MiCita con las Palabras.
A veces hay que tomar caminos donde la conciencia se deja para el próximo cruce
Innumerables veces nos hacemos eco de acontecimientos difíciles de olvidar por su crudeza, delatores de un mundo cruel e insignificante. Curiosamente, la mayoría de las veces, los olvidamos.
Obligados a admitir que estamos anestesiados.
Es tal la cantidad de maliciosas maniobras de las que es capaz de hacer el hombre con sus semejantes, que no nos queda más que esperar el desenlace de este modo de proceder, bien sea por alguna catástrofe natural, o bien por alguna nueva guerra o revolución que detenga las fauces de las oligarquías salvajes.
Estamos ante una certeza incuestionable. El sistema capitalista ha creado una sociedad detestable. Quienes tienen el valor de escribir artículos circenses hablando del fin de este sistema, es más que probable que sean parte interesada, aunque también pudieran ser elementos que no alcanzan a diferenciar un crucifijo de un peine. No solo el sistema no ha fracasado, si no que está jactándose de sus éxitos y salvaguardando un futuro más prometedor si cabe; generando un modelo socio-económico que hunde sus raíces en el dantesco objetivo de dejar al individuo sólo ante la búsqueda de sus méritos competitivos, en una libertad inexistente, y frente a un mercado avasallador.
Sin caminos que conduzcan a ti, ya no alumbran el porvenir los fragmentos de tus promesas.
Pernoctas abrazado a la desidia política, y no puedes despertar a la luz de ningún alba.
Incorporas a tu discurso el miedo, y no avanzas, ni siquiera cuando caminas…
Has vaciado de sentido un imaginario colectivo que no existía, y que dibujabas con esmero.
Solo tus guardaespaldas te contemplan.
En todos los acantilados está grabado tu nombre, limitando la tierra consternada con las aguas turbias sobre las que has vertido toda la mugre y los restos de tu soberbia.
Kseniya Ryzhova y Tatyana Firova, callan la boca a Putin…, y a Isinbáyeva. Qué mejor modo de hacerlo que con un maravilloso beso en los labios, y en lo alto del podio. Este gesto va más allá y también supone una pequeña bofetada para la Federación Internacional de Atletismo, que obligó a la sueca Emma Green a pintarse las uñas de color rojo para competir en la final de salto de altura.
Es importante subrayar esta disidencia interna y alabar la acción de estas dos atletas rusas que, en su propia casa, desafían claramente la Ley Contra la Propaganda Gay, y desafían también a la mayoría rusa, que en un 74% la aprueba..
En Rusia es normal saludarse o celebrar algo con este tipo de besos, pero todo indica que la intención es manifiesta. La atleta situada a la izquierda de la imagen, parece alegrarse por el gesto, pero la que está situada en el otro extremo se sorprende en exceso.
Y ahora que sabemos que la IAAF y sus reglamentos no permiten a los atletas ninguna declaración comercial o política durante las competiciones, se abre un pintoresco debate para poder discernir qué tipo de declaraciones puede encerrar un beso!