Un dominio propio

Una de las más lúgubres maniobras de nuestras democracias es convertir la búsqueda de la verdad en delito y, de paso, hacer creer que las reflexiones que emanan de esa búsqueda sean consideradas subversivas o radicales.


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Entre izquierdas y derechas anda el juego

Son muchas las personas que andan desorientadas en relación con el posicionamiento político de los diferentes partidos en liza. Y no es de extrañar, porque dicha confusión es una trama más para que el electorado sea capaz de moverse sin atinar muy bien con sus propósitos. Si bien los votantes de Ciudadanos son fiel reflejo de ello, no debemos olvidar que buena parte del electorado participa de dicha desubicación (aunque no cambien tan a menudo sus colores).

¿Cuál es una de las razones que puede llegar a explicar semejante desfalco posicional? Vamos por partes.

Las grandes empresas y corporaciones han mantenido una presión creciente e incesante sobre los grupos políticos y sobre los sindicatos, de tal modo que a día de hoy apenas hay diferencia entre los objetivos de los diferentes partidos, más allá de su defensa de aspectos relacionados con la tradición o el progreso (con todos los valores y la moralidad con que en cada periodo entran en juego). Los intereses del poder han ido adquiriendo, desde los orígenes del neoliberalismo, todos y cada uno de los posicionamientos aparentemente representativos instaurados en las democracias, influenciando sobre ellos de tal forma que apenas queda hueco para las exigencias de las clases desfavorecidas.

Todo ello se resume muy bien en la captación de los responsables de los partidos y de las bases sociales de todos los movimientos, impidiendo cualquier tipo de transgresión o de ruptura con un capitalismo que ha conseguido un dominio casi completo sobre las mentes pero, sobre todo, un dominio muy relevante sobre los deseos de casi todos los habitantes. Dichos responsables, lo único que son capaces de ofrecernos es un abrazo gélido.

La lógica electoral por excelencia, la que diferenciaba muy bien los espacios que correspondían a la derecha y a la izquierda, ha perdido así casi todo el sentido. La ciudadanía sigue creyendo enfrentarse a la gran decisión de votar a un partido de izquierdas o de derechas. Pero, en realidad, se encuentra ante un laberinto sin salida, porque dentro del abanico de partidos existente (con posibilidad de triunfo alguno), no hay ninguno que no se mantenga dentro de los límites que marcan los grandes blanqueadores del poder. Es decir, se acude a las urnas sin que exista la verdadera posibilidad de tener representatividad.

Se mantiene artificialmente divididos a los votantes entre electores de un lado y del otro, pero casi todos lo único que terminan por hacer es respaldar los verdaderos objetivos de quienes nos gobiernan. El apoyo a la OTAN y todas sus maniobras es un claro ejemplo de lo que acontece. Antes de la llegada de ese neoliberalismo tan pernicioso, aún podíamos hablar de grandes sectores de la izquierda en lucha contra los intereses de EEUU. Hoy, esa posibilidad ha sido cercenada casi por completo, y las únicas movilizaciones «permitidas» se fraguan dentro de la supuesta mejora de los derechos de ciertos colectivos (eso sí) y de los derechos ambientales, y siempre desde una perspectiva absolutamente controlada.

Y por último, y como no podía ser de otra forma, son los medios de desinformación los que terminan por bloquear cualquier posibilidad de acción de muchas de esas personas que creen agruparse en torno a la izquierda, porque hasta los periódicos supuestamente relatores de su perfil ideológico velan por los intereses de las corporaciones contra las que se debía dirigir su lucha.

No hay periodo donde no se muestre con una claridad asombrosa cómo van sucediéndose los hechos hasta aquí relatados. Así que…, Si dejas que jueguen con tus emociones, podrás llegar a pensar que la nueva agrupación política SUMAR puede ser representativa de la nueva izquierda política. Pero si eres capaz de analizar todos y cada uno de sus movimientos, llegarás a la conclusión de que no son más que otra pieza del puzzle, capaz de llevarnos sin despeinarse a las puertas de cualquier otra guerra. Eso sí, con una entrañable sonrisa.

OTAN No, Bases Fuera


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Intención de voto II

200 en jake

(debate en ETB2)

Templanza, frente a la adversidad… Y aunque parezca paradójico, la adversidad está en nosotros mismos.

«Yo creo que la responsabilidad mayor está en la ciudadanía. Obviamente la ciudadanía vota, vota lo que vota, y vota como vota. Y lo que acontece después es una forma de proseguir el engaño al que nos están sometiendo constantemente. Voy a poner un ejemplo para ver en lo que consiste este tipo de engaño. Se puede ver con las palabras. Hay partidos que dicen… !vamos a hacer un frente de izquierdas con el PSOE para llegar al poder! Pero es imposible hacer un pacto de izquierdas con el PSOE, porque el PSOE no es de izquierdas. Hay otro partido que dice que Podemos es un partido radical y extremista. Y Podemos es un partido Social Demócrata. Y así con todos los términos. Estamos en un laberinto de engaño continuo donde no se nos permite ver la realidad. La responsabilidad, está en la ciudadanía»

Photo by joséluis vázquez domènech

Photo by joséluis vázquez domènech

«Estamos viendo muy bien en qué consiste esta sociedad. Cada vez que habla un simpatizante de un partido político, es capaz de defenderlo a capa y espada como si le fuera la vida en ello, y ello no ayuda en absoluto a entender el contexto. Cada vez que habla la ciudadanía, es cuando se van diciendo las cosas de verdad,  cuando se está viendo el enojo y lo que está sucediendo realmente. Y ese enojo viene precisamente de que la representatividad es falsa, porque la mayoría de los ciudadanos no sienten que los políticos les representan. Y hablando de la ‘bonanza’ del PNV, y del señor Urkullu y de la representativad, voy a decir una cosa muy importante: en una entrevista que hizo hace poco Urkullu con El Diario Vasco  dio a entender que estaba alarmado porque los movimientos sociales tenían la capacidad de alterar la sociedad. Ese alarmismo es romper una de las bases de la democracia, y nuestro lehendakari está alarmado porque no quiere que los movimientos sociales y la verdadera democracia  puedan surtir efecto fuera de los partidos políticos».  

Lógicamente, mis apreciaciones se entienden mucho mejor en el marco de todo lo que se pudo decir en el programa. Siento no poder expresarme más y mejor.

(la democracia sigue  escondiéndose para que no podamos percibir dónde está la realidad y nos perdamos entre sus sombras)

Mis intervenciones 

Minuto 06’15 – 07’45, y 58’00 –  59’15

http://www.eitb.tv/es/video/en-jake-200-en-jake/5525/115233/200-en-jake/


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Especial Semana Electoral (y III)

PP y PSOE: Máximos patrocinadores de las «dictaduras» del siglo XXI

No hay mejor dictadura que aquella que, con apariencia democrática, va minando al compás de una música fúnebre todas y cada una de las garantías legislativas.

Sin que hayamos de dar validez total a algún régimen conocido, ello no impide que podamos mostrar en pocos pasos cómo se destruyen los cimientos de cualquier democracia y se asesta un durísimo golpe a los derechos de toda la ciudadanía.

Desde la muerte de Franco España ha asistido a una sucesión de hechos que confirman el escaso valor asignado a los tres pilares básicos donde debía de asentarse el nuevo régimen político.

La transición fue, y sigue siendo, un complot diseñado a espaldas del pueblo, en el que una serie de  personajes tuvieron a bien llevar las riendas del país con el claro objetivo de impedir la llegada de nuevos aires desde plataformas vinculadas al mundo obrero y que conformaban un descontento generalizado.

A día de hoy asistimos a una nueva maniobra para impedir el auge de la llamada indignación, y aunque los procesos y las razones son diferentes, las herramientas utilizadas se implantan con el mismo fin: regular y encauzar la rabia con métodos altamente contaminados y pervirtiendo siempre el funcionamiento libre de las organizaciones sociales, políticas, y todos sus movimientos.

La justicia, la libertad y la igualdad no solo representan esos tres pilares antes mencionados, también debería de ser el principio de un largo camino. Pero ni tan siquiera hubo inicio alguno para hacer real dicha posibilidad. Lo que sí hubo fue una flagrante ostentación del engaño y de la manipulación más burda e intolerable.

La Democracia es un mito para hacer gobernable una sociedad maltratada continuamente. La influencia que pueden ejercer todas las personas sobre los gobiernos es tan ínfima que sorprende aún que haya millones de personas que corran ciegas detrás de su esperanza.

Otra cosa es que nos pusiéramos manos a la obra para dejar atrás un sistema que está sepultando cadáveres como moscas contra la pared de los sueños. Pero proseguir imantando el voto para que nada cambie, es un despropósito que pasará factura.

Los dos grandes partidos, grandes sobre todo en protagonizar capítulos deleznables y propios de regímenes autoritarios, siguen empeñados en engrandecer el imperio del mal, y pertenecen ambos a la misma familia universal que está colaborando para extender la miseria, las guerras y las grandes migraciones.

Google Images

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Esta familia universal sabe lo que se hace, y su gran mérito estratégico reside precisamente en saber vestir de democracia la más insospechable dictadura. La cantidad de recursos empleados para tal fin es inabarcable, y con todo su oro del mundo están siendo capaces de destruir hasta la última hectárea de ilusión o de futuro.

No hace falta nombrar cada una de las innumerables acciones realizadas por populares y socialistas a lo largo de toda su trayectoria. Pero puede ser importante recordar su inigualable protagonismo en el deseo de pertenecer a la más torpe y cruel de las organizaciones existentes, como es la Organización para el Tratado del Atlántico Norte, que suma por cada intervención suya un innumerable reguero de muertos y un record absoluto en desestabilizar cualquier zona del planeta en interés único y exclusivo de la expansión del mercado global del capitalismo.

También conviene dejar constancia de los continuos pactos establecidos por ambos partidos, siempre con el fin de dar prioridad al interés de unos pocos, y de pasarse por el arco del triunfo a quienes se supone representan. Es igual que sean anti-terroristas o de Estado, todos son contrarios a la emancipación y autodeterminación de los individuos, y todos dejan en muy mal lugar los derechos antes conseguidos. La reforma del artículo 135 de la Constitución es un claro ejemplo de cómo se las gastan, y sirve para apreciar cuán cerca estamos de las dictaduras, y cuán lejos del deseo de la inmensa mayoría de la ciudadanía. Los dos partidos manifiestan sin complejos que no había otra opción, y de la noche a la mañana nos encontramos con una ley que vaticina el secuestro del presupuesto público para priorizar el pago de la deuda y liquidar el bien común. Este acontecimiento ya es por si solo de suficiente calado para confirmar el titular de este artículo, pero también lo debería ser para ponernos en alerta ante todo lo que se avecina.

Voy a terminar hoy con un hecho acaecido hace bien pocos días, justo al comienzo de la campaña electoral casualmente. El 07 de diciembre entra en vigor una norma que hace posible que ya no existan imputados en la campaña electoral, dado que ahora se entiende que ese término es peyorativo y estigmatiza a quien se le asigna. De ese modo, solo tendremos “investigados”, y pasarán a ser “encausados” cuando las pruebas y los  indicios sean sólidos. Un lavado de imagen irrisorio, un lifting a la desfachatez política.

Lo que yo y el conjunto de toda la población pueda llegar a pensar en torno a éstas y mil y una historias más es papel mojado y del todo irrelevante. Nuestra visión del mundo y nuestros deseos no se verán reflejados, sencillamente porque no existe la democracia, y porque estos dos partidos, junto con otros tantos que se extienden por el mundo están al servicio de unos intereses concretos, que no son los tuyos, no son los nuestros y, lo que es peor, están en clara contradicción con el principio de representatividad que supuestamente adquirieron a través de otras elecciones.

Las decisiones más importantes no consideran la necesidad de ninguna democracia, sencillamente porque quienes las toman ni han sido elegidos por quienes votan, ni falta que les hace. Pero eso sí, necesitan del juego de los partidos políticos para encauzar de cara a la galería la implantación de un nuevo tipo de dictaduras de las que ya formamos parte.

Y estos dos partidos, sin ningún tipo de duda, son socios del mismo circo, y se bañan en el mismo charco enfangado donde estaría bien que jamás volvieras a poner los pies.

 

Colaboración para Iniciativa Debate


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¿Podemos?

LA INSOLVENCIA DEL ENTUSIASMO

Quiero manifestar mi deseo de aproximarme a este nuevo marco político en el que una nueva formacion (Podemos) quiere involucrarnos en un proceso de transformación profunda para poder alterar el orden existente. La idea es buena, puesto que el cambio es una urgencia.

Lo haré procurando centrar el análisis en aquellos puntos que considero que o bien me han llamado la atención, o bien no se sostienen en su tránsito hacia el objetivo deseado.

He de confesar que la primera vez que llegó a mí la noticia de la aparición de dicha plataforma, mi primera reacción fue la de interrogarme por quién había sido el responsable de escoger dicho nombre que, a todas luces, me resultaba inapropiado. Una extraña impresión se quedó grabada en mí viendo la imagen de Obama, y acto seguido, examinando una herramienta publicitaria que ya comenzaba a dejar sobre el ambiente un aroma con el cual no me identificaba. He de precisar que la puesta en escena de un grupo de ciudadanos dispuestos a terminar con este sistema de desgobierno (que vuelca sobre nosotros toda su ira) fuera similar a la que utilizó el actual presidente de los Estados Unidos, me convulsionaba de tal manera que hube de realizar grandes esfuerzos para detenerme y seguir rastreando, dado que muchas de sus tesis conformaban buena parte de mis preocupaciones. Pero, paralelamente también, y considerando la posibilidad de que el término “podemos” tendiera a relacionarse más con el éxito que cosechó la cadena televisiva Cuatro con la participación de la selección española en la Eurocopa de 2008, creo recordar, dicha secuencia me resultó más intolerable aún. Desde mi punto de vista, promover un movimiento social y político teniendo como referentes estos símbolos, ya viene a mostrarnos un perfil que ciertamente concuerda con una de las actitudes que están teniendo sus dirigentes estos meses; dejar a un lado la relevancia ideológica y, por tanto, permitir que el marketing y los modos de captar adscripciones sean mucho más acuciantes.

Una vez precisada esta matización, que no la considero en absoluto baladí, estamos en la obligación de auscultar teóricamente algunas de las estrategias de esta agrupación.

Tal y como ya hemos señalado. El primer punto que no contemplo como válido, más bien incluso me puede resultar pernicioso, es esa negativa a construir sus objetivos a través de la instauración de un marco ideológico, y tal y como ellos mismos no se han cansado de constatar, administrar con satisfacción la posibilidad de atraer a personas asociadas al Partido Popular, a policías, o a cualquier otro colectivo, que por el mero hecho de mostrar su malestar con la actual situación serán bienvenidos, y bienhallados en el reino de la autocomplacencia numérica. Queda bien poder manifestarse voluntarioso a la hora de abrir las puertas a todas las mentes y mostrar ese lado más plural y amable, pero he de manifestar que todo trabajo es más fructífero y rentable cuando el equipo que forcejea en él forma parte de un mismo proceso en el que observar, comparar, evaluar y operar se reconduce por un carril previamente diseñado. Se aspira a ganar votos en todos los sectores de la sociedad, promulgando sin tapujos una indecorosa domesticación de la rebeldía y la rabia, y facilitando además la institucionalización de ella.

Photo by Joséluis Vázquez Doménech

Photo by Joséluis Vázquez Doménech

Y he aquí otro factor que denota cierta falta de compromiso ético. Es decir, si consideramos que dicha opción es una alternativa a los modos de hacer política, una puerta abierta a romper la dinámica llevada hasta ahora por una democracia que hace tiempo que se desangró del todo, y auspicia el horizonte lejos de la maldad que arrastra el propio sistema, ¿cómo debemos instalarnos en las posibilidades de un verdadero cambio sin salir del marco que está infectado desde sus raices?, ¿cómo vamos a viajar hacia Europa si es la propia unión la que engrasa y hace que todas las instituciones promuevan el descalabro de la sociedad y el éxito del capitalismo?, ¿cómo vamos a formalizar la capacidad obsoleta del voto si sabemos que con él no hay forma ni tan siquiera de hacer un rasguño en lo que verdaderamente nos duele?.

Mi aliento se entrecorta al observar que en los prolegómenos de este camino una denominada izquierda anticapitalista está al frente de él, y entonces me interrogo sobre qué clase de izquierda y, más aún, anticapitalista, es capaz de fomentar el compartir despacho en Bruselas con nuestros propios liquidadores.

¿Es posible positivizar el derecho al voto partiendo de la base de que precisamente esa opción está damnificada desde la transición, y es justo con lo que se quiere acabar?. ¿Es válido pedir el voto para invalidar lo que con los votos se sigue edificando, una y otra vez? O para ser más precisos, ¿cómo es posible que un discurso antisistema dé por legítima la posibilidad de triunfar con las mismas armas que usa el propio sistema que quiere destruir?. O acaso, en el fondo, no se trate más que de evidenciar un hecho sencillo de explicar; no hay ningún indicio anti sistémico en el proyecto…

Todo parece indicar que desde la aparición del 15M se ha constatado la existencia de miles de personas conscientes de la inexistencia de una democracia. Miles de personas en cuyos sueños duerme la posibilidad truncada de ser actores activos en un sistema participativo que, por fin, pudiera llegar a definirse dentro de los parámetros que validarían lo que muchos entendemos por democracia. Si dentro de los objetivos de Podemos está esta opción, tal y como se nos ha hecho ver en infinidad de discursos o apariciones en televisión, he de manifestar mi más rotunda sorpresa, porque no hace falta estudio de investigación alguno para intuir que dentro de diez años la estructura política que gobernará nuestras vidas no sufrirá alteración alguna si seguimos conviviendo con los mismos instrumentos que nos oprimen y respaldan la disciplina social.

La dirección que debería imprimir cualquier política de izquierdas que se precie de querer luchar contra el sistema debería, a día de hoy y como mínimo, exigir una retirada inmediata de la OTAN, de la Unión Europea, y del Euro. A estas alturas no vamos a mostrar los razonamientos que respalden esa actuación. Es tan evidente que cerrar los ojos a esa causa es seguir perpetrando un robo sin precedentes a la ciudadanía europea. Robo que además se nutre de acciones beligerantes allí donde considera oportuno inscribir su firma y abrir las puertas a sus bancos (el caso de Ucrania es fiel reflejo de ello).

Así las cosas, ya tenemos que a pesar de que desde este mismo sector se nos repite una y otra vez que el actual cerco político es un fraude, sin salir de él nos ofrecen en mano continuar con esa fe electoral que solo va a procurarnos más animadversión por esos intentos desde la izquierda de querer amputar algún pie al capitalismo. Una franja política que además cuece a fuego lento su ruptura enfrentándose a divisiones difíciles de entender para quien está fuera de cualquier partido (como es mi caso), pero que parece más comprensible entre quienes han vivido “las luchas internas” producidas en sus filas. No quisiera dejar de observar mi extrañeza ante la avalancha de misivas que se han cruzado en la formación de Izquierda Unida entre antiguos militantes de la Izquierda Anticapitalista, quienes se mantienen en la coalición, y más personas con posturas que van desde el socialismo utópico hasta marxistas o anarquistas, difamándose continuamente sin que se pueda llegar a externalizar con nitidez las verdaderas causas de ciertas disensiones o replanteamientos de difusa lectura.

Photo by Joséluis Vázquez Doménech

Photo by Joséluis Vázquez Doménech

Quisiera subirme a un muro muy alto para poder observar desde allí todos los movimientos, y mostrar la adhesión que muchas personas sienten para contribuir a un frente común que realmente persiguiera el interés general.

Pero suponiendo que realmente fuera ese el caso (que todos desearan de verdad ese interés), tampoco es posible comprender objetivamente esas disputas. Ahora bien, si analizamos el recorrido histórico de la política en general dentro de esos límites que concede este sistema de partidos, es más que probable que la desazón, el enojo o el hartazgo nos expulsaran a muchos que, al igual que ocurre conmigo, tenemos dificultades para vernos obligados a asumir la no colaboración de todos los partidos de izquierdas para unir fuerzas y dejarse de impertinentes excusas.

Puedo exponer cierta perplejidad en este aspecto concretamente porque un elevado número de la población que lucha por la verdadera transfromación, no aboga por la auditoría de la deuda para delimitar que parte de ésta es ilegítima, sencillamente ya sabe que es ilegítima y que hay que negarse a perpetuarla. Del mismo modo, tampoco quiere convertir el BCE en una institución democrática, ni crear una agencia europea de Rating. Porque lo que se quiere es que prevalezca la gestión propia de un futuro que tenemos vendido. Y esa gestión nunca podrá realizarse dentro de ésta Unión, ya que todas las resoluciones que quisiéramos modificar, sencillamente no serían modificables.

Vamos a descubrir un programa con la capacidad suficiente de sumar adeptos. Hablamos de conquistar libertades, de crear presupuestos participativos, de controlar la actividad de los lobbies, de impedir la inviolabilidad de las comunicaciones, de garantizar la libertad de conciencia, y hasta de construir la igualdad construyendo la democracia. ¿Quién va a negar el entrañable valor de estos puntos en la práctica? Pocos ciudadanos en su sano juicio. ¿Qué posibilidades hay de perforar los asientos del Parlamento Europeo y de hacer reales dichas iniciativas?. Ninguna.

El entusiasmo es válido para poder ver en la sexta cómo un tertuliano afronta con intuición y buen saber la dialéctica para enfrentarse a la rancia derecha española, pero no lo es para lograr los cambios que promulga. El entusiasmo es una alternativa popular para exteriorizar el malestar reinante, pero no podrá solventar la tarea de destrozar los hilos que nos manejan, porque detrás de dicha emoción se parapetarán millones de rostros que no concuerdan en sus intereses comunes, y porque a la hora de transfromar su voto en representatividad, serán incapaces de visualizar en lider alguno el extenso abanico de los representados.

Temo esa capacidad de querer aglutinar a amplios espectros de la ciudadanía, y temo aún más la extraña presencia de esta alternativa en diferentes medios al mismo tiempo que la agrupación de Izquierda Unida se ve sometida, como ha resultado ser casi siempre en España, a un ostracismo muy significativo.

No me inspira gran confianza la poca gratitud que han tenido con todo el espectro político de izquierdas, o querer gestionar la protesta ciudadana trasladándola a éste proceso electoral. No se trata de que mis principios estén con unos o con otros. Tan sólo expongo mi deseo de saber … qué ocurre tras las bambalinas, y qué me sugieren los diversos argumentos.

Creo de verdad que no deberían de haberse presentado a ningún 25 de mayo, y que con más tiempo, hubiera sido mejor ir conformando opciones diferentes a las ya consolidadas formas de hacer política, dado que siguen haciéndonos creer que sigue vigente esa identificación de la democracia con la votación.

Yo, personalmente, no puedo. Y es que además de todo lo aquí expuesto, tampoco entiendo esa “necesidad” de salir con corbata, a defender a quienes nos estamos quedando sin cuello.

Publicado en Iniciativa Debate

http://iniciativadebate.org/2014/05/23/podemos-3/