Anuncio emitido en Portugal
Hay que abrir todas las ventanas al mundo y, lógicamente, a la libertad de expresión de nuestros sentimientos.
Hay que abrir todas las ventanas al mundo y, lógicamente, a la libertad de expresión de nuestros sentimientos.
La madrugada del sábado, 17 de octubre, después de actuar en el Spektrum de Oslo, Lady Gaga se dirigió camino del Club Mono, con un séquito de unas treinta personas. A su llegada, y viendo la cola que había, fue a la puerta paraque les dejaran pasar. Pero el guarda allí presente, fiel a la política de su empresa, no les permitió la entrada, haciéndoles ver que deberían esperar como todos los demás, que son quienes, con sus sueldos, levantan el negocio a lo largo del año (como al día siguiente señaló en la prensa, el gerente de la sala). Dada la osadía vikinga, Ms. Gaga, optó por abandonar la causa.
Aviso: la imágen es de su estancia en Estocolmo.