Un dominio propio

Una de las más lúgubres maniobras de nuestras democracias es convertir la búsqueda de la verdad en delito y, de paso, hacer creer que las reflexiones que emanan de esa búsqueda sean consideradas subversivas o radicales.


Algunas notas de pedagogía política (nota número 4)

Un regalo para todos los «creyentes».

Cuando analizábamos la situación de Siria y Ucrania desde sus inicios, mostramos cómo los servicios secretos y agentes de Estados Unidos perfilaron muy bien cómo desestabilizar esos dos países, y cómo se las ingeniaron para que todo el mundo pensara que esos conflictos se debieron a revueltas populares que se iban televisando para respaldar la narrativa imperialista.

Siempre hemos mantenido cierta tranquilidad cuando escribimos esos artículos, porque siempre disponíamos de mucha información que nos llegaba desde los mismos territorios donde iban sucediendo los acontecimientos. De lo que no disponemos, casi nunca, y es una de las justificaciones a las que se agarra la gente para no «validar» nuestras reflexiones, es de muestras reales, precisas, claras o destacadas que puedan ayudar a darle peso a cada análisis político.

Aunque sea 10 ó 20 años tarde, la verdad se las ingenia para traspasar la censura que vivimos en Europa y EEUU cada vez que «estalla» una guerra.

Os dejo unas declaraciones realizadas en una entrevista por Jimmy Dore, comentarista político y periodista de investigación. Dejo la transcripción y el vídeo.

El citado periodista deja boquiabierto y sin palabras al presentador Tucker Carlson, famoso por su programa de actualidad política en el canal Fox News, porque no se esperaba ni por un instante que pudiera soltar por su boquita, todo ésto, hablando sobre la posibilidad de una guerra con China:

«Nosotros somos los que estamos provocando esta guerra, igual como provocamos la guerra en Ucrania. Estamos ahora provocando una guerra en contra de China. ¿Y quién se beneficia? Te lo digo ahora mismo…, su enemigo no es China, tu enemigo no es China, tu enemigo no es Rusia. Tu enemigo es el complejo militar industrial que ha estado desplumando a este país al son de cientos de miles de millones y de millones de millones de dólares. ¿Cuántas veces vamos a tener un secretario de defensa que nos diga «hey, no podemos rendir cuentas de 2 trillones de dólares en el Pentágono, otra vez»? Cosa que ha ocurrido dos veces durante mi vida.

Por si acaso, y porque presiento que este vídeo no va a durar mucho en la red, dejo otro enlace…, que posiblemente tampoco pueda ser de gran ayuda dentro de un tiempo.


Nos estamos quedando sin Luz


Sin voluntad de paz no hay solución

OTAN No, Bases Fuera


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Entre el disparate y la frivolidad

Las estrategias modernas de reinvención de los hechos permiten mostrar ridículas observaciones sin fundamento, sin que tenga importancia alguna que aquello que se nos brinda sea inasumible realmente o sea la más caricaturesca de las noticias. Se nos repite el discurso, se expande por todos los canales, se intimida con ellos, y se termina por cincelar nuestros cerebros con premeditación y mucha alevosía.

Esta semana hemos asistido a una nueva odisea informativa en el programa “El Intermedio”. Y sus protagonistas, han alcanzado las más altas cotas del naufragio periodístico y, también, del despropósito. Procurando ser breves. En el 2019/20 nos incendiaron las pantallas haciéndonos ver que Maduro era un dictador y que Juan Guaidó era el fiel representante de la futura democracia venezolana, y años después simulan una parodia mostrando cómo el personaje en cuestión no era más que un títere de los EEUU. Los mismos que intoxicaron los sucesos (entrevista vergonzosa incluida de Jordi Évole con el mandatario venezolano) ahora intervienen para hacernos ver que el proceso político vivido no era más que una de tantas maniobras de los yankees para desestabilizar el país. Debería ser denunciable, deberíamos tener el poder de mandar a los tribunales a estos sátrapas, capaces de mentir hasta la saciedad, sin que les importe que sus mentiras puedan llevar al odio, a las confrontaciones y a intervenciones que pueden terminar en guerras. Es absolutamente insoportable verles actuar.

Es que además, me pilla de lleno. Yo mismo di una charla sobre “Venezuela”, intentando explicar qué estaba sucediendo, intentando dibujar el perfil de una figura política subvencionada por EEUU, e intentando dejar sobre la mesa una serie de consideraciones, historias y documentos que reflejaban muy bien lo que estaba aconteciendo. Las cosas entonces estaban muy enconadas, y solo el hecho de sentarse ante un auditorio para ofrecer otro discurso requería de templanza y mucha investigación. Era tal la situación, que hubo hasta quien mostró un enorme enojo, haciendo ver además que era del todo inapropiado que alguien (yo), pudiera tener el valor de ofrecer aquella exposición. Es decir, se ponía en tela de juicio la intervención, sin que importara lo más mínimo qué es lo que presentaba, y por qué.

Pero es lo que está aconteciendo desde hace mucho a nuestro alrededor. El ventilador de la confrontación no descansa, y la ciudadanía toma aire sin descanso…

Esta semana también la logia informativa ha cumplido debidamente con su deber: atacar a Rusia y dejar constancia que de allí solo nos pueden llegar la maldad y el terror vestidos de fascismo. En esta ocasión, y con una labor de investigación propia de fieles escuderos que se prostituyen sin que les importe lo más mínimo su dignidad, han aireado una una nueva noticia, con el único propósito de lanzar a toda la población contra ese país vecino que hasta no hace mucho era el gran suministrador de energía para Europa. Todos los periodistas decían al unísono lo mismo: “un grupo supremacista ruso estaría detrás de las cartas bomba en España, bajo órdenes de la inteligencia de ese país”. Y continuaban…, “El Movimiento Imperial Ruso, grupo ultranacionalista nazi está instrumentalizado por Putin”. Fuentes, el Centro para la Seguridad y Cooperación Internacional de la Universidad de Stanford y funcionarios estadounidenses…

Dicen tantas barbaridades, afirmacionista, que deberías empezar a considerar qué estás haciendo con tu vida, porque lo que tú estás haciendo, está afectando gravemente al conjunto de la sociedad, hasta tal punto, afirmacionista, que lo que estás desandando y pensando, está dando alas a la OTAN y a EEUU para seguir dilapidando el mundo.

¿Sabes? Los dueños de los medios y sus acólitos ganan mucho dinero, sobre todo los que tienen amplios canales de distribución. Y cobran, para que tú, afirmacionista, les sigas la corriente y seas capaz de levantarte un día odiando a Rusia, y seas capaz de levantarte otro amando sin cesar… a toda una familia ucraniana que tiene en su casa un símbolo nazi para decorar su maravilloso hogar.

Hoy, afirmacionista, tus informadores están nuevamente de celebración, intentando atar cabos para ver cómo nos cuentan las peripecias de un jubilado burgalés que tiene contacto directo con el Kremlin, que distribuye ideología racista por redes, y que está dispuesto a hacer saltar por los aires el congreso español si a éste se le ocurre entrar en guerra la próxima primavera.

Quienes viven al margen de las consecuencias que tienen “estos acontecimientos” (esta forma de obrar del poder), y no le dan importancia a lo que ven y escuchan en televisión quizás no terminen de comprender el mal trago por el que hacen pasar a los sectores más exigentes y reivindicativos que también habitan esta sociedad. Quienes viven al margen, más pronto que tarde, lo sabrán, y un día se sorprenderán sin sueños que contar…, y menoscabada su dignidad. Porque a su alrededor, solo habrán sembrado las semillas que hacen florecer al disparate y la frivolidad.

OTAN No, Bases Fuera


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La censura tomando cuerpo de ley

Eliminar del discurso público a todas aquellas personas que lo único que desean es vislumbrar otras perspectivas se ha convertido en mandamiento para el Capital. Es igual que hablemos del virus, de la guerra o del santo grial. Si con ello estampas contra la pared el discurso oficial te conviertes en detrito social, señalado e insignificante intelectualmente.

Estos últimos meses presenciamos un nuevo capítulo, en una Alemania que vuelve a tender puentes con el totalitarismo. Una Alemania que modifica el código penal para aumentar los delitos relacionados con la libertad de expresión. 

Son muchas las personas allí que han mostrado su desacuerdo con ese ferviente deseo de llevar la OTAN hasta las puertas de Moscú, y dichas personas sufren la difamación por presentar otros argumentos, otra mirada más transigente con la paz.

Lo explica muy bien la politóloga Ulrike Guerót en su nuevo libro «El fin de Europa», escrito junto al historiador Hauke Ritz. Tratan de explicar (entre otras cosas) cómo se ha llegado al conflicto en los últimos 30 años. Con otra narrativa, claro está, y las críticas recibidas incluían hasta la petición de retirada  de su plaza titular en la universidad.

Pero además de la difamación, les cerca una legislación que pretende castigar cualquier aproximación a Rusia y hasta cualquier simbología que pueda ser identificada con este país.

La nueva inquisición es mucho más sutil, sencillamente porque la posibilidad de arrojar la piedra y esconder la mano les resulta extremadamente fácil a las élites, con la ayuda de los impresentables medios de comunicación.

Las modificaciones del código penal de las que hablamos no son sino una intimidación, un claro aviso para navegantes sin velas que les protejan.

Estamos indefensos, y ni la locuacidad más cuidada ni la poesía pueden derribar los muros que han levantado. Más que nunca faltan voces, más que nunca en medio del barro no podemos caminar para mostrar ningún horizonte.

Toda la información que se publica es parcial. Y los discursos confluyen en la misma puesta en escena. 

Muchos activistas están pidiendo a gritos que la ciudadanía alemana no vuelva a cometer la torpeza de implicarse en una nueva guerra con Rusia. Pero tienen todas las de perder; ni siquiera los partidos políticos de «izquierdas» están por la labor de luchar contra este incendio que ha quemado hasta los bosques expropiados a la civilización.


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Censurando, que estamos en democracia

Todo un entramado censor se ha venido estableciendo en nuestros países. El proceso lleva mucho tiempo. No se trata de una reacción a la guerra de Ucrania, ni se trata de una respuesta a supuestas políticas belicistas rusas. Bien al contrario, es toda una reconstrucción que proviene de políticas estadounidenses de las que ya hablamos hace muchos años, que consisten en demonizar a sus opositores e ir publicitando el rostro del enemigo para después tener el respaldo o justificación para realizar este tipo de acciones coercitivas contra la libertad de expresión. Es decir, primero se define un plan de ataque, y después se elaboran una serie de medidas que responden únicamente a los objetivos de dicho plan. Para que nos entendamos: las represalias contra los medios rusos no son consecuencia de la guerra, sino uno de esos objetivos que ya estaban prediseñados en el plan de ataque.

Cuesta creer que a estas alturas haya este tipo de sanciones contra los «disidentes» o contra todas aquellas personas que luchan por desmontar las versiones oficiales, pero es un hecho que está protagonizando uno de los más lamentables episodios de las democracias capitalistas. Me ha sucedido a mi y está sucediéndole a muchas otras personas que procuran contar o narrar sus impresiones sobre este oxidado mundo.

Ocurrió hace unos meses (el 16 de septiembre), y arrinconaron mis palabras y no me permitieron publicar durante un buen tiempo (un mes). Hoy solo deseo mostrar cómo fue el proceso y así dejar constancia de lo que está sucediendo.

Europa es cómplice

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Preocupante situación europea

Dados los últimos acontecimientos acaecidos en este mundo tan entrañable, y la respuesta ofrecida por una serie de políticos y políticas más entrañables todavía, cabe decir, sin lugar a equivocarnos, que habitamos un continente peligroso, hostil, inhumano y, lo que es peor, cómplice de las peores masacres que se están sucediendo.

Europa es cómplice de ofrecer sus bases militares para que EEUU haga y deshaga a su gusto mil y una fechorías. Bueno, lo de ofrecer es un decir, porque hay contrapartidas y toda una serie de acuerdos que ríete tú de la big farma.

Europa es cómplice de la guerra de Ucrania. Ayudó, promocionó y dejó las puertas abiertas al golpe de estado camuflado para poner un títere de los EEUU en Kiev. Ello no sería nada si, además, añadimos que desde 2013 han permitido armar y nazificar dicho país.

Europa es cómplice de la masacre (se calculan unas 20.000 muertes) perpetrada por Kiev en las zonas pro rusas de su territorio. Uno, por ayudar en el cambio de gobierno, y dos, por hacer todo lo posible para que los mercenarios periodistas mientan o callen sobre todo lo que ha ido sucediendo desde entonces.

Europa es cómplice del ataque continuado sobre Rusia, rodeando el territorio de este país con armamento, con bases y con una estrategia política exageradamente beligerante, permitiendo y favoreciendo la expansión de la OTAN hasta el cuarto de baño de sus vecinos. A su vez lo es por permitir el incumplimiento de los acuerdos políticos establecidos desde la caída del muro y que prohibían que el brazo armado del capitalismo se aproximara a las fronteras rusas.

Europa es cómplice de la falsa austeridad energética anunciada en decretos y leyes en todos sus rincones, que solo beneficia a las grandes corporaciones. Sus beneficios desorbitados obtenidos a partir de las sanciones a Rusia (BP ganó 6.900 millones de libras entre abril y junio) son un insulto a nuestra inteligencia y nuestra paciencia. Paralelamente, la “crisis” golpea a un alto porcentaje de la ciudadanía europea, que es capaz de alinearse con las brabuconadas de sus dirigentes.

Europa es cómplice de deteriorar el nivel de vida de sus representados. Está obligando a la población más débil (sin que se le caiga la cara de vergüenza) a sufrir las duras consecuencias de una escasez energética impulsada por su propia neglicencia. ¿En qué consiste dicha negligencia? No hay que darle muchas vueltas. Impulsa y patrocina las políticas más beligerantes (en obediencia clara a los EEUU) precisamente con los países productores de energía; Rusia, Irán, Irak o Libia (y pronto van a por Argelia).

Europa es cómplice de la anexión continuada de países a la Unión, para desestabilizar la paz y dotar a éstos países de la capacidad para fomentar guerras y conflictos allá donde hagan falta (Albania, Kosovo). El caso de Suecia y Finlandia es especialmente ridículo (siempre visto desde el punto de vista del supuesto conflicto existente con Rusia); llevamos décadas sin problema alguno, solo los medios son capaces de aflorar ese tipo de sentimientos hasta ahora inexistentes. La verdadera razón de la adhesión de estos dos países es por el control de territorios en el polo norte, zona de futura explotación natural y geoestratégicamente esencial para el capitalismo rampante.

Europa es cómplice de alentar la guerra y esconder la mano. Todo ello de la mano de insignes protagonistas como Josep Borrell y Javier Solana. Éste último acaba de protagonizar uno de los mensajes más esclarecedores de los últimos tiempos, en relación a ésta patética sumisión que ofrece nuestro continente al imperio. No hay lugar para la duda. El 06 de agosto, a las 11.47 p.m., intranquilo por no poder ir a dormir sin lanzar un tuit viral, escribe en relación al aniversario del lanzamiento de la bomba atómica, y podemos leer: “El 06 de agosto de 1945, hace 77 años explotó la primera bomba nuclear sobre Japón. Tres días después la segunda. No olvidar”.

No hay psicólogo, politóloga, psiquiatra, socióloga, ni historiador, que no pueda llegar a otra conclusión. Este tipo es un hombre que deja mucho que desear. La bomba, explotó así sin más. Iban los japonesitos caminando por Hiroshima, y el cielo se enfadó con ellos y zas! Por aquellos tiempos, las bombas explotaban solas. No las tiraba nadie. No como ahora, que Putin no hace otra cosa que lanzar y disparar como un cosaco. Perdón, como un ruso mal avenido. Y días después, cayó otra, sin que nadie pudiera determinar cómo son posibles acontecimientos de tal calibre, nunca mejor dicho.

Europa es cómplice porque estas últimas palabras no son la excepción. Son la norma entre todo el equipo político que nos dirige desde Bruselas. Somos unos payasos al servicio del terror, y en vez de gobernar para conseguir una paz estable lo hacen para arrodillarse ante su amo. Ejemplos los hay a miles. Terminaré con uno más cercano y emotivo, a ver si la fracción pseudoizquierdista amante de todo lo que rodea a Podemos se rasga las vestiduras y se echa a la calle de una vez a luchar por lo que hay que luchar y se deja de tonterías.

Europa es cómplice desde la A hasta la Z en su permisividad con el genocidio israelí. Las 46 muertes en la Franja de Gaza son un fiel reflejo de ello. Son, también, consecuencia de explosiones extrañas que surcaron los cielos palestinos. Ni un solo gobernante, nadie, ha roto relaciones con Israel. Nadie ha propiciado sanciones para detener acciones tan inhumanas. Nadie ha tomado decisión alguna para expulsar a Israel de acuerdos políticos o deportivos. Nadie ha sido capaz de llamar a los medios y dar voz a la justicia o a la esperanza. Nadie. Y aquí llega la eclosión en forma de políticas feministas de rosas con espinas; Yolanda Díaz, en alusión a la masacre, y haciendo honor también a dicha sumisión, nos deleita con otro maravilloso tuit, que comienza así: “El repunte de la violencia en la Franja de Gaza es alarmante”. Luego lo tamiza con bombardeos inaceptables sobre población civil (incluso con vidas de niños). Y termina expresando que la comunidad internacional tiene que ser más ambiciosa. Madre mía, qué miedo a expresar la verdad sin tapujos. Qué lamentable tiene que ser estar en política obedeciendo las reglas más importantes y actuando de cara a la galería en todo lo demás.

No, no se trata de un repunte de la violencia. Se trata del mayor asedio ejercido sobre una población en los últimos 50 años, de un apartheid sin escrúpulos, de incumplimientos de acuerdos, y de una continuada sucesión de vulneraciones de los derechos humanos más básicos. Se trata, sin más, de un Estado criminal.

Cansados ya de tanto engaño y tanta teatralización de las causas justas de las modernas izquierdas de pacotilla. Lo urgente y lo grave, son las guerras y la pobreza. Un no rotundo a la OTAN ayudaría al feminismo, al ecologismo, al pacifismo, y a la consecución de un mundo más justo. ¿No creen que ya es hora de ir al fondo de la cuestión? Cansados ya, de la agenda 2030 y de la impresionante lucha LGTBIQA+ por un mundo sin par (no binario).

Europa es cómplice de la demolición del pensamiento crítico, cómplice del tratamiento infantilizado y demagógico de las ideas y de las reflexiones, de la observación y del silencio.

Ahora, solo queda asistir a una serie de revueltas y quejas, que serán tamizadas repentinamente antes de que el frío invierno nos congele (con el Covid 22, con el cambio climático, con Rusia, y con lo que haga falta). Con soberbias declaraciones de gobernantes sin escrúpulos, que a sabiendas de que están destrozando a su propia ciudadanía seguirán dando la mano, y muchos misiles, a Ucrania (como acaba de declarar la ministra de Asuntos Exteriores alemana). O lo que es lo mismo, seguirán respaldando a EEUU en su policromada lucha desde la distancia, sin que las balas les rocen sus fronteras, sin que sus soldados mueran en los todos los frentes que abren como si fueran latas de conserva.

Ahora, solo queda asistir a una serie de revueltas y quejas, como en Italia, la Gran Bretaña o en la República Checa, con una capital que ha asistido a la primera gran manifestación. Queda ver qué sucederá en España, pero todo apunta a que los sindicatos harán de cortafuegos, los medios exhibirán la fuerza del miedo, y la población seguirá dormida en su propia cueva, calentándose el culo con la pantalla de la televisión.

Y hasta aquí puedo escribir. Solo subrayar que Europa es cómplice, sí, pero que en Europa viven, al parecer, millones de habitantes sumamente preparados. Preparados para sucumbir a una nueva ola de estupidez humana.

https://es.euronews.com/2022/09/04/decenas-de-miles-de-checos-piden-la-dimision-del-gobierno-de-coalicion

OTAN No, Bases Fuera


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De Afirmacionistas y otras catástrofes

¿Cómo va todo? ¿Hacemos un repaso/anecdotario para intentar ver cómo funciona todo desde hace muchos años?

Lo han conseguido. Han destruido los servicios populares de los ejes más importantes de la administración del Estado (centros de salud, hospitales, institutos, colegios, oficinas de empleo, etc.) y nadie ha protestado. ¿Cómo lo han conseguido? Sencillo. La naturaleza ha obrado el milagro (con sus epidemias, incendios, calores y guerras) y ha ayudado casualmente a que el capitalismo más ruin pretenda salvarse ahogando a un alto porcentaje de la población y aupando a los cielos a un mayor número de sinvergüenzas. Sería un resumen un tanto acelerado y parco, pero muy próximo a la realidad. En el camino, la cara de estupefacción de millones de afirmacionistas acongojados con los precios de la gasolina, del aguacate, de la luz y de la habitación de hotel. ¿Qué le vamos a hacer? Es lo que hay.

El miedo y la opresión informativa han calado hondo, y ya es posible que cualquier noticia sea creíble, porque muchas son las barbaridades que han cegado la vista de las generaciones mejor preparadas del mundo occidental. ¿Se han preocupado éstas, mínimamente, de indagar para saber qué ha ido sucediendo?

Vamos por partes, ¿han escuchado, por ejemplo, lo que ha dicho el entrañable Antony Fauci sobre la vacunación. Es paradigmático; en el enlace que añado viene a decir sutilmente que la vacunación no ha servido para nada. “Esta no sería la primera vez, de darse el caso, de que una vacuna que aparentaba ser buena, en principio segura, en realidad hiciera que la gente empeorase”, dice. Empezamos bien…

¿Han escuchado los gritos de rabia e indignación que llegan desde África y los países más empobrecidos del mundo, hartos ya de EEUU, de Europa y de su explotación continuada desde tiempos inmemoriales? ¿Han atendido a las votaciones de la ONU, donde se aprecia claramente este proceder, y ya podemos confirmar que una serie de gobernantes están diciendo al mundo que hasta aquí hemos llegado? ¿O siguen teniendo pesadillas en sus sueños húmedos con Putin? A día de hoy, ya hay hasta quien se salta los protocolos oficiales y nos regala maravillosos gestos de indignación y rebeldía (esos que en Europa tanto se necesitan y han quedado sepultados bajo el fango de la desinformación). Observen qué le sucedió a nuestro querido Macrón hace bien pocas jornadas en su repelente visita a África. Es de lo mejor que he podido ver últimamente, y debería llevarse como performance a algún museo parisino. En Benin, un señor que aún no he identificado, se sacude la chaqueta con gesto evidente en la misma zona donde el señor presidente le toca. Perdonarme, me emocionan estas pequeñas historias que tratan de ocultar como si les fuera la muerte en ello.

¿Han escuchado a una líder aborigen, senadora por Australia, enfrentarse como pocas personas lo han hecho y encararse ni más ni menos que con la lugarteniente de los demonios y los infiernos, Isabel II de Inglaterra? A Lidia Thorpe la obligan a repetir discurso tras expresar con brazo en alto que jura solemnemente que será fiel a la colonizadora, su majestad la reina, al recibir posesión de su cargo en el Parlamento. Con diez bemoles.

Hay vida, donde hay rebelión. Europa, en cambio, está completamente entregada al fervor guerrero de sus amos. Hasta tal punto, que logra convencer a su población (recordémoslo, la más preparada del mundo mundial) de que debemos seguir a pies juntillas la labor humanitaria de Volodímir Zelenski. Claro está que tiempo después son muchas ya las personas que han visto que algo no va bien con este sujeto, pero ya es tarde, como siempre. El nazismo ya ha echado raíces y Ucrania, después de muchos años de propaganda y promoción del odio hacia todo lo ruso, ha terminado por cometer los actos más execrables que se puedan imaginar. Y como este capítulo es fundamental para entender lo que ha ido sucediendo, proponemos tres episodios que son fiel reflejo de mis palabras.

Como todo acto premeditado y bien elaborado, los gobernantes ucranianos, con la ayuda inestimable de los Estados que más desunen el mundo, fueron capaces de diseminar la rabia entre sus habitantes, para que después, en una futura guerra que sabían iba a acontecer, fuesen al frente a asesinar a una población que lleva casi diez años siendo diezmada y violentada. Un claro ejemplo lo tenemos en Petró Poroshenko, que aburrido de la vida fue a la ciudad portuaria rusófona de Odesa, en el sur de Ucrania, el 23 de octubre de 2014, para decir ésto: Porque nosotros tendremos trabajo, ellos no lo tienen (ni lo tendrán). Tendremos pensiones, ellos no las tienen (ni las tendrán). Tendremos ayudas para las personas, los niños y los jubilados, ellos no las tendrán. Nuestros hijos irán a la escuela primaria y al maternal, los suyos permanecerán sentados en sus sótanos. ¡Porque no son capaces de hacer nada!. Es así, y precisamente así, que ganaremos esta guerra.

¿Han escuchado las declaraciones de la secretaria de Estado Adjunta de EEUU para Asuntos Europeos, en las que sin pelos en su lengua nos recuerda “Que se joda la UE”? Declaraciones filtradas de una conversación diplomática, como se ve, nada diplomática, pero que concuerda a la perfección con lo que le ocurrirá posteriormente a los dóciles habitantes europeos, tan mansos y amantes de la democracia estadounidense. Adjunto enlace elegido a propósito, para que se puedan observar muy bien las restricciones y dificultades que hay para contar aquello que acontece y se desea ocultar constantemente. Es decir, lo hago para que se sepa muy bien que informar no es fácil, para que se sepa bien que la libertad no existe en Europa, y para que se sepa bien cómo nos tratan.

¿Han escuchado lo que sucedió en el Parlamento griego, cuando Zelenski tiene la osadía de presentarse con un nazi ante ellos, como quien no quiere la cosa? Y mientras, en todos los parlamentos europeos, incluido el magnífico parlamento español, se aplaude a un líder que está destrozando su país, acompañado de una banda de crueles personajes capaces de coger como escudos a la población civil pro rusa y desatar el pánico con sus atrocidades?

No sentí tanta vergüenza desde hace mucho. Millones de personas aplaudiendo a un impresentable, difundiendo el nazismo y favoreciendo el declive de Europa. Millones de los que ahora muchos se hacen el sueco, visto cómo va a terminar todo y vista la portada del Vogue. Y en unos meses volverán a hacer el ridículo con cualquier otro episodio internacional, apoyando una nueva barbarie y dando alas a quienes nos consumen en la hoguera de sus vanidades.

Llevo tiempo escribiendo desde esa desazón tan perturbadora y triste. Ahora, instalados los malos augurios entre la población, gran parte de ella está sumida en el caos, como el mundo, agitada por las constantes exhibiciones de prepotencia del gabinete de Biden, y no sabe quiénes son los culpables de tanta humillación. Es demoledora está constatación pero es real. Una inmensa mayoría de la población solo es capaz de llegar a decir que Putin es un prepotente, que el mundo está mal, y que ojalá termine la guerra pronto. Es impresionante, y no tiene ni idea de que la OTAN y sus jefes, están atizando Kosovo, el Pacífico entero, Armenia, El Sahel, América del Sur y la Cochinchina. Todo ello después de haber provocado en Ucrania una catástrofe sin inmutarse.

El otoño va a ser muy divertido. Pero necesito insistir en ello. Todo lo que nos va a suceder es poco. Es absolutamente impresentable que las generaciones mejor preparadas sean las más castigadas, por su propia ignorancia, por su propia adhesión a la causa; al capitalismo dando sus últimos coletazos caiga quien caiga.

Ánimo afirmacionistas, creyentes de todo, fieles lacayos de los medios. Ánimo, porque lo vais a necesitar. Día si día también leer con atención y seguir vuestras vidas, como si no pasara nada. Seguir, y sonreír al nuevo mundo. El circo no va a parar, cada semana nos tratarán como imbéciles.

Y así sucede cuando nos llegan noticias sobre Afganistán con el asesinato de otro líder de Al Qaeda. El mismo proceder (y teatro) se dio hace once años con un acontecimiento que ya dejó muchas lagunas (en mi, claro está, no en el mundo), y que deseo subrayar antes de retirarme al final de mis vacaciones. Benazir Bhuto fue aniquilada allá por 2007 poco después de que en una entrevista afirmara que Ben Laden habría muerto antes de que Obama lo hubiera “eliminado” en 2011.

La última y, tristemente, verdadera noticia es la política de apartheid diseñada por Israel y que tan bien pone en práctica contra el pueblo palestino. Con el beneplácito de nuestro mundo, de nuestros representantes que no lo son, de nuestras democracias que no existen, y de la ciudadanía, si, de la ciudadanía, que con su silencio, su permisividad y su patética actuación en relación a las guerras y la pobreza lo único que hace es permitir que todo siga igual, permitir que su maravillosa creencia en el capitalismo horade hasta los últimos surcos que subyacen bajo sus sangrantes heridas.

Todo un poco increíble verdad… Hay que tener mucha bajeza moral y aversión hacia el buen trabajo profesional para hacer público este titular. Pues todo ello no representa sino una milésima parte de la cruda realidad. (Lo ejemplifica muy bien también la dimisión de la directora de Amnistía Internacional en Ucrania. Su organización ha dejado claro que el ejército ucraniano pone en peligro a los civiles, al utilizarlos como escudos humanos constantemente. Y como ese informe pone en evidencia el proceder de Ucrania en esta guerra, va y deja su cargo, enojada porque todo es propaganda pro-rusa. Imaginen qué está sucediendo realmente para que una organización como AI sea capaz de realizar dicho informe.)

Y en medio de toda esta parodia, interpretada a la perfección desde el afirmacionismo, a todos nosotros y nosotras y a los de más allá, sin despeinarse en absoluto, nos han aniquilado y desmantelado la mayoría de los servicios sociales, obligando a los dirigentes de los estados (que se eligieron para mejorar las condiciones de vida de las mayorías), a subir y subir y subir los presupuestos en gastos militares. Porque nos va la vida en ello, dicen. La vida de nuestras democracias de pacotilla, que se jactan del desarrollo insostenible usurpando todos los recursos que encuentran a su paso. Al paso delictivo de un colectivo del que no debemos olvidar, formamos parte.

Pues nada, cuidaros y hasta la próxima.

OTAN No, Bases Fuera

Colaboración para «Ojos para la Paz»


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Ya no quedan periodistas

Quiero creer que quienes desarrollan cualquier tipo de trabajo en los medios, defienden, por principio, la libertad de expresión. También quiero creer que la mayoría se desenvuelven en su espacio con la certeza de que todo aquello que escriben forma parte de su amplio espectro de análisis, y de que tienen la inmensa posibilidad de opinar de todo aquello que deseen con absoluta autonomía. Quiero creerlo, pero no puedo. Y hay muchas razones para ello.

La primera razón y fácilmente identificable se observa cuando uno lee todos los periódicos, atiende todos los informativos y regresa a sus interrogantes con la clara convicción de que la pluralidad no existe. La evidencia nos lleva por un único camino en el que se especifica que solo podemos observar el mundo desde un único prisma. Esa opción es, desde luego, contraria a los valores que deberían prevalecer al realizar dicho trabajo.

¿Cómo es posible que todas las portadas dirijan nuestra atención al mismo escenario? ¿Cómo es posible que en dicho escenario haya el mismo número de actores, y cómo es posible que para todo el mundo, uno solo sea declarado enemigo común como responsable de todas las tragedias? Dicha posibilidad, en un entorno democrático y vivencial, sería imposible en nuestros círculos personales. No habría ninguna posibilidad de que todos coincidiéramos. Ello, en situaciones libres y respetuosas. Quienes se dedican a escribir, del mismo modo que quienes se dedican a vivir, deberían abarcar todos los espectros de pensamiento, y deberían ser reflejo de una sociedad heterogénea y diversificada. Deberían, pero cuando vamos interpretando sus mensajes resulta que se posicionan casi sin excepción en una estrecha franja un tanto sospechosa. Estrecha y, lo que es peor, malévola.

La segunda razón que nos lleva a no creer sus palabras viene determinada por la absoluta falta de criterio en sus análisis. Es cierto que un buen número de trabajadores del gremio se dedica a opinar en los espacios que les ceden para ello. Para hablar de las lluvias torrenciales, de la violencia de género, del cambio climático o de aquello que les venga en gana. Pero cuando les da por hablar de política hay una especie de comunión, y una tendencia excesiva a mostrar las mismas credenciales haciendo un flaco favor a la humanidad. Se desentienden de todo análisis, y se sumergen en la fortaleza del discurso dominante como quien no quiere la cosa. Eso sí, pueden hasta llegar a escribir bien, pueden ofrecernos poesía, pueden hasta convencernos de que tienen educación y son buenas personas. Pero irrumpen en nuestra tranquilidad desmontando la existencia de la supuesta libertad de prensa. Una mayoría aplastante siguen el curso del río. Y el torrente nos arrastra con fuerza.

Hay una tercera razón. Esta es la más invasiva para su ego. Tienen la certeza de que sus directores de orquesta, es decir, quienes les pagan, les ofrecen absoluta libertad para que escriban sin ningún tipo de trabas. Es decir, viven su trabajo pensando y sintiendo que escriben sus reflexiones incorporando todo su potencial (en ocasiones piensan hasta en su arsenal crítico). Pero claro, olvidan por completo que adolecen de absoluta capacidad para poner, no ya a sus jefes, sino también a sus lectores, contra las cuerdas. De todo ello se deduce algo primordial; el común de los colaboradores de los medios están ahí para entretener, para aliviar nuestras penas y nuestros sueños, no desde luego para alimentar nuestra capacidad crítica y de acción.

Y yo me pregunto. ¿No deberíamos todos escribir para denunciar, escribir para promocionar la verdadera libertad, escribir para dar voz a quienes no pueden, escribir para contrarrestar la desigualdad, escribir para buscar un poco más de justicia, escribir como verdadero acto político? Comprendo que haya otros componentes, incluso puedo llegar a comprender que se escriba para aliviar el dolor interno; yo lo hago a menudo. Pero escribir reflexionando sobre el contexto que nos rodea y ser incapaz de dar un golpe sobre la mesa dice mucho de cierto posicionamiento ante la vida, dice mucho del acatamiento.

¿Tan ardua es esa labor? Parece ser que sí. Ardua, y un tanto ciega. De todas las columnas que he leído este último mes es casi impensable encontrarnos con alguien capaz de detenerse a reflexionar, no vaya a ser que le despidan ipso facto por su osadía. ¿Tan complicado es disentir? ¿Tan laborioso es procurar aproximarse a otras realidades? Dado que estamos criticando el trabajo o las formas de quienes deberían representar la libertad de expresión y, claro está, un mínimo de capacidad de análisis, vamos a exponer con un ejemplo muy sencillo lo que está sucediendo en el submundo del periodismo.

Como ya todo el mundo sabe, Putin es un sujeto que deja mucho que desear. Ha efectuado un ataque sin precedentes, y como reacción del todo comprensible, corren ríos de tinta sobre él y sobre Ucrania. Es decir, escribir sobre ello hasta se convierte en un acto involuntario. La cruda realidad te lleva… Así las cosas, infinidad de “periodistas” se ponen manos a la obra. Pero mira tú por dónde, irrumpen en la sala sin realizar bien su trabajo. Son tan brillantes en sus exposiciones que a nadie se le ocurre poner en jaque, primeramente, a su propio periódico, porque ni se les pasa por la cabeza pensar que quizás, el medio para el que trabajan está mintiendo sin cesar.

Ya expusimos el cuento del bombardeo de las centrales nucleares. Al parecer, no es suficiente para poder llegar a poner en duda el trabajo que realizan sus compañeras o compañeros. Las cosas así, vamos a intentar ponerlo más fácil. Vamos a recordar el episodio de una mujer embarazada que sale de un hospital toda compungida y ensangrentada, y las televisiones de todo el mundo reponen sin cesar esas imágenes, con el único objetivo de constatar la maldad del gobierno ruso. Esa secuencia aparece posteriormente en todos los periódicos, y se hace viral el terrible dolor que se instala en Ucrania por la despiadada acción llevada a cabo por el ejército ruso. Si añadimos a ello infinidad de noticias del mismo pelo que van apareciendo cada nueva jornada, nos encontramos con un panorama un tanto desolador.

Bien. Ese escenario es propicio para que tertulianos, columnistas y articulistas de toda clase se pongan manos a la obra. Pero eso sí, sin dedicarle un minuto a uno de los principios básicos que debe cimentar su reflexión. Un minuto, por dios. Un minuto. ¿No debería ser de obligado cumplimiento poner en duda información que puede ser relevante para movilizar a las masas y con esa movilización crear políticas que pueden alterar el ritmo de los acontecimientos? ¿No debería de ser de obligado cumplimiento no tener la desfachatez de ser altavoz de los perversos usos de la información? Parece ser que no.

Has de saberlo. El periódico para el que trabajas miente, y tú, ni te inmutas. Es más. Sigues el juego, y nos deleitas con tus apreciaciones tan sentidas. Miente, y las consecuencias de esas mentiras construyen guerras, invasiones, e infinidad de muertes y atrocidades. ¿No es todo ello suficiente para que interrumpas tus pasos? ¿No es todo ello suficiente para que, por una vez, acometas el trabajo de investigar un poco antes de escribir? Deberías pensarlo. Y deberías de hacerlo. Porque saber que hay gente detrás que te lee y espera como el agua de mayo tus impresiones, ya solo eso, debería ser motivo suficiente para contrarrestar el asedio del imperio.

El periódico o la revista o la televisión para la que trabajas difundió una y otra vez falsas noticias con el único fin de acorralar a Putin, sancionar a Rusia, y establecer nuevos juegos estratégicos y de poder en base a la mentira. Una y mil mentiras, hasta el punto de que uno ya no sabe por dónde debería empezar.

¿Qué sucedería si supieras que lo que estoy transmitiendo aquí se corresponde con la realidad? ¿Qué sucedería si me leyeras y comprobaras y constataras que trabajas para un medio que no repara en seguir el rastro de la construcción del odio en beneficio de los mismos de siempre? ¿Qué harías? Me temo que nada. O si. Me temo que, sencillamente, me ignorarías, por el bien de no se qué orgullo.

Las imágenes de las consecuencias del bombardeo del hospital, la construcción narrativa de la mujer embarazada, el asedio del ejército ruso y la matanza de civiles en ese edificio (mujeres y niños), fue un complot. Igual que lo es el alarde informativo creado en torno a Mariúpol. ¿Te has preguntado qué narices ocurre en esa planta de Azovstal? ¿Por qué tanta insistencia en comunicarnos sobre la enorme desgracia que supone asestar un duro golpe a un buen número de nazis? Como siempre, es mucho más sencillo de lo que parece. En la acería en donde resisten sin piedad los soldados ucranianos hay muchas cosas preciosas, y diamantes en bruto, que Occidente quiere ocultar y, sobre todo, hacer desaparecer, como quien no quiere la cosa.

Vamos allá periodistas. ¿Vuestro olfato no os dice nada? Hay que ver, que fácil os llenáis los bolsillos para callar nuestras bocas. Tras las operaciones de última hora realizadas por el ejército ruso va apareciendo aquello que ya suponíamos. Entrenadores de guerras internacionales escondidos en los refugios subterráneos. Kilómetros y kilómetros de agujeros negros. ¿Qué hacen allí? Todo apunta a infraestructuras de la OTAN, operando de manera secreta contra Rusia. Ya fue detenido el general canadiense Trevor Cadieu hace un par de semanas. Ahora, parece que un general estadounidense, Eric Olson, el teniente coronel británico John Bailey y cuatro instructores militares de la OTAN le siguen los pasos. Es difícil confirmar este tipo de noticias. Todos a una lidian para que sea imposible poder mostrar nada que interrumpa esta oratoria belicista atlántica.

Pero al final, la lógica entra por la puerta y EEUU sale por la ventana. No olvidemos lo ocurrido en Bucha, la famosa masacre recreada para que odiemos a Rusia y podamos optar así a una parcela celestial. La delegación rusa insistió una y otra vez en la falsedad de las noticias, y repitió por activa y por pasiva que deseaba más que nadie una investigación, y pidió también la reunión del Consejo de Seguridad. Pero la ONU, bajo presión de EEUU y la Gran Bretaña (que preside en estos momentos dicho Consejo) no lo permitió. Ah, lo siento! Y como bien escribieron en France 24… “A pesar de no tener pruebas contundentes, los indicios de la autoría rusa de los crímenes en Bucha han puesto en marcha otra ronda de sanciones”, que es de lo que se trata, sancionar y sancionar, hasta ahogar al enemigo, hasta saciar esa sed llena de maldad y prepotencia.

Ayer todas y cada una de las portadas amanecían con el mismo titular. La evacuación de militares en Mariúpol. Es increíble. A una rendición en toda regla, porque ya no les queda otro remedio, le llaman evacuación. Encima una evacuación realizada por Ucrania. Y así amanecemos todas las mañanas, frente a las trincheras informativas, linchados y apedreados por los mismos que nos quieren hacer creer que tenemos libertad de información.

El delirio se instaló en Occidente y la barbarie está servida. Qué más da que EEUU fuera quien declarara la guerra a la Corte Penal Internacional (rechazan la legitimidad de toda organización que pretenda investigar crímenes de guerra perpetrados por ciudadanos estadounidenses), qué más da que sus bases militares puedan instalarse en todos los rincones del planeta, qué más da que un tórrido calor flambeado por sus armas nos rodee por todas partes. Todo responde a una realidad inalterable. Nada ha cambiado en 50 años, y nada va a cambiar. El periodismo de verdad podría hacerlo, pero si tú también te vendes a cualquier postor, ¿qué nos queda?.

Nos quedan personas, muy pocas personas, que están haciendo una ingente labor para alzar la voz en medio del desierto. Y a esas personas van dedicadas cada una de mis palabras. A esas personas que sin ganar absolutamente nada por ello, nos educan y nos impulsan.

OTAN No, Bases Fuera


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La propaganda bélica de la OTAN

Probablemente, estamos asistiendo a la internacionalización de la mentira en su mayor grado de intensidad. Nunca hasta ahora los medios habían llegado tan lejos y con tanta precisión. El éxito que arrastra la campaña de difamación de Rusia es exponencial. A cada misil publicitario, se redobla el porcentaje de población que tiene claro que Putin es su mayor enemigo. A cada folletín informativo en los telediarios le sucede la lástima, como parche decorativo de la inercia que arrastra consigo toda la propaganda del régimen imperialista. Lástima por los efectos perversos de toda guerra. Lástima ante las canallas imágenes subtituladas. Y, la mayoría de las veces, falsas.

El problema, el primer gran problema al que nos enfrentamos, es la ignorancia. El segundo, el desconocimiento de dicha ignorancia. Estamos, en cierta medida, ante una debacle humanitaria. Y del mismo modo que ha sucedido con la pandemia, Occidente se ha vestido de autarquía para ofrecernos, en exclusiva, la única interpretación posible. La suya.

En los muchos años que llevamos interpretando el oficialismo del discurso globalizador, sabemos ya unas cuantas cosas. Pero basta una para saber por dónde van los tiros (y nunca mejor dicho) y para sacar la única conclusión viable. Los gobiernos que se van sucediendo en EEUU no solo representan la mayor amenaza para la humanidad. Son, sin lugar a dudas, el mayor enemigo de la humanidad. Quien no tenga claro esto, debería ir retirándose a sus aposentos. Y una de dos, o tomar la determinación de informarse, o no inmiscuirse, bajo ningún concepto, en ninguna propagación de la mentira. La razón es obvia, y fundamental. No posicionarse en contra de dichos gobiernos, de la OTAN, y de la UE en éstos momentos, es dejar vía libre al nazismo. Es permitir el saqueo. Es dotar al poderoso de todas las herramientas para que siga torturando y aniquilando toda esperanza de cambio.

Podríamos resumir todo ello en una frase, bien clara, y bien definitoria. Si todo el mundo supiese lo que es capaz de hacer el brazo armado del capitalismo, saldría corriendo. Procuraría escapar del asedio y del terror. O lo que viene a ser lo mismo. Si todo el mundo supiera lo que ha sucedido en Ucrania desde finales de 2013, se echaría a temblar, y no precisamente por los bombardeos rusos.

La cuestión, la duda…, sobrevuela en muchos de nosotros. ¿Deberíamos poner las imágenes? ¿Deberíamos destrozar corazones con toda esa documentación de la que disponemos y que, ahora mismo, está surcando por tantos sitios? ¿Deberíamos concienciar a través del dolor y las emociones? Una amplia mayoría no acepta esta posibilidad. Pero ello nos expulsa, otra vez, al ostracismo. No poder arremeter contra el conformismo y la polarización mostrando la crudeza de la realidad no nos favorece, sencillamente porque nos tienen atrapados. En su círculo vicioso. En su laberinto sentimental que tanto les ha costado construir.

Del mismo modo que cualquiera ya debería saber dónde posicionarse con absoluta facilidad, también debería haber aprendido a menospreciar al manipulador. Debería haber aprendido las tretas, los juegos sucios, las herramientas utilizadas por los señores de las guerras para guiarnos por sus senderos de gloria. Debería…, pero sigue el impulso del detonador de la televisión. Sigue arrastrándose por el fango dejado por los periodistas. Muchos son claro ejemplo de ello, y la alarma roja se encendería si los nombrara. Han vuelto a cometer la atrocidad de no contar la verdad, de no imprimir a sus relatos la voz de los desheredados, y estrechar la mano de quien les da de comer. Sobran ejemplos. Quienes seguimos sus pasos, lo sabemos. Quienes seguimos sus pasos, hasta hemos visto como eliminan tweets que les hubieran dejado en evidencia. Y observamos hasta cómo son capaces de ofrecer el micrófono a nazis que están ensangrentando las grietas abiertas de Europa. Estamos ante la evidencia, han dejado de lado la deontología para formar parte del ejército. Es no solo descorazonador, sino terrible. Si todo el mundo supiera lo que ha sucedido en Ucrania este siglo. Si todo el mundo pudiera ver cómo miles de soldados están cometiendo los crímenes más atroces…

Ayer me costó dormir. Me llegaron muchas imágenes. Muchos vídeos. Pero esta vez eran muy perjudiciales. Me retrotraen a los tiempos en los que los rebanacuellos atormentaron a Siria. Esta vez, incluso acostumbrado al horror de las guerras, resultaba más hiriente. Y había dos razones para ello. Por un lado el terror en sí, y el inmenso dolor de las víctimas. Y, por otro, la imposibilidad de darle la vuelta a la historia. La imposibilidad de hacer ver lo increíble, lo innombrable, lo escondido. Solo voy a escribir lo que sucedió en uno de ellos. “Un soldado ucraniano detiene a un hombre. Le interroga pidiéndole que le diga dónde están las posiciones rusas. No consigue respuesta. Coge un cuchillo y lo apuñala varias veces en sitios no letales. Al no hablar, decide clavárselo en el ojo. Sus chillidos son el espanto de nuestra era. Al final, muere sin remedio. Y el soldado que lo ejecuta decide gritar -Gloria a Ucrania-. El prisionero, era civil”.

Si. Pensaréis que en todos lados ocurre lo mismo. Pero olvidáis muchas cosas. Y una de ellas, importantísima, es saber cómo hemos llegado hasta aquí. Y os lo voy a recordar, hasta que os sangren los ojos. Si supierais lo que ha ocurrido en Ucrania, romperíais todas las televisiones y, probablemente, os enojaríais, muy mucho, con vuestros periodistas de referencia. Sencillamente, porque esa referencia es la base del desfalco. Porque la masacre no contada del Donbáss es una de las razones de la guerra. El Donbáss. El terror sobre un pueblo…

Seguir las narraciones ayuda mucho a comprender. Hasta tal punto, que cuando has hecho callo, necesitas dos telediarios para saber qué está sucediendo. Luego, vienen la reflexión, la recopilación y el contraste de información. Me excedo. Actualmente, con el callo ya tienes suficiente. No necesitamos ni dos días para intuir que lo que están contando, no es cierto. Dejamos evidencia de ello tantas veces que ya ni nos ruborizamos. Al comienzo de todo el operativo creado por los medios yo, personalmente, os lo escribí. Con claridad. Putin, nunca bombardeó ninguna central nuclear. ¿Os han llegado las radiaciones? ¿habéis sentido el impacto del uranio empobrecido en vuestras mejillas?. Lo único a lo que habéis llegado es a creer a pies juntillas todas las miserias que nos arrojan, como deshechos de sus digestiones monetarizadas. Ese ejemplo, es solo uno entre mil. Y tampoco voy a enumerar el parte plagado de imperdonables engaños con el que nos han sometido todas estas jornadas.

Solo me gustaría plasmar la importancia que tiene detenerse un minuto. La temible maquinaria con la que operan para tergiversar todo lo que acontece, avanza sin fisuras hasta cumplir su objetivo. La asombrosa facilidad con la que lanzan historias prefabricadas es tan prodigiosa que pueden hacerlo cada 24 horas, con la complicidad de la ingenuidad del televidente, y con el perfil domesticado del bochornoso ciudadano europeo, que se ha plegado a la barbarie con una facilidad inusitada. Es igual hablar de la central nuclear, del teatro, de la mujer embarazada, de Navalny o de los corredores humanitarios. Todo, es un absoluto circo del que formas parte. Y estás en la obligación de salir de él. Insisto. Solo tienes dos opciones. O te informas, o no tienes ningún derecho a promocionar el nazismo. Y en este preciso instante, dejarse llevar por la propaganda proucraniana es permitir el afianzamiento de una dictadura global sin precedentes. A no ser, claro está, que esa tristeza que recorre todo tu cuerpo también perviva cuando Palestina, Libia, Siria o Yemen son atacadas sin contemplaciones por los mismos que ahora abogan por la causa antirusa.

Lo siento. Hay que ser duros. Ya no son horas para contemplar el atardecer cuando el fuego ha invadido nuestro hogar. Europa no es un refugio para sus habitantes, y hay que hacer constar, sin dilación, que formamos parte de un coalición que está al borde del suicidio. Si no quieres formar parte de esta broma de muy mal gusto, hay que levantarse. Levantarse y alzar la voz. Porque dentro de unos años es posible que lo vayamos a recordar. Tienes la posibilidad de informarte. Si no lo haces, apresúrate a sentir el latido de la culpabilidad en tu nuca, como la sintieron muchos millones de alemanes después… Después de que ya fuera demasiado tarde.

Si. Estoy enojado. Y, a veces, triste. Procuro despertar cada mañana y trabajar sin que todo ello me afecte. Casi siempre lo consigo. Pero ayer, ayer vi cosas terribles. Y hoy, hoy no podía detenerme ante mis sensaciones. La obligación apremia. Esa labor que no hacen desde el periodismo hay que cubrirla, antes de que estallen la rabia, la impotencia y el dolor.

La prensa libre debería ser aquella que defiende al pueblo de las arbitrariedades de la política. De no ser así, ¿qué queda? Una férrea disciplina hacia el poder que acalla las voces de la sociedad. Es fácil constatar que la prensa está mediatizada, alquilada al mejor postor. Y como rehén que es de la banca, se desvive por ella. Recordemos la jornada posterior a la muerte de Emilio Botín. Todas las portadas se vistieron de rojo, de gala para arrodillarse ante su mesías.

Con el tiempo, sofisticados mecanismos han empeorado la situación, hasta tal punto que nuestros cerebros son ya el blanco de la OTAN. Y ahí vuelve a empezar todo, a desdoblarse la Historia. En recientes filtraciones hemos descubierto una nueva modalidad de guerra, y esta organización expone con pelos y señales en qué consiste. En resumidas cuentas, la Guerra Cognitiva formará parte del nuevo arsenal ideológico militar, con el único y claro objetivo de debilitar y eliminar al enemigo potencial, estabilizando su causa en su propia casa. Claro que la guerra psicológica es tan antigua como la humanidad, pero ahora está encapsulada en parámetros de vigilancia masiva, espionaje electrónico, análisis en tiempo real y operaciones militares encubiertas: en 2016, la OTAN incluye el ciberespacio como Dominio Militar, y en marzo de 2020 expone las tendencias militares de desarrollo para los próximos 30 años.

¿Pero, qué es la Guerra Cognitiva? Es muy sencillo. Es todo el conjunto de técnicas de las que se van a servir para hacer que las voluntades de los receptores coincidan con aquellas que se quieren “implantar”, a través de la alteración de los mecanismos cognitivos. Esta alteración, para que siga su curso con naturalidad y no sea invasiva, se realiza con métodos o fórmulas aparentemente no coercitivas, y de ese modo la manipulación, los análisis y los razonamientos influyen de tal modo que las víctimas terminan por pensar igual que sus verdugos. ¿No me digáis que no es genial? Todo el proceso termina por crear una confusión que incapacita a la ciudadanía para dirigir su ira hacia ese poder que nos está maltratando.

Y la munición que utiliza ese poder no será sino esa información elaborada hasta en su último detalle. El trabajo sucio se practica en todos los lugares y a cada instante, penetrando en todos los rincones y todos los órganos sociales, de la mano de unas políticas y de unas instituciones de las que se sirven para que la sociedad en su conjunto termine completamente “militarizada”.

Todo está perfectamente diseñado para que la posterior guerra narrativa asuma una única interpretación, con unos hechos (sin que importe lo más mínimo que sean verdaderos o falsos) que irán consolidando el guión completo, con su inicio, su nudo y su desenlace. E ir contra esta percepción global será ya una auténtica odisea. El estado de confusión atraviesa todo el entramado y hay una dificultad tremenda para recuperar la autoidentificación y luchar por las propias ideas. Las nuevas batallas se sirven de las nuevas tecnologías, con escenarios cambiantes que terminan por hacer de cada acontecimiento una compleja construcción que requeriría de análisis más distanciados. Pero esa distancia ya no existe, porque nuestros cerebros ya están en medio de su guerra.

Espero haber sido certero en este análisis, y se haya comprendido. Porque ahora, viene el broche final.

La OTAN ha subcontratado propaganda de guerra a un conjunto de empresas. Y así, cada segundo, todas las cadenas del mundo y al mismo tiempo divulgan las mismas imágenes con los mismos contenidos. La consigna, muy clara. El cuento, muy vendible; David contra Goliat y el mito de la resistencia ucraniana. La campaña, demoledora, con mensajes clave que van surcando por nuestras neuronas hasta que nos revelan el deseo de acabar con el enemigo.

Un ejército de estrategas y una inmensa red de medios vinculados a la inteligencia militar han hecho un trabajo extraordinario. Sin verificar en ningún momento toda la información que llega de Kiev, se va difundiendo la propaganda a través de empresas que trabajan directamente para el Ministerio de Asuntos Exteriores de Ucrania.

Todo con precisión y puntualidad. Parece ser que los directores de orquesta son Nicky Regazzoni y Francis Ingham, que con la inestimable ayuda de un sinfín de empresas difunden el acto propagandístico más vil acontecido útltimamente. En un proceso largo que resultaría tedioso de contar hay un eje vertebrador desde el cual se surte de información falsa a todo el mundo: desde el propio Ministerio ucraniano se distribuyen documentos y “noticias” que nos llegarán a través de los mil y un informativos.

Y he aquí el complot. Entre las construcciones de propaganda diseñadas a tal efecto tenemos el “bombardeo” de la maternidad o el bombardeo del teatro de Mariupol y, claro está, la tan manoseada información que se emitió sin parar durante varias jornadas ofreciendo la siguiente noticia: “Europa entera está al borde de un desastre nuclear. Las tropas rusas han comenzado a bombardear la planta de Zaporizhzhya, la más grande del continente”. Todo ello retransmitido incesantemente con el fin de construir y divulgar como “crímenes de guerra” los actos cometidos por los ejércitos rusos, incluidos, como no podía ser de otra forma, los continuos ataques a la población civil. No importa que todo sea mentira. Lo único que importa es que nuestros cerebros colapsen de comunismo, y encumbremos la causa ucraniana.

El apoyo público de los países occidentales es el reclamo. La casi completa adhesión de sus habitantes el triste resultado. Dan Cohen ha descrito muy bien cómo se ha realizado esta propaganda. Es necesaria la labor de mucha gente, pero como todos los medios son de los mismos acreedores, no ha resultado nada complicado. Hay otra figura muy importante en todo este entramado. Se llama Yaroslav Turbil, una especie de jefe de las comunicaciones estratégicas para globalizar toda la propaganda. Como siempre, un sujeto que ha trabajado en múltiples organizaciones de la “sociedad civil”, tan de moda en todos aquellos países donde el brazo armado americano pone a a su disposición todo lo necesario para desestabilizar hasta nuestros sueños.

Los servicios de inteligencia, a través de este entramado tan bien elaborado son capaces de hacer creer que hay refugiados de primera y de segunda, y lo hacen tan bien que hasta se te puede encoger el corazón cada vez que ves brillar el azul celestial de su bandera.

Hay que concentrarse. No sólo están destrozando nuestras vidas. Quieren hacernos partícipes de una jugada que hasta puede resultar delictiva, y en la que todos estamos siendo protagonistas. Y lo voy a decir por última vez. No quiero creer que colaborar con el nazismo sea ningún objetivo acertado. Resultados de una encuesta ofrecidos ayer muestran que siete de cada diez españoles ven con buenos ojos no solo formar parte de la alianza atlántica, sino que además apoyan el envío de armas. Y más de un ochenta por ciento temen a Rusia.

Espero, con el corazón en la mano, que no seas ninguno de ellos.

Paciencia joséluis, paciencia…

OTAN No, Bases Fuera


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La Política y los medios de comunicación

La supuesta libertad de expresión ha llegado muy lejos. Una cosa es difundir información desde el desconocimiento y, otra muy distinta, hacerlo con premeditación y alevosía sabiendo que quien paga ordena, que quien paga interfiere en la vida de los pueblos, y que quien paga, muchas veces, lo hace aun sabiendo que va a haber graves daños con la propagación de una información construida para tal fin.

Estamos corriendo un serio peligro en Europa. Creo que vivimos la etapa más temeraria y comprometida desde la segunda guerra mundial. Y todo, porque el prepotente gobierno de un país decidió que no iba a ceder ni un milímetro ante la manifiesta petición de un cambio geoestratégico claramente inclinado hacia un lado. La neutralidad en la línea divisoria de los países que limitan con Rusia era una clara manifestación de paz y prosperidad. Para todos menos para EEUU. Pero no porque esa opción fuera contra sus intereses, sencillamente porque esa opción es la más lógica y la que más puertas abre a la prolongación del desarrollo social y económico.

Las directrices que nos imponen, los mandatos a los que nos someten, y el absoluto servilismo y vasallaje al que hemos cedido, conforman el seguimiento de las políticas imperialistas marcadas por la Casa Blanca desde hace ya mucho tiempo. Y nuestra clase política prosigue en su afán de denostar y menospreciar nuestros anhelos de paz, siguiendo la estela de una luz que solo ilumina la maldad y la búsqueda imparable de riqueza. El repentino cambio de Pedro Sánchez al decidir mandar armas a Ucrania es solo una de tantas barbaridades, una de tantas abdicaciones ante el guerrero del mundo. Y considerando que los acontecimientos más importantes deberían hacerse con el respaldo de los pueblos deberíamos exigir a los gobernantes una clara muestra de adhesión a nuestra causa, y no a la causa del poder.

Esa posibilidad se perdió hace tanto que probablemente tendríamos que movilizarnos con rigor para exigirla. Esa y otras muchas cosas que afectan directamente a nuestras vidas. A nuestras vidas y a otras que habitan a miles de kilómetros de distancia. Sobre nuestras conciencias recae el deber de no permitir que la clase política pueda enviar tropas y armamento como quien manda naranjas. Sobre nuestras conciencias recae el deber de no permitir que la industria armamentística juegue en bolsa bajo los auspicios de unos dirigentes incapaces de observar los rostros de la pobreza y de la miseria.

Nuestro mundo parece no querer entender los sonidos del sufrimiento y, mucho menos, los de las cloacas. En éstas se están gestando temibles acciones. Si la situación “fácilmente observable” delata ya un futuro incierto, los ángulos muertos nos llevan a un terreno completamente esquivo.

El Estado de Bienestar ya no va a dar más de si, y todo apunta a que el pre-fascismo ya se ha instalado. Esa libertad de expresión que ha hecho posible que los medios propiciaran e impulsaran partidos, lenguajes y gestos absolutamente peligrosos, ya ha ido conformando un espacio social del que difícilmente nos vamos a poder librar. Esos modos de difundir la información, que llegaron de EEUU de la mano de una cultura capitalista expansionista ajena a todo signo de justicia ya han hecho mella en nuestra sociedad. Y ahora, nos va a costar escaparnos del incendio.

Una resolución contra la glorificación del nazismo es aprobada por 130 países, 2 votos en contra y 49 abstenciones. Los dos únicos países que la rechazan, EEUU y Ucrania. Las abstenciones, para la UE, Canadá, Australia, Reino Unido y Japón. Increíble, ¿verdad?

Sobre la foto: 16 de diciembre de 2021, una resolución contra la glorificación del nazismo es aprobada por 130 países, 2 votos en contra y 49 abstenciones. Los dos únicos países que la rechazan, EEUU y Ucrania. Las abstenciones, entre otros, para la UE, Canadá, Australia, Reino Unido y Japón. Increíble, ¿verdad?

Sé que para mucha gente puede resultar desmesurado, pero ya hay muchos signos que muestran la existencia de esa exaltación de los elementos irracionales de la conducta, tan próximos a las formas de gobierno totalitarias. La política ya entregó sus manos a la injusticia, la soberbia y los protocolos ingeniados por los ricos. Y éstos hacen y deshacen a su gusto, ajenos a la población y obstaculizando la buena marcha de los acontecimientos. Han saltado todas las alarmas y hasta nos lo advierten con sus formidables propuestas. El peligro no es efímero, es más bien un monstruo que nos está devorando. Desde la sociología política ya estamos listos para tomar buena nota. Y sin pérdida de tiempo, deberíamos abandonar tanta sumisión y actuar en consecuencia.

Muchos indicadores han de ser considerados como elementos capaces de propiciar procesos devastadores en nuestro futuro. Ya lo están siendo, pero dado que la ciudadanía está absorta en continuas batallas televisivas quizás sea momento de alertar sin miramientos, puesto que al parecer pocos están dispuestos a ello.

El asentamiento del pensamiento único, el control absoluto de los medios, los cambios de legislación en favor de unas causas y no en beneficio de la justicia, la reconstrucción y señalamiento de un enemigo común, la militarización del pensamiento, la asunción completa de la pérdida de libertad en nombre de la seguridad, la recreación de movilizaciones sociales dirigidas, la instauración de la violencia como modelo legitimador de un nuevo orden, el fomento del odio a través de una adscripción a la discriminación racial o cultural, el aumento de la pobreza y de la desigualdad social, la quiebra del modelo económico capitalista, la disrupción y desmantelamiento de los principios básicos de la Política, la expansión y fomento de muchos principios ideológicos que alimentan a las extremas derechas y la imposición del miedo como propuesta y modelo de convivencia, son el andamiaje estructural sobre el que puede instalarse un nuevo fascismo en Europa.

¿Para qué sirve la sociología?. Entre otras cosas, para observar y para constatar los flujos y movimientos que van sucediéndose en nuestras sociedades. Espero estar absolutamente confundido.

Subrayo. Luchar contra los medios y la clase política ha de representar nuestra primera muestra de sedición. De lo contrario, estaremos bajo el yugo de una nueva lucha sin par por el dominio del mundo, en manos de unos seres insensatos.

Dicen los primeros, por ejemplo, que ha habido un ataque a la planta de un reactor nuclear en Zaporiyia. Objetivo, sembrar el terror en la audiencia. Y acto seguido, demonizar al culpable de tamaña osadía. Y así pasarán largas jornadas, hasta que todo el mundo tenga claro que Putin es nuestro mayor enemigo, capaz de saltar por los aires la central y arrasar con Europa. ¿Quién va a poder, así, analizar las políticas y las acciones de personajes tan siniestros y deshumanizados? Nadie. Al menos, nadie en su sano juicio. Y quien lo intente, vivirá al fondo en el infierno.

Estaría bien recordar que el sofisticado armamento con el que cuentan las grandes potencias tiene la capacidad de elegir un objetivo y no distanciarse ni un milímetro del punto señalado. Pero en esta ocasión, mira tú por donde, hubo un fallo estrepitoso. No hubo ningún reactor dañado (todos permanecen intactos). No hubo ningún incremento de radiación (hasta los propios ucranianos salieron inmediatamente a confirmarlo). Y no hubo, claro está, ningún error operativo. ¿Sabéis por qué? Porque no atacaron la central nuclear. Hay combates en los alrededores, sencillamente, porque quieren hacerse con el control. ¿Recordáis cuando informan sobre un atentado y casi siempre hay un colegio cerca? Pues a ver si es verdad y recordamos para toda la vida en qué consiste la manipulación, porque ya llevamos unos cuantos años abonados a este circo y la cosa, en vez de solucionarse, está adquiriendo tintes muy oscuros.

Para terminar, y encomendándonos a la búsqueda incesante de otros relatos, de regalo unas palabras del entonces senador Joe Biden. Estamos en 1997. En el vídeo expone claramente cuál es el “punto flaco” de Rusia o, lo que viene a ser lo mismo, cuál será la política expansiva del gobierno de los estados unidos de américa. ¿O creíamos que Joe Biden dirige ese país por pura casualidad? Recordar que desde ese año jugó un papel decisivo en la formulación de la política exterior del país. Fue una de las voces más influyentes tratándose de leyes relacionadas con el terrorismo, las armas de destrucción masiva, la Europa poscomunista, Oriente Medio y el Sureste Asiático. Y fu quien apoyó en octubre de 2002 la resolución que autorizaba al gobierno a utilizar la fuerza contra Irak. Claro, era decisivo. No era el voto de un senador, era el voto del presidente del Comité de Relaciones Exteriores del Senado, cargo que representó con todo el cariño de su mundo.

Éstas fueron sus palabras: “Lo único que puede provocar una respuesta hostil y enérgica de Rusia es la expansión de la OTAN a los estados bálticos”. Y como sabemos a estas alturas, no sólo han puesto sus garras sobre estos estados, sino sobre toda la franja fronteriza, por el bien de toda la humanidad. Eso sí es atacar y hacer explotar una central nuclear.

Cuidaros!

OTAN No, bases fuera

colaboración para Ojos Para La Paz


Pacifismo sin escrúpulos

Siendo el objetivo de la OTAN derribar su muro del este y el de Estados Unidos la adquisición de poder a cualquier precio, no son de extrañar sus incesantes movimientos para instaurar un nuevo proceso de control social y de sometimiento, cada vez más cerca del autoritarismo y de la supresión de derechos fundamentales.

Otra cosa es llegar a comprender la catarsis popular, que en nombre de un pacifismo televisado, adquiere tintes hegemónicos y de propaganda universal. Si no fuera por las tristes consecuencias que todo ello va a tener en un futuro muy cercano, los acontecimientos devienen inverosímiles y hasta cómicos.

Del mismo modo que millones de personas “padecieron” sufrimientos ostensibles durante el abandono de Afganistán por parte del imperio, y empatizaron como nunca con sus mujeres hasta el punto de querer traerlas a todas a nuestro occidente tan amigable, ahora las mismas personas vuelven a pasar por ese proceso de humanismo incontrolable, y quieren traer a todos los niños ucranianos para adoptarlos y ayudarles alejándoles del ruido de las bombas.

Del mismo modo que millones de mujeres siguieron la estela del me too, abanderadas por Hollywood y Femen, y decidieron salir a las calles y hacer la revolución sin exigir una verdadera transformación, ahora las mismas personas gritan a los cielos para que todas las palomas blancas aleteen con sus consignas antibélicas.

Del mismo modo que media población de repente se sintió ecologista y admiró el enorme trabajo de la juventud liderada por Greta Thunberg, y tomó la decisión de tomar las calles para cambiar el planeta (mientras las verdaderas líderes eran asesinadas sin contemplación alguna en Latinoamérica), ahora las mismas personas contraatacan señalando a Rusia sin miramientos.

Del mismo modo que la población europea se encandiló con un tal Obama, y aplaudió hasta con las orejas su triunfo electoral, a la búsqueda como estaba de líderes justos y poco agitadores (olvidándose milagrosamente de todas las guerras que provocó), ahora las mismas personas exigen con los corazones rotos la paz perpetua como si les fuera la vida en ello.

Del mismo modo que los medios señalan con el dedo, y la gente avanza a paso firme al lugar señalado, llegará un día en que perseguirán comunistas y algún que otro periodista despistado. Y llegará un día en que impondrán sus designios a la luz de la censura institucionalizada, y arropados por la mágica autocracia global saldrán a las calles a celebrar el triunfo de una nueva forma de tiranía, encubierta de mayorías de temerosa ignorancia.

En una de mis últimas intervenciones advertí con claridad que podíamos caer más bajo aún y, en el breve plazo de un mes, hemos caído al precipicio. Habitantes de todas las urbes piden la paz hasta en la cola de los supermercados, los estadios se llenan con las banderas ucranianas, las calles estallan con el estruendo de millones de voces contra las batallas, los gobiernos se apresuran a lanzar sus ayudas humanitarias, y los informativos…, los informativos arruinan nuestras vidas. “Acaba de comenzar una guerra”, y todas las campanas repican en las conciencias de las personas.

Esas personas… ¿Dónde habitaban hasta ayer? ¿Dónde escondían su rabia y su dolor? ¿Dónde depositaron sus palabras y sus miedos? ¿Dónde protestaron ante las tropelías? ¿Dónde escribieron de impotencia y doloridas? ¿Dónde olvidaron sus vergüenzas?

De la noche a la mañana, las mismas personas, todas y cada una de esas personas descubrieron que había una guerra, y que semejante despropósito no se podía tolerar. Emocionadas e impulsadas por un destello interior, y armonizando con un nuevo mundo, se despojaron de todas sus vestiduras y se encaminaron con paso firme hacia una nueva regeneración de sus vidas y el planeta. Y por todo ello, les estamos sumamente agradecidos. Y si no fuera porque no nos lo permiten, estamos a nada de exigir que el próximo premio nobel de la paz sea para todas ellas, como sorprendente labor humanitaria nunca vista hasta ahora.

Arremeter contra Putin se ha convertido en un deporte olímpico, pero no es más que una automatización de la mirada enquistada. Es tan sencillo lanzar dardos contra su diana como alabar, por ejemplo, la resistencia de un pueblo luchando por su vida. Las dos caras de la misma moneda. Las dos caras del desconocimiento.

Estados Unidos sale de nuevo indemne y, lo que es peor, reforzado en su inquebrantable carrera para que Europa se mutile, y Rusia se descomponga. Es una jugada tan malvada como planeada, pero la ciudadanía de este continente está maltrecha, herida por una afección informativa espartana. Incomprensible, pero real. La cultura del monopolio globalizador ha hecho estragos, y sus redes han atrapado hasta al austero lector de novelas de evasión. Lo vamos a pagar caro, muy caro.

De nada sirve que cien guerrilleros de las redes lleven años interceptando los mensajes que lanzan los políticos y sus amigos los periodistas desde sus guaridas, y los divulguen avisando de la catástrofe. De nada sirve que llevemos años mostrando, con toneladas de información y documentación los planes del imperio. De nada sirve gritar en medio del narcotizado aforo del capitalismo; el público se entretiene con todo aquello que se divulga, como pez hambriento en medio de un mar extenso y sin vida.

Se sale a los balcones con la misma facilidad con que uno se puede ir de compras. Y hoy, se habla de la guerra como si ayer no la hubiera. Siria, Sudán del Sur, República Centroafricana, Nigeria, República Democrática del Congo, Afganistán, Irak, Yemen… No. No hay guerras en el mundo. La primera desde 1945 es ésta de Putin. La más tenebrosa, la más escandalosa, la más impune.

Todo lo demás es un simple juego, una invención comunista para distraer a los conspiranoicos. No hay maldad en el mundo. Solo Rusia encierra una crueldad necesitada de cirugía. Pero estamos acostumbrados. Las cerillas alumbran más cuando toda la cajetilla se enciende al mismo tiempo. Y todo occidente está ahora mismo ebrio de luz, iluminada por la OTAN y los Estados Unidos de América. Siento cada vez más vergüenza del mundo que me rodea.

El 02 de mayo de 2014 fueron quemados vivos en Odesa, por los neonazis ucranianos, 36 miembros de organizaciones comunistas y de izquierda. Asesinados por los mismos grupos neofascistas que respalda Ucrania y, por tanto, la UE y EEUU. Quienes sobrevivieron en la Casa del Sindicato donde se produjeron los tristes sucesos, fueron enviados a prisión, acusados de terrorismo. Pero los pacifistas que ahora brotan como setas no olieron esos cuerpos calcinados, dado que sus informantes nada les dijeron.

En la charla que dimos en el Club de Amigos de la Unesco, Javier Parra, José Couso, Evgeny Evdokimov, Purificación G. De la Blanca y yo, el 28 de enero de 2017, denunciamos el acoso y derribo a Rusia. Hablamos de la estrategia del caos, del nuevo orden mundial, del papel de la OTAN y de otras muchas historias muy tristes. Lógicamente, no os contaron nada de esa charla en televisión. Pero quienes fueron, saben muy bien lo que allí aconteció. Saben muy bien que todo lo que hoy está sucediendo, es algo tan sencillo como un plan. Que viene de atrás, del lejano occidente. Y, lógicamente, no es que no nos pille desprevenidos, es que todo nos termina por hacer mucha gracia. Oliver Stone piensa lo mismo. Desde que produjo el documental sobre Ucrania del que ya dimos cuenta, está desterrado, por intentar ser un periodista. Julian Assange también sabe mucho de eso. Está encerrado, por intentar ser un periodista. Hace pocos días detuvieron en Polonia, en un pueblo fronterizo con Ucrania, al reportero vasco Pablo González, por intentar ser un periodista. De las millones de personas que éstos días están compungidas y clamando por el arresto de Putin no van a detener a nadie. Sencillamente, porque el bando de los buenos y de los demócratas está de parte de Ucrania.

Desde 2014 a 2022 se calcula que el gobierno de Kiev ha matado a unas diez mil personas en el Donbass, con continuas incursiones y bombardeos, sin que un solo medio de comunicación de masas nos informara de ello, sin que un tierno pacifista europeo clamara al cielo ante la barbarie. Una persecución contra una población olvidada por un dios nada poderoso.

El departamento de propaganda sabe de sobra cómo engañar a la población, cómo domesticar y cómo afianzar los valores adecuados para su causa. El goteo continuado de información antirrusa ha hecho de Europa, durante todo este siglo, un enjambre de ciudadanas y ciudadanos ejemplares, convirtiéndolos sutilmente en belicistas pro OTAN. Si, en auténticos belicistas, apadrinados por la histeria colectiva y el miedo, incendiando su lado amable y quebrado de información delictiva.

Para quienes llevan mucho tiempo luchando, de verdad, contra las guerras, el actual capítulo ucraniano es una especie de consolidación del final de una era. El telón ha caído, y un nuevo capítulo de nuestra historia comienza a abrirse paso. Sobre el escenario, las arenas movedizas europeas.

Como escribe Heden Delnz, Ucrania no es más que un caballo de troya introducido por los EEUU en la frontera, y éstos vuelven a abrirse paso colocando los cimientos para nuevas guerras en Europa (entre europeos), para que puedan salvar así su agonizante modelo capitalista. Pero eso sí, sin que caiga una sola bomba en su país, mientras nosotros nos destrozamos sumisos a sus consignas.

El primero de marzo Joe Biden ofreció su primer discurso del estado de la Unión: “Pasaremos esta prueba. Para proteger la libertad y la autonomía, para expandir la equidad y las oportunidades. Salvaremos la democracia”. Muy interesante. Los mismos que provocaron el cambio de gobierno en Ucrania y financiaron a grupos nazis y se sirvieron de ellos para sus propios propósitos nos dicen que van a salvar la democracia. Los mismos que la pasada semana trasladaron a unidades de combatientes de Al-Qaeda al frente ucraniano nos dicen que van a proteger la libertad. Y mientras, el mundo lo celebra. El mundo aplaude las restricciones, las amenazas, los embargos y las sanciones económicas, deportivas y culturales a Rusia. Estamos jugando con fuego, y Europa, sobre todo, está dando alas a un nuevo tipo de fascismo, que deambula de un lado para otro, a través de “grupos rebeldes” que son capaces de instalarse en las cúpulas del poder. Jugando con fuego.

OTAN No, Bases fuera

posdata con un poco de humor: La Federación Internacional Felina (FIFe, por sus siglas en francés) también se ha sumado a las sanciones contra Rusia y ha decidido imponer restricciones a los gatos criados en el país euroasiático.

En un comunicado, la entidad afirmó estar «conmocionada y horrorizada» por la operación militar rusa en Ucrania y que no podía quedarse de brazos cruzados. Por esa razón, decidió que a partir de este 1 de marzo «ningún gato criado en Rusia puede ser importado y registrado en los libros de pedigrí FIFe fuera» del territorio ruso.

Además, «ningún gato que pertenezca a expositores que vivan en Rusia podrán participar en ninguna feria organizada por la FIFe fuera».

Como han sugerido algunos internautas, estaría bien que Occidente imponga sanciones al viento del norte, que sopla a través de Rusia.


Decálogo ucraniano

Scholz visita EE. UU. en medio de las tensiones entre Rusia y Ucrania. Estados Unidos avisa de que Rusia planea una potencial invasión de Ucrania en 2022. Biden avisa a Rusia de sanciones “rápidas y severas” si ataca Ucrania. Washington evacua al personal no esencial de su Embajada en Kiev. Macron dice al presidente ruso que el diálogo “sincero” no es compatible con la escalada. El Pentágono avisa de que Rusia sigue reforzando sus tropas a las puertas de Ucrania. La OTAN dice que hay señales que sugieren que Rusia planea un «ataque a gran escala» contra Ucrania. La UE y la OTAN defienden la integridad territorial de Ucrania y anuncian sanciones contra Rusia…

Y así, hasta el infinito. Todo el mundo se asigna la benevolencia occidental y desata una oleada de indignación frente a Rusia. Ese “país imperialista” que no hace más que invadir y anexionarse territorios ajenos e incitar a la violencia. Hay que ver, qué actitud más hostil y diabólica la de Putin, el hombre más violento de los últimos cien años. Hay que ver… afirmacionista, qué de cosas más increíbles pasan en el mundo…

01- El movimiento de protesta Maidan se desarrolló en Kiev en noviembre de 2013 cuando el presidente ucraniano Yanukovich rechazó un plan económico de la Unión Europea que imponía un régimen de dura austeridad en Ucrania como precio para la admisión en un ámbito económico dominado por los bancos alemanes. Las protestas callejeras, respaldadas por EE.UU. y la UE y con el apoyo decidido de elementos neoconservadores dentro y fuera de la administración Obama, comenzaron cuando Yanukovich aceptó un préstamo de 15 millones de dólares de Rusia y un plan económico que no requería medidas de austeridad y que además incluía la reducción del precio del gas natural ruso.

02- Ante la negativa de arrodillarse ante el dólar, el Departamento de Estado de EE.UU., como viene haciéndolo desde tiempos inmemoriales, financia una red internacional de organizaciones no gubernamentales y medios de comunicación para fabricar una oposición política y llevar a cabo un cambio de régimen. Se hace con la colaboración de neonazis y grupos paramilitares para caldear el ambiente y vender una revolución de colores. Perfecto. Todo preparado.

03- El nuevo gobierno golpista es seleccionado por una sesión parlamentaria paralela, cuando muchos miembros electos no pudieron presentarse a votar por temor real a un ataque físico. El Parlamento estaba lleno de fuerzas fascistas y semi-fascistas, así como poderosos oligarcas multimillonarios. Las fuerzas fascistas promueven el odio hacia rusos, judíos, polacos y otras minorías. A lo largo de esos años, los mismos personajes ejercen el vandalismo contra monumentos antifascistas que honran a los veteranos militares soviéticos de Ucrania y otras partes de la URSS que sacrificaron sus vidas para derrotar al nazismo durante la Segunda Guerra Mundial. El nuevo gobierno golpista inmediatamente inicia las leyes para prohibir el Partido Comunista de Ucrania, entre otras muchas lindezas.

04- Así las cosas, ya tenemos un nuevo gobierno títere implantado por los mismos de siempre. Y Rusia, nuevamente, queda atrapado entre las sanciones y la pared, porque tal y como podemos apreciar, lo acontecido obliga a nuestras democracias a tener que sancionar la actitud tan descabellada de Putin, que no tiene más remedio que abrazar la causa rusa en un territorio donde se está produciendo un nuevo ataque contra sus intereses. Y por tanto, se envían fuerzas militares a Crimea como consecuencia del golpe semi-fascista que amenaza a millones de personas de etnia rusa que viven en Ucrania. Terrible. Porque nosotros, cuando nos atacan y juegan con nuestra ciudadanía, no oponemos resistencia alguna, y hasta regalamos territorios porque somos así de bondadosos.

05- Desde el entrañable Maidan, Ucrania es utilizada una y otra vez para debilitar a su vecino, y EEUU y la OTAN no hacen más que menospreciar sus propias palabras. Recordar que en 1991 prometieron no expandirse hacia el este, y no solo lo incumplen, sino que expanden como una plaga los tanques en sus bases. Es decir, llevan más de 30 años rodeando a Rusia con armamento y amenazando sus fronteras, y resulta que es Rusia la que está poniendo en jaque al mundo.

06- Ya en 2007, Vladímir Putin denunció en su famoso discurso durante la Conferencia de Seguridad de Múnich que la expansión de la OTAN representaba una amenaza para el país e iba en contra de las promesas de la propia alianza. Pero, lógicamente, noticias de ese calado no tienen cabida en nuestros informativos.

07- La tralla que nos han impuesto éstos dos últimos meses para demonizar al presidente ruso y ensalzar la labor humanitaria no tiene desperdicio. Es tan impresentable, que da hasta vergüenza pensar y saber que los afirmacionistas son un grupo cada vez más grande. Mientras nos atosigan con la idea de la invasión rusa, unos 15 pueblos del Donbass fueron bombardeados.

08- Situación actual de Ucrania después de la jugarreta del Maidan. Lo que sucede siempre. Un país destrozado, en quiebra, y lo que es peor, un verdadero polvorín, del que ya han dado cuenta muchos periodistas. «La proliferación de la ideología nacionalista blanca en las fuerzas militares y de seguridad de Ucrania, entrenadas y apoyadas por Occidente, es un tema poco estudiado», afirmaba a mediados de enero desde Washington el periodista de investigación Oleksiy Kuzmenko. Ya lo alertó hasta la BBC en 2014 durante las protestas, cuando el periodista británico Gabriel Gatehouse entrevistó a varios neonazis orgullosos de estar al frente combatiendo a las fuerzas de seguridad ucranianas, antes de que se consumara el golpe. El nuevo gobierno apoyado por Occidente, tiene estrechísimos lazos con grupos de extrema derecha. Grupos que, además, han tenido el respaldo de la UE y de la OTAN en su formación. Y al igual que ha pasado en Iraq o Siria con los yihadistas, está pasando en Ucrania con estos personajes. ¿Cómo no vamos a defender a estos paramilitares?Líderes neonazis se hacen cargo de las fuerzas militares ucranianas y los gobernantes europeos, una familia afín a la apisonadora estadounidense, les ofrece ayuda. Es patético. Pero así funciona el mundo, y así se desintegra el hombre postmoderno capitalista.

09- ¿Quieres hacerme creer que ponen una bomba en la ventana de tu habitación, otra, en la del salón, otra en la del cuarto de baño, otra en el balcón, y tú no vas a salir a la puerta de tu casa a defenderla? Eso es lo que está sucediendo con Rusia, que está rodeada, y no de palomas mensajeras precisamente.

10- A partir de ahora, a verlas venir. Acoso y hostigamiento, sanciones económicas, estrangulamiento financiero, presión política, y pronto perseguirán comunistas como enemigos declarados de la paz y seres impresentables. Me sonrojo. Vivo en un mundo desmedidamente infantil. ¿Nadie va a imponer sanciones a los Estados Unidos de América por destrozar Vietnan, Siria, Libia, Irak, o tan solo por estar en guerra 229 años con 246 de existencia?. Vergüenza ajena.

OTAN No, Bases fuera


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Rusia

Hoy, 27 de enero, se cumple el 77 aniversario de la liberación por parte de las tropas soviéticas del campo de exterminio de Auschwitz. Pero todavía hay quienes alaban la labor de los Estados Unidos y de Gran Bretaña en la segunda guerra mundial, dejando de lado a los verdaderos protagonistas. Cuando menos, es un insulto, un desprecio absoluto por las 25 millones de personas que se dejó la Unión Soviética en el camino. Pero, ¿a quién le importan los muertos en los conflictos (sobre todo los muertos comunistas)? ¿A quién le importan las tragedias que consumen a los pueblos? Es descorazonador llegar siempre a las mismas conclusiones, pero más lo es saber que siempre hay ciertas conductas que se repiten, y por más que lo hagan, observar que todo el mundo sigue mirando para otro lado o…, hacia el mismo…

¿Eres de esas personas que cada vez que escucha hablar de Vladimir Putin le brota un sarpullido y cuando oyes a cualquier presidente estadounidense apenas tienes una contractura en el cuello? ¿Perteneces a ese grupo de televidentes «bien informados» que abrazan a Alexéi Navalni y despotricas contra todo lo que se mueve por Moscú? ¿O, más bien, todo te resulta ajeno porque pasas de la política, pero en el fondo desconfías de Venezuela, Siria, Cuba o China?. Permíteme, en cualquier caso, hacerte saber que eres afirmacionista sin escrúpulos, y que dicha definición, dice mucho de ti.

Lo primero que dice es que tiendes en exceso a no discriminar las noticias y que, por tanto, haces caso omiso de la heterogeneidad y complejidad informativa. Lo segundo, que te sostienes en un criterio personal un tanto precario, y que como le ocurre a una inmensa mayoría de la población, te dejas llevar por las torrenciales corrientes llenas de emoción. Porque muy emocionante tiene que ser todo en la vida si no te quedan ganas de asestar un duro golpe a la conciencia occidental, esa que de la mano de la OTAN lleva aniquilando desde tiempos inmemoriales a media humanidad.

Ya hicimos algunos sacrificios en el pasado para dejar constancia de ello, pero es imposible luchar contra los medios, contra todos, porque los mismos de siempre nos tienen amordazados, arrinconados y señalados, al igual que le está ocurriendo a toda aquella persona capaz de poner en entredicho cualquier discurso oficial. Esa impotencia es la que nos doblega, la que amputa las esperanzas de transformación. Pero hay algo mucho peor, algo que termina por apartar a quienes desean mirar de frente a cada individuo para interpelarle por muchos interrogantes, como los arriba mencionados. Ese algo es el afirmacionista sin complejos.

Después de que la Unión Soviética se dejara el alma en su lucha contra el nazismo, Estados Unidos aprovechó la ocasión para crear una alianza militar capaz de asestar un duro golpe a la soberanía de muchos países. Y fue imponiendo sus criterios y sus caprichos sin que Europa, en su línea servil y vergonzosa, hiciera nada para detener esa ofensiva.

En ese largo y triste proceso, que no ha terminado, las violaciones de la Carta de la ONU han sido constantes, pero también han ido ocurriendo muchas otras cosas importantes que estaría bien que tú, pro Obama, o pro yanqui, o pro Kamala o todos los pros que se nos puedan ocurrir en relación con los perfiles “suaves” de la política internacional se nos ocurran, deberías saber.

Deberías saber que Helmut Khol, o François Mitterand, o James Baker (secretario de estado de Bush padre) conformaron acuerdos con declaraciones muy importantes en las cuales se manifestaba la no expansión beligerante de la OTAN hacia territorio ruso. Había un acuerdo tácito para no alterar el mapa geopolítico, pero el incumplimiento continuado ha sido una constante. Es decir, la amenaza persistente a la que se ha ido sometiendo a Rusia desde entonces no solo no se ha detenido, sino que con la incorporación de los países bálticos a la Unión Europea y la re-construcción de una Ucrania fascista (con un fondo de 5.000 millones de dólares que tuvo a bien llevar Victoria Nuland, una mujer de la que es preferible mejor no sepas nada), se ha incrementado hasta el punto de dejar a Putin contra las cuerdas.

También deberías saber que el 18 de noviembre la ONU aprobó una resolución para combatir la glorificación del nazismo, el neonazismo y otras prácticas que ayudan a alimentar las formas contemporáneas de racismo, entre otras cosas. 2 países votaron en contra: Ucrania y Estados Unidos. 53 se abstuvieron; todos los miembros de la UE y socios de la OTAN. (Solo esta noticia es suficiente para resumir cómo funciona el mundo).

Y también deberías saber que lo acontecido en Kazajistán no es una revolución de colores (otra más), contra su presidente, porque su población esté al borde del colapso, sino una ofensiva más para debilitar a Rusia y atacarla desde todos los frentes. ¿O acaso crees que grupos coordinados y francotiradores armados en las manifestaciones son capaces de asaltar cuarteles como por arte de magia?. Parece muy importante recordar que también fue atacada la cárcel de Taldikorgan, que fruto de la casualidad estaba llena de presos islamistas. Informes de seguridad kazajos estimaron que más o menos 20.000 amotinados se dieron cita con el nuevo festín del imperio. Y entre ellos, claro está, unos personajes a los que denominamos yihadistas.

Esta embestida va, además, acompañada de la desestabilización de Transnistria, otro territorio pro-ruso que hay que desmantelar, que hay que impregnar de odio y guerra hasta diezmar al enemigo. ¿Nunca oíste hablar de Transnistria? Eso también dice mucho del afirmacionista consagrado a los medios. Estados Unidos va a por todas, y movilizó a la Unión Europea para formalizar aquello que mejor sabe hacer: un bloqueo económico contra este pequeño estado, que tuvo la idea de decidir en referéndum separarse de Moldavia. Estados Unidos es una apisonadora, y está intentando debilitar a Rusia obligándola a movilizarse en muchos puntos diferentes.

Yo, ya estoy cansado de tener que exponer argumentos, de tener que mostrar documentos, de tener que traer a colación vídeos o instantáneas que respalden todas y cada una de mis reflexiones. Sencillamente, porque ya estoy herido de apoplejía social contaminante.

Así que paro por hoy y te dejo una foto, la foto que acompaña este texto. Y si esa foto no te dice nada, no es que seas afirmacionista, es que además, necesitas, con urgencia, cambiar de hábitos de vida, porque tu vida en su conjunto, ha colapsado bajo el fuego y los medios imperialistas.

P.D.: Hace bien poco, el 24 de enero, pudimos saber por boca de nuestra querida representante Ursula Von der Leyen (otra mujer de la que también es preferible huir), que la Unión Europea a través de su Comisión ha propuesto “un macropaquete” de 1.200 millones de euros para ayudar a Ucrania a afrontar sus necesidades. Tiene mucha gracia. Unas necesidades impuestas por nosotros. Y así todo… Desde 2014 la Unión Europea y sus instituciones han otorgado a este país unos 17.000 millones de euros en préstamos y ayudas. Ya sabéis, para comprar magdalenas y, de paso, hacer una revolución de todos los colores. Que nuestra propia estupidez nos pille confesados!

A cuidarse

OTAN no, bases fuera


Pablo Hasel, preso

Esta es una de las razones de que le hayan encerrado. La letra de la siguiente canción no hace más que plasmar la realidad, y poner en jaque todas las maniobras de los medios. Pero también arroja piedras contra quienes alaban la labor de EEUU y atacan constantemente a Rusia. Pablo Hasel es una especie de banda sonora necesaria, que pone su música a infinidad de artículos que hemos escrito, intentando analizar este lamentable mundo. Ya se lo han llevado, pero con él también se han llevado tantas y tantas palabras con las que hemos gritado. No basta «solidarizarnos» con él, hay que seguir disparando con nuestras reflexiones. No es solo una vergüenza, es un nuevo golpe sobre la mesa, del poder y de la intransigencia. Ya se lo han llevado, y con él la defensa de Siria, de los refugiados, de los humillados, de los indefensos. Ya se lo han llevado, y el mundo seguirá igual, bombardeando para que florezca el capital, y muera el aroma de la verdad.

Pincha en el enlace de arriba para ver el vídeo (no me lo dejan incrustar en el blog)


Por fin una política sensata

La europarlamentaria irlandesa Clare Daly. (Le quedan 2 telediarios). ¿Ayudará a que alguien abra un poco más… los ojos? La guerra informativa contra Rusia la dejó bien atada Obama justo antes de terminar su mandato. Desde entonces, todo ha sido coser y cantar con una Unión Europea arrodillada ante EEUU, aun a costa de ir en contra de los intereses de la ciudadanía europea. Escribiremos más adelante sobre ello.

https://www.facebook.com/PeriodicoElCiudadano/videos/clare-daly-eurodiputada-ante-conflicto-de-rusia-otan-usamucha-de-esta-informaci%C3%B3/1011540573117229/

(Me han eliminado el vídeo que, en su día, dejé incrustado aquí. Y he de decir que esto está siendo ya habitual, por lo que he de ir actualizando la información con las herramientas disponibles).


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En la boca del lobo

El enemigo entró a casa y no va a salir por la ventana

Podríamos deducir de todo aquello que está sucediendo en nuestro mundo, porque la mayoría de indicativos así lo confirman, que el peligro nos acecha desde hace tiempo. Y que en vez de procurar reinventarnos para salvar los trastos, estamos activando todos los interruptores que bloquean las alarmas.

Son muchos los acontecimientos que podríamos tener en cuenta y, tristemente, una sola la conclusión final: han asestado un duro golpe a Europa. Pero claro, lo que con gran esmero y una preparación exquisita ha ido sucediendo, ha contado con la colaboración de ilustres ciudadanos europeos y, como pasa siempre en estos casos, con nuestros mal llamados líderes y una enorme cantera de desinformadores que no para de crecer. Mario Draghi ha sido, por poner un ejemplo, uno de los grandes artífices del robo. Lo saben muy bien en Grecia y en Italia, y España también ha temblado gracias a la orquestada crisis financiera. El dato de la deuda pública hispana dice bastante de lo acontecido (en apenas diez años la deuda ha pasado de 383.798 millones en 2008, a 1,174 billones de euros en 2018).

Tal y como escribe el economista Fernando G Jaén, “…la crisis generada por los deudores, la tienen que pagar los ahorradores, mayor contrasentido imposible… salvo que aceptemos que la economía es manejo de los asuntos por los poderosos, como viene siendo a lo largo de la historia de la Humanidad; eso sí mediante discursitos convincentes y técnica que enmascare la realidad a ojos no avisados…”. Pero es mucho más importante entretenernos con  banalidades y con nevadas e inundaciones. Europa va a necesitar mucho tiempo para reincorporarse de nuevo, y probablemente eternidades para regresar a la paz social y política que estuvo a punto de extenderse en el continente. Tal y como lo testifica Jaime Richart, la estafa es desoladora.

Pensándolo fríamente, resulta desalentador llegar a la conclusión de que los medios de comunicación tienen tanto poder que nada podemos hacer contra ellos. Y esto no es algo nuevo. Lo escribió Jhon Swinton en 1880… “No existe en América prensa libre ni independiente. Ustedes lo saben tanto como yo. Ninguno de ustedes se atreve a escribir su opinión honestamente y saben también que si lo hacen no serán publicadas. Me pagan un salario para que no publique mis opiniones y todos sabemos que si nos aventuramos a hacerlo nos encontraremos en la calle inmediatamente. El trabajo del periodista es la destrucción de la verdad, la mentira patente, la perversión de los hechos y la manipulación de la opinión al servicio de las Potencias del Dinero. Somos los instrumentos obedientes de los Poderosos y de los Ricos que mueven las cuerdas tras bastidores. Nuestros talentos, nuestras facultades y nuestras vidas les pertenecen. Somos prostitutas del intelecto. Todo esto lo saben ustedes igual que yo”.

Si no, ¿puede alguien explicarme cómo es posible que nuestro continente se haya dejado arrastrar por la deriva de las políticas estadounidenses, favoreciendo plenamente a entidades financieras y corporativas dirigidas por unos pocos para ir amordazando a la población a un capitalismo de lucha y fricción continua, donde millones de habitantes quedan abandonados a la suerte? ¿Puede alguien, por favor, hacernos ver cómo es posible que años y años de barbarie política y bélica han ido imponiéndonos sin que nadie, absolutamente nadie renegara de ello?

La desmantelación de entidades políticas soberanas y el secuestro de la libertad llevan tanto tiempo instalados en nuestras mentes que ya es tarde. Todo un complejo entramado de poder, que instauró vías institucionales a través de un sistema de partidos envenenado, y una perfecta articulación con las élites perforaron hasta el tuétano el esqueleto de las democracias. Pero la labor de la prensa y la televisión y, ahora de las redes sociales, ha sido tan sofisticada que resultaba arduo poder llegar a concluir en debates de sobremesa que no existía tal democracia. Recuerdo muchas situaciones vividas con desconcierto. Casi nadie se hacía eco de esa llamada de socorro, y enarbolados por una sociedad de consumo que podía dispensarnos logros de vida perfectamente materializables, no eran pocos los que respondían que me fuera a vivir a Irán, o a Somalia, a ver si entonces alteraba yo mi discurso sobre el capitalismo. También era común defender que a lo largo de la Historia íbamos en un continuado logro de bienestar en términos generales.

Photo by joséluis vázquez domènech

Me temo que el castillo construido, casi siempre sobre ilusorias conquistas, está cayéndose a pedazos, como caen los andamios levantados sin armazón ni sentido. Aquellas lamentables hazañas constitutivas de compra son ahora deuda, o enorme sacrificio de vida. Y bolsas enormes de población son ya pasto de la pobreza, de la desigualdad y del abandono. Ya no hay vuelta atrás. El estado no va a sufragar los efectos colaterales del neoliberalismo. La privatización ya es germen infeccioso, y serán pocos quienes puedan vivir silbando la jubilación. Todo un éxito para los impulsores del sueño americano, ya cimentado en todos los rincones del planeta. Todo un fracaso para la civilización.

Se acabó lo que se daba. Los continuados ataques a Iraq, Libia o Siria, no son sino una parte del juego. Europa sigue en la diana. Había que colapsarla como fuera, aligerar su bienestar y endeudarla, instalarla en un conflicto permanente y no permitir, bajo ningún concepto, su alianza con Rusia. Ello derivaría en una situación catastrófica para los Estados Unidos, y como son éstos quienes nos guían, hemos ido directos al precipicio. Seguimos jugando a las redes, seguimos a Hollywood, seguimos enfrascados en series que nos alivian de la vida cotidiana, seguimos al “me too”, seguimos la supuesta línea de flotación de ongs y movimientos poco anti-imperialistas, seguimos los grandes eventos deportivos, seguimos a partidos que hacen de colchón de la protesta y no de detonadores de la explosión, seguimos las consignas… y para cuando nos damos cuenta, el delirio. Vaya, llegó el fascismo a Europa.

No tiene gracia, pero tiene guasa. ¿Qué queríamos? Duros a cuatro pesetas. Creer en su democracia y volar sin alas. La caída va a ser demoledora. La OTAN no se anda con tonterías, y nosotros no solo no nos hemos protegido, sino que proseguimos en la inopia. El gobierno español acaba de aprobar un presupuesto de 7.331 millones de euros para proseguir la guerra. Solo esto ya debería causar una repulsa social sin precedentes, que no debería dejar títere con cabeza. Pero nuestras movilizaciones vienen marcadas, como las cartas que usan los tramposos. Y no hay feminismo mayoritario consciente de desmilitarización, ni Podemos que nos salve de la quema, ni juventud emancipada del capital, ni actores dignos de tener en cuenta, ni protestas por las guerras ni transiciones hacia un nuevo hogar. Tan solo hay adscripción unidireccional, y ésta nos lleva a la continuación del dolor. Curiosamente se rechaza y boicotea a quienes no nos invaden y hay un seguimiento masivo de la incongruencia. La jugada es de tal envergadura que asusta. Millones de personas creen reforzar sus ideas progresistas porque muestran su rechazo a Trump (por poner un ejemplo) y, al mismo tiempo,  eso les envalentona para pasar el tiempo en sus perfiles, creyéndose impulsores de alguna extraña revolución. Es un excelente método para desgastar fuerzas, para redirigir el problema a otro lado.

Nadie se acordó de Libia, ni de Siria. De Yemen lo harán dos después de haber dejado al país en la hambruna y la desesperación. Pero ello no importa, porque con 7.331 millones van a dar carga de trabajo a la planta que tiene Navantia en Ferrol, y los trabajadores quedarán contentos, porque lo que importa es el pan y no las armas. Es deplorable constatar que ellos se pueden convertir en “grupo de presión” para que su gobierno les de trabajo a través de la industria armamentística. Raya el delito, y en vez de manifestarse por repudiar las bases militares lo hacen para conseguir un jornal a cualquier precio. Si, a cualquier precio. Nunca la clase política que pretende ser de izquierdas llegó tan bajo. Y ello tampoco es casual. El contexto en el que estamos no solo lo facilita sino que hasta lo fagocita.

Aunque no lo parezca, así es. Estamos en un ataque continuado a Europa, somos el cebo perfecto, y de rodillas nos sometemos y blindamos todas las fronteras con tanques y soldados, porque el “enemigo nos acecha” (Putin). Cuando en realidad el enemigo vive entre Israel y la Casa Blanca, y sus encargos son recibidos sin rechistar y bombardeamos lo que haga falta, hasta en nuestro propio suelo. Y si hay que eliminar Yugoslavia, se elimina, y si hay que activar la política expansionista con el fascismo, se incentiva. Ucrania es un claro ejemplo de ello. Bueno, en realidad Ucrania es el ejemplo más claro y que mejor constata la existencia de todas y cada una de las impresiones que estamos barajando: nos hicieron creer que había una revolución (Euromaidan), y nos la metieron doblada.  Se ejecutó un golpe de Estado contra el gobierno electo del 2014, y se puso en el poder a un gobierno fascista, seleccionado personalmente por la subsecretaria de Estado de EEUU, Victoria Nuland, como representante de Obama para la operación de cambio de régimen. Hablamos de un país al que se ha obligado a doblegarse a los intereses de la Unión Europea y de EEUU, recurriendo sin tapujos a grupos violentos nazis e instaurando un clima de tensión que ahora (vaya por dios), nos muestra sus dentelladas. Y, lógicamente, ese clima apuntará a encontronazos con Rusia.

En Estados Unidos los  planes de expansión tienen un único objetivo; trasladar las guerras a otros territorios, minar las fuerzas de quienes pueden hacerle oposición, y decapitar a quienes tengan el valor de prometerles desobediencia. Nosotros somos sus vasallos, y  terminaremos llenando las calles, como ellos, de huérfanos e indigentes, de desplazados e inmigrantes, de recolectores de sueños y de excombatientes. Los datos asombrarán, pero llegarán aquí con tal rapidez que para entonces ya no habrá tratamiento. Para entonces, tendremos una deuda pública desorbitada, una tasa de paro estructural muy peligrosa, unos salarios aún más constreñidos, una educación y sanidad más privatizada, una oferta cultural elitista (a la que solo podrán acceder las rentas media-altas) y una perversa clase política enmarañada en la más reaccionaria de las etapas hasta ahora conocidas en la modernidad. Pero eso sí, tendremos el honor de respaldar la mejor liga del mundo.

Los peores tentáculos del capitalismo ya nos han abordado. El neoliberalismo y el fascismo van de la mano y les queda un largo recorrido. El uno no se puede entender sin el otro. Y no, no es el nacionalismo el mal que acecha Europa. Son esas políticas degradantes incorporadas en Europa con fuerza desde años antes de que nos inocularan la supuesta crisis. Son los servicios a la banca y los pagos de la deuda. Son la austeridad y la violencia. Son las guerras y un poder centralizado alejado de la ciudadanía. Son los presupuestos insolidarios. Son la oligarquía y la desigualdad. Son la privatización y la prepotencia. Son las miserables condiciones a la que nos someten. Y todo ello, ha venido para quedarse un tiempo.

Estamos en la boca del lobo, y salir de ella va a tener un alto precio. O la revolución, o la más decadente de las fases históricas vividas en Occidente desde la segunda guerra mundial.

P.D. ¡No querías taza, pues toma taza y media!. Y recuérdalo, cuando se vaya Trump, entonces comenzará a llegar la verdadera demolición, porque él está ahí para despistar, para acoger en su seno todas las iras, mientras entre bambalinas, se extiende la peste.

OTAN NO, BASES FUERA

Colaboración para Ojos para la Paz e Iniciativa Debate


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Impotencia y desolación

¿QUÉ PODEMOS HACER CON LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN? SIRIA, DE NUEVO EN LA DIANA

Los vientos se dirigen de nuevo hacia Siria, para agitar las lágrimas de millones de sus habitantes, desnudos ante la intimidación continua a la que les someten los medios de comunicación, inquilinos del terror y de la más mísera de las actuaciones televisadas sin el más mínimo de los escrúpulos.

Cazabombarderos israelíes F15 bombardearon hace unos días el aeropuerto militar de Homs, matando a 15 personas y elevando sin complejos su lista particular de odio y desvergüenza. Paralelamente, un nuevo cuento sobre el uso de armas químicas se difunde sin prueba alguna para volver a asir con una magna soberbia la sartén de su guerra por el mango. Cada vez que el estado sirio avanza en su lucha por liberar a su pueblo de terroristas y mercenarios, los dirigentes occidentales le someten a todo tipo de vejaciones, incluyendo las historias más sobrecogedoras para que asumamos sin fisuras la llegada de nuevos ataques.

Francia y Estados Unidos dibujan en cada esquina del país un nuevo mapa que solo pretende arrebatar los recursos naturales, instalando en suelo que no le pertenece bases militares desde las cuales seguir maltratando a millones de personas que ya no tienen donde habitar ni dejar guardados sus rotos zapatos de invierno.

Su territorio, sin quererlo ni beberlo, es un campo de batalla donde las impotencias occidentales juegan a lo único que saben hacer; saquear nuestra tierra apadrinados por la organización de naciones más lamentable que jamás se ha parido, desangrándose el mundo con rastro de un parto mezquino e irritable.

Ya no queda hueco para la diplomacia periodística, y tenemos que someter a juicio intransigente a quienes manipulan por un puñado de dólares toda información y, por consiguiente, todo rastro de veracidad. Estamos rodeados, y con España liderando la lucha contra las democracias, uno se vuelve no incrédulo sino espoleado para lanzar piedras a los verdugos de nuestra nueva era.

Photo by joséluis vázquez domènech

Wikileaks reveló parte de las tramas que tenían como objetivo la invasión de Siria. Alemania vende tanques a Turquía que se adentran en Siria sin contemplaciones, y luego invierte millones para impedir movimientos migratorios.

La coalición liderada por EE.UU. negoció un pacto secreto con el Estado Islámico para que cientos de yihadistas pudieran abandonar el país con sus posesiones y armamento (para seguir incordiando con sus entrañables matanzas). Y los Cascos Blancos siguen dando testimonio de su farsa, como viene siendo habitual desde su puesta en escena, para que la escalada deliberada de tensiones termine como el rosario de la aurora.

No ya como periodista, sino como curioso observador, cualquiera debería darse cuenta de que las palabras fluyen para que el lodo nos entierre. La desobediencia informativa debería ser primera causa de resistencia, pero albergar dicha esperanza resulta ardua en tiempos de insaciable control social.

Rusia sigue denunciado el incesante acoso al que nos vemos sometidos, pero sus fundadas impresiones se pierden bajo las montañas de occidente, donde se esconden miles de tanques de guerra dibujando en la línea de sus fronteras gruesos trazos de odio y muerte. Y como señuelo, nos informan sin cesar de que espías, hackers y otras delicias procedentes de las estepas siberianas controlan las elecciones catalanas y hasta la receta de la salsa boloñesa.

Si no fuera por las tristes y dolorosas consecuencias que tiene cada noticia que nos llega de Siria, podríamos publicar un comic narrando todas las injerencias promovidas por las balas nunca perdidas del capitalismo. A falta del sometimiento, chantajes, guerras comerciales, asedios, drones y otras calamidades, y viendo inoperantes tantas brabuconadas, sabotean la vida con más atentados y la partición del futuro en infinidad de destellos de oscuro y melancólico brillo.

Siguen rumiando contra el presidente y sus gentes, y no pararán, hasta que pierda el último soldado su mirada, y sea entonces cuando los intrépidos habitantes europeos comiencen a ver que nuevamente se la han metido doblada, y lo que había no eran ni armas químicas ni apóstoles en quienes creer, sino una miserable banda de periodistas haciendo de las suyas en beneficio de un imperio destronado que ya no sabe ni cómo crecer.

¿Alguien me puede abrir los ojos, y hacerme ver cómo es posible que si Ghouta Oriental está siendo recuperada, para qué va a lanzar Bashar Al Assad ataques con armas prohibidas sabiendo que como respuesta le van a fulminar?. ¿Alguien me puede ayudar a comprender cómo es posible que en su infatigable intento de defenderse de los terroristas, y cuando ya había doblegado hasta el espíritu impaciente de los mandatarios de la OTAN, va el presidente a cometer semejante estupidez?.

Los aviones comerciales ya no atraviesan el espacio aéreo de Siria. Una propuesta de investigación para que antes de la condena y el bombardeo podamos ir descubriendo qué ha sucedido, ha sido neutralizada por Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña y Polonia. La situación es insostenible.

Los tambores suenan en los despachos del gran poder, y en sus oficinas de papel couché, miles y miles de vendidos iluminarán nuestras pupilas con el rastro que dejan los misiles en un nuevo viaje hacia el salvajismo y la barbarie más cruel.

Estamos abonados al fracaso. La percepción social está completamente bloqueada; profesores, intelectuales, lectores, políticos, ciudadanía en general y abanderados de sus causas justas están ciegos. Y en esta coyuntura, donde la realidad siria está siendo destronada por los algoritmos de las redes y las franquicias de las guerras, la posibilidad de hacer frente a tanta fechoría se desmorona. Una impotencia tremenda se adueña de mí cada vez que intento buscar una flor entre tanta mierda.

Te abrazo Siria, en nombre de la paz y escapando del delirio. OTAN no, bases fuera.

Colaboración para «iniciativa debate» y «ojos para la paz»


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La Guerra Mediática (I)

Las dianas del imperialismo

No sé por qué Estados Unidos piensa que tiene que recorrer el mundo 
obligando a la gente a tomar nuestra forma de gobierno a punta de pistola. 
Cuando se tiene algo realmente bueno, 
no necesitas imponerlo a la gente porque ¡Te lo roban!
         (Dick Gregory)

 

Como ya hemos ido analizando y reconstruyendo los últimos acontecimientos protagonizados por los ejércitos de la falsa globalización, siempre acompañados por sus misiles de largo alcance, y no parece que aún así se haya podido lograr el más mínimo consenso en esta parcela de Occidente en cuanto a poder discernir dónde está situado unos de los mayores ejes del terror y artífice de las más cruentas invasiones, he tomado la decisión de rentabilizar mis palabras y mis reflexiones, y  trataré de dotarlas de una mayor dosis pedagógica. De éste modo intentaré en todo momento establecer comparaciones y/o mostrar documentos o grabaciones en las que los mismos protagonistas de los capítulos más vergonzosos de nuestra Historia Contemporánea desnudarán sus maliciosas intenciones.

No nos hemos cansado de repetir la ardua tarea que supone avanzar contra corriente, esto es, contra el fragor de unos medios de comunicación y unas redes sociales que están poniendo innumerables barreras al buen uso de la información y su distribución. Por ello, somos conscientes de la enorme dificultad que supone exponer planteamientos que trastocan por completo las ideas que la mayoría de la población tiene con respecto a todo lo que acontece en el inframundo del espectáculo publicitado.

Es tal el colapso al que nos vemos sometido que la sensación de estar desbordados y, la mayor de las veces contrariados, llega a producir en quien observa el deseo de abandono, esgrimiendo también para ello que los acontecimientos son enormemente complejos para su comprensión.

Todo ello no es casual, y es ahí donde vamos a incidir desde este primer momento. El objetivo del capitalismo es proseguir con su afán de expansión y consumo. Bebe de las fuentes energéticas y de los recursos naturales para que sus motores no se apaguen, y así, los busca hasta en el último rincón del planeta para abastecerse de toda la intendencia necesaria. Allí donde encuentra oposición somete al valiente infractor a todos los chantajes posibles hasta conseguir su alienación, y si por cualquier circunstancia este hecho no se da, se prepara una nueva guerra. Las bases militares son el primer frente de expansión de ésta ideología, y comandadas por el gran mercado de las finanzas, abren el camino para la futura entrada de las multinacionales y su banca. Pero como el proceso es del todo irresponsable y criminal observado desde este enfoque tan cabal y nada surrealista, se procede por un lado a impedir traspasar sus líneas para que así no podamos investigar (no vaya a ser que descubras algo que no encaja) y, por otro, a enmascarar la tragedia para convencer al mundo de que a veces, el uso de las armas es necesaria.

Google Images

Pues bien, precisamente para que ese uso se justifique se «persuadió» a los medios para que participaran, y quien no lo hiciera, quedara como los anteriores valientes infractores, en las cunetas de la carretera. Esto viene sucediendo desde tiempos inmemoriales, pero todo indica que vivimos el momento más infranqueable, éste en el que más dificultades hay para poder diseccionar la realidad. Y si no participas de su verdad, quedas expuesto a la misma maniobra: te compran y has de proceder a ser el eco de su voz, la corbeta de sus propósitos. De lo contrario, tu suerte ya no será parte del destino, sino de ciertas cruzadas poco amigas de la bondad. Como la guerra es necesaria para sus fines, más lo será esa capacidad que ha de tener el sistema para convencernos de ella, y es ahí donde entra en juego sin mesura alguna, la intransigente guerra mediática que nos aprisiona.

No estamos dentro de ningún laberinto. El esquema es mucho más sencillo de lo que nos quieren hacer creer, y los periodistas se han convertido en los implacables soldados necesarios para que la catástrofe pueda vestirse de fe.

Siria es la última diana del imperialismo, y como bien anuncia José Antonio Egido en su último libro, Siria es por ello el centro del mundo. Hasta aquí no parece haber grandes dificultades para comprender cómo veo yo el proceso, por lo que no será difícil abrir las puertas a ésta nueva sección donde propondré un nuevo modelo de observación, alejado de la maniquea idea de que todo es muy complicado de entender, y más próximo a establecer los parámetros donde residen las causas de los conflictos, y no a entender los conflictos en si, ya que éstos, si devienen en acontecimientos muy complejos debido a su intrincada relación con la estrategia del caos.

Releyendo una vez más lo expuesto, resultará lógico comprender que los centros de interés estarán por tanto en la dirección marcada por los pasos que desea dar el capitalismo en su versión estadounidense, y si Siria, Rusia, Irán, Venezuela, Corea del Norte, Libia, Cuba, etc. son parte de su oposición, detengámonos a pensar que, lógicamente, la guerra mediática se situará en engañarte en relación al pasado y futuro de esos países y sus gobernantes.

Mi preocupación ante la poca acogida de ésta hipótesis es constante desde hace tiempo. Por un lado, no es sencillo de entender que las mismas personas que en los años ochenta tenían clara cómo era la política externa de los yanquis, hoy se hayan pasado al bloque donde se sitúa con argumentos inverosímiles esa supuesta equidad del mal, donde tanto Rusia como Estados Unidos actúan por igual. Digo difícil de entender porque las pruebas a las que tenemos acceso deberían situarnos en otros parámetros muy alejados de esa «forma de ver». Y, por otro, me desalienta por completo esa nueva percepción que está completamente dominada por la invasión de una única fuente de información.

Antes de que se proceda a la crítica teórica de éste punto de partida, comenzaré en breves días a identificar con ejemplos que considero relevantes al imperturbable aniquilador de la esperanza universal. Invito a que me acompañen en este itinerario a todas las personas que así lo deseen, pero sobre todo a quienes aún son capaces de sostener las  extrañas peripecias de las primaveras árabes y las revoluciones de colores y son capaces de justificar las injerencias constantes. Así, tendréis aquí un espacio para rebatir mis argumentos y proceder a debatir sin miedo a interferir.

Son muchos los países que están en la diana, pero son muchos más los cerebros a adiestrar, que están en el centro de sus maniobras.

Hasta más ver, un abrazo!

No a la Guerra, no a la OTAN, no a las Bases Militares


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Mi intervención en el Club de Amigos de la Unesco de Madrid I (tercera entrega)

CAUM, Madrid, 28-01-2017

 “La Unión europea contra Rusia – desinformación como arma de destrucción masiva-”

Photo by joséluis vázquez domènech

Photo by joséluis vázquez domènech

03- Guerra Contra La Información Alternativa

El gobierno de Estados Unidos ha aprobado una nueva ley, aportando para ello la nada despreciable cifra de 160 millones de dólares, con el fin de poner trabas u ocultar la información que no se ajuste a sus narrativas de propaganda.

La nueva ley obliga al Secretario de Estado a colaborar con el Secretario de Defensa, el Director de Inteligencia Nacional y otras agencias federales para crear un “Centro de Compromiso Global”, que tendrá como objetivo dirigir, sincronizar y coordinar los esfuerzos del Gobierno Federal para reconocer, comprender, exponer y contrarrestar todos los intentos de propaganda y desinformación de otros estados o agentes que persigan socavar los intereses de seguridad nacional de los Estados Unidos. Este centro se coordinará con las naciones aliadas.

Tal y como señaló Hilary Clinton: “Es imperativo que los líderes del sector privado y público intensifiquen la protección de nuestra democracia”. Y nada mejor para ello que atizar al presidente ruso acusándole de un continuo hacking para justificar la existencia y operatividad de este Centro planeado perfectamente con anterioridad.

El modus operandi ha quedado bastante en evidencia estos últimos meses, con una alocada y endemoniada maniobra de todos los medios occidentales.  La estrategia era (y sigue siéndolo) bien clara; mostrar en portada cada jornada alguna noticia denunciando a Rusia de saboteadora o de ser capaz, incluso,  de legislar permitiendo que se pueda pegar a las mujeres sin que ello conlleve castigo alguno. Una difusión de la propaganda más esperpéntica y entusiasta ejercida por miles de periodistas sin escrúpulos.

Pero hay más, dicha ley introduce la necesidad de derrotar todas las narraciones no deseadas, autorizando a los diferentes departamentos a utilizar todo tipo de tecnologías con diferentes prácticas, entre ellas, la de proponer que Google, Facebook y otras compañías tecnológicas encuentren maneras de bloquear o señalar ciertos sitios de internet como proveedores de noticias falsas o de propaganda rusa.

Los promotores de la ley mantienen que la amenaza informativa que están sufriendo es tan descomunal que requieren para ello del esfuerzo conjunto y continuado de todos los agentes y de todas las diplomacias. Precisamente ellos, quienes extienden la propaganda y la desinformación son quienes dicen sentirse indefensos, mostrando una y otra vez como ejemplo la filtración de los correos electrónicos de los demócratas, que para más inri, fueron la razón de la debacle de Hilary Clinton en su deseo de llegar a la presidencia. (Y recordémoslo, a pesar de que Julian Assange y el exembajador británico Craig Murray hayan admitido que los rusos no eran la fuente).

Estados Unidos es experta en hacer ley las más macabras ideas para asestar el golpe definitivo a su particular crisis de poder. Así, puede defender que se entrene y pague a activistas, a periodistas y diferentes grupos de la sociedad civil con tal de crear y difundir historias falsas que sirvan para su causa. Y los medios sociales son una vía estupenda para con la ayuda de los medios de comunicación hacer creer, por ejemplo, que Putin en realidad es vasco y militó en ETA en sus años mozos.

El trampolín de salida está siempre en un objetivo previamente diseñado, al que le sigue una posterior demonización del enemigo y la consiguiente “necesidad” de crear unas leyes que respalden cualquier tipo de intervención.

Entendemos mejor de este modo los movimientos que se están haciendo paralelamente en nuestra maltrecha Europa, como la propuesta de resolución  “sobre la comunicación estratégica de la unión para contrarrestar la propaganda de terceros en su contra», aprobada en el Parlamento en base a un documento presentado por la exministra polaca Anna Elzbieta Fotyga, y que no representa sino la implantación de la censura contra los medios rusos.

Si nos detenemos y prestamos atención a los discursos occidentales, podemos observar cómo se van sucediendo las tramas e historias falsas en relación a aquellos personajes que desde la órbita del poder tienen a bien aniquilar. Es igual que hablemos de Bashar Al-Assad, Putin o el mismo Trump. La propaganda mediática es una apisonadora constante, y ahora Rusia está sometida a su continua intimidación. 

Es igual que sea hablar de descuartizamiento de niños, de ataques con armas químicas, de bombardeos sobre hospitales, o de operaciones que tenían por objeto asesinar a los civiles de Alepo. Todo vale en esta farsa contemporánea donde es difícil poder contrarrestar la información desatada desde todos los ángulos y todos los frentes contra el más mínimo principio de neutralidad.

Y siendo precisamente algunos medios rusos los que ofrecen una alternativa a esta denodada política absolutista, se quiere a toda costa, acabar con ellos.

No se trata de que estemos en la obligación de denunciar estos modos contra todo aquello que afecte a Rusia, si no que estamos en la necesidad imperiosa de exigir una total libertad para que toda la ciudadanía tenga libre acceso a todos los diferentes cauces de información, actualmente monopolizados por las garras del pensamiento único y globalizador. Y todo porque resulta bochornoso observar cómo todos los canales de televisión y toda la prensa española están, por ejemplo, aliados en una única dirección, que imposibilita reconocer tan siquiera una pequeña parte de lo que realmente está aconteciendo.

Es inadmisible poder conformarnos con la supuesta mala suerte que tenemos cada mañana, amaneciendo con titulares que casi en su totalidad coinciden estrepitosamente en las mismas cosas y hasta con los mismos pareceres. Y así es, nuestros eminentes periodistas independientes hacen gala de su profesionalidad apuntando todos en la misma dirección: Rusia.

El cuento es tan repetitivo, tan absurdo y tan viciado, que llegan a proponer las más hilarantes noticias. Es decir, profesionalizados ya en el arte de menoscabar la figura de Putin se les va la mano de tanto insistir en dicho objetivo. Solo falta ya que nos digan que los 20.000 rusos que viven en la comunidad valenciana son, en su mayoría, asesores de Compromís y de Podemos.

No debemos olvidar que todas las narraciones que disientan o pongan en cuestión la verdad oficial son descartadas por principio, sin que importe quién las elabore y ni tan siquiera cómo. Y de esta manera quedamos a merced de un luto perpetuo, por la muerte sobrevenida de un periodismo que se ha vendido.

Periodistas como Rania Khalek, Max Blumenthal o Eva Bartlett sufren duras críticas y ataques, por la sencilla razón de que huyen de ese control establecido por la narrativa occidental sobre Siria, y aportan otros focos de atención para reflexionar sobre los acontecimientos.

Estamos dentro de un túnel, y la promulgación de la ley HR 5181, para combatir lo que el gabinete estadounidense llama “propaganda y desinformación extranjeras”, viene con hambre atrasada.

Es el último regalo de Barack Obama. La noche del viernes 23 de diciembre, el saliente presidente aprobó la “Ley de Autorización de Defensa Nacional (NDAA, por sus siglas en inglés)” del 2017, la cual pone sobre la mesa 611,000 millones de dólares para el Ejército durante este año. Esta ley deja las puertas abiertas a los programas de seguridad nacional y facilita las operaciones militares en curso en todo el mundo.

Pero lo que esconde dicha ley no es sino el proyecto que se presentó a principios de junio, “Ley de Propaganda y Desinformación Extranjera del 2016”, defendida por los congresistas Adam Kinzinger y Ted Lieu. Si, la misma que hace mención la HR 5181, que busca que “todo el gobierno, sin restricciones burocráticas, contrarreste la desinformación y manipulación extranjeras, que amenazan la seguridad y estabilidad del mundo”.

Nuevamente, los Estados Unidos, velando por nuestra seguridad.


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Mi intervención en el Club de Amigos de la Unesco de Madrid I (segunda entrega)

CAUM, Madrid, 28-01-2017

 “La Unión europea contra Rusia – desinformación como arma de destrucción masiva-”

Photo by joséluis vázquez domènech

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02- Medios de comunicación, desinformación y consentimiento

Parece haber una opinión generalizada muy negativa sobre los medios de comunicación (nos engañan y manipulan), pero paradójicamente, se sigue creyendo en lo que cuentan los periodistas. No hay más que ver los efectos perversos que han suscitado muchas de las noticias en la percepción que una buena parte de la ciudadanía tiene sobre Rusia o sobre Putin.

Tal y como dice Ángeles Díez, estamos ante una contradicción muy extraña, puesto que “incluso sin creerles, nos comportamos como si les creyéramos”.

Pero hay varios puntos que nos pueden hacer entender el papel que realmente juega el mal llamado cuarto poder.

01- La prensa sostiene la creación de la mentira y es el respaldo de quien controla los designios de la sociedad. Su objetivo no es informar, sino convencer a sus lectores de su propia fatalidad (de la desigualdad y del consentimiento y la resignación ante su propia explotación). Y no importa que no salgan las cuentas, y  que todas las empresas mediáticas estén en crisis, porque hay quien se hace cargo de su supervivencia, a cambio de falsear la realidad.

02- Los medios nos hacen entender el mundo, y de ese modo nosotros nos situamos en él. Los necesitamos para comprender, y ahí radica su fuerza. Y sabedores de esa fuerza, han monopolizado el relato del mundo, dejándonos huérfanos de otras noticias y otros modos de ver.

03- Construyen relatos coherentes y herméticos que no permiten que existan otras narraciones que vayan más allá de los que acuerdan el poder político y el poder económico.

04- Sostienen que forman parte de la democracia y de los sistemas representativos, por lo que argumentan que están al servicio de la población y que actúan como vigilantes del poder político. Pero esa función primigenia quedó ya muerta, cuando la banca mercantilizó cada rincón de nuestra sociedad.

05- Así, un sistema capitalista basado en la explotación, no puede subsistir sin la apropiación de los medios de producción de conciencia. Y con una delicadeza absoluta, convierten toda noticia en propaganda o entretenimiento, los dos pilares fundamentales para orientar el mundo de la percepción allá donde les interesa.

06- El periodismo se extinguió, y solo queda la propaganda que va a legitimar toda injerencia e intervención. Ya desde la guerra de Yugoslavia se viene produciendo el magnicidio de la comunicación, una especie de acuerdo multipolar donde difícilmente quedaba acceso para escuchar noticias que no fueran de la versión oficial.

07- Por muchos intentos que el gremio de periodistas haga por defender su profesión, la realidad les estalla en sus propias manos, cuando vemos que no cumplen ninguno de los requisitos necesarios para poder hablar de libertad de información. La existencia de muchos medios privados no significa en ningún caso que podamos hablar de pluralidad, porque todos beben de la misma fuente y pertenecen a los mismos grupos de poder (en la actualidad hay seis grupos mediáticos que controlan casi el 99% de la información que circula por el mundo). Todos trabajan con información pre-elaborada y ni tan siquiera procuran reconocerse más allá de su círculo de influencia. Es tan descarado cómo distribuyen las noticias (sobre todo aquéllas que podemos considerar “delicadas”), que la jornada de la liberación de Alepo tuvimos un día sin noticias, a la espera todos los medios de que les dictaran las oportunas instrucciones.

Todo parece indicar que esta realidad consigue desplazarnos de cualquier posibilidad de confrontar todo proceso histórico con garantías y con solvencia, porque terminamos atomizados y perpetrando así un verdadero castigo al conjunto de la sociedad.

Estamos perdidos si no somos capaces de recuperar el control de la comunicación, puesto que en manos de quienes está solo se reactiva la maquinaria de guerra y de disciplinamiento de la sociedad en general.

Y antes de que nos demos cuenta, ya convierten en ley la posibilidad de monopolizar el control de la información. 


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Mi intervención en el Club de Amigos de la Unesco de Madrid I (primera entrega)

CAUM, Madrid, 28-01-2017

 “La Unión europea contra Rusia – desinformación como arma de destrucción masiva-”

Photo by joséluis vázquez domènech

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 01-  Introducción

El ser humano en general no se caracteriza por su tendencia a asumir los errores. Aun es más, intentamos ocultar siempre que podemos todos aquellos acontecimientos de cuyas consecuencias podríamos no salir muy bien parados. Nuestra propia fragilidad nos delata y procuramos enmascarar dichos sucesos solventando así la ardua tarea de enfrentarnos a cada pequeña “tragedia”.

Es extraño, por tanto, que nos observemos asumiendo con total naturalidad el último disparate cometido, o criticando nuestra propia conducta en la inolvidable cena de navidad. Y así también, se convierte en inusual que podamos llegar a anunciar que estamos completamente desinformados, no vaya a ser que quedemos fuera de juego en el próximo debate sobre el Islam.

Pero no debemos tener miedo a expresarlo. Porque no solo estamos desinformados, sino que además nos sentimos francamente desorientados.

La razón de dicha desconexión de la realidad no es muy difícil de entender. El esfuerzo que cualquiera de nosotros ha de acometer para saber qué sucede en el mundo ha de ser mayúsculo. Y no lo dudéis en ningún momento, agotador.

Si pretendemos indagar sobre lo que acontece leyendo los periódicos de mayor difusión y viendo los diferentes canales de televisión, no tenemos solución. Estar informado cansa. Pretender saber requiere un sacrificio y, lo más importante, tiempo. Mucho tiempo dedicado al maltrecho arte de aprender.

La ecuación es sencilla. Calcula el tiempo que dedicas a investigar y reflexionar, y estarás más cerca de averiguar cuan informado estás.

Pero sucede en exceso que una vez indagado y con años ya de experiencia, son legión quienes piensan que a estas alturas nadie les va a convencer de que puede haber otra razón. Y se termina leyendo la misma noticia y entonando la misma canción, aunque el mundo haya cambiado, y nosotros mismos con él.

Por tanto, urge salir de vez en cuando, y escudriñar, hasta en los márgenes de nuestra propia catadura moral, hasta descubrir más fuentes de donde beber, y algún que otro agujero en nuestra piel.

No vamos a estar informados del todo, ni succionaremos principio alguno sobre la verdad. Se trata de ser capaz, entre todos, de poner sobre la mesa un nuevo enfoque, o alguna buena nueva sobre los principios que han de regir desde la diversidad y multiplicidad de reflexiones. Y agrietar un poco, aunque sea, el pensamiento único que está minando nuestra sociedad.

 


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No a la OTAN

Primeras publicaciones sobre la charla en el CAUM

Me uno al grupo de activistas que rechazan el acercamiento de la OTAN a las fronteras rusas, y también a denunciar el acoso mediático al que se está sometiendo. 

Dejo aquí un par de noticias al respecto, aparecidas en dos medios que Europa desea censurar. Forma parte de la charla que ofrecimos el sábado en el CAUM en un acto promovido por la Plataforma contra las Guerras.

En cuanto tengamos el vídeo completo del debate lo haremos saber

https://actualidad.rt.com/video/229710-activistas-otan-acoso-medios

https://mundo.sputniknews.com/opinion/201701291066558475-rusia-otan-relaciones/

Nos quieren camuflados, escondidos con el pensamiento único, pero seguiremos exigiendo que se olviden de sus balas y de sus bases militares.

Photo by joséluis vázquez domènech

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Coloquio: La Unión europea contra Rusia

Charla: CAUM, Club de Amigos de la Unesco de Madrid

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El ataque contra los medios rusos en el Parlamento Europeo

El Parlamento Europeo se ha manifestado en contra del gobierno ruso y de su influencia informativa en Occidente.

Una resolución acusa a los medios rusos de hacer “propaganda hostil” en los países de la Unión Europea al mismo nivel que la propaganda promovida por el Estado Islámico, después de que la UE cortara al servidor ruso Yandex y que se prohibiera a Irán la utilización del satelite Hispasat.

Los principales medios rusos, calificados por la resolución como amenaza para la UE y sus socios en Europa del Este, son la agencia Sputnik, el canal de televisión RT, la fundación Russki Mir (Mundo Ruso) y Rossotrudnichestvo, la agencia federal de cooperación internacional bajo la tutela del Ministerio de Exteriores de Rusia.

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Alepo zona 0 (Mikel Ayestaran)

Análisis de una charla de un reportero de guerra (que no contempla las políticas bélicas de quienes las diseñan)

O periodismo de baja intensidad

Maxixatzen

Maxixatzen

 

Anteayer tuvimos la oportunidad de asistir a una charla que ofreció el periodista Mikel Ayestaran en Azkoitia (Gipuzkoa). El título de la charla y que acompañaba al cartel, que él mismo decidió, era «Alepo Zona 0», bastante elocuente.

La sala se abarrotó para escuchar sus impresiones. Hay que decir, antes de nada, que si alguien quería averiguar o saber más sobre las claves que conforman toda la tragedia que está sucediendo en Siria, el resumen es muy sencillo. Uno; están los rebeldes por un lado, que ante el acoso del presidente se levantan para exigir cambios y hacer la revolución, dos; que hay dos bandos que tienen sus propios amigos, y tres; que hay dos países un poco más malos que los demás, como son Rusia e Irán.

Hubo claras justificaciones del comportamiento del Imperio, ataques al bloque de Putin, e incluso respuestas paradigmáticas para hacernos creer que las guerras no se realizan siempre para luego ser dueños de los recursos naturales, y un claro ejemplo, dijo, era que en Irak los Estados Unidos y los países que declararon la guerra no son los más beneficiados. Se le olvidó decir (es muy olvidadizo) que el Ejército estadounidense otorgó sin licitación a una división de Halliburton, la sociedad Kellogg, Brown & Root, el principal contrato para luchar contra incendios de pozos de petróleos iraquíes. En cuanto a la explotación de crudo, y siguiendo la hipótesis de una victoria de Estados Unidos sobre suelo iraquí, el predominio angloamericano –si no monopolio– aparecería como el horizonte más probable. Otra cosa es que posteriormente las cosas no salgan como uno quiere, pero los planes originales eran claramente para favorecer la explotación del crudo iraquí. También se le olvidó decir que antes de la invasión y ocupación de Irak, Estados Unidos y otras compañías petroleras occidentales (excepto Francia) estaban totalmente excluidas del mercado iraquí del petróleo, razón por la cual, no hay ningún motivo para que Estados Unidos tuviera que salir beneficiada, a no ser, como ha ocurrido, que tras la invasión hayan sacado su tajada. 

Y así, toda una serie de razonamientos difíciles de asimilar. 

Es sorprendente que a estas alturas todavía no se haya asumido que Estados Unidos exporta lo que vienen considerando «su democracia», como una mercancía del mundo capitalista que se desea imponer vía intervención humanitaria, porque antes, según ellos, había ausencia de ella. Y si hay que matar, se mata. La milicia norteamericana (o los esbirros que mandan para que les hagan el trabajo sucio) sirve para mantener el control estadounidense sobre las materias primas mundiales, y tan cierto es que en el «Informe Kissinger», el plan diseñado en 1974 por el que entonces era Secretario de Estado de los EE.UU., Henry Kissinger,  aprobado en el Congreso como ley, se marca dicha política, dejando bien claro que el ejército de los EE.UU. está al servicio de su economía y que en los lugares donde estos «minerales críticos y estratégicos» se encuentren, los intereses económicos de los EE.UU. coincidirán con las consideraciones militares. La milicia norteamericana es experta en las injerencias (reconvertidas las más de las veces en «guerras civiles» para esconder los planes originales) que, casualmente, siempre giran alrededor del acceso a recursos naturales y a consolidar socios comerciales para expandir los efectos «colaterales» de la globalización. Las demás teorías son una forma clamorosa de aproximarse a la justificación partidista o al paroxismo.

Una de las cosas que más atención (y miedo) me suscita es comprobar como el mundo occidental ha parecido olvidar quienes son los Estados Unidos y como se posicionan en todos los tableros del juego. La propaganda anti-rusa es tan apabullante, que las mismas personas que lo tenían claro al señalar a los norteamericanos como imperialistas implacables en América Latina, ahora, siguiendo la misma política y los mismos métodos, parecen estar cegados para poder observarlo. Es todo un acontecimiento que nos traslada a una realidad inquietante.

Pero para hacer un trabajo exhaustivo de lo que sucedió ayer con la charla, voy a mostrar cuál fue mi interpelación, y cual la respuesta, para observar qué incidencia puede llegar a tener en un auditorio completo que se prestó a escuchar.

Esto es lo que intenté trasladar, con el único fin de hacer ver que en el periodismo actual se oculta información relevante, en claro beneficio de los Estados Unidos, Europa, Israel y la OTAN. Y mi deseo de hacer ver que Mikel Ayestaran no tomó en consideración asuntos de primer orden para hablar sobre lo que está sucediendo en Alepo.

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Photo by joséluis vázquez domènech

Photo by joséluis vázquez domènech

Sabemos que la mayoría de las veces no es importante lo que se cuenta, sino aquello que se esconde y se falsea. Hoy, hemos asistido a un nuevo capítulo donde el periodismo queda bloqueado por una información sesgada y, además, una información que cuadra perfectamente con los intereses de EEUU y de la OTAN. Preocupante y del todo desesperanzador…

Si hoy entrara por esta puerta Hilary Clinton y nos ofreciera su visión sobre Alepo, casi coincidiría plenamente con lo que aquí hemos escuchado. Claro, Hilary es la suministradora de armas para los rebeldes terroristas, del Frente Al-Nusra, Jabhat Fateh al-Sham o Jabhat al-Nusra.

He de explicar por tanto, qué es lo que hoy ha escondido Mikel, y qué es lo que no quieren que sepamos.

Del mismo modo que en Libia los rebeldes salieron a las calles para protestar por su presidente Muamar el Gadafi, en Siria hay también una «revolución» de la que el propio periodista ya nos está dejando constancia en su blog. En él nos cuenta muy bien cómo celebraban en las calles el asesinato del líder libio. Yo tengo muchos vídeos de Alepo, con los sirios celebrando la liberación de su ciudad y la expulsión de los terroristas. Pero Mikel no ha colgado ni un vídeo de esos, ni lo va a hacer. No es importante.

¿De quién es Alepo? ¿De los occidentales imperialistas que quieren derrocar a Bashar Al Assad, o de sus habitantes?

Pero sigamos con Libia. Allí también había rebeldes, como le gusta constatar a Mikel. Pero lo que no nos ha contado, ni a nosotros ni lo ha escrito en su blog, es la existencia de un informe muy importante. 5 años después, y Libia ya destrozada y Gadafi fuera de combate, sale, este septiembre, el Informe del Comité de Asuntos Exteriores de la Cámara de los Comunes sobre la intervención en Libia. El Informe es demoledor: el exprimer ministro británico David Cameron (y su amigo Sarkozy) es “responsable” en buena medida de la debacle de Libia y el ascenso del Estado Islámico. Es más, dice que el gobierno británico “no identificó a las facciones islamistas radicales existentes en el seno de la rebelión”.

Pero Mikel, está con los rebeldes, y pone sus vídeos en su blog, para celebrar el asesinato de Gadafi. Y del mismo modo, al principio de las «contiendas» tampoco identifica que en la oposición moderada hay cosas que huelen mal, muy mal (es decir, injerencias planificadas).

Así, tenemos que los rebeldes germinan con facilidad en Libia y ahora también en Siria, brotando de la tierra con una facilidad asombrosa, pero en vez de con flores salen ya con armas.

Prosigo. El año 2007 se revelan unos datos sorprendentes, que Mikel, ha vuelto a esconder.

Donald Rumsfeld, antiguo Secretario de Defensa de Estados Unidos, confiesa al general Wesley Clark, que su país va a invadir Irak, Libia, Siria, Sudán, Somalia, Líbano, y por último Irán. Esto no significa que lo vayan a hacer en el tiempo deseado, o que sus planes tengan éxito, pero sí que lo van a intentar, y en ello están. Los hechos comienzan a suceder en 2001, después de los atentados de las torres gemelas.

Wesley Clark es un militar retirado del ejército de los Estados Unidos, fue Comandante Supremo de la Organización del Tratado del Atlántico Norte durante la guerra de Kosovo, donde dirigió el bombardeo de la OTAN sobre Yugoslavia. En el año 2003 se postuló como precandidato del Partido Demócrata a la presidencia de los Estados Unidos.

Así, sabemos desde el año 2007 que EEUU tiene la clara intención de destrozar Irak, Libia y Siria. Sucede, pero Mikel no le da importancia, es una casualidad, porque lo importante, son los rebeldes que luchan contra Bashar Al Assad.

También sabemos, por filtraciones de wikileaks, que Hillary Clinton tiene maravillosos planes. Pero créanme, para un periodista de guerra son una nimiedad. Lo primero que podemos leer en un email de dicha filtración es lo siguiente. «La mejor manera de ayudar a Israel a lidiar con la creciente capacidad nuclear de Irán es…, tachín…, ayudar al pueblo de Siria a derrocar al régimen de Bashar Assad».

¿Alguien puede creerse que por nacimiento espontáneo surge una rebelión allí donde hay claros signos de premeditación y alevosía, y claros movimientos estratégicos para que así suceda? Si, Mikel Ayestaran y gran parte de la población contaminada.

Otro  ejemplo de lo que nos esconden. Un ejemplo en el que además, él (Mikel Ayestaran) es el protagonista.

El 15 ó 16 de diciembre, si creo recordar bien, está cubriendo los acontecimientos desde Alepo, y es el momento de darnos noticias sobre la evacuación y la victoria del presidente sirio. Ocurre un hecho fundamental; y me llega esa misma noche información de que el Ejército Libre de Siria ha detenido a unos agentes internacionales. Al día siguiente o a los dos días, no puedo precisar muy bien, entra en directo para EITB, pero se olvida por completo de dicha noticia, y los telespectadores vascos nos quedamos sin parte importante de lo que acaba de suceder.

¿Era importante ésta información? Para Mikel no, para el mundo importantísima. Hasta tal punto que en apenas unas horas se convoca una reunión urgente de la ONU. Francia presenta una primera resolución que no es aceptada por Rusia, pero la jornada del domingo día 18 se reúnen a puerta cerrada, para más tarde, en una reunión del «Grupo de los 15» votar a mano alzada unánimemente a favor del proyecto de resolución 2328, que añade nuevas precisiones. ¿Por qué tanta urgencia? Porque esa resolución está relacionada con las detenciones arriba mencionadas.  

Bashar Jaafari, representante de Siria ante la ONU lo confirma y da sus nombres en una rueda de prensa. “Oficiales extranjeros de inteligencia militar que estaban en Alepo Este con los terroristas son detenidos mientras estaban intentando salir de allí. Un turco, un estadounidense, un israelí, un qatarí, un jordano, un marroquí y seis saudís. Es por ello que hemos vivido escenas de histeria en el Consejo de Seguridad de la ONU, porque el objetivo principal era rescatar a estos agentes” Y no, ayudar al pueblo sirio.

Nadie hasta ahora, y han transcurrido casi dos semanas, ha desmentido esta información, que Mikel Ayestaran esconde, porque no es importante.

Pero más sorprendente es aún para comprender el contenido de la charla, su propia posición y  su propia mirada a lo largo del tiempo. Y expongo, que el 28 de julio de 2010, poquito antes de las multitudinarias protestas contra Basher Al Assad, «porque su pueblo está más que harto de él», Mikel Ayestaran nos regala un pequeño reportaje, que es emitido en el canal vasco de televisión. Dicho reportaje lleva el siguiente titular: “Siria, ejemplo de convivencia entre chiís y sunís”. Entre otras cosas, expresa que «… a diferencia de lo que ocurre en el resto de la región, la buena convivencia entre sectas parece garantizada en este país». Para terminar observando que «Siria es un ejemplo de convivencia en una región marcada por las constantes guerras sectáreas”.

Esto no tendría especial relevancia si seguimos el discurso de este periodista, que actualmente tiene claro que la guerra tiene un importante componente religioso (entre suníes y chiíes), y tiene aún más claro que la vida en Siria era un desastre para la mayor parte de la población, razón por la cual comenzaron las manifestaciones pidiendo más libertad, más democracia, y más apertura.

Y la pregunta, viene por sí sola. ¿Alguien me puede explicar como un país que a mediados de 2010 representa casi un oasis (como deja constancia el propio periodista) en medio  de una zona agrietada por todos lados, y de repente, unos meses después está inmerso dentro de una convulsión social que termina en seguida en una batalla campal?.

La respuesta no deja lugar a muchas dudas. Porque hay una intervención externa, con una inmensa ayuda militar y económica  que hace posible que estallen las revueltas y, con ellas, el caos y la mayor de las tragedias.

Pero no. Tampoco aquí hay respuesta digna de tener en consideración. El silencio solo acompaña al discurso único que planea durante toda la charla. Todo comienza con los rebeldes, que ante la situación que viven, deciden salir a protestar. Y lo dice el mismo periodista que meses antes nos estaba hablando de un lugar al que acudía el turismo religioso en masa porque las cosas estaban muy bien. Es, cuando menos, sorprendente, por no utilizar otros términos. 

Destruida la convivencia que había en pocos meses, se constata que los humanos somos así, nos gusta matar y guerrear y no perder el tiempo en tonterías como vivir la vida. Lo mismo sucedió en Panamá, Yugoslavia y en Libia. Pero no importa. Lo que importa es aquello que nos dicen todos los medios y  Mikel Ayestaran, insistiendo en los rebeldes, seres idolatrados a los que pronto subirán a un altar.

Para terminar abro un interrogante manifestando que para comprender lo que está sucediendo en Siria es poco probable que atinemos si solo nos quedamos con la teoría de las primaveras árabes y las revoluciones de colores. Y por si fuera poco todo lo expuesto, insisto en que es fundamental considerar otras opciones y otros análisis (como las de Nazanin Aramanian) para comprender un poco más todo.  

Deseo terminar haciendo una pregunta, aunque ya en mi exposición hay muchas que se pueden entender como tales, pero todas ellas, acaban sin respuesta alguna. Un vacío absoluto cubre mis palabras, y me quedo encogido, con ganas de salir de allí e incluso pensando que no debería haber ido.

Después de mi intervención, en  el debate con el público no cambiaron mucho las tornas, y al hablar de la complejidad para saber qué está ocurriendo, nos hizo ver que información hay de sobra, que también hay material con teorías conspiranoicas, pero que hoy en día no hay censura. Eso, tampoco lo sabe… Casi me da un síncope y doy este resumen por terminado.

Aplausos, y cierta desorientación. La mayoría allí presente cree haber llenado el zurrón con noticias frescas y se va a casa comentando las mejoras jugadas.

Creo que la presión de cómo funciona el proceso de desinformación y la propagación informativa de un discurso único dificulta sobremanera cualquier posibilidad de ser bien escuchado y entendido. Tengo claro que yo no tengo la razón, y de que estoy incapacitado para llegar a comprender todo lo que sucede en el mundo. Pero creo que hay algo que ayer quedó huérfana, la información. El ponente no hizo mención alguna a todos mis interrogantes, y ni tan siquiera se alteró porque él mismo dijera que en Siria se vivía bastante bien, y al poco tiempo eso fuera un infierno.

A mí me cuesta enormemente comprender todo ello. Tengo mi propia opinión al respecto, pero yo no estoy aquí para meter el dedo en el ojo de nadie ni boicotear la labor de ninguna persona. Solo procuro dejar sobre la mesa información que creo se oculta deliberadamente (bien por ideología, bien por miedo a perder el trabajo, bien por presiones, bien por cualquier otra circunstancia). Es más, invito al propio periodista y a todas las personas que estuvieron allí a que puedan leer este artículo y cada uno de los enlaces que lo acompañan, y me hagan ver que mi postura está muy alejada de la realidad, o en su caso, que no me atengo a los hechos que han ido sucediendo.

Gracias, y hasta más ver!

Colaboración para Ojos para la Paz e Iniciativa Debate

No a las Injerencias, No a la OTAN, No a las bases militares


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Alepo

Así funciona el mundo

Siria está siendo el centro de desatención del mundo. Y es probable que estemos viviendo el proceso de manipulación informativa más flagrante acaecido en este nuevo siglo.

Deteneros a pensar por qué durante cinco años casi nadie se ha preocupado de Alepo y sus gentes como lo están haciendo ahora, precisamente en el momento en que las tropas gubernamentales sirias consiguen expulsar y hacer rendir a los «rebeldes» y terroristas llegados de todas partes del mundo. 

Los medios claman con sus imágenes y sus micrófonos occidentales por la ayuda humanitaria y la necesidad de detener la guerra. Parece mentira que aún no se hayan dado cuenta de que Rusia y Siria han avanzado enormemente en su marginal empeño por terminar con las innumerables bandas de mercenarios que allí instalan quienes dicen buscar la paz.

La mal llamada guerra sería muy fácil de detener con el abandono de las maniobras de la OTAN y de todos sus colegas, y más aún con el des-reclutamiento masivo de todos los terroristas. Pero no va a suceder así, y se han intensificado las reuniones y los nuevos planes para bloquear y arrinconar a Putin. Y seguirán…, hasta que el presidente sirio sea expulsado o ejecutado.

Y nosotros no tendremos información alguna sobre la alegría de los habitantes de Alepo por esta nueva etapa, porque nuestros medios no van a mostrar en sus pantallas la sonrisa de ningún sirio celebrando nada que no sea el caos y la destrucción.

No a las injerencias, no a las guerras, no a la OTAN


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Europa, la censura y la maquinaria más cruel

 Atrapados por el exceso de desinformación

(Para leer despacio, muy despacio, y con atención, mucha atención)

Somos cautivos de un inefable aparato mediático, que es capaz de convertir al agredido en agresor y al agresor en alma caritativa que va por la vida ofreciendo ayuda humanitaria.

Son tiempos difíciles, pero tremendamente difíciles para la libertad de información y, sobre todo, para la difusión de dicha información.

La tarea es tan ardua y tan complicada que quienes se dedican a investigar e intentar exponer sus análisis en profundidad, con otras miradas, desinteresados, impulsados por la honda motivación de querer entender cómo funciona el mundo en que vivimos, y dispuestos a establecer un diálogo para poner de relevancia las inmundicias de este sistema que nos devora, terminan normalmente siendo cuestionados o, lo que es peor, censurados como meros transmisores de teorías estúpidas o sin ningún sentido.

Ya no importa el tema que vayas a tratar; hables de ecología, agricultura, alimentación, investigación, farmacias, organizaciones no gubernamentales, política, cambio climático, religión, filosofía, deportes o redes sociales, todo está hasta tal punto contaminado que no tenemos casi nada que hacer. Tan solo esperar la comprensión de quien te lee, creer en su templanza y en su buen hacer, en esa predisposición a construir y argumentar nuevas ideas. Pero ese margen de confianza está también deteriorado, sencillamente porque los cauces de información general están absolutamente esquilmados.

Photo by joséluis vázquez domènech

Photo by joséluis vázquez domènech

Europa está a la vanguardia de la censura y la ocultación. Mientras vivimos una época en la que la ciudadanía europea hace valer su «supremacía democrática» sobre el resto del mundo (y sobre el mundo árabe en particular), la propia ciudadanía desconoce los acuerdos y pactos que firman sus dirigentes.

Dicha supremacía respalda, como no podía ser de otra forma, el ímpetu del capitalismo. Un sistema en continua expansión y que, precisamente por ello, está en la necesidad de proveerse de poderosos aparatos de propaganda para construir amplios consensos que justifiquen sus guerras (o lo que es lo mismo, sus nichos de recaudación y reestructuración).

Queda resuelto de este modo el control absoluto de la información. Por un lado a través de la censura y, por si esto no fuera poco, con el añadido de esa maquinaria capaz de alterar la percepción selectiva de la población.

Que los medios de comunicación están en manos de cuatro grandes grupos lo saben ya muchas personas, pero aun así no percibo una conciencia mayoritaria sobre las consecuencias de dicha intimidación. Si hiciéramos una encuesta en relación, por ejemplo, a las “revoluciones de colores” o a las “primaveras árabes”, una mayoría absoluta se decantaría precisamente por lo que dichos medios les han contado en todos estos años de embustes y ficción. Por tanto, superar la asimilación de la supuesta convicción del engaño que vuelve a engañar, es misión bastante improbable.

Desgraciadamente, un claro ejemplo de ello lo tenemos en los informes posteriores a la invasión de Libia. Periodistas, filósofos, politólogos y analistas de la «vanguardia intelectual de la izquierda» hicieron un flaco favor a los deseos de paz y movilización popular apoyando la injerencia en dicho estado, y clamando por el derrocamiento de Gadhafi. Y ahora que sabemos lo que ocurrió realmente, ¿qué nos queda? ¿Van a donar sus bienes para regalárselos al pueblo libio, que ha quedado desmantelado? Es desolador y realmente atroz tener que convivir una y otra vez con el mismo drama.  He de callar mi boca y mirar a otro lado, para no lanzar misiles con mis palabras para quienes alientan tanta violencia. ¿Qué necesidad tienen? ¿Qué consiguen con ello? ¿Son posicionamientos conscientes o tan solo producto de la torpeza u “otros infortunios”?

El Parlamento español también apoyó la invasión (intervención militar para ellos), a petición de José Luis Rodríguez Zapatero. De un total de 340 diputados presentes,  336 votaron a favor, 3 en contra y una sola abstención. Cinco años después comienzan a llegar las primeras conclusiones. Siempre es igual. Siempre tarde. Y la Corte Penal Internacional de La Haya cubriéndose de medallas con sus deliberaciones nada imparciales, con África en el punto de mira mientras nuestros dirigentes salen ilesos de sus graves decisiones; «la estrategia estuvo basada en conjeturas erróneas». A la estrategia también se le puso nombre: Odisea del amanecer. Se me humedecen los ojos una y otra vez, en cada ocasión que un nuevo informe demuestra la barbarie que nos rodea. Libia ya está aniquilada.

No quiero entrar en un debate en el cual se me interpelaría por mis propias observaciones. Procuro dejar constancia de mis preocupaciones, a ser posible con noticias y argumentos contrastados. Ahí están diseminadas por la red miles de palabras, pensadas, ordenadas y analizadas, queriendo gritar una realidad que se nos oculta, queriendo dar luz a las oscuras causas que matan y menosprecian. Palabras que siempre necesitan ser justificadas. Pero también palabras que a veces pueden ser recordadas.

Como hoy, recordadas para desbrozar la maleza, para celebrar el acontecimiento de una noticia, y para tomar aliento y seguir con tiento cada referencia.

En varias ocasiones escribí sobre Ucrania. No recuerdo debate ni ningún tipo de acogida. Sí en cambio que me tiraba al monte sin brújula alguna. La cuestión es que, sabedor de tamaña peripecia, has de buscar información hasta en las ocultas estancias de la memoria, para que quien pueda llegar a leerte tenga elementos suficientes para proseguir tu estela. Pero es tan engorroso y es tan agotador que muchas veces piensas en dejarlo todo y quedarte solo en la esquina de tu propio balcón.

Es muy cansado verte en la obligación de estar justificando cada frase, cada consideración, y la respuesta que otorgas a cada interrogación.

Es más, estoy convencido de que es una trampa. Mientras ellos nos devoran con sus continuas falacias, y nos ocultan hasta el código informático del recuento de votos, nos obligan a tener que demostrar la existencia de documentos robados, de disquetes devorados, de entrevistas preparadas, de incendios provocados, de datos escondidos, de violaciones enmascaradas, y hasta de matanzas amañadas.

Mientras ellos juegan nosotros tenemos que averiguar cuál va a ser la próxima tentación de su desmesura, y cuál fue el crimen que cometieron mientras se reunían en la última cena.

Es un delirio estar continuamente a expensas de que nazca un Snowden o de que un tipo insistente descubra el dato que demuestre que el engaño era evidente. Es un delirio obligarte a tener que buscar allí donde han arrojado toneladas de residuos para que luego tú tengas que limpiar hasta el inodoro del presidente de la comunidad. Y todo para conseguir un dato, un miserable dato que proteja tu percepción. Hastía, devora, fulmina…

Durante el Festival de Cine de San Sebastián una mañana me encontré con el programa de mano de todas las proyecciones. Estaba con dos amigas. En una de las secciones anunciaban un documental sobre Ucrania. En cuanto lo vi me enojé y se lo hice saber a ellas. ¿Éste documental? Pero si es una parodia de lo que aconteció en realidad. ¿Quién se encarga de decidir qué películas se van a proyectar? No hay derecho! Allí se quedaron mis palabras… Netflix ganó fácilmente la batalla. Es muy fácil que te la den hasta sin queso. Este documental (Sub HD, hay que insistir después de las ventanas publicitarias y ya está), estuvo en la Selección Oficial del Festival de Cine de Venecia en el 2015, en la Selección Oficial del Festival de Cine de Telluride del mismo año, en la Selección Oficial del Festival de Cine de Toronto y, claro está, ¿cómo no iba a llegar a la Bella Easo? Nos lo ponen muy caro. El tráiler ya avanza un subproducto de Hollywood fácil de masticar.

Y así hasta que a veces llega el salvador, y todos tus esfuerzos parecen ser recompensados. En esta ocasión llega vestido de documental con una nueva producción de Oliver Stone, y dirigida por Igor Lopatonok. La prensa parece estar ausente, como no podía ser de otra forma. Lo que trasciende es una bofetada contra los mass-media y contra la verdad oficial, y nos descubre, oh sorpresa, una nueva visión de lo que ha acontecido en Ucrania, una nueva visión de lo que representan las “revoluciones de colores”, y una nueva visión del papel que representan la CIA y los Estados Unidos en el mundo.

Digo parecen porque uno no se siente muy cómodo por el hecho de que su trabajo tenga validez o no en función de lo que un director reconocido o un infiltrado hagan o dejen de hacer. Pero he de reconocer que a veces, reconforta.

Lo que verdaderamente nos interesa es mostrar la implacable censura de los medios, y denunciar a esta Europa infatigable en su desmantelamiento de la democracia. Dos días antes del estreno, en la red, apareció una petición del ucraniano Andréi Nezvani para que se prohibiera el filme, ya que en él “se tergiversan los hechos” y puede “provocar desórdenes en masa en Ucrania”.

El desorden ya está instalado en este continente corrompido por su avaricia y su modelo de desarrollo. Somos ahora nosotros quienes debemos ser conscientes de ello, y denunciar además de la censura y a sus confidentes de la manipulación el fraude al que estamos asistiendo.

¿Por qué cuesta llegar tanto al fondo de los hechos, que siempre cuentan con un mismo patrón? ¿Por qué quienes escriben y quienes pretenden informar son, en su mayoría, alentadores de un modelo de gestión donde se permite que el expolio de otras partes del mundo forme parte de nuestra tradición?

Estamos atrapados por el exceso de desinformación, y “forzados magistralmente” a asumir un comportamiento lastrado por las consecuencias del despotismo y el neocolonialismo más cruel.

Colaboración para Ojos para la Paz e Iniciativa Debate

 


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Winter of Fire

¿No sabes que hacer éste fin de semana? Te invito al cine

Desde Ucrania…, con dolor

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Sin que sirva de precedente, hoy mostraremos en qué consiste el cine documental realizado para respaldar las mentiras del poder. Producido por Netflix, mostrado en el Festival de Cine de Venecia y de Toronto, compitiendo por el Oscar, tomando partido por una causa y dando eco a esos supuestos jóvenes que plantaron cara al oso ruso.

El subtítulo lo dice todo: la lucha ucraniana por la libertad. La «revolución naranja» al servicio de la O.T.A.N., la extraordinaria movilización televisada como el triunfo del movimiento social contra el eje de la corrupción. El colofón perfecto a los actos programados; Reino Unido y Estados Unidos ceden sus dineros para sacar adelante la información fílmica que postula con sus criterios.

Otro golpe de estado, esta vez desde las salas de cine, dirigido a castigar la mermada memoria colectiva.

A veces es bueno observar cómo trabaja el enemigo, y analizar todos sus movimientos. Un equipo de 28 camarógrafos, para que no se escapara nada, para rodar el invierno en llamas en la Plaza Maidan. Y todo, para contar (dice el director) la verdadera historia de la revolución de la dignidad.

Te lo venderán como uno de los documentales del año, pero no te contarán qué sucedió entre bambalinas…

https://ok.ru/video/84010666683

Título original, Winter on Fire: Ukraine’s Fight For Freedom 

Año, 2015
Duración, 102 min.
País,  Ucrania
Director, Evgeny Afineevsky
Música, Jasha Klebe
Fotografía, Evgeny Afineevsky, Oleg Balaban, Maxim Bernakevich, Ruslan Ganushchak, Eduard Georgadze, Inna Goncharova, Kostyantyn Ignatchuk, Alex Kashpur, Lizogub Khrystyna, Lina Klebanova, Kirill Kniazev, Maria Komar, Viktor Kozhevnikov, Yuriy Krivenko, Vladimir Maka
Reparto, Documentary
Productora, Afineevsky – Tolmor Production / Campbell Grobman Films / Netflix
Género, Documental
Sinopsis
En 2013, el gobierno ucraniano provocó una revolución al intentar frenar las protestas contra un acuerdo de comercio.
Premios

2015: Premios Oscar: Nominado a mejor documental

2015: Festival de Toronto: Mejor documental (Premio del Público)

 


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Desestabilización Programada

Breves: 17 segundos

(Derribo de un caza ruso por el ejército turco)

Turquía y Estados Unidos negociaron un plan para crear a lo largo de la frontera turco-siria una franja, a la que llaman zona de seguridad, y entrenar y armar a los rebeldes sirios.  Así funcionan las cosas en estos tiempos de invasión y colonialismo. Y entre que armo al vecino rebelde, aprovecho para aniquilar unos cuantos kurdos, y colaboro con los socios de la OTAN, amplío mis fronteras  y arrebato a Siria una porción de su territorio.

Que alguien derribe un avión porque ha sobrevolado durante 17 segundos una franja de cielo que cree le pertenece, es cuando menos, fruto de alguien que o bien tiene muy poca paciencia o, en realidad, está buscando deliberadamente un plan perfectamente estudiado. Que en 17 segundos tenga tiempo para armar el ataque, posicionarse, efectuarlo y dar en el blanco, es un récord sin precedentes. Y que en tan breve espacio de tiempo sean capaces de avisar 10 veces diciendo que están invadiendo su espacio y que se atengan a las consecuencias, resulta altamente sobrecogedor. Pero que alguien derribe un caza ruso (mostrando claramente ese escenario bélico occidental al que estamos asistiendo – no olvidemos el derribo del avión de pasajeros -) y además lo haga en territorio sirio que ha sido ocupado por Turquía, dice mucho del deseo de guerra y de asedio. Podemos decir por ello que si, que Rusia ha violado el espacio aéreo turco por la sencilla razón de que Erdogan ha alterado la línea fronteriza por arte de magia, incumpliendo todas las normas, y encima dando cobijo y respaldo a los militantes yihadistas. Y que si, que todo apunta a que la OTAN persiste en el empeño, y ya lo avisó el 07 de octubre su presidente Stoltenberg, «“La OTAN ha elevado su capacidad y está preparada para defender a cualquier socio, incluida Turquía”.

Comprendo que resulte complejo de entender todo este circo, y que es difícil saber cómo se pueden ir desarrollando los acontecimientos, pero cada vez resulta más claro intuir que la OTAN, Estados Unidos, Turquía, Arabia Saudí e Israel siguen adelante con sus planes, y que harán todo lo posible para partir Siria, re-partir el botín, y dar por jodido a Putin.

17 segundos para que prosiga la misma historia… La guerra.

(Nazanin Armanian)

(Nazanin Armanian)

 

 

 

 

 


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Entrevista Personal

Charla Radiofónica:

(Sott.ne)

El pasado 17 de octubre tuvieron a bien hacerme una entrevista, y así poder charlar largo pero no tendidos sobre algunos de los acontecimientos políticos más relevantes de la actualidad internacional. La entrevista dura hora y media pero mantiene cierta actitud responsable y crítica, y espero que no resulte ni aburrida ni escurridiza. Agradezco a quienes propusieron e hicieron real este diálogo y a todas aquellas personas que tuvieron a bien escucharme un colorido sábado otoñal.


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Francia

Una grande y libre!

Francia nos muestra ya su rostro, y lo que hasta ahora se hacía a escondidas, se desvela con la ingrata noticia de que va a bombardear Siria. Y como alumno aventajado de las políticas imperialistas al uso, lo justifica informándonos de que lo hace en defensa propia.  La bárbara situación que está atravesando Oriente Próximo nos va estallar en nuestras propias manos, y lejos de tomar medidas para paliar tanto horror, los dirigentes europeos respaldarán acciones de este tipo, no ya para ayudar al pueblo sirio de ningún presidente, sino para atar en corto sus movimientos geoestratégicos que están siendo amenazados por la incógnita por la que atraviesan sus objetivos. Rusia es el único país capaz de detener esta ofensiva, pero sabe que tomar parte en él más activamente puede terminar desestabilizando aún más la región y sus propios intereses.
Atendiendo el caos y la masacre que está representando la huída de miles de refugiados de los campos de Jordania y Turquía, una acción política decidida para acabar con esta catarsis exigía la pronta reacción europea, pero lejos de optar por prestar la ayuda necesaria, un nuevo país se erige como Estado invasor, y agrede nuevamente la posibilidad de poder llegar a la paz. Es del todo irresponsable, suicida y corrupto, y creo que no hay forma más nítida de dejar constancia de que por encima de cualquier convenio con la solidaridad, la maquinaria bélica impulsando el neocolonialismo más extremo no solo prosigue, sino que se intensifica. 

Photo by Joséluis Vázquez Domènech

Photo by Joséluis Vázquez Domènech

Esta aniquilación programada para deshacerse del eje Irán – Siria – Rusia lleva tiempo produciéndose, y es del todo macabro asistir continuamente a los modos en que los intereses económicos son capaces de sostener los discursos más absurdos e incongruentes. Y los argumentos que se extienden a través de los medios de comunicación comienzan a parecerse a los cómics más delirantes que podamos imaginar. La gran Francia da un paso al frente, y su magnífica puesta en escena tras los atentados de Charlie Hebdo comienza a dar sus frutos.  

¿Qué podemos hacer? Estamos en manos de una serie de impresentables que están negociando unos dividendos para unos pocos en contraposición a la muerte de miles de personas. No hay forma alguna de poder creer absolutamente nada de lo que nos puedan contar para hacernos ver que son necesarias éstas políticas tan denigrantes. Y puesto que solo me queda dirigirme a la gente común, no puedo más que trataros de convencer de que votar, en ésta Europa criminal, y participar de sus parlamentos y gobiernos (sea con el partido que sea), es seguir dando alas a un sistema que necesita su total descomposición. Ningún partido que apruebe su participación en la estructura política de la Unión Europea (aunque sea para decirnos que lucha contra su funcionamiento) me merece el más mínimo respeto. Solo será digno de tenerse en consideración quien sin complejos exija el inmediato desmantelamiento de ésta organización, de la OTAN, de todas y cada una de las bases militares, y la salida del euro. Todo lo demás es participar de la cruenta historia que se está escribiendo en estas latitudes que se han convertido en verdaderos estercoleros.


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Cumbres Impertinentes

Breves:

Hace bien poco se celebró en Madrid una reunión especial del Comité contra el Terrorismo del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. En el encuentro se trataron (eso nos cuentan) medidas para prevenir y luchar contra los flujos de los llamados combatientes terroristas extranjeros. En ninguna hoja de ruta estaba prevista investigar la política internacional de Estados Unidos. Las cosas así, ya sabemos una cosa más. Esos flujos de combatientes se van a extender, y gracias a cumbres impertinentes como éstas, nos anuncian la extensión de los planes bélicos (estrategia geo-política la llaman ellos). Destrozado Oriente Próximo, todo indica que le toca el turno a Asia Central. Rusia, China, India e Irán van a sufrir el hostigamiento dentro de sus fronteras o próximos a ellos de grupos extremistas religiosos o separatistas. Ya sabéis, financiados y con una planificación a largo plazo que volverá a traer el amargo sabor del imperialismo más ruin. Prosiguen las guerras, y se extiende la barbarie. 

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Andréi Konchalovski

ContraCorriente (buscando nuevas miradas).

Андре́й Серге́евич Михалко́в-Кончало́вский

Las buenas noticias son generalmente aquellas que provienen del otro lado. No importa dónde esté este. Importa que esté lejos de la vanalidad, del consumo masivo, de la falta de criterio, o del conformismo. El director de cine ruso Andréi Konchalovski ha decidido retirar su candidatura al Óscar a la mejor película de habla no inglesa. La Academia Rusa había elegido su último trabajo «Belye nochi pochtalona Alekseya Tryapitsyna», León de Plata en el Festival de Venecia, entre los dos últimos finalistas. Pero no ha habido disputa alguna, porque el hermano de Nikita Mijalkov (qué a gusto me tomaría un café en familia) ha renunciado a participar del circo de Hollywood.

 

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Dos son las razones más importantes que le han llevado a tomar esa decisión. Por un lado critica la hollywoodización y la perniciosa influencia del cine comercial estadounidense, resultando absurdo competir por un premio en esas circunstancias. Y, por otro, arremete contra la dominación cultural del cine en inglés, siendo una absoluta segregación la existencia de un premio a mejor película  en lengua extranjera, cuando el territorio inglés se limita a los Estados Unidos, Reino Unido, Australia y Nueva Zelanda. Admite que le resulta irrisoria esta categoría, dado que la cultura cinematográfica se extiende desde Asia a América Latina o desde Rusia a Extremo Oriente, e ironiza sobre la posibilidad futura de conceder un premio a la mejor película de habla inglesa.