Un dominio propio

Una de las más lúgubres maniobras de nuestras democracias es convertir la búsqueda de la verdad en delito y, de paso, hacer creer que las reflexiones que emanan de esa búsqueda sean consideradas subversivas o radicales.


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Estamos llegando muy lejos

Jorge Javier Vázquez anuncia su retirada temporal de la televisión: «Hasta siempre, valió la pena». Dice que necesita parar para cuidarse, y la vicepresidenta del Gobierno, ahí es nada, le muestra con un cariñoso mensaje su solidaridad y apoyo, despidiéndose públicamente del presentador.

Nos dicen esto hace diez años y nos da un síncope. Pero ahora, todo es un despadre de tales dimensiones que cualquier cosa puede amortizarse desde el impresentable juicio emotivo de realidades distorsionadas.

Después de darle un giro a los objetivos televisivos, azuzar la estupidez humana hasta límites degradantes, expandir el cotilleo más lascivo y llenarse los bolsillos hasta decir basta, Jorge Javier siente que necesita cuidarse.

Que sus fans opten por el delirio pidiendo firmas para que el programa «Sálvame» sea declarado Bien de Interés Cultural hasta se comprende en el bucle de ese esperpéntico mundo. Pero que Yolanda Díaz opte por escribrir «Cuídate mucho ❤️ Vuelve cuando quieras, tu público estará esperándote» resulta desquiciante. Como si no hubiera otras personas y otras situaciones más preocupantes y urgentes. Julian Assange, por poner un ejemplo, todavía está esperando que el universo periodístico y los representantes políticos luchen por un mínimo de dignidad.

Es como la gota que colmó el vaso. No voy a preocuparme ni un minuto más en los posicionamientos y razonamientos de las y los defensores de Sumar, porque hasta aquí hemos llegado.

A mi me resulta hasta vergonzoso en términos de análisis socio-políticos mantener un debate sobre la posición ideológica de éstos personajes.

El colapso ha llegado. «Sálvame», ese programa de rojos y maricones según sus propias palabras, resulta que era un programa que promocionaba a la izquierda, pero nunca nos habíamos dado cuenta. Le pasaba como a otros muchos…, que no aciertan a trasladarnos bien sus mensajes.

O quizás sea yo (como apunta Jorge Javier) uno de esos ciudadanos de izquierdas que tiene grandes prejuicios con los programas (y políticas) del corazón.

OTAN No, Bases Fuera


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Casi todas, son nuestras muertes

Al menos 63 personas muertas al chocar una patera contra la rocas en algún punto de la costa italiana.  

Sabemos perfectamente quiénes son los culpables. Podríamos salir a manifestarnos contra nuestros dirigentes y sus mordidas, contra las invasiones y sus temibles consecuencias. Pero no nos ayudan los medios, y entre todos no atinan a estudiar las causas y ofrecernos las mejores soluciones para atajar tantos desmanes. Hoy, dos días después de tan triste acontecimiento, dan carpetazo a la noticia y siguen aleccionando al mundo contra Rusia y favoreciendo el más hostil de los fascismos. Algo, qué duda cabe, mucho más importante que la muerte de miles de desahuciados. 

Y así, en pocos días, ya nadie hablará de los afganos y sirios que han amanecido ahogados en Europa. El mismo continente que los inmovilizó y diezmó en sus propios hogares con las políticas atlantistas y aniquiladoras que… casualmente, les hizo huir de tanta miseria.

Como ya nos tienen acostumbrados, los periodistas no se atreven a contar como deben tanta barbarie, y nos emocionan con las políticas antimigratorias y los problemas que tenemos para acogerlos como merecen (apoyándose a menudo en documentales o reportajes que arrasan…, pero que no ayudan).

Somos, los occidentales, una población a la que nos dió no hace mucho por regresar a nuestro origen colonizador y, por tanto, explotador. Muy sutilmente, eso si. Nos lo contaron como un sueño, la reconstruccion de una Europa «desarrollada». Aunque en realidad, nunca fuimos capaces de dejar atrás nuestra querencia al saqueo. Por más que mucha gente se imaginó que somos el jardín del mundo, no somos más que ese pueblo amante del libre mercado y su rampante capitalismo (con todas sus consecuencias, claro).

África nos debería juzgar, pero no en la Corte Penal Internacional de la Haya, sino desde la mirada desnuda de esas millones de madres que ven partir a sus hijos (cuando no se les mueren entre sus brazos). Asia Occidental debería hacer lo mismo, y dejar a cada ciudadana y cada ciudadano europeos  ateridos de frío y terror durante diez inviernos, bajo la amenaza y el ronquido de balas nocturnas bendiciendo nuestros sueños.

Vivimos una época de negligencia y balones fuera, felices con la prosperidad lograda a través del hurto y la violencia, y aplaudimos la llegada de la inteligencia artificial cuando la primera no rebasa ni los límites del más mínimo de los humanismos.

En la gran pantalla plana vierten la tristeza como si las víctimas tuvieran la mala suerte de haber nacido justo donde nuestros representantes acordaron robarles, y nos colapsan con tanta tragedia sin mencionar nunca que llevamos varios siglos succionando otros pueblos y a sus gentes, para engalanar nuestras maravillosas fiestas  democráticas pero ilegítimas.

Nuestro mundo es una falacia, y el suyo será pronto la respuesta debida. Ojalá nos aniquilen pronto, y descubramos cuanto antes, uno nuevo.

Sabemos quiénes son los culpables, pero nada hay más difícil que arrojar piedras sobre tu propio tejado, y nada más ruin que culpabilizar al otro por no ser capaces de reconocer los «daños colaterales» del inigualable tejido cultural occidental.

Quiero y necesito recordar, que todas las vidas rotas del Mediterráneo, todas y cada una de ellas, son los ingredientes que nos sobraron cuando cocinamos, no hace tanto, nuestro futuro.

OTAN No, Bases Fuera


Pacifismo sin escrúpulos

Siendo el objetivo de la OTAN derribar su muro del este y el de Estados Unidos la adquisición de poder a cualquier precio, no son de extrañar sus incesantes movimientos para instaurar un nuevo proceso de control social y de sometimiento, cada vez más cerca del autoritarismo y de la supresión de derechos fundamentales.

Otra cosa es llegar a comprender la catarsis popular, que en nombre de un pacifismo televisado, adquiere tintes hegemónicos y de propaganda universal. Si no fuera por las tristes consecuencias que todo ello va a tener en un futuro muy cercano, los acontecimientos devienen inverosímiles y hasta cómicos.

Del mismo modo que millones de personas “padecieron” sufrimientos ostensibles durante el abandono de Afganistán por parte del imperio, y empatizaron como nunca con sus mujeres hasta el punto de querer traerlas a todas a nuestro occidente tan amigable, ahora las mismas personas vuelven a pasar por ese proceso de humanismo incontrolable, y quieren traer a todos los niños ucranianos para adoptarlos y ayudarles alejándoles del ruido de las bombas.

Del mismo modo que millones de mujeres siguieron la estela del me too, abanderadas por Hollywood y Femen, y decidieron salir a las calles y hacer la revolución sin exigir una verdadera transformación, ahora las mismas personas gritan a los cielos para que todas las palomas blancas aleteen con sus consignas antibélicas.

Del mismo modo que media población de repente se sintió ecologista y admiró el enorme trabajo de la juventud liderada por Greta Thunberg, y tomó la decisión de tomar las calles para cambiar el planeta (mientras las verdaderas líderes eran asesinadas sin contemplación alguna en Latinoamérica), ahora las mismas personas contraatacan señalando a Rusia sin miramientos.

Del mismo modo que la población europea se encandiló con un tal Obama, y aplaudió hasta con las orejas su triunfo electoral, a la búsqueda como estaba de líderes justos y poco agitadores (olvidándose milagrosamente de todas las guerras que provocó), ahora las mismas personas exigen con los corazones rotos la paz perpetua como si les fuera la vida en ello.

Del mismo modo que los medios señalan con el dedo, y la gente avanza a paso firme al lugar señalado, llegará un día en que perseguirán comunistas y algún que otro periodista despistado. Y llegará un día en que impondrán sus designios a la luz de la censura institucionalizada, y arropados por la mágica autocracia global saldrán a las calles a celebrar el triunfo de una nueva forma de tiranía, encubierta de mayorías de temerosa ignorancia.

En una de mis últimas intervenciones advertí con claridad que podíamos caer más bajo aún y, en el breve plazo de un mes, hemos caído al precipicio. Habitantes de todas las urbes piden la paz hasta en la cola de los supermercados, los estadios se llenan con las banderas ucranianas, las calles estallan con el estruendo de millones de voces contra las batallas, los gobiernos se apresuran a lanzar sus ayudas humanitarias, y los informativos…, los informativos arruinan nuestras vidas. “Acaba de comenzar una guerra”, y todas las campanas repican en las conciencias de las personas.

Esas personas… ¿Dónde habitaban hasta ayer? ¿Dónde escondían su rabia y su dolor? ¿Dónde depositaron sus palabras y sus miedos? ¿Dónde protestaron ante las tropelías? ¿Dónde escribieron de impotencia y doloridas? ¿Dónde olvidaron sus vergüenzas?

De la noche a la mañana, las mismas personas, todas y cada una de esas personas descubrieron que había una guerra, y que semejante despropósito no se podía tolerar. Emocionadas e impulsadas por un destello interior, y armonizando con un nuevo mundo, se despojaron de todas sus vestiduras y se encaminaron con paso firme hacia una nueva regeneración de sus vidas y el planeta. Y por todo ello, les estamos sumamente agradecidos. Y si no fuera porque no nos lo permiten, estamos a nada de exigir que el próximo premio nobel de la paz sea para todas ellas, como sorprendente labor humanitaria nunca vista hasta ahora.

Arremeter contra Putin se ha convertido en un deporte olímpico, pero no es más que una automatización de la mirada enquistada. Es tan sencillo lanzar dardos contra su diana como alabar, por ejemplo, la resistencia de un pueblo luchando por su vida. Las dos caras de la misma moneda. Las dos caras del desconocimiento.

Estados Unidos sale de nuevo indemne y, lo que es peor, reforzado en su inquebrantable carrera para que Europa se mutile, y Rusia se descomponga. Es una jugada tan malvada como planeada, pero la ciudadanía de este continente está maltrecha, herida por una afección informativa espartana. Incomprensible, pero real. La cultura del monopolio globalizador ha hecho estragos, y sus redes han atrapado hasta al austero lector de novelas de evasión. Lo vamos a pagar caro, muy caro.

De nada sirve que cien guerrilleros de las redes lleven años interceptando los mensajes que lanzan los políticos y sus amigos los periodistas desde sus guaridas, y los divulguen avisando de la catástrofe. De nada sirve que llevemos años mostrando, con toneladas de información y documentación los planes del imperio. De nada sirve gritar en medio del narcotizado aforo del capitalismo; el público se entretiene con todo aquello que se divulga, como pez hambriento en medio de un mar extenso y sin vida.

Se sale a los balcones con la misma facilidad con que uno se puede ir de compras. Y hoy, se habla de la guerra como si ayer no la hubiera. Siria, Sudán del Sur, República Centroafricana, Nigeria, República Democrática del Congo, Afganistán, Irak, Yemen… No. No hay guerras en el mundo. La primera desde 1945 es ésta de Putin. La más tenebrosa, la más escandalosa, la más impune.

Todo lo demás es un simple juego, una invención comunista para distraer a los conspiranoicos. No hay maldad en el mundo. Solo Rusia encierra una crueldad necesitada de cirugía. Pero estamos acostumbrados. Las cerillas alumbran más cuando toda la cajetilla se enciende al mismo tiempo. Y todo occidente está ahora mismo ebrio de luz, iluminada por la OTAN y los Estados Unidos de América. Siento cada vez más vergüenza del mundo que me rodea.

El 02 de mayo de 2014 fueron quemados vivos en Odesa, por los neonazis ucranianos, 36 miembros de organizaciones comunistas y de izquierda. Asesinados por los mismos grupos neofascistas que respalda Ucrania y, por tanto, la UE y EEUU. Quienes sobrevivieron en la Casa del Sindicato donde se produjeron los tristes sucesos, fueron enviados a prisión, acusados de terrorismo. Pero los pacifistas que ahora brotan como setas no olieron esos cuerpos calcinados, dado que sus informantes nada les dijeron.

En la charla que dimos en el Club de Amigos de la Unesco, Javier Parra, José Couso, Evgeny Evdokimov, Purificación G. De la Blanca y yo, el 28 de enero de 2017, denunciamos el acoso y derribo a Rusia. Hablamos de la estrategia del caos, del nuevo orden mundial, del papel de la OTAN y de otras muchas historias muy tristes. Lógicamente, no os contaron nada de esa charla en televisión. Pero quienes fueron, saben muy bien lo que allí aconteció. Saben muy bien que todo lo que hoy está sucediendo, es algo tan sencillo como un plan. Que viene de atrás, del lejano occidente. Y, lógicamente, no es que no nos pille desprevenidos, es que todo nos termina por hacer mucha gracia. Oliver Stone piensa lo mismo. Desde que produjo el documental sobre Ucrania del que ya dimos cuenta, está desterrado, por intentar ser un periodista. Julian Assange también sabe mucho de eso. Está encerrado, por intentar ser un periodista. Hace pocos días detuvieron en Polonia, en un pueblo fronterizo con Ucrania, al reportero vasco Pablo González, por intentar ser un periodista. De las millones de personas que éstos días están compungidas y clamando por el arresto de Putin no van a detener a nadie. Sencillamente, porque el bando de los buenos y de los demócratas está de parte de Ucrania.

Desde 2014 a 2022 se calcula que el gobierno de Kiev ha matado a unas diez mil personas en el Donbass, con continuas incursiones y bombardeos, sin que un solo medio de comunicación de masas nos informara de ello, sin que un tierno pacifista europeo clamara al cielo ante la barbarie. Una persecución contra una población olvidada por un dios nada poderoso.

El departamento de propaganda sabe de sobra cómo engañar a la población, cómo domesticar y cómo afianzar los valores adecuados para su causa. El goteo continuado de información antirrusa ha hecho de Europa, durante todo este siglo, un enjambre de ciudadanas y ciudadanos ejemplares, convirtiéndolos sutilmente en belicistas pro OTAN. Si, en auténticos belicistas, apadrinados por la histeria colectiva y el miedo, incendiando su lado amable y quebrado de información delictiva.

Para quienes llevan mucho tiempo luchando, de verdad, contra las guerras, el actual capítulo ucraniano es una especie de consolidación del final de una era. El telón ha caído, y un nuevo capítulo de nuestra historia comienza a abrirse paso. Sobre el escenario, las arenas movedizas europeas.

Como escribe Heden Delnz, Ucrania no es más que un caballo de troya introducido por los EEUU en la frontera, y éstos vuelven a abrirse paso colocando los cimientos para nuevas guerras en Europa (entre europeos), para que puedan salvar así su agonizante modelo capitalista. Pero eso sí, sin que caiga una sola bomba en su país, mientras nosotros nos destrozamos sumisos a sus consignas.

El primero de marzo Joe Biden ofreció su primer discurso del estado de la Unión: “Pasaremos esta prueba. Para proteger la libertad y la autonomía, para expandir la equidad y las oportunidades. Salvaremos la democracia”. Muy interesante. Los mismos que provocaron el cambio de gobierno en Ucrania y financiaron a grupos nazis y se sirvieron de ellos para sus propios propósitos nos dicen que van a salvar la democracia. Los mismos que la pasada semana trasladaron a unidades de combatientes de Al-Qaeda al frente ucraniano nos dicen que van a proteger la libertad. Y mientras, el mundo lo celebra. El mundo aplaude las restricciones, las amenazas, los embargos y las sanciones económicas, deportivas y culturales a Rusia. Estamos jugando con fuego, y Europa, sobre todo, está dando alas a un nuevo tipo de fascismo, que deambula de un lado para otro, a través de “grupos rebeldes” que son capaces de instalarse en las cúpulas del poder. Jugando con fuego.

OTAN No, Bases fuera

posdata con un poco de humor: La Federación Internacional Felina (FIFe, por sus siglas en francés) también se ha sumado a las sanciones contra Rusia y ha decidido imponer restricciones a los gatos criados en el país euroasiático.

En un comunicado, la entidad afirmó estar «conmocionada y horrorizada» por la operación militar rusa en Ucrania y que no podía quedarse de brazos cruzados. Por esa razón, decidió que a partir de este 1 de marzo «ningún gato criado en Rusia puede ser importado y registrado en los libros de pedigrí FIFe fuera» del territorio ruso.

Además, «ningún gato que pertenezca a expositores que vivan en Rusia podrán participar en ninguna feria organizada por la FIFe fuera».

Como han sugerido algunos internautas, estaría bien que Occidente imponga sanciones al viento del norte, que sopla a través de Rusia.


Decálogo ucraniano

Scholz visita EE. UU. en medio de las tensiones entre Rusia y Ucrania. Estados Unidos avisa de que Rusia planea una potencial invasión de Ucrania en 2022. Biden avisa a Rusia de sanciones “rápidas y severas” si ataca Ucrania. Washington evacua al personal no esencial de su Embajada en Kiev. Macron dice al presidente ruso que el diálogo “sincero” no es compatible con la escalada. El Pentágono avisa de que Rusia sigue reforzando sus tropas a las puertas de Ucrania. La OTAN dice que hay señales que sugieren que Rusia planea un «ataque a gran escala» contra Ucrania. La UE y la OTAN defienden la integridad territorial de Ucrania y anuncian sanciones contra Rusia…

Y así, hasta el infinito. Todo el mundo se asigna la benevolencia occidental y desata una oleada de indignación frente a Rusia. Ese “país imperialista” que no hace más que invadir y anexionarse territorios ajenos e incitar a la violencia. Hay que ver, qué actitud más hostil y diabólica la de Putin, el hombre más violento de los últimos cien años. Hay que ver… afirmacionista, qué de cosas más increíbles pasan en el mundo…

01- El movimiento de protesta Maidan se desarrolló en Kiev en noviembre de 2013 cuando el presidente ucraniano Yanukovich rechazó un plan económico de la Unión Europea que imponía un régimen de dura austeridad en Ucrania como precio para la admisión en un ámbito económico dominado por los bancos alemanes. Las protestas callejeras, respaldadas por EE.UU. y la UE y con el apoyo decidido de elementos neoconservadores dentro y fuera de la administración Obama, comenzaron cuando Yanukovich aceptó un préstamo de 15 millones de dólares de Rusia y un plan económico que no requería medidas de austeridad y que además incluía la reducción del precio del gas natural ruso.

02- Ante la negativa de arrodillarse ante el dólar, el Departamento de Estado de EE.UU., como viene haciéndolo desde tiempos inmemoriales, financia una red internacional de organizaciones no gubernamentales y medios de comunicación para fabricar una oposición política y llevar a cabo un cambio de régimen. Se hace con la colaboración de neonazis y grupos paramilitares para caldear el ambiente y vender una revolución de colores. Perfecto. Todo preparado.

03- El nuevo gobierno golpista es seleccionado por una sesión parlamentaria paralela, cuando muchos miembros electos no pudieron presentarse a votar por temor real a un ataque físico. El Parlamento estaba lleno de fuerzas fascistas y semi-fascistas, así como poderosos oligarcas multimillonarios. Las fuerzas fascistas promueven el odio hacia rusos, judíos, polacos y otras minorías. A lo largo de esos años, los mismos personajes ejercen el vandalismo contra monumentos antifascistas que honran a los veteranos militares soviéticos de Ucrania y otras partes de la URSS que sacrificaron sus vidas para derrotar al nazismo durante la Segunda Guerra Mundial. El nuevo gobierno golpista inmediatamente inicia las leyes para prohibir el Partido Comunista de Ucrania, entre otras muchas lindezas.

04- Así las cosas, ya tenemos un nuevo gobierno títere implantado por los mismos de siempre. Y Rusia, nuevamente, queda atrapado entre las sanciones y la pared, porque tal y como podemos apreciar, lo acontecido obliga a nuestras democracias a tener que sancionar la actitud tan descabellada de Putin, que no tiene más remedio que abrazar la causa rusa en un territorio donde se está produciendo un nuevo ataque contra sus intereses. Y por tanto, se envían fuerzas militares a Crimea como consecuencia del golpe semi-fascista que amenaza a millones de personas de etnia rusa que viven en Ucrania. Terrible. Porque nosotros, cuando nos atacan y juegan con nuestra ciudadanía, no oponemos resistencia alguna, y hasta regalamos territorios porque somos así de bondadosos.

05- Desde el entrañable Maidan, Ucrania es utilizada una y otra vez para debilitar a su vecino, y EEUU y la OTAN no hacen más que menospreciar sus propias palabras. Recordar que en 1991 prometieron no expandirse hacia el este, y no solo lo incumplen, sino que expanden como una plaga los tanques en sus bases. Es decir, llevan más de 30 años rodeando a Rusia con armamento y amenazando sus fronteras, y resulta que es Rusia la que está poniendo en jaque al mundo.

06- Ya en 2007, Vladímir Putin denunció en su famoso discurso durante la Conferencia de Seguridad de Múnich que la expansión de la OTAN representaba una amenaza para el país e iba en contra de las promesas de la propia alianza. Pero, lógicamente, noticias de ese calado no tienen cabida en nuestros informativos.

07- La tralla que nos han impuesto éstos dos últimos meses para demonizar al presidente ruso y ensalzar la labor humanitaria no tiene desperdicio. Es tan impresentable, que da hasta vergüenza pensar y saber que los afirmacionistas son un grupo cada vez más grande. Mientras nos atosigan con la idea de la invasión rusa, unos 15 pueblos del Donbass fueron bombardeados.

08- Situación actual de Ucrania después de la jugarreta del Maidan. Lo que sucede siempre. Un país destrozado, en quiebra, y lo que es peor, un verdadero polvorín, del que ya han dado cuenta muchos periodistas. «La proliferación de la ideología nacionalista blanca en las fuerzas militares y de seguridad de Ucrania, entrenadas y apoyadas por Occidente, es un tema poco estudiado», afirmaba a mediados de enero desde Washington el periodista de investigación Oleksiy Kuzmenko. Ya lo alertó hasta la BBC en 2014 durante las protestas, cuando el periodista británico Gabriel Gatehouse entrevistó a varios neonazis orgullosos de estar al frente combatiendo a las fuerzas de seguridad ucranianas, antes de que se consumara el golpe. El nuevo gobierno apoyado por Occidente, tiene estrechísimos lazos con grupos de extrema derecha. Grupos que, además, han tenido el respaldo de la UE y de la OTAN en su formación. Y al igual que ha pasado en Iraq o Siria con los yihadistas, está pasando en Ucrania con estos personajes. ¿Cómo no vamos a defender a estos paramilitares?Líderes neonazis se hacen cargo de las fuerzas militares ucranianas y los gobernantes europeos, una familia afín a la apisonadora estadounidense, les ofrece ayuda. Es patético. Pero así funciona el mundo, y así se desintegra el hombre postmoderno capitalista.

09- ¿Quieres hacerme creer que ponen una bomba en la ventana de tu habitación, otra, en la del salón, otra en la del cuarto de baño, otra en el balcón, y tú no vas a salir a la puerta de tu casa a defenderla? Eso es lo que está sucediendo con Rusia, que está rodeada, y no de palomas mensajeras precisamente.

10- A partir de ahora, a verlas venir. Acoso y hostigamiento, sanciones económicas, estrangulamiento financiero, presión política, y pronto perseguirán comunistas como enemigos declarados de la paz y seres impresentables. Me sonrojo. Vivo en un mundo desmedidamente infantil. ¿Nadie va a imponer sanciones a los Estados Unidos de América por destrozar Vietnan, Siria, Libia, Irak, o tan solo por estar en guerra 229 años con 246 de existencia?. Vergüenza ajena.

OTAN No, Bases fuera


Pablo Hasel, preso

Esta es una de las razones de que le hayan encerrado. La letra de la siguiente canción no hace más que plasmar la realidad, y poner en jaque todas las maniobras de los medios. Pero también arroja piedras contra quienes alaban la labor de EEUU y atacan constantemente a Rusia. Pablo Hasel es una especie de banda sonora necesaria, que pone su música a infinidad de artículos que hemos escrito, intentando analizar este lamentable mundo. Ya se lo han llevado, pero con él también se han llevado tantas y tantas palabras con las que hemos gritado. No basta «solidarizarnos» con él, hay que seguir disparando con nuestras reflexiones. No es solo una vergüenza, es un nuevo golpe sobre la mesa, del poder y de la intransigencia. Ya se lo han llevado, y con él la defensa de Siria, de los refugiados, de los humillados, de los indefensos. Ya se lo han llevado, y el mundo seguirá igual, bombardeando para que florezca el capital, y muera el aroma de la verdad.

Pincha en el enlace de arriba para ver el vídeo (no me lo dejan incrustar en el blog)


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Jordi Évole

Has caído muy bajo

Con tu sonrisa ingenua e infantil contestas a todas las preguntas que te hacen en diferentes programas para promocionar esas entrevistas tan disparatadas y parciales que realizas. Es tan infame tu trabajo que un día, alguna persona cercana te lo recordará. Te posicionan en el altar del periodismo y no eres más que un títere al que no le importa llenar sus bolsillos con el dolor que distribuye e incentiva tu trabajo.

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Tienes todo a tu favor. Todos los medios, un equipo de trabajo amplio, la posibilidad de poder utilizar todas las herramientas que quieras y, por tanto, en tus manos, toda la información que quieras. Pero tienes dos cosas en tu contra; tus jefes, y tu poca vergüenza.

En la entrevista con Maduro, has sido incapaz de hacer una sola pregunta o comentario alguno sobre la injerencia de EEUU sobre el pueblo venezolano, y sobre la presión económica ejercida hasta ahogar su desarrollo. Pero, por otro lado, haces ataques continuos sin ningún fundamento, dejándote llevar por un “mandato concreto y directo”: intentar convencer a toda la audiencia de que el presidente de Venezuela es un impresentable y que hay que echarle.

Con tu ironía forzada de incompetencia pones en duda el golpe de estado que se está produciendo, porque dices que no hay levantamiento militar ni violencia. Parece mentira que no sepas todo lo que está sucediendo. Hasta el presidente te lo cuenta, pero tú pareces no querer saber nada de las verdaderas causas de la pobreza. Parece mentira que no sepas cómo se producen ahora los golpes, cómo crean a través de la teoría del caos un clima de insolvencia y hasta de terror en los países elegidos.

Pensé dejarte datos aquí para que los leyeras, pero no lo voy a hacer. Lo hago casi siempre en mis escritos, es decir, respaldarme con documentos, información contrastada y muchos informes. No lo voy a hacer porque lo sabes. Sabes lo que está ocurriendo pero prefieres cobrar, aunque ello conlleve una posible invasión, y respaldas al opresor y encima vas de periodista solvente.

No hacer ningún comentario de quién es Juan Guaidó, dónde ha estudiado y cómo ha llegado…, donde ha llegado, dice mucho de ti y de tu trabajo. Y sigo diciéndote que lo sabes, pero prefieres cobrar.

Yo tengo toneladas de información con la cual cualquier periodista con ánimo de informar y presentar una realidad  más objetiva, plantearía, sin duda alguna, otros interrogantes. Pero tu trabajo en favor del asedio y del capitalismo más ruin ha tocado techo.

Has tocado el cielo con tus manos. Pero no ese cielo limpio y azul, sino aquél donde llegan los que van a rezar todos los domingos y luego disparan con sus palabras.

Has vuelto a protagonizar un capítulo importante en favor del desprestigio de los medios. Tu ataque de ayer solo lo puede realizar alguien al que no le importa enriquecerse (sea como fuere) por realizar “un trabajo bien hecho”. Y, créeme, hiciste un gran trabajo. Para el poder. Para el más deleznable de los imperios y para que la guerra continúe.

Colaboración para Iniciativa Debate

OTAN NO, BASES FUERA


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Premiar y dar de comer

Breves:

(antenas de oro)

No hace mucho desperté con una noticia que se aproximaba mucho a una película protagonizada por unos cuantos frikis que deberían estar ya descatalogados. Decía así: «El periodista zamorano Sergio Martín, Antena de Oro de televisión por La noche en 24 horas«. El premio lo otorga la Federación de Asociaciones de Radio y Televisión de España, que reconoce a los profesionales y programas más destacados.

SERGIO MARTÍN

Es licenciado en Comunicación Audiovisual y licenciado en Sociología. Válgame Dios… Tanto estudio necesitaba su recompensa. Pero vamos por partes. ¿Quiénes más han sido premiados? Entre una larga lista, tenemos a María Teresa Campos, Alfredo Menéndez (director de Las mañanas de radio Nacional), Ángel Expóxito (Cope) o Javier Cárdenas (Europa FM). Eso este año. Creo que a lo largo de una década son premiados todos, y que no se salva ni el apuntador. ¿Quiénes forman las Asociaciones? Vienen a ser un buen número de profesionales de la radio y la televisión. Hago un repaso y ahí están: Antena 3, Canal Sur, Castilla La Mancha, Disney, La Sexta, Cuatro, TeleCinco, Tele Madrid y TVE. Lo más granado de la información. Y si anotamos las emisoras, sembramos el campo con la misma reputación.

Qué mal ha tenido que dormir alguien para despertar un día y decidir hacerse socio de esta Federación. Si lo miramos por el lado profesional, debería quitar puntos si te presentaras a una oposición. Quizás por ello se reúnen entre ellos, y en algún almuerzo que deben hacer en común deciden a quién le toca este año. Sin rubor, eso sí, porque de lo que se trata es de elegir a cualquiera que no se avergüence de tamaña elección.

Lógicamente, ninguno habrá sido reacio a recibir el premio, o habrá hecho mención alguna respecto a la denigrante situación informativa en la que nos encontramos. Todos subirán al estrado y emocionados agradecerán la recompensa. Y en su próxima intervención nos dirán que lo que prima en ellos es la independencia y el rigor.

Por un puñado de dólares son capaces de engrosar la lamentable lista de personajes que están lapidando todos los principios de una verdadera democracia.

Sergio Martín o lo que nunca debe hacer un periodista

 


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Cristina Cifuentes

Breves:

El 29 de julio en la portada de un ilustre periódico español podía leerse este titular a toda página, con la fotografía de Cristina Cifuentes como reclamo: «Sin las políticas del PP, los españoles estaríamos en la pobreza».

Esa misma jornada leo en otro periódico que ya se han impuesto las primeras multas tomando como referencia la entrañable «ley mordaza». Prostitutas de la Colonia Marconi de Madrid han sido sancionadas con 600 euros por ejecutar actos de exhibición obscena. Y a mi, se me traspapelan los ojos y los nervios me hacen chiribitas. Resulta del todo comprensible que cada cual interprete a su manera el lenguaje de las leyes, pero a mi, hoy, os puedo asegurar que las declaraciones realizadas por la presidenta de la Comunidad madrileña me resultan un meta-acto de exhibición obscena, denigrante, irremediablemente obtusa y completamente bochornosa. En nombre de la justicia social, debería existir una legislación que no permitiera, cuando menos, reírse a la cara de los más pobres, aun sabiendo que ningún pobre habrá desayunado con esa vergonzosa portada.

 

Fuente: ABC

Fuente: ABC


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Der Untergang

 ¿No sabes qué hacer este fin de semana? Te invito al cine

El Hundimiento

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La decadencia moral e ideológica se muestra para que seamos conscientes de ella, y para que actuando en consecuencia  seamos capaces de impedir que hechos de este tipo vuelvan a suceder. Pero por muy triste que parezca, dicha decadencia no solo continúa, sino que se está convirtiendo en uno de los pilares de la modernidad.

La entrada del nuevo siglo no nos está ayudando a eliminar tanta impunidad, y este mismo año, los fascistas, cientos de mercenarios, los militares de la alianza atlántica y los estadounidenses, siguen promoviendo la guerra y el odio, y miles de ciudadanos ucranianos han de vivir en sus carnes una nueva tragedia. Mientras, nuestros políticos, nuestros vecinos, y muchos europeos, terminarán interrogándose (como lo hace una de las secretarias de Hitler) por la incapacidad de reacción, sin poder dar crédito a todo lo que está aconteciendo en el patio de nuestras casas.

Y seguimos sin hacer nada…, ante tanta barbarie.

 

 

Título original, Der Untergang

Año, 2004

Duración, 155 min.

País,  Alemania

Director, Oliver Hirschbiegel

Guión, Bernd Eichinger (Libro: Joaquim Fest)

Música, Stephan Zacharias

Fotografía, Rainer Klausmann

Reparto, Bruno Ganz, Alexandra Maria Lara, Corinna Harfouch, Ulrich Matthes, Juliane Köhler, Heino Ferch, Christian Berkel, Matthias Habich, Thomas Kretschmann, Rolf Kanies, Christian Redl, Elizaveta Boyarskaya, Julia Jentsch

Productora, Constantin Film

Género, Drama. Bélico | Nazismo. II Guerra Mundial. Histórico

Web oficial, http://www.deruntergang-special.film.de/

Sinopsis

Berlín, abril de 1945. En las calles de Berlín se libra una encarnizada batalla. Hitler (Bruno Ganz) y sus fieles se han atrincherado en un búnker. Entre ellos se encuentra Traudl Junge (Alexandra Maria Lara), la secretaria personal del Führer. En el exterior, la situación se recrudece. A pesar de que Berlín ya no puede resistir más, Hitler se niega a abandonar la ciudad y, acompañado de Eva Braun (Juliane Köhler), prepara su despedida.

Premios

2004: Nominada al Oscar: Mejor película de habla no inglesa

2004: Nominada al Goya: Mejor película europea

2004: Premios del Cine Europeo: Nominado Mejor Actor (Bruno Ganz)

2004: National Board of Review, USA: Entre las 5 Mejores Películas Extranjeras

2004: Premios ded Cine Bávaro: Mejor Actor (Ganz), Mejor Producción. Premio de la Audiencia

2004: Chlotrudis Awards: Nominados Mejor Actor (Ganz), Actriz sec. (Harfouch)

2004: Premios del Cine Alemán: Nominado Actor (Ganz), Actrices sec. (Harfouch & Köhler)

2004: Círculo de Críticos de Kansas: Mejor Película Extranjera

2004: Círculo de Críticos de Londres: Mejor Actor (Ganz), Mejor Película Extranjera.

2004: Festival Internacional de Santa Barbara: Mejor Actor (Bruno Ganz)


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La Necesidad de Pedir

MiCita con las palabras:

Pedir es uno de los actos que más nos puede aproximar al sentido de la vida. Nos hace vulnerables en potencia, y solo cuando comprendamos que nada errático hay en ello, seremos capaces de cubrir la necesidad de ser reconocidos en nuestra esencia.

Photo by Joséluis Vázquez Doménech

Photo by Joséluis Vázquez Doménech ————- Auveskogen, Sandefjord


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Flores Negras

Las bases de Morón y Rota ya están operativas «contra el ébola». El imperialismo contra-ataca y España se marchita (más aún). Estamos rodeados de criminales, y este otoño vuelven a caer misiles desde las ramas que agitan los árboles del capitalismo. Nos cuentan que es necesaria la presencia de los ejércitos, allí donde los diamantes se exponen como reclamo para los harapientos políticos llenos de codicia. Felipe González comenzó la tragedia y Zapatero la rubricó como acto solemne a su salida. No debemos olvidarlo jamás, el «socialismo» español es corresponsable de muchas de las tragedias que perturban este mundo y, sobre todo, a África. Ya nos hizo mucha gracia la noticia cuando nos deleitaron diciendo que cedían la base para el Sistema de Defensa Antimisiles auspiciado por la OTAN. Y van llegando los momentos, para dar carga de trabajo a tanto militar aburrido, y así controlar el centro neurálgico de las riquezas naturales del continente olvidado.

Photo by Joséluis Vázquez Doménech

Photo by Joséluis Vázquez Doménech

Mi sangre se tiñe africana y denuncio este terrorismo que nos inoculan, como verdadera pandemia. ¿Dónde están los fiscales de los estados, los defensores de los pueblos, los jueces para las democracias, los periodistas que se exponen, y los indignados que tanto firman?. Sin cobertura, y contagiados de fiebres y diarreas que cotizan en prensa. Me sonrojan sobremanera, y me duele tanto menosprecio a la vida. La vida de los negros mineros, de los negros de las plataformas, de los negros de las tierras quemadas, de los negros explotados a conciencia, como perros para sus amos.

Las bases militares no son campamentos de verano. Son las lanzaderas de la mayor de las pestes que asola nuestro planeta, y  la tinta con la que rubrican las firmas  de la barbarie más indiscriminada: ese tratado a través del cual acuerdan sin complejos el enriquecimiento de una mínima parte de la población, y la muerte y sufrimiento de millones de personas.

 

 


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Ébola

Humanizar el ébola no significa divulgar su existencia para que todo el mundo lo conozca. Eso es… publicidad; una de las diferentes formas de comunicación que lo que pretende es, sustancialmente, generar un aumento en el consumo de un producto o un servicio (televisión).

Las cosas así, ya tenemos clara una cosa. En ningún caso el objetivo es paliar la tragedia que viven millones de personas en África, bien por esta enfermedad o por otras muchas que llaman a las puertas de sus aldeas día sí, y dia también. Tanto en el caso de Miguel Pajares, Manuel García, y ahora con el ingreso de Teresa Romero, se vehicula la información para promocionar el impacto y redistribuir las dosis necesarias para que la población siga ausente del foco de atención primaria.

Un periodismo de vanguardia nos concienciaría para dirimir una lucha entre nuestros modos de vida y las graves consecuencias que de ellas se derivan, siendo a miles de kilómetros donde se reproduce la enorme herida. Humanizar el ébola no es matar un perro para acabar con la rabia, sino fabricar nudos en nuestros estómagos llenos de desidia.

Me desintegro frente a todas las pantallas, para procurar nacer allí donde la noticia nos necesita. Allí donde no somos capaces ni de mirar diez segundos seguidos, sin que el rubor o el escándolo nos sobrecojan.

 

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Lamentable

Indescriptible

A veces los planetas, la luna y alguna estrella olvidadiza se conjuntan para regalarnos una imagen gratificante. Otras, algún humano estúpido manifiesta su presencia, y es capaz de mostrarnos la más denigrante de las tropelías, capaz de hacer sonrojar a un buitre. Es dificil poder sobrepasar los límites a los que se llega en este vídeo. No tengo palabras para describir todo lo que encierra esta escena, propia del machismo más denigrante, y de la bajeza moral y política a la que se puede llegar. Un canal de internet privado venezolano nos trae este «acontecimiento».

(ver del minuto 06’49 al 08’05)

 


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Inmersión televisiva

Tras el receso, regresamos dando paso a una tertulia en el programa de ETB2, Por fin, viernes. Y ahí estamos, procurando…

Ébola – Por fin viernes – Debate

Para acompañar mi discurso, os dejo este artículo que espero respalde mis reflexiones


«El ébola, el sacerdote y el discurso del miedo»

Puede ser relevante y puede ser noticia que caigamos en contradicciones, y que no ser consecuente en un mometo determinado haga recaer sobre nosotros la furia o la pasión desbordada de la crítica. Puede ser cierto que la supuesta solidaridad cristiana resquebrajada o dejar de encomendarse a Dios nos llamen la atención, pero dichas propuestas pueden diluirse si consideramos que todo ser humano tiene miedo, y que son muchos los momentos en que nuestra propia coherencia deja de ser el motor de nuestros actos. Nadie tiene que ser héroe, y posar la mirada en nuestro propio espejo puede ayudarnos a aproximarnos a la noticia de otro modo. Tampoco deberíamos pedirle al sacerdote Miguel Pajares lo que, probablemente, nosotros también dejaríamos de hacer un día o un momento cualquiera, ser íntegros en cada paso de nuestras vidas.

Así todo, cualquier análisis sobre los últimos acontecimientos debería redirigirnos a otros territorios donde explorar espacios más significativos e importantes.

¿Qué se esconde detrás de ésta alarma e ininterrumpida noticia televisada? Si los propios expertos en microbiología se reafirman en que el riesgo de expansión del virus en Europa es bajo, estamos obligados a desviar la mirada a otro lado.

Exclusivamente razones internas, es decir, la preocupación de la muerte de un hombre blanco occidental, son el detonador que alimenta este espacio informativo. Y nunca ninguna preocupación real por lo que pueda suceder a miles de hombres y mujeres negros, que seguirán indefensos enfrentándose no solo a esta epidemia, sino a otras calamidades que causan muchas más muertes, como son la malaria, el sida, la malnutrición, diferentes tipos de diarreas, o la propia mortalidad materna y neonatal durante el parto.

Y razones políticas y sociales son las que se manifiestan cada vez que la visualización del mal nos arrastra una y otra vez al indómito espacio del miedo. No importa que la noticia sea Boko Haram y las niñas secuestradas, el frente yihadista, el peligro ruso, o las medusas más peligrosas llegando a nuestras costas.

Un claro objetivo para convivir constantemente con la inquietud está latente, no solo en este modo de narrar las noticias, sino también con el modo en que se visualizan. La imágen del sacerdote siendo trasladado con unas medidas de seguridad extremas, y la propia enfermedad del ébola, que mata sin contemplaciones, de un modo duro y espectacular, son en su conjunto un constructo para causar cuando menos, que nuestras pasiones despierten, y se obtenga una repercusión inmediata. Se nos trae la muerte a las puertas de nuestra casa (África queda lejos), y una trágica procesión televisada acecha nuestra seguridad.

Esta mini-serie de máxima audiencia introduce una alarma social innecesaria, lo cual viene a mostrar que siguen inoculando el terror como interés de distracción masiva.

No hace falta que cada vez que haya un acontecimiento político (generalmente pre o bélico) intenten contener nuestra rabia y nuestro deseo de conocimiento ocultándonos la verdad o mostrándonos otros argumentos incendiarios para olvidarnos de él. Ya desde hace mucho tiempo la retransmisión del miedo es constante. Las dosis continuadas y permanentes de la tragedia y del mal son una solvencia para mitigar las reacciones inmediatas al dolor y la muerte. Nos están sedadando, y la gran vacuna no es precisamente la de las farmaceúticas, sino aquella que nos dispensan desde los ministerios de interior y defensa, desde las cúpulas de seguimiento masivo, ayudados conjuntamente por las unidades de prensa (a buen recaudo de las corporaciones financieras más influyentes).

Se nos transmite un mensaje desde los ámbitos gubernamentales o desde las organizaciones como la OMS, haciéndonos creer que se preocupan de nuestra salud y nuestra buen futuro, pero el objetivo es otro bien distinto; una política que persigue instalarse en el poder eternamente, utilizando una y otra vez toda una serie de amenzas (sin que importe que sean reales o ficticias), exagerando todo tipo de peligros y amedrentando a la población.

Photo by Joséluis Vázquez Doménech

Photo by Joséluis Vázquez Doménech

Terrores, cuando menos, difusos, y guerras eternas son nuestro desayuno cotidiano, invitados por todas las agencias de in-seguridad y los medios de in-comunicación.

De ese modo, se consigue no abordar los temas principales a tratar, aquello que late de fondo en la relación norte/sur. No se habla de la necesidad imperiosa de redistribuir los recursos y de invertir en asistencia sanitaria. No se habla de investigar y ayudar a extinguir las llamadas epidemias olvidadas. No se habla del saqueo, y tampoco de cómo se experimenta con la pobreza para blindar el privilegio de unos pocos.

Son muchos los escándalos que se suceden dia tras día, pero no hay que ver como una sorpresa o una indignación que las industrias farmaceúticas justifiquen su inversión en aras de suculentos beneficios. El escándalo habita en el propio sistema, que hace cotizar al alza la discriminación y el ejercicio de la violencia.

Todo ello ya nos viene a recordar que deberíamos replantearnos esa infrahumana capacidad que tenemos para valorar la vida de las personas, ese discurso moral de quien se siente superior y se sabe dominador. Y tal y como ocurre en muchas relaciones de pareja, la estrategia geopolítica basa su fundamento a través del ejercicio de la violencia, dejando constancia una y otra vez de quién manda… y quién se beneficia.

El sacerdote regresó a Madrid dejando atrás al continente olvidado, para recordarnos que el hombre blanco siempre tendrá el auspicio y la hospitalidad de Occidente, mientras el estigma de la pobreza seguirá arrinconando a una enorme población que ya antes causaba un enorme recelo y ahora, además, nos infectará nuestra sonrisa.

Y una vez infectados y ya temerosos, asumiremos políticas de confinamiento, no vaya a ser que salte la valla un guineano y el brote de la vergüenza se expanda hasta los confines del universo.

http://www.eitb.eus/es/television/programas/por-fin-viernes/videos/detalle/2481382/video-ebola-virus-incontrolado/

 


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Árida involución

(Los erizos y nosotros)

Cuando los animales se sienten amenazados el complejo sistema de supervivencia se activa ante la percepción de cualquier peligro (hay una auto regulación que ha de posibilitarla). En primera instancia la reacción más común es alejarse del contratiempo, pero si la amenza persiste, se evalúan las posibilidades de éxito ante una probable lucha.

Hace unos días me encontré con un erizo. Un pequeño animal con púas, distribuídas dorsalmente,  que descansan en la capa más profunda de grasa en el tejido subcutáneo. Bajo esta capa están los poderosos músculos orbiculares que le permiten enrrollarse como una verdadera bola cuando siente el riesgo. Su único mecanismo de defensa debió entenderlo así cuando me aproximé a él.

No había por mi parte intención alguna de acudir a combate alguno. Pero el pequeño mamífero no necesitó ni cinco segundos para esconderse en su fortaleza. No había mucho que meditar. El proceso evolutivo deja constancia en los genes del paso del tiempo y de todos los avatares. La reacción fue  inminente. No dió un paso de más y quedó quieto todo el tiempo necesario hasta advertir que lejos estaba la sombra que intuía. Podías moverlo y descubrir el envoltorio con el que se revestía. Ante cualquier gesto o movimiento no avanzaba, hacia ningún lado. La decisión era clara y concisa. Hasta que aquellos ciento ochenta centímetros dejaran de incordiarle, quedaría a merced de su suerte, y de mi empatía. (Hay otras gentes  que gustan de su carne).

Photo by Joséluis Vázquez Doménech

Photo by Joséluis Vázquez Doménech

Mi cámara hizo dos fotos. No le gustó el flash y se encogió aún más. Mientras lo observaba pensé que tenía suerte. No por mi bondad, que la doy por hecha entre millones de personas, sino por su rapidez en la toma de decisiones. Los resultados asi lo avalan; un resorte o detonador se dispara cuando algo no va bien, y se toman las medidas pertinentes para seguir el rastro de la vida, y para defenderse en ella.

¿Pero a nosotros, qué mecanismos nos permiten defendernos? ¿Cómo podemos liberarnos de todas las batallas? Quise apropiarme de esa capacidad resolutiva, y de rociarme con ella antes de prender fuego a mis reflexiones. Y me quedé pequeño y me vinieron a la mente miles de personas palestinas y ucranianas, también miles de personas desahuciadas, violadas, castigadas, humilladas, lastradas, mutiladas, hambrientas…, y sí, también asesinadas. Millones de seres humanos damnificados sin que evolución alguna otorgue ningún ingenio para defendernos de la barbarie y del dolor.

Infinidad de situaciones acechan y castigan nuestra mente sin rubor. Hemos de responder con éxito, no sucumbir y permanecer indemnes respondiendo con brillantez a cada amenza. Pero me temo que estamos rodeados de ellas, y que nos quedan cada vez menos fuerzas, cada vez menos ganas, y cada vez menos púas.

Me dormí soñando ser un erizo y maldiciendo al ser humano. Quizás fuera el calor, quizás mi latente indefensión.

Al despertar quise descubrir en mi interior algún artefacto o dispositivo para paliar el temor, el desasosiego y la obstrucción. Sentí que nuestra capacidad para herirnos es inmensa, y que alguna mutación se había desviado del camino.

La alarma siempre esta ahí, y lo peor de todo es que en el caso de los hombres los más débiles nunca tendrán posibilidad de luchar, ni de subirse a muro alguno para protegerse de las balas. Cuando decidir es una cuestión de ir a socorrer a tu hermano o dejar atrás tu hogar y huir, estamos destrozando el progreso de miles de años y, con ello, la historia de la humanidad. Cuando no existe la más mínima posibilidad de luchar para repeler los ataques, podemos considerar que la involución es el poso del capitalismo, y su consecuencia, la verguenza de nuestra especie.

Quién pudiera ser erizo en Gaza o en Donetsk, hacerse bola, y refugiarse en su escudo anti-invasor!

Colaboración para Iniciativa Debate

 

 


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¿Qué estamos haciendo?

Україна

Es duro comprobar una y otra vez que vivimos inmersos en la catástrofe de la individualidad más retrógrada e insolente. Nuevamente en Europa, a las puertas del hogar, una nueva guerra está atropellando los más básicos fundamentos de la dignidad y los derechos humanos. Desde Estrasburgo, desde Estados Unidos, y desde esa capital llamada Bruselas y a la que tantos partidos desean acudir a proclamar la inutilidad fundada de nuestros sueños, han lanzado una nueva ofensiva para asegurarse lo que vulgarmente llaman mercado, y lo que una muerte sesgada por sus bombas ya no podrá nombrar jamás. Los acontecimientos que están sucediendo desde aquél fatídico primer día en que un diplomático comenzó a hacer «negocios» se resuelven en miles de crímenes; aniquilamientos respaldados por nuestros políticos endemoniados. Ucrania se desangra en el patio de nuestra casa y desde la terraza ni tan siquiera observamos, solo asistimos a la vergüenza espantosa de nuestras vidas, enfundadas en indignaciones superficiales encorsetadas en los escaparates de unas redes sociales plañideras, propias de colectividades  que encuentran en la comunidad el respaldo a sus débiles aportaciones. Europa vomita sangre, y nosotros nos creemos unos insurgentes, porque acabamos de descubrir que la república es hipster.

Más allá de la tristeza y el dolor… ¿Dónde vamos a depositar todas estas lágrimas?

publicado en Iniciativa Debate