Un dominio propio

Una de las más lúgubres maniobras de nuestras democracias es convertir la búsqueda de la verdad en delito y, de paso, hacer creer que las reflexiones que emanan de esa búsqueda sean consideradas subversivas o radicales.


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El afirmacionismo y el acabose de las mascarillas

El Afirmacionismo es esa nueva corriente ideológica que se caracteriza, sobre todo, por desistir de la facultad del pensamiento crítico y de ofrecer (claro está) sin rechistar, la propia  capacidad de acción y la voluntad política.

Coincide, casualmente, con ese proceso histórico donde la emancipación del individuo capitalista ha llegado… para desbordarse; más preocupado por su bienestar y su hedonismo, y más olvidadizo con el sentido del compromiso y del deber social. 

Los militantes y fieles compromisarios que conforman dicho movimiento creen saber cómo funciona el mundo y, para ello, o por ello, se adhieren a él, como hiedra a la pared, jeringuilla con absorción incluída, manifestando de ese modo el mayor grado de «solidaridad» y la menor iniciativa de reacción. 

Así las cosas, y en más ocasiones de lo que resultaría un poco adecuado, marchan en volandas con el bonachón de Zelenski o con la complaciente Greta. Paralelamente, pueden también sentirse protagonistas de los increíbles avances que ha aportado a toda la sociedad el movimiento LGTBIQ+ Elevado al cubo transformista y olvidarse, mira tú por donde, de la catástrofe humanitaria en Yemen, Libia,  Bangladesh o Palestina. 

Tienden, las más de las veces, a asentir delante de la televisión y enojarse con quien ha leído y estudiado los efectos adversos de la vacunación y la complicidad de la industria farmaceútica, en amigable negocio y compañía con la bella e investigada, por corrupción, Ursula von der Leyen.

A veces, hasta se columpian y creen que los chinos y los rusos son igual que los gringos, ya sabes… Y tienen lapsus tan paradigmáticos que les hacen dejar atrás la verdadera revolución y se alistan con aquellas que parecen son de colores. 

photo by joséluis vázquez domènech

Ayyyyy el afirmacionismo, que se enfiló por Qatar y ni tan siquiera pensó que los derechos humanos también claman a los infiernos en las calles estadounidenses (la policía mató a tres personas cada día en dicho país). Pero así es el afirmacionismo, preocupado también por el buen gusto y la estética, por Eurovisión y el Euromaidan, oye… Por todo aquello que rebosa a través de las pantallas. Fuegos, escenarios y explosiones por doquier. Sin géneros de duda…

Como no podía ser de otra forma, tiene querencia por ayudar al mundo con las verdes energías (también de colores, fíjate tú), pero no por reconocer la lucha de los pueblos indígenas, ecuatorianos o peruanos, más bien de rostros oscurecidos por el trabajo duro y la maravillosa explotación

En definitiva, podría decirse que su modus operandi es inalterable; salta la liebre en todos los canales y allí está casi toda la ciudadanía, saludando a su Meca. Con su implacable esfuerzo por querer luchar por la auténtica verdad. Hasta tal punto, que sus preocupaciones e indagaciones constantes les han llevado a afiliarse al sindicato por excelencia de la modernidad, la Newtral Corporation, y su valedora entrega por desprestigiar todas mis mentiras y observaciones.

Con tanta lucha y tanto revolcón y satisfacción por los objetivos cumplidos, este incontinente movimiento (capaz de absorberlo todo) está de celebración, porque hoy nos quitan la mascarilla y vamos a vivir mejor.

Pero como no podía ser de otra forma, y haciendo suya la esencia de su saber, ni se imaginan sus integrantes que dicha decisión no viene dada porque los expertos así lo han hecho ver. Dicha decisión llega, sencillamente, porque algún abogado les ha ido a “morder”. Y porque los integrantes del gobierno no han podido demostrar que sus políticas tuvieran peso ni solidez.

Lean atentamente, afirmacionistas… Lean, y a ver si esta vez, sacan sus propias conclusiones.

El Comité interterritorial de España, en su reunión del 23 de noviembre de 2021, sabía que el uso del pasaporte covid podía crear situaciones de inequidad, porque se sabía que las vacunas no evitaban la transmisión. El documento donde se constataba esta explicación fue ocultado y, a pesar de saberse esta información, el mensaje público y las medidas políticas fueron en un sentido totalmente contrario. Y aquí llega el chiste, la Audiencia Nacional, como consecuencia de una acción judicial de Liberum, requirió al Ministerio de Sanidad el expediente donde se justificara el motivo por el cual las mascarillas debían seguir siendo obligatorias en el transporte. El plazo para poder mostrar la defensa pertinente de dicha acción termina el 08 de febrero, y como el Gobierno no tiene nada para demostrar su veracidad, decide eliminar el uso de las mascarillas un día antes, el 07 de febrero.

Como siempre. Todo perfecto!!! A disfrutar

OTAN No, Bases Fuera


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Reflexionando sobre todos los muertos

En el cementerio occidental

¿Alguien tiene alguna duda de lo que significa el capitalismo, y de esa comunión que se establece entre un mercado  que abre las puertas a la destrucción y el poder que lo permite? Está triunfando de un modo salvaje, y es el pueblo, desde su bárbara situación de pobreza y abandono quien lo catapulta a través de nuestras falsas democracias.

Pero esto no ocurre de la noche a la mañana. Los Estados Unidos de América llevan tiempo desestabilizando su continente, y lo ocurrido en Brasil es un nuevo golpe a la ciega conciencia occidental, que sigue sin vislumbrar lo que sucede y se lleva las manos a la cabeza porque otro impresentable llega para gobernar un nuevo país.

Y todo, sin maquillaje. Ya se han cargado a uno de los pilares del BRICS (el contrapeso del imperialismo salvaje), y la bolsa, claro está, lo celebra. Las acciones se compran y se venden jugueteando en medio de la Amazonia, y los banqueros se conmueven ante la avalancha de negocios que se avecina.

Todo comenzó con el golpe sobre Dilma Roussef. No hizo falta que lo efectuara un puñado de militares; basta con que cientos de políticos implicados en casos de corrupción se llevaran por delante a una de las políticas más honestas de América Latina.

A Brasil le espera un próspero futuro de desestabilización y desigualdad, por si antes ya no la hubiera en el país carioca. El neoliberalismo está jugando con fuego, y lo sabe, porque cree tener controlado a las poblaciones más vulnerables.

Pero olvida, como siempre, el factor sorpresa que esconde toda «revolución». Ésta, en ninguna de sus facetas, es posible que suceda en nuestra Europa, probablemente inmersa en una terrible ola de estupidez  y siguiendo a pies juntillas los dictados de una suicida Casa Blanca. Serán Rusia y China quienes den un golpe sobre la mesa (colaborando para acabar con el dólar como moneda de intercambio), y espero que lo hagan pronto antes de que el brazo armado de la injusticia les envuelva en alguna guerra.

Son momentos de desolación. Sobre todo porque ya venimos anunciando qué está sucediendo en nuestro querido mundo, y abruma, desazona brutalmente cuando gritas porque estás viendo el accidente, y todo el mundo va a mirar dónde está el ambulancia, en vez de reparar en las causas de todo acontecimiento.

Hay que acabar con Estados Unidos y su persistente demagogia, antes de que nos lleve a todos por delante. Ese cruento país al que todavía hay gente que lo llama democrático, y tiene bajo su yugo el futuro de media humanidad.

Atentos a la gran jugada que se está gestando con la marcha de inmigrantes hondureños, que llegará a las puertas de la frontera republicana justo un instante antes de las próximas elecciones, como por arte de magia, colocando a  Trump contra las cuerdas. Al vellocino de oro y al nuevo presidente mexicano (López Obrador), que también recibirá su tacita envenenada, precisamente cuando se dispone a virar sus políticas contra el orden hegemónico anterior.

El futuro se presenta con una hemorragia interna digna de estudio. Los amantes de las guerras no ceden, y son capaces de esperar los años que hagan falta. Los Clinton andan de celebración. Pero hay otro que también, el maquillado y esquivo Barack Obama, que hoy, más que nunca, está pensando salir corriendo en ayuda de los migrantes, esos mismos, lean bien, esos mismos que él dinamitó en su propio país, mediante un golpe de estado de guante blanco que propició en Honduras, como quien no quiere la cosa, el 28 de octubre de 2009 contra Manuel Zelaya.

Lo que cambian las cosas según quien las cuente verdad! Razones no nos hacen falta desde luego para quemar todas las rotativas. ¿Nadie se pregunta cómo es posible que hostiguen sin parar a Maduro porque cientos de venezolanos cruzaron la frontera, y ni se habla de lo que acontece en Honduras (y por qué) desde fecha tan señalada? Lógico, el desastre hondureño forma parte de la cruzada del imperialismo y no se debe hablar de ello. Y se habla tan poco que muchos son quienes leen en este preciso instante que Honduras, Paraguay y Brasil ha sufrido en 10 años lo que muchos empiezan a denominar «neogolpes de estado» (derrocamientos en medio de la niebla).

Photo by joséluis vázquez domènech

Así es, ya no prevalecen los disparos sino políticos, periodistas y juristas que ni se ruborizan aunque les pillen con las manos en la masa. España está asistiendo a un deleznable capítulo caracterizado por un elemento trascendental; nadie parece estar capacitado para poder determinar sin tapujos que el Tribunal Supremo, El Consejo General del Poder Judicial, El PP, El PSOE, la Monarquía y casi todos los medios de comunicación deberían estar condenados, por atentar contra el bien común y permítanme, por liquidar una democracia que, probablemente, ni ha existido.

¿Qué más tiene que suceder para que tomemos la determinación de acabar con todos estos poderes? Ya nada, porque estamos sumidos en una acomodaticia filosofía política donde lo que impera es la indignación en masa, y nunca la capacidad crítica y el verdadero interés universal. De ese modo van surgiendo neorevueltas de pandereta que no inciden en la raíz de ningún problema, y que solo ayudan a visibilizar la aparente sed de venganza que la ciudadanía lleva dentro, sin que en ningún caso pueda llegarse a derribar muro alguno.

Veamos un ejemplo; miles no, millones han sido quienes han contribuído altruistamente a consolidar ésta teoría afirmando sin complejos: «lo de Arabia Saudita no tiene nombre, no se cumplen los derechos humanos (como si Estados Unidos y Europa los cumplieran), asesinan a un periodista sin escrúpulos y es increible que no se rompan relaciones con ese país». Madre mía, por decir algo, ¿dónde estabais queridos compañeros de batalla cuando el mismo país ha destrozado y segado la vida de millones de personas en Siria o en Yemen? ¿Dónde?

La respuesta es sencilla, envenenándose viendo la televisión o en las redes sociales increpando al objetivo de turno. Cada cierto tiempo hay uno, y normalmente, viene con defecto de fábrica…

¿Dónde está el mundo mientras Estados Unidos persiste en su guerra eterna en Siria? Todo el mundo desolado ante la imparable llegada de inmigrantes. O lo que es peor, comentando alguna jugada maestra que sobre Putin o Rusia ha identificado «El País», o conmocionado ante el último documento de periodismo emocional testado por «La Sexta», o escuchando el último vídeo pedagógico del incombustible Gabilondo haciéndonos ver que nos es el momento para derrocar a la Monarquía.

La OTAN realiza estos días las mayores maniobras desplegando en las fronteras bálticas todo su arsenal intimidatorio, como ya sabemos a estas alturas, para detener el avance imparable de los hackers del este, que están desestabilizando el mundo con una oleada de ataques sin parangón!

Mientras los acontecimientos más salvajes se nos ocultan, una nueva pedagogía informativa del hedor se ha extendido sin complejos, y como moscas, los individuos de la modernidad tecnológica olfatean la sangre derramada, pero olvidándose por completo de todos los muertos, de todos esos muertos que cada día dejan en la cuneta nuestros gobernantes, con nuestras leyes, nuestras maniobras, nuestros lazos comerciales y nuestras vomitivas  alianzas institucionales!

¡Que viva el rey!

OTAN no, bases fuera.

Colaboración para Iniciativa Debate