Un dominio propio

Una de las más lúgubres maniobras de nuestras democracias es convertir la búsqueda de la verdad en delito y, de paso, hacer creer que las reflexiones que emanan de esa búsqueda sean consideradas subversivas o radicales.


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En la boca del lobo

El enemigo entró a casa y no va a salir por la ventana

Podríamos deducir de todo aquello que está sucediendo en nuestro mundo, porque la mayoría de indicativos así lo confirman, que el peligro nos acecha desde hace tiempo. Y que en vez de procurar reinventarnos para salvar los trastos, estamos activando todos los interruptores que bloquean las alarmas.

Son muchos los acontecimientos que podríamos tener en cuenta y, tristemente, una sola la conclusión final: han asestado un duro golpe a Europa. Pero claro, lo que con gran esmero y una preparación exquisita ha ido sucediendo, ha contado con la colaboración de ilustres ciudadanos europeos y, como pasa siempre en estos casos, con nuestros mal llamados líderes y una enorme cantera de desinformadores que no para de crecer. Mario Draghi ha sido, por poner un ejemplo, uno de los grandes artífices del robo. Lo saben muy bien en Grecia y en Italia, y España también ha temblado gracias a la orquestada crisis financiera. El dato de la deuda pública hispana dice bastante de lo acontecido (en apenas diez años la deuda ha pasado de 383.798 millones en 2008, a 1,174 billones de euros en 2018).

Tal y como escribe el economista Fernando G Jaén, “…la crisis generada por los deudores, la tienen que pagar los ahorradores, mayor contrasentido imposible… salvo que aceptemos que la economía es manejo de los asuntos por los poderosos, como viene siendo a lo largo de la historia de la Humanidad; eso sí mediante discursitos convincentes y técnica que enmascare la realidad a ojos no avisados…”. Pero es mucho más importante entretenernos con  banalidades y con nevadas e inundaciones. Europa va a necesitar mucho tiempo para reincorporarse de nuevo, y probablemente eternidades para regresar a la paz social y política que estuvo a punto de extenderse en el continente. Tal y como lo testifica Jaime Richart, la estafa es desoladora.

Pensándolo fríamente, resulta desalentador llegar a la conclusión de que los medios de comunicación tienen tanto poder que nada podemos hacer contra ellos. Y esto no es algo nuevo. Lo escribió Jhon Swinton en 1880… “No existe en América prensa libre ni independiente. Ustedes lo saben tanto como yo. Ninguno de ustedes se atreve a escribir su opinión honestamente y saben también que si lo hacen no serán publicadas. Me pagan un salario para que no publique mis opiniones y todos sabemos que si nos aventuramos a hacerlo nos encontraremos en la calle inmediatamente. El trabajo del periodista es la destrucción de la verdad, la mentira patente, la perversión de los hechos y la manipulación de la opinión al servicio de las Potencias del Dinero. Somos los instrumentos obedientes de los Poderosos y de los Ricos que mueven las cuerdas tras bastidores. Nuestros talentos, nuestras facultades y nuestras vidas les pertenecen. Somos prostitutas del intelecto. Todo esto lo saben ustedes igual que yo”.

Si no, ¿puede alguien explicarme cómo es posible que nuestro continente se haya dejado arrastrar por la deriva de las políticas estadounidenses, favoreciendo plenamente a entidades financieras y corporativas dirigidas por unos pocos para ir amordazando a la población a un capitalismo de lucha y fricción continua, donde millones de habitantes quedan abandonados a la suerte? ¿Puede alguien, por favor, hacernos ver cómo es posible que años y años de barbarie política y bélica han ido imponiéndonos sin que nadie, absolutamente nadie renegara de ello?

La desmantelación de entidades políticas soberanas y el secuestro de la libertad llevan tanto tiempo instalados en nuestras mentes que ya es tarde. Todo un complejo entramado de poder, que instauró vías institucionales a través de un sistema de partidos envenenado, y una perfecta articulación con las élites perforaron hasta el tuétano el esqueleto de las democracias. Pero la labor de la prensa y la televisión y, ahora de las redes sociales, ha sido tan sofisticada que resultaba arduo poder llegar a concluir en debates de sobremesa que no existía tal democracia. Recuerdo muchas situaciones vividas con desconcierto. Casi nadie se hacía eco de esa llamada de socorro, y enarbolados por una sociedad de consumo que podía dispensarnos logros de vida perfectamente materializables, no eran pocos los que respondían que me fuera a vivir a Irán, o a Somalia, a ver si entonces alteraba yo mi discurso sobre el capitalismo. También era común defender que a lo largo de la Historia íbamos en un continuado logro de bienestar en términos generales.

Photo by joséluis vázquez domènech

Me temo que el castillo construido, casi siempre sobre ilusorias conquistas, está cayéndose a pedazos, como caen los andamios levantados sin armazón ni sentido. Aquellas lamentables hazañas constitutivas de compra son ahora deuda, o enorme sacrificio de vida. Y bolsas enormes de población son ya pasto de la pobreza, de la desigualdad y del abandono. Ya no hay vuelta atrás. El estado no va a sufragar los efectos colaterales del neoliberalismo. La privatización ya es germen infeccioso, y serán pocos quienes puedan vivir silbando la jubilación. Todo un éxito para los impulsores del sueño americano, ya cimentado en todos los rincones del planeta. Todo un fracaso para la civilización.

Se acabó lo que se daba. Los continuados ataques a Iraq, Libia o Siria, no son sino una parte del juego. Europa sigue en la diana. Había que colapsarla como fuera, aligerar su bienestar y endeudarla, instalarla en un conflicto permanente y no permitir, bajo ningún concepto, su alianza con Rusia. Ello derivaría en una situación catastrófica para los Estados Unidos, y como son éstos quienes nos guían, hemos ido directos al precipicio. Seguimos jugando a las redes, seguimos a Hollywood, seguimos enfrascados en series que nos alivian de la vida cotidiana, seguimos al “me too”, seguimos la supuesta línea de flotación de ongs y movimientos poco anti-imperialistas, seguimos los grandes eventos deportivos, seguimos a partidos que hacen de colchón de la protesta y no de detonadores de la explosión, seguimos las consignas… y para cuando nos damos cuenta, el delirio. Vaya, llegó el fascismo a Europa.

No tiene gracia, pero tiene guasa. ¿Qué queríamos? Duros a cuatro pesetas. Creer en su democracia y volar sin alas. La caída va a ser demoledora. La OTAN no se anda con tonterías, y nosotros no solo no nos hemos protegido, sino que proseguimos en la inopia. El gobierno español acaba de aprobar un presupuesto de 7.331 millones de euros para proseguir la guerra. Solo esto ya debería causar una repulsa social sin precedentes, que no debería dejar títere con cabeza. Pero nuestras movilizaciones vienen marcadas, como las cartas que usan los tramposos. Y no hay feminismo mayoritario consciente de desmilitarización, ni Podemos que nos salve de la quema, ni juventud emancipada del capital, ni actores dignos de tener en cuenta, ni protestas por las guerras ni transiciones hacia un nuevo hogar. Tan solo hay adscripción unidireccional, y ésta nos lleva a la continuación del dolor. Curiosamente se rechaza y boicotea a quienes no nos invaden y hay un seguimiento masivo de la incongruencia. La jugada es de tal envergadura que asusta. Millones de personas creen reforzar sus ideas progresistas porque muestran su rechazo a Trump (por poner un ejemplo) y, al mismo tiempo,  eso les envalentona para pasar el tiempo en sus perfiles, creyéndose impulsores de alguna extraña revolución. Es un excelente método para desgastar fuerzas, para redirigir el problema a otro lado.

Nadie se acordó de Libia, ni de Siria. De Yemen lo harán dos después de haber dejado al país en la hambruna y la desesperación. Pero ello no importa, porque con 7.331 millones van a dar carga de trabajo a la planta que tiene Navantia en Ferrol, y los trabajadores quedarán contentos, porque lo que importa es el pan y no las armas. Es deplorable constatar que ellos se pueden convertir en “grupo de presión” para que su gobierno les de trabajo a través de la industria armamentística. Raya el delito, y en vez de manifestarse por repudiar las bases militares lo hacen para conseguir un jornal a cualquier precio. Si, a cualquier precio. Nunca la clase política que pretende ser de izquierdas llegó tan bajo. Y ello tampoco es casual. El contexto en el que estamos no solo lo facilita sino que hasta lo fagocita.

Aunque no lo parezca, así es. Estamos en un ataque continuado a Europa, somos el cebo perfecto, y de rodillas nos sometemos y blindamos todas las fronteras con tanques y soldados, porque el “enemigo nos acecha” (Putin). Cuando en realidad el enemigo vive entre Israel y la Casa Blanca, y sus encargos son recibidos sin rechistar y bombardeamos lo que haga falta, hasta en nuestro propio suelo. Y si hay que eliminar Yugoslavia, se elimina, y si hay que activar la política expansionista con el fascismo, se incentiva. Ucrania es un claro ejemplo de ello. Bueno, en realidad Ucrania es el ejemplo más claro y que mejor constata la existencia de todas y cada una de las impresiones que estamos barajando: nos hicieron creer que había una revolución (Euromaidan), y nos la metieron doblada.  Se ejecutó un golpe de Estado contra el gobierno electo del 2014, y se puso en el poder a un gobierno fascista, seleccionado personalmente por la subsecretaria de Estado de EEUU, Victoria Nuland, como representante de Obama para la operación de cambio de régimen. Hablamos de un país al que se ha obligado a doblegarse a los intereses de la Unión Europea y de EEUU, recurriendo sin tapujos a grupos violentos nazis e instaurando un clima de tensión que ahora (vaya por dios), nos muestra sus dentelladas. Y, lógicamente, ese clima apuntará a encontronazos con Rusia.

En Estados Unidos los  planes de expansión tienen un único objetivo; trasladar las guerras a otros territorios, minar las fuerzas de quienes pueden hacerle oposición, y decapitar a quienes tengan el valor de prometerles desobediencia. Nosotros somos sus vasallos, y  terminaremos llenando las calles, como ellos, de huérfanos e indigentes, de desplazados e inmigrantes, de recolectores de sueños y de excombatientes. Los datos asombrarán, pero llegarán aquí con tal rapidez que para entonces ya no habrá tratamiento. Para entonces, tendremos una deuda pública desorbitada, una tasa de paro estructural muy peligrosa, unos salarios aún más constreñidos, una educación y sanidad más privatizada, una oferta cultural elitista (a la que solo podrán acceder las rentas media-altas) y una perversa clase política enmarañada en la más reaccionaria de las etapas hasta ahora conocidas en la modernidad. Pero eso sí, tendremos el honor de respaldar la mejor liga del mundo.

Los peores tentáculos del capitalismo ya nos han abordado. El neoliberalismo y el fascismo van de la mano y les queda un largo recorrido. El uno no se puede entender sin el otro. Y no, no es el nacionalismo el mal que acecha Europa. Son esas políticas degradantes incorporadas en Europa con fuerza desde años antes de que nos inocularan la supuesta crisis. Son los servicios a la banca y los pagos de la deuda. Son la austeridad y la violencia. Son las guerras y un poder centralizado alejado de la ciudadanía. Son los presupuestos insolidarios. Son la oligarquía y la desigualdad. Son la privatización y la prepotencia. Son las miserables condiciones a la que nos someten. Y todo ello, ha venido para quedarse un tiempo.

Estamos en la boca del lobo, y salir de ella va a tener un alto precio. O la revolución, o la más decadente de las fases históricas vividas en Occidente desde la segunda guerra mundial.

P.D. ¡No querías taza, pues toma taza y media!. Y recuérdalo, cuando se vaya Trump, entonces comenzará a llegar la verdadera demolición, porque él está ahí para despistar, para acoger en su seno todas las iras, mientras entre bambalinas, se extiende la peste.

OTAN NO, BASES FUERA

Colaboración para Ojos para la Paz e Iniciativa Debate


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The power of violence

No hay revuelta sin causa

Vergonzoso discurso de Macron, apelando a una humildad que jamás ha existido en su gobierno y su actitud. «Se que a veces he herido a algunos de vosotros con mis palabras», dijo ayer. Pero no admitió que lo peor no son sus palabras, sino sus actos, en favor del reducido grupo de ricos y contra toda la humanidad; en favor de la guerra y contra la paz.
 
Las chispas van a seguir rescatando miradas, no solo en Francia, sino en muchos rincones del mundo donde el lujo campa a sus anchas despreciando el sacrificio de la mayoría. El olor de la ira arrastrará a las calles a numerosas personas, y será difícil saber cuándo será el momento donde algunos aristócratas de la impunidad se verán rodeados, pero nadie ha de olvidar que quien cosecha la desigualdad recolectará el repudio y, más tarde, los perversos efectos de la violencia.
 
Nos recordó el presidente galo que eran reivindicaciones legítimas, pero esa legitimidad solo llegó cuando las voces se alzaron y los escaparates de las élites explotaron en mil pedazos. Él no ha claudicado, como nos quieren hacer ver. Solo ha dado un golpe de timón. Los que administran el poder no saben ponerse de rodillas, salvo cuando alguien les pone la soga al cuello.
 
Sus palabras de ayer son un soplo de aire fresco para quienes desean alterar el rumbo de los acontecimientos. Desde luego, no por lo que dijo, sino tan solo por lo que representa esa imagen (pidiendo perdón) de niño mimado encadenado a su prepotencia.
 
Por si había alguna duda, ahora millones de personas lo saben: la violencia es efectiva. Pero no lo olvidemos nunca, como respuesta a la constante humillación de quien no nos permite ni saludar la nueva jornada desnudos de revolución…
…buscando luz en la oscuridad.


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Imágenes para el recuerdo

Los chalecos amarillos

Surgen brotes verdes, y se expandirán, como lo hacen los poemas en las estanterías, como lo hacen los besos en tus labios.

A la inmensa mayoría de seres humanos nos gustan la música y la paz. Tan solo se ha de señalar el camino, y todo se andará.

Los chalecos amarillos están abriendo un surco, y en las calles de París comienzan a bailar las esperanzas apedreadas por el neoliberalismo y el gran capital.

Y sonreímos al verlo. Porque a la inmensa mayoría de seres humanos nos gustan la música y la paz.


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Mujer! Y hoy, ¿no vas a moverte? ***

Cómo se programan (o impiden) las manifestaciones y por qué

Cuando escribimos que el 8 de marzo no pasó absolutamente nada parecido a una revolución o movilización contra el sistema, nos referíamos a ésto.

El poder tiene sus resortes tan bien controlados que hace creer a la gente que es capaz de transformar el mundo, cuando en realidad, esa capacidad no solo está anulada, sino que además forma parte del simulacro.

Miles de manifestaciones teledirigidas se hicieron eco como distribuidoras de esa necesidad de cambio. Pero solo eran eso, teledirigidas…, pero hacia la nada, a dibujar una falsa percepción y a salvaguardar (aunque a muchos les cueste creer), el engranaje de producción bélica.

Ya tuvieron sus primeras intervenciones en las marchas contra Trump. Eran lo mismo. Nada. Y os pregunto: ¿Creéis normal que una persona cualquiera, que lucha (o dice querer luchar) por destronar a quienes nos están pisoteando, salga a manifestarse llena de júbilo por reivindicar unos derechos, y la misma persona esté ciega ante una invasión, ante un ataque no contra un país sino contra cien? No parece normal. Pero es la norma.

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Si mi lucha es defender la situación de las mujeres en el mundo, ¿podríamos concluir que las mujeres sirias, yemeníes, palestinas o libias están siendo menospreciadas con enorme impunidad? Si. Podríamos y es nuestro deber mostrarlo.

Y aquí radica lo que venimos deseando exponer desde hace tiempo. Las verdaderas movilizaciones son aquellas que procuran subvertir el orden, porque las que ni tan siquiera desordenan los titulares de un informativo son solo eso, pasacalles festivos muy alejados de todo intento de rebelión.

El 10 de marzo, ante la desatada euforia que habitaba por doquier dado el “enorme éxito de las movilizaciones”, escribí que la revolución no será televisada, haciendo referencia a aquél espectacular montaje donde desde los medios de comunicación nos guiaban puntualmente con los horarios, emplazamientos, lemas, recorridos y otras líneas de actuación.

Por más que procuraba hacerme entender, la dificultad era extrema a la hora de poder llegar hacer creer a una mujer, que lo que había sucedido no era ni un granito de arena en la llamada lucha contra el sistema, porque era el propio sistema quien había diseñado con sus arquitectos movimientos tan poco convulsos.

Un mes después hay una nueva oportunidad para salir a las calles a luchar contra esa opresión que constantemente vuela sobre nuestras cabezas, pero las calles estarán vacías, huérfanas de revolución, porque no nos van a brindar la oportunidad de concienciarnos para ello. Una puede salir a airear sus críticas si van a ser televisadas, pero no podrá hacerlo cuando sus gritos sean contra los verdaderos pilares del sistema. No podrá salir, por un lado porque no le van a dejar y, por otro, porque ni tan siquiera se lo van a contar.

El mensaje es simple. Si las manifestaciones del 8M se dieran hoy, en una lucha sin par contra el capitalismo, contra el imperio de la guerra, y exigiendo la retirada de todas las bases militares del mundo, el feminismo hubiera dado un paso gigante hacia el afianzamiento de sus exigencias. Incluso me atrevería a decir que si todas las mujeres que se movilizaron lo hicieron pensando que su objetivo era transformar la sociedad, aquél día solo asistieron a un ensayo, pero que si su objetivo era real y persiste, que por favor salgan estos días corriendo a las calles, porque ahora sí, podríamos hablar, mínimamente, de un movimiento contestatario y eficaz.

Pero ahora no te van a animar a hacerlo, porque ahora los mismos que sacaron a las mujeres a las calles de Washington…, están lanzando sus misiles contra Damasco. Y claro está, prefieren que te vistas de lila y no que tengas la osadía de acudir a la embajada estadounidense a decirles lo que piensas de sus guerras, porque saben que estás contra ellas.

Pero nos desorientan…, nos brindan la oportunidad de salir a manifestarnos para entretenernos, para desahogarnos de tanta impunidad, pero al mismo tiempo cierran las puertas a que podamos hacerlo contra aquello que verdaderamente les importa.

Habrá quien pueda pensar que nada tiene que ver, que es mezclar churras con merinas, pero ahí reside parte de la tragedia. Porque precisamente ahí está la trampa, creernos que tenemos capacidad de transformación, que somos capaces…

…, capaces de seguir su juego sin darnos cuenta de los detalles.

Y termino. Hasta que no nos demos cuenta de que solo hay una lucha, no tenemos absolutamente nada que hacer. El empoderamiento está en otro sitio, no en el Instituto de la Mujer, que tampoco ve lo que está sucediendo, y sigue subvencionando una arbitraria e inapreciable lucha, porque toda mujer que desea ponerse en pie ante la injusticia y el maltrato, hoy tiene el puño en alto contra el Imperialismo. La verdadera lucha hoy está en Siria. Lo demás son distracciones, armamento neurolingüístico del capitalismo.

*** El título viene a colación para visualizar mejor las razones que aquí expongo, dado que la cercanía de los hechos me permite hacer comparativas y análisis más fáciles de entender. Lógicamente, el llamamiento a una movilización total contra aquellos que nos oprimen queda abierto a hombres, mujeres y viceversa.

Colaboración para «Iniciativa Debate» y «Ojos para la Paz»


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8M: ¿Es el comienzo de una revolución imparable?

La revolución no será televisada

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Todas las televisiones se sumaron a la fiesta. La diferencia es que mucha parte de la ciudadanía creía que era una fiesta revolucionaria, y los medios de comunicación sabían que era una nueva parodia que viene reconstruyéndose (como quien no quiere la cosa) desde que a Hollywood le dio por plegarse a los designios de las corporaciones que fomentan las movilizaciones que no llevan a ningún lado.

Millones de personas que acudieron a manifestarse conocían perfectamente infinidad de eslóganes que los hubieran firmado hasta hace bien poco porque se reconocían en una realidad palpable y que podían sentir como próxima y reconocible. Pero como sucede hasta en las mejores familias, dentro del nuevo y un tanto rentabilizado feminismo transversal, miles y miles de personas se olvidaron, de repente, del significado de aquellas expresiones que elevaban el entusiasmo por saberse orientadas por el camino de la rebeldía y la contestación.

Una de esas frases célebres que para sí tomamos muchas personas (yo incluida), dejó de existir en el imaginario colectivo. Y lo que parecía algo evidente dejó de serlo, y la “revolución”… se televisó.

http://www.lasexta.com/noticias/sociedad/huelga-feminista-horarios-manifestaciones-actos-sumarse-dia-internacional-mujer-espana_201803065a9ee21d0cf20b9f264d6391.html 

Aun así, pensándolo bien, estamos de suerte. No hubo revolución alguna y, por tanto, seguimos sin verlas por televisión. Porque por desgracia, el sentido estricto de ésta frase sigue vigente, y lo que ha cambiado es el sentido popular, o llamémosle de otro modo, lo que va transformándose desde hace mucho es el sentimiento de lo que es una verdadera transformación.

No tengo intención alguna de entrar en debates sobre la magnitud de los llamamientos, del éxito de sacar a las calles la magia del color morado, ni de custodiar razón alguna que se enfrente a aquello que ni deseo ni busco. Solo dejo sobre la mesa una reflexión. La misma que dejé el año 2011 cuando el 15M se fundió con un partido, ese partido con las instituciones, las instituciones con los medios, los medios con la gente, y la gente … con la desilusión.

No encuentro ninguna base sólida que me lleve a pensar que el 8M sucediera nada parecido a una revolución. Llevo alejado un tiempo de todo, lo cual no significa que lo esté de la realidad, y hoy he hecho un rápido repaso por las redes y lo único que me queda claro es que nada ha cambiado, ni próximamente cambiará. Lógicamente, hay que interpretar mis palabras en el marco de aquello que yo entiendo por revolución y en el espacio donde se esconde aquello que intuyo necesita una apremiante conversión.

La Sexta, ese canal de televisión que por sí solo explica muy bien en qué consiste la metáfora de la supuesta renovación, dejó constancia nuevamente de qué se está hablando cuando nos hablan por televisión. Y me sigo sorprendiendo con esa ingente cantidad de personas que regresan felices a sus casas pensando que han participado en una “increíble manifestación”; especie de incorporación a un sentir de obligado cumplimiento pero con escasa dosis de destrucción.

La revolución, será feminista o no será. No tengo dudas de ello, pero queda mucho tiempo para que algo ni tan siquiera parecido pueda llegar a suceder. Porque cabría añadir un matiz importante puestos a difundir mensajes que traten de revolución. El feminismo, será anticapitalista o no será, y no hace falta enumerar la infinidad de atrocidades que el sistema económico que nos colapsa ha depositado sobre el mundo de la mujer.


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Las revoluciones raras veces las dirigen los pobres

Y ésta…, no va a ser una excepción

Este fin de semana se han dado una serie de circunstancias que han hecho posible, que por H y por B, haya vivido episodios que definen bastante bien en qué consiste la vivencia de las emociones, sin que tengan cabida en ellas las reflexiones necesarias para detenerse un poco, y avanzar en los diálogos.

Los nacionalismos se apoyan en excesivas ocasiones en dicha percepción, pero lo mismo sucede con el amor, con el fútbol o con la religión. Creer es vivir, más veces de lo que nos gustaría. Y hay gente que cree en sus ideales como constructos perfectamente cimentados, y se dirige con ellos al margen de lo que en realidad está sucediendo a su alrededor.

Es delicado, muy delicado, poder poner sobre la mesa constructos o análisis que pongan en cuestión dichas creencias, y muy complicado poder sustituir los sentimientos (elaborados ad infinitum por la causa), por la razón, o lo que es lo mismo, por estudios o todo tipo de análisis elaborados desde la reflexión y la crítica.

Así, hablar del procés en el País Vasco no es tarea fácil, como tampoco lo es hablar de Podemos en un entorno de sueño y esperanza. Pero hay que hacerlo, al margen de quién sea el contertulio y  qué sea lo que se pueda estar discutiendo.

Tanto en directo como a través de las redes he puesto sobre la mesa una percepción, una hipótesis que he construido considerando toda una serie de elementos que he ido estudiando en todo este tiempo. No tenía los datos cuantitativos, que ayudan a clarificar muchas de las actitudes y comportamientos de las personas, pero tenía otras muchas cosas, visibles en toda una serie de acontecimientos que se han desarrollado en los últimos años en Catalunya.

La idea podríamos resumirla así: «Estamos ante una revuelta, que de poder clasificarla en términos económicos e ideológicos, sería una revolución burguesa«.  O tal y como he anotado en más de una ocasión, ante un ajuste de cuentas entre la burguesía catalana y la burguesía española. Las reacciones no terminan de ser muy amables entre quienes sienten esa percepción como un latigazo a sus sentimientos. Y en esas circunstancias es muy complicado hacer ver que aquello que se desea y aquello que ocurre puede no unirse en ningún punto del camino.

Suele ser muy común  que se den toda una serie de argumentos para interpretar el deseo sin considerar en ningún momento la posibilidad de analizar muchos de los detalles.  Hoy me he puesto a buscar todo tipo de información, y solo voy a dejar constancia de unos datos que me parecen, cuando menos, contundentes. Después, como siempre, cada cual que haga lo que quiera con dicha información.

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Ya habrá quien esté considerando qué clase de fuentes he utilizado para tal fin. Yo haría los mismo, y lo comprendo. Por ello, he de dejar constancia de los pasos seguidos. Los datos no proceden ni del ABC, ni de El Mundo, ni de El País, ni de ninguna editorial enemiga de la causa. Bien al contrario, y con el peso de todo su engranaje político, están sacados del CEO (Centro de Estudios de Opinión), con un barómetro elaborado por el Govern, el Govern de Catalunya, y más concretamente tenemos que decir que el órgano promotor y ejecutor es …, Presidencia.

Algunos de los resultados cruzados dicen así: el 59% de la población que cobra menos de 900 euros no quiere la independencia, frente a un 54% que cobra más de 4.000 euros y un 55% de quienes cobran entre 2.400 y 4.000 euros que sí apuestan por la independencia. Por otro lado, entre quienes manifiestan pasar muchas dificultades por sus escasos ingresos, un 60% no quiere la independencia, y entre quienes dicen vivir cómodamente, un 51% se decanta por la independencia. Y para terminar, decir que en el grupo de parados, un 59% se opone a la independencia.

Se pueden hacer muchas interpretaciones, claro está, pero quien desee ver en esta movilización el protagonismo del pueblo trabajador, se verá obligado a inventar un nuevo modelo de análisis de la realidad social.

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Aquí se puede ver el cuestionario completo, un resumen, tablas estadísticas, etc.

http://ceo.gencat.cat/ceop/AppJava/pages/home/fitxaEstudi.html?colId=6408&lastTitle=Bar%F2metre+d%27Opini%F3+Pol%EDtica.+3a+onada+2017

Hay muchos factores que pueden ir decantando las movilizaciones a todos los sectores sociales; si España sigue insistiendo en cercenar los derechos humanos, si el independentismo cobra más fuerza por otra interpretación de la justicia belga, si los grupos fascistas exhiben su fuerza, si desde otras autonomías se apoya la causa, si los relatos exhiben su fuerza comunitaria, si la sociedad civil no se quiebra, etc. Pero el principio detonador y el objetivo final creo que tienen el sello de la burguesía catalana, y será  ella quien determine cuando terminará…, y cómo (claro está, en común acuerdo con la burguesía española).


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Primer Amor

Poemas Narrados

Y de repente, el pasado se ocultó. Apareciste descalza y en cada huella mi silueta se amoldaba a todos y cada uno de tus movimientos. No eran pasos de baile. Era algo mucho más etéreo, intransigente con el ritmo cansino de la vida, pero a la vez revolucionario en su aprehensión del mundo a bocanadas. Era pura ilusión, lo sé, porque sin darnos cuenta hacíamos pompas de jabón con nuestros labios, y que más daba, si de lo que se trataba era de apaciguar el sentido de supervivencia. Qué más daba, si incluso la torpeza y los dedos temblorosos eran capaces de dibujar un volcán allí donde habitaba un lunar en medio de cualquier experiencia.

Picture «Ciudadela, Pamplona, Exposición». Photo by joséluis vázquez domènech


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Actuar en consecuencia

Breves:

Son las leyes

Sabemos cuales son nuestros objetivos. Por tanto…, sabemos también quiénes los obstruyen. Hecha la ecuación, solo hay margen para políticas que favorezcan el resultado.

Un partido que se digne a representarnos debe construir un nuevo modelo de actuación que castigue al culpable. Los mercados financieros, las grandes multinacionales, las agencias de calificación, el eurogrupo, el fmi, el banco central europeo, la otan, los magnates de los medios… y algún que otro embaucador.

Hay solución. Solo debemos obligar a un partido a que cumpla dicha condición, y al pueblo, que asuma su labor. Hemos de elaborar nuevos códigos que impidan que quienes ocupen esas plazas puedan jugar con nuestro poder de decisión.

Sus normas y sus acuerdos no nos valen. Tampoco su democracia. Por mucha ley que sean , las actuales son el germen de una nueva humillación.

Y como este escenario no existe, hay que crearlo. Y a eso, lo llaman Revolución.

(…si vuelves a hacer lo mismo, no darás con la ventana que da al mar)

Photo by Joséluis Vázquez Domènech

Photo by Joséluis Vázquez Domènech


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La historia oficial

Breves:

(De mentiras están llenas las bibliotecas)

La historia tiene casi tantas mentiras como páginas nos han vendido. Solo abre sus puertas a quien pudo permitirse el lujo de castigar al vencido. No narra solo los triunfos, también oculta y tergiversa, y entierra todo aquello que puede… en el olvido.

No has de fiarte de la historia, porque sus narradores no la escriben con sangre indígena o con letra obrera, sino con el sello impreso de quien lleva el timón de una embarcación farisea. No la escriben con nombre de mujer y el perfume de otras civilizaciones, sino con la cotización en bolsa de sus encorsetadas descripciones.

Ni la casa blanca es tan blanca ni el rey lleva corona alguna. Ni tu vientre pertenece a religión alguna ni el amor platónico amortigua la vida. Ningún mar se abrió en dos, y nunca jamás el pueblo hambriento nos llevó a una guerra.

No. No dejes que emane de sus páginas ni la castración ni el miedo, y tampoco el discurso de algún pastor y menos aún del obediente rebaño.

Tu cuerpo y tu mente tienen también sus filósofos y sus administradores de placer. Tu alegría y tu revolución se alojan en las estanterías a las que despojaron de futuro. Pero existen. Claro que existen.

Photo by Joséluis Vázquez Domènech

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La hora de los hornos

 ¿No sabes qué hacer este fin de semana? Te invito al cine

«Neocolonialismo y violencia», «Acto para la liberación» y «Violencia y liberación»

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Un documental urgente realizado a lo largo de muchos años para escapar al yugo de la dictadura, de una factura excepcional y necesaria para revisar la historia, la opresiva historia de los pueblos latinoamaericanos y, en este caso, de Argentina. Estrenada en 1973, siete años después de haber comenzado a rodar la primera parte, causó un gran impacto y una gran sorpresa, por su audacia técnica, por su actitud, por su lenguaje y por su coraje. La Semana Internacional de la Crítica Francesa en Cannes escribió sobre ella en 1969 que era una de las grandes obras de la historia del cine, y uno de los más importantes films políticos jamás rodados. Visionada y debatida en innumerables sesiones clandestinas, creo que es un momento oportuno para poder sumergirse en esta basta obra.

Título original, La hora de los hornos 

Año, 1968

Duración, 260 min.

País,  Argentina

Director, Fernando E. Solanas, Octavio Getino

Guión, Fernando E. Solanas, Octavio Getino

Música, Roberto Lar, Fernando E. Solanas

Fotografía, Juan Carlos Desanzo, Fernando E. Solanas

Reparto, Documentary

Productora, Grupo Cine Liberacion / Solanas Productions

Género, Documental.Histórico. Política

Sinopsis, Documental histórico de adoctrinamiento político. Está dividido en tres partes: «Neocolonialismo y violencia», «Acto para la liberación» (dividido a su vez en dos grandes momentos:»Crónica del peronismo (1945-1955)» y «Crónica de la resistencia (1955-1966)») y «Violencia y liberación». Muestra la dependencia económica, social y cultural de la Argentina y ofrece pautas sobre cómo superarla.

Premios:

Mostra  Internazionale del Cienema Nuovo, Pesaro – Italia 1968 – Gran Premio de la Crítica.
Festival Internacional de Manheim (R.F.A. 1968) Premio del Publico, Premio FIPRESCI, Cines de Arte y Ensayo; Premio Ecumenico.
British Film Institute, Mejor film extranjero 1974.
Crítica de Los Ángeles, Entre los diez mejores films de los años 70.
Festival de Merida (Venezuela 1968), Premio Mejor Película.


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Amoríos

MiCita con las palabras:

Hasta el amor es revolución, excepto cuando retienes el influjo servil de la infancia, el trato protector de la familia, el paradigma de la cultura, o la jaula de tu propia experiencia. Si, hasta el amor es química, cuando corrompes toda norma y te diriges sin óxidos y sin amarras.

Photo by Joséluis Vázquez Doménech - Oñati

Photo by Joséluis Vázquez Doménech – Oñati


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Luis Espinal Camps

ContraCorriente (buscando nuevas miradas)

La hoz y el martillo de la discordia

Hay gestos que van mucho más allá de la anécdota. La prensa normalmente los liquida con una soberbia propia de los incultos y barriobajeros periodistas arrodillados ante la desinformación. La imagen de Evo Morales regalándole una cruz al Papa ha dado la vuelta al mundo. No así en cambio la historia de quién talló esa cruz en nombre de la revolución y el cambio. 

El presidente de Bolivia no ha dado puntadas sin hilo cuando lo ha considerado necesario en sus encuentros con diferentes líderes mundiales. Se presentó sin complejos frente a Juan Carlos I vestido con una chomba a rayas que fue el hazmerreir de la prensa oficial (rosa). Le regaló un charango forrado con hojas de Coca a Condolezza Rice. Y lo propio hizo con Álvaro Uribe ofreciéndole un retrato de Bolívar realizado con collage de esas mismas hojas. Y ahora, le ha dado a Francisco I una cruz en memoria de Lucho Espinal.

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Lucho Espinal fue un jesuita, poeta, periodista y cineasta acribillado a balazos por contar muchas verdades. Muchas de ellas las recopiló en sus «Oraciones a quemarropa», donde entre otras cosas, afina la puntería contra el noticiero del poder: 

«El periodista, ante todo ha de ser los ojos y los oídos del pueblo. Él investiga y comunica al pueblo las informaciones que éste necesita para la vida democrática, para ser soberano; ya que en una democracia real se gobierna en nombre del pueblo, para el pueblo, y lógicamente ante los ojos del pueblo». 

“El periodismo oficial es un periodismo para el consumo; por esto su base es el sensacionalismo; los hechos más llamativos y vistosos; la historia se concibe solamente como narración y espectáculo. Por el contrario, un periodismo popular y progresista va de cara al cambio; y lo que busca es lo más importante, lo más significativo (aunque no sea vistoso) dentro de la dinámica de la historia que se está haciendo. Aclarar la actualidad histórica es indispensable para una ubicación correcta dentro de la acción histórica y política”

Lucho Espinal fue secuestrado, y el 24 de marzo de 1980, asesinado. No quiero hacer una épica biografía de la lucha de este hombre. Pero si quiero dejar constancia de lo que apareció en su escritorio después de su muerte. Se titula «No queremos mártires”.

“El país no necesita mártires, sino constructores. No queremos mártires, así se queden vacías las horas cívicas. El mártir es un personaje vistoso, demasiado emotivo; es el último refugio para los ‘héroes’ revolucionarios, sobre todo si proceden de la pequeña burguesía. El mártir es demasiado vistoso, y los personajes vistosos no sirven para el socialismo; piensan demasiado en sí mismos. El mártir es el último aventurero; en otro siglo, pudo haber sido una pirata o un negrero. El mártir es un individualista, equivocado de lado. El mártir es un masoquista; si no puede vencer en el triunfo, procura sobresalir en la derrota. Por esto, le gusta ser incomprendido y perseguido. Necesita al torturador; e inconscientemente lo crea. ¿El mártir no será un flojo? No tiene la constancia para vivir revolucionariamente; por esto quiere morir, en espera de convertirse en personaje de vitrina. Porque el mártir tiene algo de figurón y de torero. El grupo político desplazado tiende a la mística del martirio; procura sublimar la derrota.

En cambio, el pueblo no tiene vocación de mártir. Cuando el pueblo cae en el combate, lo hace sencillamente, cae sin poses, no espera convertirse en estatua. Por ello, necesitamos videntes, políticos, técnicos, obreros de la revolución; pero no mártires. No hay que dar la vida muriendo, sino trabajando. Fuera los slogans que dan culto a la muerte. Alguien dijo: ‘El peso lo llevan los bueyes, y no las águilas’.

Google Images - Lucho Espinal

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Para la revolución social desconfiamos del entusiasmo adolescente. Los mártires son adolescentes. Y hay adolescentes de 50 años de edad. La revolución es algo demasiado serio para tomársela a la ligera. La revolución es violenta: es una operación quirúrgica social; por esto no hay que entusiasmarse con el bisturí. Dicen que la revolución es laica; pero si nos descuidamos podemos caer en todos los mitos idolátricos de culto a la personalidad, al esfuerzo, al melodrama… Pero, revolución y melodrama no combinan. Porque la revolución necesita hombres lúcidos y conscientes; realistas, pero con ideal. Y si un día les toca dar la vida, lo harán con la sencillez de quien cumple una tarea más, y sin gestos melodramáticos”.


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Memorias del Subdesarrollo

¿No sabes qué hacer este fin de semana? Te invito al cine

Memorias del Subdesarrollo

Docudrama en blanco y negro, uno de los títulos cumbre de Tomás Gutiérrez Alea.

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«Pienso que Alea y Desnoes consiguieron una pieza trascendental en la historia cultural del cubano en la medida en que supieron prescindir de las tentaciones del sentimentalismo y el cubaneo circunstancial, para ofrecer una vivisección racional de uno de los estados más nobles y notables del alma de la nación: la inconformidad. En este sentido desoyeron los reclamos del caos y la entropía que frecuentan la identidad bamboleante de lo cubano y alcanzaron a entregar un texto de iniciación en cuanto a la manera de pensarnos, de observarnos, de distinguirnos también por el poder de la razón y el distanciamiento de la coyuntura que empobrece y aletarga. La película concluye con la imagen expectante de una Habana sitiada, a expensas del Malecón fiero. Ese estado de expectación no ha cedido un ápice, hasta hoy. Y lo debemos, en buena medida, a la elaboración intelectual de Memorias del subdesarrollo. Al libro y a la película». (Ángel Marín)

Ver Memorias del subdesarrollo (1968) online

Título original, Memorias del subdesarrollo
Año, 1968
Duración, 97 min.
País,  Cuba
Director, Tomás G. Alea (AKA Tomás Gutiérrez Alea)
Guión, Tomás G. Alea (AKA Tomás Gutiérrez Alea), Edmundo Desnoes (Novela: Edmundo Desnoes)
Música, Leo Brouwer
Fotografía, Ramón Suárez (B&W)
Reparto, Daisy Granados, Sergio Corrieri, Eslinda Núñez, Omar Valdés, René de la Cruz, Beatriz Ponchova, Gilda Hernández, Yolanda Farr, Ofelia González
Productora, Instituto Cubano del Arte e Industrias Cinematográficos (ICAIC)
Género, Drama. Comedia | Revolución Cubana
Sinopsis
Que las contradicciones del burgués reflejan las de la sociedad dominada por la burguesía, lo demuestra esta amarga historia, que hubiera sido intrascendente si no hubiera ocurrido en los vertiginosos días de la revolución, cuando todas las contradicciones se pusieron al rojo vivo. La película ofrece un monólogo interior dirigido a la calle. Inspirada en la novela homónima de Edmundo Desnoes. – Premio FIPRESCI, premio internacional de la Asociación de Cine Clubes, y premio especial del Jurado de Autores. Festival Internacional de Cinde de Karlovy Vary, 1968


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Misa Celestial

Domingo de Resurrección (Bella Ciao)

Recomendación de misa para el Aberri Eguna!

Escucha este tema Juan Pablo II y resucita, levita, hace dos piruetas con doble mortal y cae de pie, frente al altar (a poner un poco de orden)! A veces nos dejamos llevar…


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España

La procesión se lleva por dentro

España está llena de españoles. Y ese es el primer gran obstáculo para poder solventar muchas de los problemas que arrastra (desde hace muchísimo tiempo). Desgraciadamente, Podemos no contempla ese enfoque en su programa electoral, por lo que todo apunta a que no habrá revolución alguna. El autoexilio, como bien sabe Juan Goytisolo, se presenta como una opción no solo viable, sino como válida con el fin de amortiguar los daños colaterales.

Photo by Joséluis Vázquez Doménech

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Por Fin, Viernes

Entrevista con Willy Toledo

(Prefiero un millón de veces un gobierno de Podemos que cualquiera de los que hemos tenido hasta ahora)

Pienso que en innumerables ocasiones nos dejamos llevar por apreciaciones surgidas de los impulsos, por algún detonador que todos llevamos escondido, e incluso también por posiciones que muchas veces olvidamos pertenecen a nuestro fuero interno  (a un mundo ideológico que consideramos como un pequeño tesoro que nadie puede o debe cuestionar). Pero a veces, cuando ese mundo particular ha de enfrentarse con el universo que nos rodea, no sabemos calibrar bien cuáles han de ser los posicionamientos y las medida justas de nuestras ideas.  Es más, soy consciente de la inmensa dificultad que nos supone traspasar las propias fronteras para hacerlas reales a través de los demás; ser en otros sin perder la coherencia interna.

Creo más en los largos recorridos que en los choques frontales producidos por causas que a veces se nos escapan. Y deseo dejar constancia de que la disputa abierta hace bien poco entre Willy Toledo y Podemos, y del mismo modo con Paco Bello,  dejará de ser un lastre, y servirá para reorientar las decisiones a través de reflexiones más profundas y sosegadas.

Tal vez no sea yo quién para mediar o tender puente alguno, pero del mismo modo que en muchas ocasiones he tenido la oportunidad de dejar  impresas mis reflexiones en la plataforma informativa de Iniciativa Debate (foro donde se ha suscitado toda la polémica), quiero hacer lo propio con esta aportación que, además (y quizás por ello), cuenta con mi participación en el debate que podréis ver a continuación.

ETB2

ETB2

Estoy convencido que la mayoría no tendreís duda alguna en saber donde se posiciona Willy (en sus postulados ideológicos y políticos). Y si todos somos capaces de olvidar contiendas, rencillas o etiquetas, no nos quedará más que ver un inmenso horizonte donde casi todas nuestras miradas pueden confluir en algún espacio concreto.

Saber cómo se reformulan las ideas en posicionamientos políticos y en apuestas de gobierno (o desgobierno) no está al alcance de muchos. A mí no me cuesta reconocer que tengo grandes dudas para saber cuál es la solución a los graves problemas que nos afectan. Pero tampoco me cuesta afirmar que lo importante es agrupar a personas con capacidad crítica, preocupada por la realidad social, y capaz de manifestar sus ideas.

Y aquí quiero enfatizar mis palabras. No es nada fácil subir a este escenario y ponerse a escribir sobre muchas de las cosas que acontecen en el mundo sabiendo que puedes ser blanco en cualquier momento de todo tipo de críticas, en la mayoría de las veces desmesuradas. Por ello, y por otras muchas cosas que convergen en la vida personal de cada uno de nosotros, valoro a todas esas personas que son capaces de mantener sus posiciones y sus reflexiones. Y valoro aún más la capacidad de dar marcha atrás y alterar el discurso si así procede.

Mi pequeña intervención en la siguiente entrevista buscaba lo que estoy manifestando hoy aquí. Y creo que los resultados serán positivos si todos somos capaces de arrimar el hombro y olvidarnos un poco de nuestros yos para converger en el nosotros.

Desde luego, para mi no hay duda alguna de que hemos avanzado.

Pinchar Aquí Para Ver La Entrevista      (Visionar a partir del minuto 10’40)

Colaboración para Iniciativa Debate


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Stop

La sociedad civil y su gobernabilidad

Stop

Aun intentando hacer de la solidaridad un argumento esencial en nuestras vidas, uno no deja de pensar en más de una ocasión la necesidad de rescindir ese contrato vitalicio con el mundo, y a una escala más próxima, con el pueblo. Ajeno a interferencias proclives con alegatos elitistas, o a proclamaciones de voluntades intelectuales sobre el resto de la ciudadanía, ese distanciamiento no puede ser más que una expresión de las discrepancias que se pueden mantener con la mayoría. Sigue leyendo