Un dominio propio

Una de las más lúgubres maniobras de nuestras democracias es convertir la búsqueda de la verdad en delito y, de paso, hacer creer que las reflexiones que emanan de esa búsqueda sean consideradas subversivas o radicales.


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Soledad

MiCita con las palabras

Los habitantes del nuevo siglo son conscientes de que se derrama mucho sufrimiento por las grietas de sus muros, pero su disposición a solventar el problema no se fundamenta en la fragilidad de los vínculos, sino en la socialización de indignaciones continuas que casi nunca reparan en lo esencial.

Photo by joséluis vázquez domènech


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Mujer! Y hoy, ¿no vas a moverte? ***

Cómo se programan (o impiden) las manifestaciones y por qué

Cuando escribimos que el 8 de marzo no pasó absolutamente nada parecido a una revolución o movilización contra el sistema, nos referíamos a ésto.

El poder tiene sus resortes tan bien controlados que hace creer a la gente que es capaz de transformar el mundo, cuando en realidad, esa capacidad no solo está anulada, sino que además forma parte del simulacro.

Miles de manifestaciones teledirigidas se hicieron eco como distribuidoras de esa necesidad de cambio. Pero solo eran eso, teledirigidas…, pero hacia la nada, a dibujar una falsa percepción y a salvaguardar (aunque a muchos les cueste creer), el engranaje de producción bélica.

Ya tuvieron sus primeras intervenciones en las marchas contra Trump. Eran lo mismo. Nada. Y os pregunto: ¿Creéis normal que una persona cualquiera, que lucha (o dice querer luchar) por destronar a quienes nos están pisoteando, salga a manifestarse llena de júbilo por reivindicar unos derechos, y la misma persona esté ciega ante una invasión, ante un ataque no contra un país sino contra cien? No parece normal. Pero es la norma.

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Si mi lucha es defender la situación de las mujeres en el mundo, ¿podríamos concluir que las mujeres sirias, yemeníes, palestinas o libias están siendo menospreciadas con enorme impunidad? Si. Podríamos y es nuestro deber mostrarlo.

Y aquí radica lo que venimos deseando exponer desde hace tiempo. Las verdaderas movilizaciones son aquellas que procuran subvertir el orden, porque las que ni tan siquiera desordenan los titulares de un informativo son solo eso, pasacalles festivos muy alejados de todo intento de rebelión.

El 10 de marzo, ante la desatada euforia que habitaba por doquier dado el “enorme éxito de las movilizaciones”, escribí que la revolución no será televisada, haciendo referencia a aquél espectacular montaje donde desde los medios de comunicación nos guiaban puntualmente con los horarios, emplazamientos, lemas, recorridos y otras líneas de actuación.

Por más que procuraba hacerme entender, la dificultad era extrema a la hora de poder llegar hacer creer a una mujer, que lo que había sucedido no era ni un granito de arena en la llamada lucha contra el sistema, porque era el propio sistema quien había diseñado con sus arquitectos movimientos tan poco convulsos.

Un mes después hay una nueva oportunidad para salir a las calles a luchar contra esa opresión que constantemente vuela sobre nuestras cabezas, pero las calles estarán vacías, huérfanas de revolución, porque no nos van a brindar la oportunidad de concienciarnos para ello. Una puede salir a airear sus críticas si van a ser televisadas, pero no podrá hacerlo cuando sus gritos sean contra los verdaderos pilares del sistema. No podrá salir, por un lado porque no le van a dejar y, por otro, porque ni tan siquiera se lo van a contar.

El mensaje es simple. Si las manifestaciones del 8M se dieran hoy, en una lucha sin par contra el capitalismo, contra el imperio de la guerra, y exigiendo la retirada de todas las bases militares del mundo, el feminismo hubiera dado un paso gigante hacia el afianzamiento de sus exigencias. Incluso me atrevería a decir que si todas las mujeres que se movilizaron lo hicieron pensando que su objetivo era transformar la sociedad, aquél día solo asistieron a un ensayo, pero que si su objetivo era real y persiste, que por favor salgan estos días corriendo a las calles, porque ahora sí, podríamos hablar, mínimamente, de un movimiento contestatario y eficaz.

Pero ahora no te van a animar a hacerlo, porque ahora los mismos que sacaron a las mujeres a las calles de Washington…, están lanzando sus misiles contra Damasco. Y claro está, prefieren que te vistas de lila y no que tengas la osadía de acudir a la embajada estadounidense a decirles lo que piensas de sus guerras, porque saben que estás contra ellas.

Pero nos desorientan…, nos brindan la oportunidad de salir a manifestarnos para entretenernos, para desahogarnos de tanta impunidad, pero al mismo tiempo cierran las puertas a que podamos hacerlo contra aquello que verdaderamente les importa.

Habrá quien pueda pensar que nada tiene que ver, que es mezclar churras con merinas, pero ahí reside parte de la tragedia. Porque precisamente ahí está la trampa, creernos que tenemos capacidad de transformación, que somos capaces…

…, capaces de seguir su juego sin darnos cuenta de los detalles.

Y termino. Hasta que no nos demos cuenta de que solo hay una lucha, no tenemos absolutamente nada que hacer. El empoderamiento está en otro sitio, no en el Instituto de la Mujer, que tampoco ve lo que está sucediendo, y sigue subvencionando una arbitraria e inapreciable lucha, porque toda mujer que desea ponerse en pie ante la injusticia y el maltrato, hoy tiene el puño en alto contra el Imperialismo. La verdadera lucha hoy está en Siria. Lo demás son distracciones, armamento neurolingüístico del capitalismo.

*** El título viene a colación para visualizar mejor las razones que aquí expongo, dado que la cercanía de los hechos me permite hacer comparativas y análisis más fáciles de entender. Lógicamente, el llamamiento a una movilización total contra aquellos que nos oprimen queda abierto a hombres, mujeres y viceversa.

Colaboración para «Iniciativa Debate» y «Ojos para la Paz»


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Impotencia y desolación

¿QUÉ PODEMOS HACER CON LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN? SIRIA, DE NUEVO EN LA DIANA

Los vientos se dirigen de nuevo hacia Siria, para agitar las lágrimas de millones de sus habitantes, desnudos ante la intimidación continua a la que les someten los medios de comunicación, inquilinos del terror y de la más mísera de las actuaciones televisadas sin el más mínimo de los escrúpulos.

Cazabombarderos israelíes F15 bombardearon hace unos días el aeropuerto militar de Homs, matando a 15 personas y elevando sin complejos su lista particular de odio y desvergüenza. Paralelamente, un nuevo cuento sobre el uso de armas químicas se difunde sin prueba alguna para volver a asir con una magna soberbia la sartén de su guerra por el mango. Cada vez que el estado sirio avanza en su lucha por liberar a su pueblo de terroristas y mercenarios, los dirigentes occidentales le someten a todo tipo de vejaciones, incluyendo las historias más sobrecogedoras para que asumamos sin fisuras la llegada de nuevos ataques.

Francia y Estados Unidos dibujan en cada esquina del país un nuevo mapa que solo pretende arrebatar los recursos naturales, instalando en suelo que no le pertenece bases militares desde las cuales seguir maltratando a millones de personas que ya no tienen donde habitar ni dejar guardados sus rotos zapatos de invierno.

Su territorio, sin quererlo ni beberlo, es un campo de batalla donde las impotencias occidentales juegan a lo único que saben hacer; saquear nuestra tierra apadrinados por la organización de naciones más lamentable que jamás se ha parido, desangrándose el mundo con rastro de un parto mezquino e irritable.

Ya no queda hueco para la diplomacia periodística, y tenemos que someter a juicio intransigente a quienes manipulan por un puñado de dólares toda información y, por consiguiente, todo rastro de veracidad. Estamos rodeados, y con España liderando la lucha contra las democracias, uno se vuelve no incrédulo sino espoleado para lanzar piedras a los verdugos de nuestra nueva era.

Photo by joséluis vázquez domènech

Wikileaks reveló parte de las tramas que tenían como objetivo la invasión de Siria. Alemania vende tanques a Turquía que se adentran en Siria sin contemplaciones, y luego invierte millones para impedir movimientos migratorios.

La coalición liderada por EE.UU. negoció un pacto secreto con el Estado Islámico para que cientos de yihadistas pudieran abandonar el país con sus posesiones y armamento (para seguir incordiando con sus entrañables matanzas). Y los Cascos Blancos siguen dando testimonio de su farsa, como viene siendo habitual desde su puesta en escena, para que la escalada deliberada de tensiones termine como el rosario de la aurora.

No ya como periodista, sino como curioso observador, cualquiera debería darse cuenta de que las palabras fluyen para que el lodo nos entierre. La desobediencia informativa debería ser primera causa de resistencia, pero albergar dicha esperanza resulta ardua en tiempos de insaciable control social.

Rusia sigue denunciado el incesante acoso al que nos vemos sometidos, pero sus fundadas impresiones se pierden bajo las montañas de occidente, donde se esconden miles de tanques de guerra dibujando en la línea de sus fronteras gruesos trazos de odio y muerte. Y como señuelo, nos informan sin cesar de que espías, hackers y otras delicias procedentes de las estepas siberianas controlan las elecciones catalanas y hasta la receta de la salsa boloñesa.

Si no fuera por las tristes y dolorosas consecuencias que tiene cada noticia que nos llega de Siria, podríamos publicar un comic narrando todas las injerencias promovidas por las balas nunca perdidas del capitalismo. A falta del sometimiento, chantajes, guerras comerciales, asedios, drones y otras calamidades, y viendo inoperantes tantas brabuconadas, sabotean la vida con más atentados y la partición del futuro en infinidad de destellos de oscuro y melancólico brillo.

Siguen rumiando contra el presidente y sus gentes, y no pararán, hasta que pierda el último soldado su mirada, y sea entonces cuando los intrépidos habitantes europeos comiencen a ver que nuevamente se la han metido doblada, y lo que había no eran ni armas químicas ni apóstoles en quienes creer, sino una miserable banda de periodistas haciendo de las suyas en beneficio de un imperio destronado que ya no sabe ni cómo crecer.

¿Alguien me puede abrir los ojos, y hacerme ver cómo es posible que si Ghouta Oriental está siendo recuperada, para qué va a lanzar Bashar Al Assad ataques con armas prohibidas sabiendo que como respuesta le van a fulminar?. ¿Alguien me puede ayudar a comprender cómo es posible que en su infatigable intento de defenderse de los terroristas, y cuando ya había doblegado hasta el espíritu impaciente de los mandatarios de la OTAN, va el presidente a cometer semejante estupidez?.

Los aviones comerciales ya no atraviesan el espacio aéreo de Siria. Una propuesta de investigación para que antes de la condena y el bombardeo podamos ir descubriendo qué ha sucedido, ha sido neutralizada por Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña y Polonia. La situación es insostenible.

Los tambores suenan en los despachos del gran poder, y en sus oficinas de papel couché, miles y miles de vendidos iluminarán nuestras pupilas con el rastro que dejan los misiles en un nuevo viaje hacia el salvajismo y la barbarie más cruel.

Estamos abonados al fracaso. La percepción social está completamente bloqueada; profesores, intelectuales, lectores, políticos, ciudadanía en general y abanderados de sus causas justas están ciegos. Y en esta coyuntura, donde la realidad siria está siendo destronada por los algoritmos de las redes y las franquicias de las guerras, la posibilidad de hacer frente a tanta fechoría se desmorona. Una impotencia tremenda se adueña de mí cada vez que intento buscar una flor entre tanta mierda.

Te abrazo Siria, en nombre de la paz y escapando del delirio. OTAN no, bases fuera.

Colaboración para «iniciativa debate» y «ojos para la paz»