, a golpe de palabras y silencios.

Hoy, lo veo necesario, porque nos están acorralando.

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Photo by joséluis vázquez domènech

Photo by joséluis vázquez domènech

 

Y me pregunto… Y os pregunto…

¿Cómo es posible que hayamos asimilado las cuentas del capitalismo al sentido de nuestras vidas? ¿Cómo es posible que haciendo un balance general, tengamos por un lado las ganancias, en dólares y, por otro las pérdidas, en vidas humanas? 

Ésta es la tierra que habitamos, la de miles de personas que viven en condiciones miserables incluso en las grandes ciudades occidentales; la de miles de personas que huyen de las mal llamadas guerras que no son sino invasiones; la de miles de personas que mueren en medio de las explosiones… Ésta es, una parte de la realidad que hay que mostrar, aunque ello nos lleve a difundir la desesperanza. (Naomi Klein dijo en su entrevista con Jordi Évole que no era partidaria de difundir la desesperanza… Yo creo que es necesario. Me parece el primer paso para llegar a concienciarse de lo que pasa, y uno de los detonadores para comenzar a actuar. La era del optimismo paraliza.)

Para difundir todo aquello que queremos mostrar tenemos la comunicación a través del lenguaje. Pero frente al lenguaje nos encontramos con la primera barrera que debemos superar. Ese modo de comunicación que parece tan eficaz, está contaminado. Nos han secuestrado el verdadero significado de las palabras, y esa acción tan extendida está dificultando enormemente que nos entendamos al hablar. Más aún, está impidiendo que podamos comprender medianamente qué sucede más allá de cada noticia  y cada novedad.

Voy a poneros algunos ejemplos para que se entienda bien lo que quiero mostrar. Nos hablan de una alianza de izquierdas en España, y resulta que uno de los partidos con la que se puede completar dicha alianza es casi neoliberal. Nos hablan de representatividad, de justicia, de cohesión social, y de un largo etc. Pero toda esa terminología política está oxidada, no sirve para comprender lo que su significado encierra. Porque su verdadero significado, está a años luz de lo que representa en realidad. De un modo similar, todo el arco geopolítico sufre los mismos síntomas. Notifican la llegada de una rebelión y se trata de una invasión, nos cuentan el acto de una manifestación y lo que hay detrás no es sino una simulación, nos hacen saber de la llegada de una vacuna y lo que desembarca con ella es un ejército dispuesto a matar, le llevan al rey de viaje a visitar una monarquía amiga y con lo que nos encontramos es con una dictadura de armas tomar.

La lista es interminable, pero efectiva.

La situación es ideal para jugar con nosotros. Hay que tener cuidado. Todo es confusión. Todo es líquido, como dice Bauman,  y se escurre sin dejar rastro ni poso alguno que merezca atención.  No hay justicia, no hay igualdad, y no hay representación de nuestros intereses.

El mismo concepto de Democracia es fiel reflejo de éste desbarajuste. Si hubiera democracia, la mayoría de la población estaría contenta con sus representantes, porque de eso trata la democracia, de gestionar los intereses de la mayoría. Pero casualmente, mira tú por donde, la mayoría está hasta las narices de ella.

Es importante saber de dónde partimos y, más aún, saber hacia dónde nos quieren llevar.

Dicen que somos ciudadanos europeos. Ya el término ciudadano tiene sus connotaciones, pero sería largo de contar. Por tanto, me remitiré a plantear qué consecuencias emergen de dicha aceptación acrítica.  

No cabe duda de que sutilmente se conforma una dualidad que nos diferencia. Estamos nosotros, y están los otros. Y, generalmente, los otros son más bárbaros que nosotros, a no ser que vengan con los bolsillos llenos o sean amigos de quienes hacen las leyes. Y una parte, y muy importante de los otros, son ellos, los refugiados.

Quiero saber por tanto, qué hace Europa y cómo trata Europa a los miles de refugiados que están huyendo de las guerras (mejor dicho, de las invasiones).

Quiero saber qué hacen en nuestro nombre los políticos que dicen nos representan. Qué hace Europa para saldar sus deudas con el mundo. Qué hace Europa para solventar las enormes crisis humanitarias que ella misma crea. Qué hace Europa bombardeando Libia y Siria, al mismo tiempo que se escandaliza por lo que han denominado ola de refugiados que ella misma crea…

Europa es una gran sucursal que ofrece desestabilización y recoge petróleo.

Ya el año 1915 resolvió con Francia y Gran Bretaña a la cabeza el reparto de Oriente Próximo en cinco zonas políticas y económicas, y como nos tienen acostumbrados, sin tener en cuenta su población, su etnia o su religión. El acuerdo Sykes-Picot, que hoy quieren dar ya por finiquitado, se firmó el 16 de mayo de 1916. En 1917, Gran Bretaña declaró que favorecería la creación de un estado judío en territorio palestino. Y en 1919, llega la Conferencia de Paz de París. A partir de ahí, todo es historia, todo es barbarie…

¿Cómo reacciona la propia ciudadanía europea ante Bruselas o Estrasburgo? ¿Cómo respondemos a nuestra propia arrogancia?

Yo reaccioné hace unos años, escribiendo algo parecido a un poema…

Europa

Sin caminos que conduzcan a ti, ya no alumbran el porvenir los fragmentos  de tus promesas.

Pernoctas abrazado a la desidia política, y no puedes despertar a la luz de ningún alba.

Incorporas a tu discurso el miedo, y no avanzas, ni siquiera cuando caminas…

Has vaciado de sentido un imaginario colectivo que no existía, y que dibujabas con esmero.

Solo tus guardaespaldas te contemplan.

En todos los acantilados está grabado tu nombre, limitando la tierra consternada con las aguas turbias sobre las que has vertido toda la mugre y los restos de tu soberbia.

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Este poema quiere dejar constancia del papel de Europa, del que no se habla, y del que se esconde toda su miseria. Este poema quiere expresar qué está sucediendo en la vieja y desvencijada Europa.

Europa nos da la espalda. A quienes quieren venir, y a quienes habitamos en ella. Y cierra los ojos, y deja abiertas las heridas…

Su supuesta incapacidad para resolver tanta problemática cansa, y todo parece indicar que su ceguera…, es voluntaria.

En toda relación social cuando estamos ante un contra-tiempo tendemos, en la medida de lo posible, a buscar los diferentes métodos para poder resolverlo. Para ello es muy normal y bastante cabal que procedamos a averiguar dónde están las causas del problema. Pues bien, en el caso que nos ocupa, se olvidan de las causas, y con el pensamiento único por bandera, nos trasladan a su escenario; un escenario de guerra en el que se acusa a la propia Siria y a Rusia, de crímenes contra la humanidad.

El cuento, si no fuera por las trágicas consecuencias que conlleva, resulta hasta irrisorio.

La oleada de refugiados a Europa no es un acontecimiento casual, no es un éxodo a contemplar desde un balcón de Alepo, observando como sus gentes se dirigen rumbo a Libia para enfrentarse al Mar Mediterráneo.

Por tanto, la primera pregunta que nos debemos hacer urgentemente es: ¿Quiénes causan todo esto ¿Quiénes son, quienes desde sus dependencias privadas, gestionan eficazmente hasta las tragedias?

Si retomamos la anterior “oferta” anglo-francesa que consistía en destrozar regiones enteras, si recordamos cómo se llevó a cabo “el reparto de África”, y si observamos con detenimiento cómo con cada invasión uno de los objetivos es dividir cada estado y minimizarlo hasta dejarlo añicos, tenemos perfilado con bastante nitidez un modo de obrar que no es nuevo, que consiste en beneficiar a los grandes estados imperiales para fortalecer aún más sus privilegios, y en llenar de vacío de poder y caos cada país donde “se ofrecen” para luchar (como dicen ellos) contra el terrorismo.

Este proceso, a través del cual se desmantela un país entero, hace imposible que durante toda una generación se pueda asistir a su restablecimiento. Y desgraciadamente, dicho proceso tiene incluso un nombre: se le llama La Teoría del Caos. Si fuera poco crear una masacre en vidas humanas con la intervención de la OTAN, luego se le añaden los embargos y se cierran las embajadas, para que el aislamiento sea ya un hecho y el objetivo final se consolide automáticamente; las tribus, o las diferentes etnias, o los diferentes grupos están sumidos en una disputa subvencionada, y la construcción de un nuevo gobierno solo tiene su validación con el respaldo de quién anteriormente creó el Caos.

Una vez destruidas todas las estructuras, y una vez liquidada cualquier posibilidad de salir fortalecidos de la masacre, llega además el golpe definitivo, que no consiste en otra cosa que dejar en manos de quien ha sido el destructor la posibilidad de crear un nuevo orden.

Tan sencillo como dramático, tan eficaz como inhumano.

Y si el proceso seguido en Iraq, Libia y Siria no es suficiente testimonio para constatar cómo se las gastan, ¿qué más ha de suceder?

Desgraciadamente, hay más: el capítulo de los refugiados. No contentos con dejarlos sin hogar, y no contentos con arruinar toda la estructura económica, ahora los movilizan para mostrar su rostro a las puertas de Europa, para dejar constancia de que la globalización también lleva consigo el equipaje de su propia fatalidad.

Pero eso sí, manifestando sin tapujos que la situación es incontrolable porque Siria vive bajo la amenaza directa de su propio presidente. Lo mismo decían de Libia. Siempre la misma cantinela. Siempre la ONU con sus objetivos impertinentes de querer proteger a la población.

Cada vez que los mal llamados líderes mundiales se juntan para proteger a la población dicen disponer de una base militar para mandar la ayuda humanitaria cuanto antes. Fueron capaces de utilizar otra crisis inventada, esta vez la del ébola para llevar militares a la zona y seguir con sus peripecias. Fueron a combatir el ébola con armas y militares, como van a todas partes donde hay negocio. Lo recordamos para dejar constancia de ello; el ébola se extendió por Guinea Conakri, Sierra Leona, Liberia, República Democrática del Congo y Sudán, casualmente países todos ellos ricos en petróleo, diamantes, coltán y otros recursos naturales. Y Vinieron a España para que el gobierno les autorizara a usar dos bases militares “Para apoyar los esfuerzos para combatir el brote de ébola en África Occidental”. Y vaya si lo combatieron, el brote se fue como vino, y los experimentos para desarrollar armas contra potenciales casos de bioterrorismo fue todo un éxito.

¿Cómo es posible no considerar estos modos de acción? ¿Cómo es posible que bombardeen todos los países una y otra vez y nos hagan creer que es en apoyo de sus gentes? ¿Cómo es posible que manifiesten su ira contra los terroristas y sean ellos quienes les financien? ¿Cómo es posible que haya una guerra en cada país donde brotan el gas y el agua milagrosa y nos digan que es porque los gobiernos y los dirigentes explotan a sus gentes? ¿Cómo es posible que donde convive la diversidad, de repente, estallen los ánimos de las gentes humildes y trabajadoras? ¿Cómo es posible que la violencia surja precisamente allí donde hay recursos que hacen vibrar a los grandes capitales? ¿Cómo, por favor, podemos seguir creyendo que Estados Unidos ni nadie pueda edificar la paz donde solo patrocinan la guerra?

Nada es casual. Nada crece sin lluvia y sin siembra.  

¿Qué hace Europa? Lo que viene haciendo media vida, poner el cesto para hacerse con su cosecha. ¿Y qué hace EEUU? La guerra. Nunca ha sabido hacer otra cosa, y es terrible que aun a día de hoy siga habiendo francotiradores del periodismo que halaguen su democracia.

Estados Unidos se fundó el año 1776. Han transcurrido 240 años, y ha estado en guerra durante 223. Es un dato escalofriante (el 93% de su tiempo de existencia). Pero es un dato extraoficial. Porque ellos nunca están en guerra, sino salvándonos a nosotros de su quema.

La oleada de refugiados, forma también parte de su guerra… Los refugiados; golpeados por un lado por la estrategia imperialista, insisto, por la estrategia imperialista y, golpeados por otro, por las olas del Mediterráneo y el desprecio de nuestros políticos.

Antes de dejar paso a mis compañeros, quiero terminar con unas palabras que escribí sobre la violencia desatada a nuestro alrededor, normalmente ejercida desde los estados…

 

“Hay que activar todos los protocolos porque nuestro mundo es un continuo estado de emergencia, en el que cada segundo, parte una ambulancia medicalizada a intentar reponer de un ataque a un pedacito de tierra que ha infartado”.

 

joséluis vázquez domènech

Ojos para la Paz


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Charla/Coloquio

Llegó la cita

Así empezaré…

«Lo primero, gracias a quienes habéis venido a escucharnos. Supone un esfuerzo, dejar el sofá en invierno, y venir aquí a compartir el frío que habita nuestro mundo.

…Nos están acorralando.»

“Somos cautivos de un inefable aparato mediático, que es capaz de convertir al agredido en agresor, y al agresor en alma caritativa que va por la vida ofreciendo ayuda humanitaria”.

SIRIA


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¡Políticas Anti-terroristas!

Quien adjetiva manda. Y viceversa

¿Os imagináis una noticia de éste tipo?

«…En una operación conjunta llevada a cabo por los servicios nada secretos de varios países, y tras varios años de exhaustiva investigación en los que han sido analizados miles de documentos, han sido apresados varios presidentes de gobierno e importantes mandos internacionales de los que hasta ahora no se han filtrado sus nombres, dándose por hecho su participación en la organización y financiación de diferentes comandos que podrían haber participado indistintamente en derrocamientos, invasiones o incluso en golpes de estado, ejecutados con su consentimiento y con el respaldo de muchos de los actores políticos y de la diplomacia internacional».

No. No solo es difícil de imaginar, sino que a ojos de insignes periodistas y dirigentes de casi todos los medios de comunicación se trataría de noticias conspiranoicas que no llevan a ninguna parte. Así es, a ninguna parte que no sea el pozo sin fondo donde ellos guardan las miserables decisiones que todo lo pueden cambiar.

Pero para que todo sea más preciso y nos demos cuenta del impacto que supondría alterar el orden y el fondo de muchos de los acontecimientos que nos narran (acercándonos más a lo que ocurre en realidad), vamos a imaginar un incidente mucho más próximo y que, probablemente, se entenderá mejor…

«Detenidos cinco militares españoles que pretendían viajar a Siria y así unirse a las fuerzas de la OTAN. Cada vez son más los hombres que salen de España con destino a países de Oriente Próximo a luchar en nombre de una extraña paz que sólo ellos conocen. Este último año, según datos ofrecidos desde el Ministerio del Interior, han sido ya más de 2.500 los jóvenes que se han movilizado, y se cree que vienen normalmente del sur de la península, aunque últimamente también se han notado movimientos importantes en las zonas de Castilla y Aragón. 

Se les ha incautado numeroso armamento de asalto, munición, y diversos  mapas de la zona, donde se piensa iban a actuar bajo el mando único del máximo representante europeo, del que se dice ha sido visto últimamente coordinando diferentes maniobras con agentes de varios de los estados participantes. Y dos de ellos están acusados también de captación y adoctrinamiento para integrar a potenciales combatientes en sus filas. 

Por ello, esta madrugada, y ante el peligro inminente del comienzo de los ataques, desde el juzgado número 1 de Madrid se han llevado las diligencias oportunas para encarcelar a los supuestos terroristas, que llevaban ya meses incorporados a filas y dispuestos a dar la vida por la Alianza. El juez Isidoro Arribas Bravo ha pedido prisión incondicional para todos los detenidos, y se espera que en próximos días puedan prestar declaración.

Fuentes próximas a La Moral han filtrado numerosa información en la que se podía comprobar que familiares de los detenidos también habían decidido incorporarse hace unos años a grupos similares que actuaron en países como Libia y Afganistan. Todo parece indicar que se puede tratar de células muy bien dirigidas y estructuradas y a las que se tiene, por tanto, un fácil acceso, mayormente desde un pensamiento cristiano radicalizado, fagocitado los últimos años con un considerable aumento de la instalación de bases militares en todos los países próximos a los círculos de los Estados Unidos, país éste donde se cree se formó el primer grupo de estas características, allá por los primeros años de la década de los sesenta.

Pensando en cómo evitar que un mayor número de jóvenes puedan encauzar su rabia a través de grupos de este tipo, y teniendo en cuenta la precaria situación económica en la que viven muchos de ellos, se piensa ya en una nueva legislación que ponga muchos más obstáculos y sea menos permisible con la posibilidad de que cualquiera pueda tener acceso a las armas.

Y nos llega una última hora en la que el propio gabinete adjunto a la cartera de Asuntos Exteriores ratifica que en los dos últimos meses han cruzado la frontera desde el aire unos 500 soldados que se van a prestar a realizar entrenamientos y ejercicios de combate en varios países limítrofes con Rusia, en el marco de unas maniobras que han sido declaradas de primer orden.

No olviden que mañana, en el Especial Informativo que conduce Ana Rebaños, tendremos más datos sobre estos sucesos que están generando cierto temor y que serán analizados, como siempre, con el rigor que caracteriza a todos nuestros invitados.»

 

Photo by Joséluis Vázquez Domènech

Photo by Joséluis Vázquez Domènech

Hablamos de la ley o de su ausencia. De su interpretación y su viraje hacia allí donde descansan los rescoldos del poder. Del indiscriminado acto de violencia en el que se está convirtiendo gran parte del acontecer de nuestras vidas.

…De quién cuenta la historia oficial.

Somos receptores de la continua amenaza que representa la normalización de un discurso intrusivo, que nos invade y del mismo modo nos hace protagonistas de sus fragmentos despedazados. Hablamos de la ley y sus premeditadas negligencias, enmarcadas para disuadirnos de poder ir contra ellas. De Estados y de sus documentos secretos, que amparan sin ser vistos lo que luego procedemos a observar ya anestesiados, inyectados en sangre y tolerando las banalidades de todos sus males.

Muchas son las narraciones dirigidas para mostrar quiénes son nuestros enemigos, y muy pocas aquellas que se plantean dónde están confinados los monstruos que todos podemos llegar a ser.

Sociológicamente nos han instruido para disculpar sin temor el acto de cualquier guerra, y para insensibilizar la voluntad humana ante tanta brutalidad. Y de ahí han de surgir mil y un interrogantes, hasta situarnos frente a esos referentes que respaldan la destrucción de muchos pueblos y que nos obligan a convivir supeditados al trauma y los vínculos de sus violencias.

¿Qué es terrorismo? ¿Quién decide cuándo es terror, cuándo guerra, cuándo ayuda humanitaria? ¿Es posible parar algún día la injerencia, la venta de armas, y la mentira? ¿Qué diferencia hay entre un soldado que actúa bajo el mando de una determinada organización invasora, y otro que piensa que lo hace obligado por su patria? ¿Dónde queda el límite para llamar a unos mercenarios, a otros militares, a otros rebeldes (estos son los más graciosos) y a otros defensores de sus democracias? ¿Quién dicta las leyes que hacen posible que este mundo sea un pernicioso invernadero del mal? ¿Cómo es posible que tengamos la obligación ética de tener que asumirlas por la sencilla razón de que estén escritas?

Las erupciones no cesan, y las nubes vienen cargadas de injusticia y de metal

colaboración para Iniciativa Debate

 


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El deporte al servicio del Capitalismo

Carta a toda la afición

(y la exigencia moral de liquidar la mayoría de competiciones)

Introducción:

Un grave problema que afecta seriamente la credibilidad de nuestras democracias está en la inmensa dificultad que tenemos para acceder al buen uso de la información, es decir, a cierta objetividad e independencia a la hora de tratar todas las noticias (la opinión pública está mayormente influenciada, regulada y controlada por los medios de comunicación). El mismo pack trae consigo los ilimitados obstáculos que se han de superar para poder mostrar en tiempo real (al menos en un periodo próximo a los acontecimientos que se están tratando) todas las mentiras que nos están contando.

Seguir el rastro de los modos, los tiempos o los enfoques con que se nos muestran las principales «incidencias» (guerras, invasiones, atentados, protestas…) ayuda mucho a saber descifrar la existencia o no de la veracidad que transmiten. Y en los últimos tiempos andamos sobrados de estrategias manipuladoras que incluso llegan a hacer gracia por sus indudables defectos de forma. Todo lo sucedido con la irrupción del Estado Islámico es buena prueba de ello. 

Pero no quiero hoy tratar el origen y expansión de este grupo. Más bien ponerlo como cebo para poder llegar a comprender qué sucede en este agreste mundo globalizado.

Quienes dirigen el cotarro saben muy bien dos cosas. La primera, que controlar los medios de comunicación es el primer paso para alcanzar todos los objetivos. Y la segunda, que mientras ejecutan sus innumerables actos delictivos de guante blanco, nada hay mejor que entretener a la población con anestesiantes que llenen de euforia las horas muertas de las jornadas cotidianas.

La mercantilización del deporte:

Todos sabemos que el deporte es el mejor dispensador de tiempo libre. Pero parece ser que no son muchos quienes se interrogan por su verdadero papel en nuestras vidas. Para simplificar los argumentos podemos llegar a decir, sin miedo a equivocarnos, que quienes nos auxilian con esos anestesiantes son los mismos que poseen las herramientas para manipularnos masivamente, y que también son los mismos que dinamitan con sus millones de dólares la paz en un mundo impregnado de humo y miedo.

El proceso es sencillo. Ofrecen a los ciudadanos ávidos de tiempo libre espectáculos que satisfagan sus deseos inminentes. Pongamos tres o cuatro ejemplos fáciles de interpretar. El fútbol, el baloncesto, el automovilismo y el motociclismo. No es casual que los deportistas que brillan en cada una de esas facetas sean todos multimillonarios. Lo son porque hay quien decide que así ha de ser, para engrandecer el circo al que representan. Y el encubridor de tamaña incongruencia no es otro que aquél que paga para que todo prosiga de igual manera. Los mismos que ejercen de tiranos y   conquistadores con su capitalismo rampante, son quienes financian a Cristiano Ronaldo, a los hermanos Gasol, a Fernando Alonso o a Jorge Lorenzo. Los magnates de la construcción, los grandes bancos o los petrodólares árabes son (por citar a algunos) los tristes protagonistas que a ti, amante de éstos eventos, te deberían hacer pensar. 

Por un lado participan en desembolsos importantes en la elección de presidentes o de cargos políticos, están en la línea del frente a la hora de reconstruir países que ellos mismos han llevado a la guerra, y crean lobbies de presión para dominar los centros de decisión de medio mundo. Y, por otro, mientras manchan sus negocios con una y mil peripecias geoestratégicas de difícil catadura moral, inyectan el dinero suficiente en determinadas modalidades deportivas para tener gozosa y satisfecha a gran parte de la población.

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Las incoherencias devienen así  más visibles en un sector de la población altamente contaminada por esta fiebre televisada. ¿Qué piensa Ada Colau cuando se sienta en el palco del F.C. Barcelona? (Es probable que nada diga al respecto mientras ocupe su cargo, y que incluso se adhiera a mis planteamientos. Pero ahí está…). No importa que la afición sea militante de Podemos, de Izquierda Unida, del CUP o de cualquier agrupación popular asamblearia. La enfermedad también afecta a quienes piensan que salvaguardan la supuesta decencia ética. Mientras lanzan diatribas contra Israel o Arabia Saudí aplauden los goles de Messi a rabiar. Mientras inundan sus redes sociales de indignación ante los señores de la Troika animan a Valentino Rossi, enloquecidos con sus derrapes y adelantamientos sin par. Y mientras cenan disfrutando con Jordi Évole se frotan las manos viendo la NBA. Resulta difícil de entender, pero es así. Se alegran una y otra vez con las migajas que les ofrecen los mismos que gestionan las políticas contra los que luego ellos mismos dicen luchar. 

Más de uno ya estará pensando que estoy extremando el discurso, o que yo mismo también protagonizaré mis pequeñas atrocidades con mi disertación y mis turbias aguas en la vida real. Puede ser, pero ello no ha de empañar la reflexión. Lo que me importa es descubrir los agujeros negros que nos succionan. 

Esta circunstancia la observo importante y necesitada para saber gestionarla. Es decir, hay que mostrarla  abiertamente para poder reflexionar. 

Deberíamos volver a las canicas, a la petanca, a los bolos o al dominó. Lejos de los dominios de los mercados, y próximos a nuestros vecinos, con quienes poder vivir los deportes y los juegos alejados de tanta contaminación. Si de sentir los colores se trata, qué mejor que esos partidos de pueblo, celebrando hasta la derrota. Pero hoy los colores no se sienten, se compran a destajo, se venden cuando hay premura, o se lavan con lejía si el equipo lo compra un patriarca ruso o un excéntrico chino. ¿Qué más da?, si lo que importa es prevalecer en la nebulosa de la gloria.

Una urgente reflexión:

¿De verdad sigues insistiendo y me quieres hacer creer que sientes la camiseta como si fuera tu segunda piel? He de retomar mis primeras líneas para declarar que no se me han olvidado. Cada jornada suceden en el mundo infinidad de acontecimientos que nos dejan sin respiración. Pero la búsqueda de la verdad no entra en ese guión. Bombardeos, matanzas, violaciones, deportaciones, emigraciones masivas, mutilaciones, hambre… Y yo no tengo todos los datos para enlazar directamente cada causa con su nefasta consecuencia, pero sé que los mismos que te quieren hinchar de palomitas y cervezas frente al televisor son los mismos que te abren las puertas a sus estadios. Y, lo que es peor, los mismos que subvencionan la incultura y la brutalidad patrocinan tu euforia ante la pantalla del hogar.

Hace bien poco ha aparecido una noticia, que sin que para mí sea sorprendente espero te haga recapacitar. Yo ya he escrito mucho sobre ello, (casi siempre como ya he dejado constancia antes, sin pruebas contundentes). Pero los años siempre reparan las mentiras. Qatar admite tener relaciones con el Estado Islámico. No te quiero ni contar qué tiene que haber escondido en ese escenario, en el que países como Estados Unidos, los Emiratos, Arabia Saudí, Israel o la propia Qatar han sembrado de putrefacción y dinero. Te aseguro que para cuando ellos admiten tener relación, es porque millones de personas ya lo sabemos desde hace mucho.

Ahora te pregunto. ¿No te da vergüenza saber que tus ídolos son el trueque necesario para que te olvides de la verdad que esconden? ¿No sientes una auténtica repulsión hacia quienes utilizan sus fondos para aniquilar gobiernos y, al mismo tiempo, entretenerte tiñendo con tu color la sangre esparcida? ¿No quieres detenerte un segundo, y pensar que tal vez no resulta lógico que unos cuantos figurantes cobren cifras astronómicas mientras tu barrio se llena de pobreza y desilusión?

Es probable que casi todos seamos incoherentes con aquello que proclamamos, sobre todo en estas redes sociales en las que tan fácil es darle al me gusta, y tan difícil pararse a pensar. Sí, es probable. Pero me niego a admitir que un ciudadano que dice luchar por el cambio, admita y dé alas a la continuación de este macabro juego, que ni es deportivo, ni es justo.

Cualquier socio de esos grandes equipos españoles debería exigir a sus presidentes el final de tanto disparate. Pero si lo que te importa es que en tu puto equipo jueguen los mejores del mundo, a costa de cualquier cosa, has de saber que estás favoreciendo el progreso de la miseria. Sí, has de saberlo.

Y ahora, celebra todos los goles que quieras.

Colaboración para Iniciativa Debate

 

 

 


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Sobre la difusión del vídeo del asesinato de James Wright Foley

La decapitación de la información

 

Muchas veces resulta complicado escribir, sobre todo cuando la muerte o el terror están detrás de la actualidad, y un torrente de información se desliza únicamente por una de las laderas. Muchas veces hay que tener la templanza suficiente para recopilar datos, analizarlos, y como es el caso, visionarlos.

En un primer momento no quise acercarme para ver cómo sucedieron los hechos, pero me obligué a ello sabiendo las innumerables herramientas que utilizan para distanciarnos cada vez más de la búsqueda de la verdad. Así, también creo necesario dejar los enlaces que ayudan a comprender mejor cómo transcurren los acontecimientos y, lo que es más importante, cómo desean que respondamos.

Provocar la mayor conmoción y el pavor necesarios para exprimir todas las posibilidades, es el objetivo de la difusión del vídeo donde el periodista James Foley es presuntamente asesinado. Muchas son las razones que hacen pensar que, nuevamente, estamos ante una estafa mediática de compleja lectura, pero que respeta muy bien los movimientos realizados desde la Casa Blanca y la CIA.

James Wright Foley

James Wright Foley

Y decimos nuevamente porque debemos recordar una historia muy similar acaecida en mayo de 2004. El ciudadano estadounidense Nicholas Berg cae en manos de un grupo islámico, y se difunde un vídeo con la aparente decapitación del mismo. Dicha difusión recibe el beneplácito instantáneo de las cadenas Fox News, CNN y BBC, llegando en pocos momentos a millones de personas. El siguiente paso acontece en la jornada posterior a la aparición del vídeo, con la confirmación por parte de la CIA de su autentificación, y mostrando con titulares contundentes que los terroristas árabes actúan en venganza contra Bush y los Estados Unidos. Casualmente, días después, esas imágenes desaparecen del sitio donde estaban alojadas.

Diferentes análisis completos del vídeo (las cadenas sólo emitían imágenes parciales) llevaron a muchos estudiosos a confirmar su falsedad, y demostrar muchas de las lagunas que supuestamente lo respaldaban. Quiero recordar que en aquella ocasión tardaron también bien poco en señalar al presunto autor de la muerte; el jordano Abu Moussab Zarkaui.

El proceso, a todas luces, responde a una metodología similar, y siempre tragi-cómica. EEUU y sus aliados ayudan a grupos terroristas a financiarse e integrarse en “grupos de presión” para quitar del poder a gobiernos vigentes o sembrar el terror. Luego se escenifica algún daño, bien al propio país o a alguien de sus ciudadanos por parte de los mismos terroristas.Y finalmente, ya tienen excusa para quitar a éstos de en medio, o a todo aquél que presuntamente les apoya o no permite el avance de los intereses planificados.

Me temo que Siria está en el blanco. Y lo peor de todo, que nuevas incursiones y matanzas de civiles en la franja que va hasta Irak van a ser noticia.

Vamos a mostrar cómo recabaron la trágica noticia del asesinato de Nicholas Berg.

  • Un grupo islámico identificado de Al Qaeda procede a cometer un asesinato.

  • En el mismo, se cita el Corán o la Guerra Santa, y además se amenaza directamente al presidente de los Estados Unidos.

  • Los medios de información inmediatamente amplifican la noticia.

  • Casi sin tiempo de contrarrestar nada, la CIA no duda en confirmar que Al Qaeda está detrás, y hasta da los nombres de los máximos responsables.

  • Bush emite un comunicado condenando enérgicamente todo, y haciendo constar que atacar cualquier interés estadounidense o a cualquier ciudadano, tendrá la respuesta oportuna, a la que denominará “guerra contraterrorista”.

No hay mucho más que añadir. Sustituimos Al Qaeda por EI, y a Bush por Obama, y la narración sigue el mismo patrón. El primer suceso tiene lugar justo depués de que salieran a la luz las torturas de Abu Ghraib, y éste que tenemos ahora en un desesperado intento de eliminar a Rusia del panorama internacional, abriendo la lata en Ucrania y en Oriente Medio.

Los movimientos que se están dando son extremadamente graves, tanto por las terribles consecuencias que van a tener, como por la enorme dificultad para poder parchear todos los frentes abiertos.

Todo parece indicar que no va a resultar facil controlar la ingente cantidad de dinero y medios que se les han asignado a numerosos mercenarios para sembrar de angustia esa y otras muchas zonas del planeta. ¿Existe mejor forma de poner en alerta a Occidente para lanzar continuas ofensivas contra el Islam? ¿Existe mejor plan para que Estados Unidos advierta, como ya lo ha hecho, de que los yihadistas del Estado Islamico son mucho más que un grupo terrorista, y además asegure que valoran todas las opciones para acabar con ellos?.  

Cuando Estados Unidos e Israel valoran todas las opciones derrumban todos los cimientos. Es cierto que Arabia Saudi, Qatar, Kuwait, los Emiratos Árabes, Jordania y Turquía andan enredados posicionándose en un lado o en otro (o incluso en los dos cuando hace falta) para asegurarse las raciones más suculentas. Pero es de una complejidad abrumadora seguir el rastro a cada uno de ellos e ir posicionándolos en el tablero de ajedrez.

Lo que hoy venimos a cuestionar es la forma con la que se actúa para tratar de justificar acciones bélicas que están programadas con muchísimo tiempo de antelación. (Como siempre ha sucedido también, Obama recalca una y otra vez la ayuda humanitaria que está enviando a minorías religiosas. Ayuda a la que le acompañan misiles y aviones de combate que terminarán por dar en la diana).

«Estados Unidos no puede mirar hacia otro lado. América viene a proteger» De este modo, para evitar que miles de personas mueran de hambre y sed, los F-15 despliegan todo su saber y se aproximan al objetivo. Pero eso si, antes de nada, un nuevo golpe de mano con la destitución del primer ministro iraquí Nuri Al Malaki, un obstáculo para lanzar ofensiva, y otros movimientos anecdóticos; la dimisión forzosa del príncipe saudita Bandar Ben Sultan el 15 de abril, y la de su hermano el príncipe Salman Ben Sultan el 14 de mayo, bajo la presión del secretario de Estado John Kerry y del secretario de Defensa Chuck Hagel, demuestrando la voluntad estadounidense de avanzar. De avanzar allí donde desean. Y todo hay que decirlo, Bandar Ben Sultan (hijo adoptivo de George H. Bush) es a ojos de muchos analistas internacionales, el máximo responsable de la financiación de grupos rebeldes y mercenarios en Irak, Libia o Siria!.

Bandar Ben Sultan y George Bush

Bandar Ben Sultan y George Bush

Puede ser que hasta enemigos viscerales se unan para atacar al Estado Islámico. Un grupo de ciudadanos del mundo venidos de Chechenia, Etiopía, Irak, Siria, Libia, o Jordania, sedientos de dinero facil y ausentados de todo temor. Reclutados por la élite bancaria y ahora haciéndose fuertes para controlar la fuente de esa misma élite, los pozos petrolíferos que se despliegan en el mismo sector donde las bombas adormecerán nuestras reflexiones.

Los vídeos que han ido infestando las redes sociales (con los asesinatos que han ido sucediéndose éstos últimos meses) son de una dureza espectacular. De todos los que hemos podido hallar, ninguno guarda relación con éste (James Foley), del que recibimos información detallada. En los primeros, su crudeza, su calidad, su textura, su ambientación, su sonido…, es como si todo encajara. Los escenarios contemplan una mirada diferente. Pero lo más llamativo lo atisbo en esa escasez de pruebas que nos hagan ver el hecho más insólito. ¿Es el periodista James Foley quien aparece en el video que ha dado la vuelta al mundo?. Estudiemos las semejanzas y procuremos a pesar de la incómoda situación que transitamos, estudiar con rigor todo aquello que nos parezca susceptible de interferir en la búsqueda de la verdad.

Aun siendo críticos con nosotros mismos, y exigiéndonos más para poder llegar a dudar de las noticias que nos llegan de un modo precipitado e insolente, tenemos más argumentos para cuestionar las agencias de comunicación occidentales, e insistir en cómo se generan las noticias y cómo nos contaminan.

Acaban de publicar que el periodista estadounidense fue asesinado hace un año. Es del todo increible que la CIA no supiera esto. Es más, todo sigue plegándose con nuestra tesis, y sostenemos que dudar de sus argumentos no sólo es necesario, sino urgente en unos momentos donde nos están avasallando y controlando de una forma desmesurada.

Vivimos una época donde las noticias solo sirven para apaciguar nuestros sueños o engendrar miedos con obsolescencia programada, haciendo posible que el fin de la vida útil de un servicio (cual es la información) sea casi efímero. Las redes sociales son de gran ayuda para propagar cualquier “incidencia”, y los medios de información son letales para fumigarla recibida la orden pertinente.

Casi sin tiempo para asimilar la noticia de la decapitación, se abren varios frentes para ir poniendo barreras a su publicación. Es esclarecedor ese modus operandi; primeramente se nos presenta con urgencia una noticia que desean sea vista hasta en los confines del universo, para después pasar no solo a amortiguarla, sino a hacerla desaparecer hasta que queden solo los flecos que hechicen nuestro odio al universo musulman y abracemos la “causa americana”.

«Nos gustaría recordar al público que ver, descargar o diseminar material extremista dentro de Inglaterra puede constituir un delito bajo la legislación antiterrorista», expresó en un comunicado un agente de la policía británica metropolitana, para pasar a decir acto seguido que ellos ya están investigando el contenido del vídeo. Y por otro lado, comienzan a circular llamamientos en Twitter con la etiqueta #ISISmediablackout para que no sea difundido el vídeo, argumentando que solo sirve para hacer propaganda de los asesinos. Del mismo modo, Youtube ya empezó a cerrar cuentas desde las que se difundía la grabación.

Estados Unidos ya ha entrado en Irak (según ellos, de forma legítima)…, y me temo lo peor.

Las circunstancias actuales han generado que toda aquella persona que no se someta al pensamiento único, sea cuestionado en su integridad moral e intelectual, sobre todo cuando lo que se pretende es abrir grietas en las sólidas bases de un mecanismo de información sofisticado y beligerante. De ahí la urgencia con la que se ha de trabajar, para cuestionar no solo los hechos que parecen más relevantes, sino cualquier noticia que nos llega desde las cavernas de las agencias de divulgación.

Las trabas para poder averiguar qué está sucediendo en este mundo son alarmantes, porque apenas si tenemos opción para seguir las pistas que nos lleven a revelar la certeza. Pero eso no ha de ser un impedimento. Probablemente no podremos llegar a saber dónde se oculta la información que buscamos, pero ello no es óbice para que podamos dudar de toda la que nos ofrecen. Es más, me atrevería a decir que si somos capaces de darle la vuelta a la mayoría de los partes que nos llegan, más cerca estaremos de descifrar los “tesoros” que nos ocultan.

Podemos equivocarnos en nuestras apreciaciones, mas no hay motivo para retener las pesquisas. Una de las más lúgubres maniobras de nuestras democracias es convertir la búsqueda de la verdad en delito y, de paso, hacer creer que las reflexiones que emanan de esa búsqueda sean consideradas subversivas o radicales.

colaboración para Iniciativa Debate