Un dominio propio

Una de las más lúgubres maniobras de nuestras democracias es convertir la búsqueda de la verdad en delito y, de paso, hacer creer que las reflexiones que emanan de esa búsqueda sean consideradas subversivas o radicales.


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Información

Las olas del mar pueden traernos mucha información. Pero debemos conocer el mar…

Pertenezco a ese grupo de gente que, actualmente, siente una especie de desolación, incredulidad y rabia, por la actitud tan grosera y escandalosa que están teniendo Occidente y sus medios con todo lo que está aconteciendo, y por la pasividad con que gran parte de la ciudadanía está construyendo su relato. Llevamos mucho tiempo analizando los medios en Europa, mucho tiempo luchando contra una censura que hoy, se hace más patente que nunca. Incluso llevamos tiempo haciendo pruebas en las redes, para ver cómo escribir, qué videos o documentos no poner, qué palabras utilizar, etc. Una triste realidad, porque ya sabemos cómo dejan de lado cantidad de información que les resulta «peligrosa» para sus fines.

Algunas personas del entorno y otras por este medio me han demandado últimamente información. ¿Cómo la consigues? ¿Cómo sabemos quién nos engaña? Y la más sorprendente, ¿por qué te tenemos que creer a ti? Interrogantes que nos hacen caminar por la cuerda floja.

No hay ningún interés en que me tengáis que creer. Solo es cuestión de compartir otros puntos de vista, porque puede haber muchos puntos equidistantes, muchos diferentes y otros hasta disidentes. El mío consiste en intentar plasmar una visión que no se nos ofrece. Intentar poner sobre la mesa otros relatos. Y con todos los relatos, cada cual ha de ir configurando su propio mapa, procurando dar sentido a los acontecimientos. Es un esfuerzo por luchar contra la versión oficial y por luchar contra los medios. Mi verdad no existe. Existe mi intento de aproximarme al mundo, aun a costa de tener que lidiar con el san benito de la justificación de la guerra.

He decidido recabar muchos artículos y documentos en relación a lo que está aconteciendo en Ucrania. No voy a poner los informes completos aquí porque sería una tarea ingente, me llevaría mucho tiempo. Por ello, invito a quien quiera a que me deje su correo (lo puede hacer escribiéndome a undominiopropio@gmail.com ) y le haré llegar otras miradas, otras versiones, otra realidad que no aparece en los medios, y que a buen seguro sorprenderá, por lo atinados de algunos informes escritos hace tiempo, o por la capacidad de hilar los hechos hasta poder llegar a comprender mejor algunos aspectos de la realidad. Recuerdo, no se trata de saber la gran verdad, tan solo de acercarse a otros mundos que nos ayudarán a fijar la mirada en otros horizontes.

Quien quiera, aquí estoy. Un fuerte abrazo.


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La Democracia

Apuntes sobre Política

En eso consiste la Democracia, en la absoluta fidelidad del sistema a sus herramientas de manipulación y, como consecuencia, en la certeza del éxito de su maniobrabilidad sobre las voluntades humanas.

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La Guerra Mediática (IV)

Siria es uno de los objetivos

Ya comentamos que Siria sería uno de esos ejemplos que estudiaríamos para poner en cuestión los modelos de información dominantes y el desajuste que producen éstos entre la realidad y aquello que tienen a bien distribuir entre la población. No hace mucho un amigo tuvo a bien, con el único criterio de escuchar voces que consideraba oportunas para aclarar sus dudas, invitarme a mi y a otra persona «afín» al discurso oficial (es decir, aquél que prioriza la revuelta y la revolución popular como inicio de la guerra) a una maniobra conjunta de exposición de los hechos para desde el contraste ser capaz de vislumbrar un poco de luz en el opaco espacio que han diseñado para que terminemos por creer que todo lo que acontece es muy complicado de entender.

En aquél momento solo pude agradecer el detalle, que no era sino un deseo. Hoy, voy a poner mi grano de arena. Mi hipótesis no es difícil de asimilar, bien al contrario. El perspicaz agente invasor está incapacitado para ocultar sus impulsos, y está dotado de una infraestructura extraordinaria para hacerse con todos los recursos que determine valiosos para su desarrollo. Los modos y los medios para alcanzar los objetivos no conocen límites y, desde que accedieron a esa estrategia para enriquecerse, han sido incapaces de detener su carrera insaciable. Sin necesidad de investigación alguna sabemos que la guerra es uno de los métodos más brutales y despiadados que utilizan.

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Hasta aquí el camino trazado no presenta grandes fisuras. Lo complicado viene siempre de la dificultad de mostrar las falacias que acompañan al discurso dominante. Y si ello no fuera poco, las cosas se vuelven aún más complicadas por la exigencia continua del público en general de que se le presenten sin fisura alguna las fuentes o datos que demuestren sin paliativos la contra-oferta que presentamos.

Claro, en esa tesitura, tenemos todas las de perder, porque a ver quién es el guapo que tiene acceso a archivos secretos o información de primera mano donde se desvelen los grandes secretos de la Historia. Pero aun así, no importa, porque siempre, siempre, tarde o temprano, tenemos acceso a las siniestras galerías de la planificación y sus procedimientos.

Solo cambian los métodos, ahora escondidos entre las maniobras ejercidas desde las redes sociales y un ciberespacio generador de todo tipo de narraciones.

Hasta aquí un marco teórico que ha de desterrar otras consideraciones, pero sobre todo aquellas que están implantadas en el imaginario colectivo.

Iremos poco a poco, porque Siria es probablemente el escenario más trágico y donde se reconstruyen los acontecimientos más inverosímiles. Así, para quienes reconstruyen sus teorías en la bondad de una población civil que de la noche a la mañana tiene a bien salir a disputar el poder a su presidente, un primer documento que ayuda a clarificar algunas «circunstancias».

Exponemos aquí las declaraciones efectuadas en marzo de 2007 por el ex-comandante de la OTAN Wesley Clark, revelando que los planes para invadir Libia, Irak, Siria, y otros países, fueron planeados en el Pentágono tan solo una semana después de los atentados del 11-S. 

Y, casualidad, años después, surgen las primaveras árabes y los mismos países son aniquilados (o lo pretenden) bajo justificaciones ampliamente conocidas.

Vayamos sacando conclusiones. Claro está que este archivo no tiene credibilidad ni es difundido por los medios de comunicación oficiales. Al parecer, el señor Wesley no tiene ni voz ni voto en esta terrible partida de ajedrez donde solo hay un rey y todas las demás piezas son sus peones.

Habrá más, pero vamos por partes.


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La Guerra Mediática (III)

Los cuatro jinetes de la «Democracia Europea»

Del mismo modo que al hablar del matrimonio podemos hacer alusión a la endogamia o la exogamia, al matrimonio por captura o por consentimiento, referirnos a la monogamia y la poligamia, a la poliandria y a otros muchos factores e ingredientes que hacen de ésta institución social una costumbre que ha vivido muchas alteraciones, lo mismo deberíamos hacer con el concepto de Democracia.

Sabemos que desde los análisis de las “formas reales de gobierno” realizados por Aristóteles hasta hoy ha habido transformaciones muy profundas, y también sabemos que los diferentes tipos de gobierno que se han ido estableciendo a lo largo de la historia han estado siempre más cerca del poder que de la ciudadanía. Desde el siglo V antes de Cristo, al menos en el uso teórico del término (porque su implantación generalizada bien podría decirse que apenas ha tenido una repercusión real en ningún lado), cientos de filósofos, pensadores, politólogos, ideólogos, y un sinfín de predicadores, se han ido posicionado con respecto a esa combinación que habría de darse entre los factores políticos, económicos, el estado y sus leyes y el conjunto de la ciudadanía. Y en líneas generales, podemos llegar a la conclusión de que nos han estado tomando el pelo.

Es lógico que pararte a pensar en la Edad Media o en el periodo de entre guerras sobre cuál habría de ser el sistema perfecto para administrarnos mejor como sociedad nos llevaría a posicionamientos bien diferentes porque partiríamos desde premisas altamente contaminadas por el ritmo de los acontecimientos. Pero ello no nos puede nublar la mirada para ser incapaces de ver que el pueblo, siempre, termina bajo el yugo de grupos sociales dominantes. Es igual que hablemos de ciudades-estado o de estados nacionales; la amenaza siempre ha sido constante y las democracias no han dejado de estar asediadas o, en el peor de los casos, abortadas antes de que pudieran florecer en el descampado de la esperanza.

Actualmente, y para ir concretando, basta señalar que lo único que experimentamos es el señuelo de la democracia, y basta comprobar para ello la ingente cantidad de reglamentaciones existentes para, precisamente, negar a la ciudadanía su posibilidad de participación. Queda claro que quienes dicen ser nuestros gobernantes se apropian de todas las licencias  para consagrar sus arbitrarias formas de articular el poder, y subsiste así una estrategia que inmediatamente conduce a  una ruptura importante entre las estructuras estatales y el conjunto de la sociedad.

No hay más que observar la foto de los cuatro mandatarios reunidos en Versalles días atrás, que sin vergüenza alguna manifiestan cómo ha de ser el futuro de la Unión Europea. ¿Quiénes son Merkel, Rajoy, Gentiloni y Hollande para determinar por obra y gracia del espíritu santo el devenir de millones de personas de las que pasan olímpicamente?

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Estamos enfrentados a manipulaciones sociales de alta intensidad. Y los medios de comunicación, en vez de plantearse qué clase de legitimidad y en base a qué criterios (u órdenes) se establece dicha cofradía, celebran el enorme valor de éstos inadaptados sociales para salvar Europa de una catarsis que ellos mismos manipulan. El núcleo duro de la intransigencia!

Su único fin es limitar la defensa de nuestros derechos y profanar los valores de nuestras libertades, y nos someten “en nombre del bien común”.

Uno de los mayores males de nuestras democracias es que se ha ido extendiendo la creencia de que las leyes son el fundamento de las causas justas. Y viene bien recordar a Montesquieu, “Una cosa no es justa por el hecho de ser ley. Debe ser ley porque es justa”.

No conozco ninguna definición de Democracia que se ajuste a nuestra realidad política y social. Por tanto, es urgente no permitir que se siga hablando de ella desde el menosprecio generalizado, y disponernos a renombrar nuestro sistema de gobierno con cualquier término que le haga, esta vez sí, justicia.

En cambio, conozco miles de ejemplos y argumentos que confirman la tesis de que estamos imposibilitados para poder hablar del “gobierno del pueblo”.

La manipulación del lenguaje es una carga pesada que debemos abandonar.

Capitalismo y Democracia son incompatibles. Es más, el primero solo busca la concentración de poder contra la posibilidad de abrir cauces de participación ciudadana y tiene una visión instrumental de la democracia. Esto es, ésta únicamente es buena cuando funciona dentro de un marco determinado de relaciones sociales y de propiedad. Tal y como señala James Petras, el capitalismo tiene una visión relativista: “Cuando extiende sus intereses y fortalece sus posiciones estatales está en la onda democrática. Cuando sus intereses están violados y amenazados, pasan a la política opresora y apoyan un régimen autoritario.”

Todo indica que la gente no comprende realmente lo que nos han hecho. Solo tenemos el derecho de aceptar lo que otros deciden por nosotros. A eso le llaman Democracia y aun así se sigue yendo a votar.

Grecia fue quien marcó el camino de la democracia, pero también donde se crearon el drama y la farsa para sus espectáculos teatrales. Y como perfecta representación de dichos elementos, a la que hemos asistido estos últimos años, tenemos el ejemplo perfecto de lo que hoy se entiende en Europa por Democracia. Con Alemania al frente, y con el excelente trabajo de los medios de comunicación, nos han hecho creer que el país heleno no es sino una banda de irresponsables defraudadores y que por ello han caído en desgracia.

Es cierto, hicieron muchas cosas mal, pero fue todo un entramado financiero y político el que ocultó una miserable maniobra. Cuando Grecia fue admitida en la zona euro nuestras queridas instituciones, a pesar de su evidente fragilidad y de sus escasos recursos, consideraron que existían todas las garantías necesarias para recibir créditos masivos y baratos. Llovieron sobre Atenas ofertas de financiación a tipos de interés de risa, en particular por parte de bancos alemanes y franceses que incitaron a los gobernantes helenos a endeudarse a bajo coste y a largo plazo para adquirir principalmente material militar alemán y francés.

Hoy podemos hablar de un país humillado y aniquilado, que ha perdido el 26% de su PIB, donde los salarios han bajado un 14%, el 20% de la población no puede permitirse una comida y donde la falta de vivienda se ha triplicado en los últimos años.

Son algunas de las consecuencias concretas de lo que permite y subvenciona la Unión Europea. Una unión que establece sus parámetros de actuación en términos de dinero, y de la que podemos decir con tranquilidad que no basa sus acuerdos a partir de la solidaridad, sino desde la estrategia de los mercados. El euro, que supuestamente iba a ser el primer punto de partida para la integración está resultando ser el mecanismo perfecto para abrir la brecha de la desigualdad y la existente entre los países fuertes y los débiles.

Hay lecciones que nunca deberíamos olvidar, pero el rodillo de la guerra mediática sostiene con precisión las mentiras y el sillón que hay que respaldar. Alemania quedó humillada por el Tratado de Versalles, y casi 100 años después hace lo propio con el pueblo griego, un pueblo que le brindó su ayuda en 1953 en el Acuerdo de Londres.

Este Acuerdo sobre la deuda externa germana consistió en la quita o anulación de una gran parte de esa deuda por parte de los países acreedores. Grecia formaba parte de ese grupo y votó a favor. Así, este hecho fue clave para la rápida reconstrucción de dicho país, hasta el punto de que su crecimiento supuso su resurgimiento como potencia mundial.

Ningún Sistema Político que depositara su confianza en el poder del pueblo obraría de tal manera permitiendo hechos tan lamentables como los que protagonizan nuestros impresentables gobernantes. Pero este es tan solo un capítulo, una nimiedad en el vasto territorio que ocupan las inexistentes democracias.

Para quien no lo haya visto, tiene aquí la oportunidad. Deudocracia, un documental que busca las causas de la crisis y de la deuda en Grecia, y que propone soluciones que los gobiernos y los medios de comunicación dominantes ocultan y lo seguirán haciendo…, hasta que ya sea tarde.

Por favor, dejad ya de hablar de democracia.

Colaboración para Iniciativa Debate

 

 


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Manipulación

MiCita con las palabras:

La manipulación del lenguaje no se consolida en las mentiras burdas que nos llegan desde la política. Ya está anclada desde tiempos inmemoriales en el seno de la familia, y en el turgente amor que la custodia.

Promenaden - Photo by Joséluis Vázquez Domènech

Promenaden / Sandefjord – Photo by Joséluis Vázquez Domènech

 


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Especial Semana Electoral (y III)

PP y PSOE: Máximos patrocinadores de las «dictaduras» del siglo XXI

No hay mejor dictadura que aquella que, con apariencia democrática, va minando al compás de una música fúnebre todas y cada una de las garantías legislativas.

Sin que hayamos de dar validez total a algún régimen conocido, ello no impide que podamos mostrar en pocos pasos cómo se destruyen los cimientos de cualquier democracia y se asesta un durísimo golpe a los derechos de toda la ciudadanía.

Desde la muerte de Franco España ha asistido a una sucesión de hechos que confirman el escaso valor asignado a los tres pilares básicos donde debía de asentarse el nuevo régimen político.

La transición fue, y sigue siendo, un complot diseñado a espaldas del pueblo, en el que una serie de  personajes tuvieron a bien llevar las riendas del país con el claro objetivo de impedir la llegada de nuevos aires desde plataformas vinculadas al mundo obrero y que conformaban un descontento generalizado.

A día de hoy asistimos a una nueva maniobra para impedir el auge de la llamada indignación, y aunque los procesos y las razones son diferentes, las herramientas utilizadas se implantan con el mismo fin: regular y encauzar la rabia con métodos altamente contaminados y pervirtiendo siempre el funcionamiento libre de las organizaciones sociales, políticas, y todos sus movimientos.

La justicia, la libertad y la igualdad no solo representan esos tres pilares antes mencionados, también debería de ser el principio de un largo camino. Pero ni tan siquiera hubo inicio alguno para hacer real dicha posibilidad. Lo que sí hubo fue una flagrante ostentación del engaño y de la manipulación más burda e intolerable.

La Democracia es un mito para hacer gobernable una sociedad maltratada continuamente. La influencia que pueden ejercer todas las personas sobre los gobiernos es tan ínfima que sorprende aún que haya millones de personas que corran ciegas detrás de su esperanza.

Otra cosa es que nos pusiéramos manos a la obra para dejar atrás un sistema que está sepultando cadáveres como moscas contra la pared de los sueños. Pero proseguir imantando el voto para que nada cambie, es un despropósito que pasará factura.

Los dos grandes partidos, grandes sobre todo en protagonizar capítulos deleznables y propios de regímenes autoritarios, siguen empeñados en engrandecer el imperio del mal, y pertenecen ambos a la misma familia universal que está colaborando para extender la miseria, las guerras y las grandes migraciones.

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Esta familia universal sabe lo que se hace, y su gran mérito estratégico reside precisamente en saber vestir de democracia la más insospechable dictadura. La cantidad de recursos empleados para tal fin es inabarcable, y con todo su oro del mundo están siendo capaces de destruir hasta la última hectárea de ilusión o de futuro.

No hace falta nombrar cada una de las innumerables acciones realizadas por populares y socialistas a lo largo de toda su trayectoria. Pero puede ser importante recordar su inigualable protagonismo en el deseo de pertenecer a la más torpe y cruel de las organizaciones existentes, como es la Organización para el Tratado del Atlántico Norte, que suma por cada intervención suya un innumerable reguero de muertos y un record absoluto en desestabilizar cualquier zona del planeta en interés único y exclusivo de la expansión del mercado global del capitalismo.

También conviene dejar constancia de los continuos pactos establecidos por ambos partidos, siempre con el fin de dar prioridad al interés de unos pocos, y de pasarse por el arco del triunfo a quienes se supone representan. Es igual que sean anti-terroristas o de Estado, todos son contrarios a la emancipación y autodeterminación de los individuos, y todos dejan en muy mal lugar los derechos antes conseguidos. La reforma del artículo 135 de la Constitución es un claro ejemplo de cómo se las gastan, y sirve para apreciar cuán cerca estamos de las dictaduras, y cuán lejos del deseo de la inmensa mayoría de la ciudadanía. Los dos partidos manifiestan sin complejos que no había otra opción, y de la noche a la mañana nos encontramos con una ley que vaticina el secuestro del presupuesto público para priorizar el pago de la deuda y liquidar el bien común. Este acontecimiento ya es por si solo de suficiente calado para confirmar el titular de este artículo, pero también lo debería ser para ponernos en alerta ante todo lo que se avecina.

Voy a terminar hoy con un hecho acaecido hace bien pocos días, justo al comienzo de la campaña electoral casualmente. El 07 de diciembre entra en vigor una norma que hace posible que ya no existan imputados en la campaña electoral, dado que ahora se entiende que ese término es peyorativo y estigmatiza a quien se le asigna. De ese modo, solo tendremos “investigados”, y pasarán a ser “encausados” cuando las pruebas y los  indicios sean sólidos. Un lavado de imagen irrisorio, un lifting a la desfachatez política.

Lo que yo y el conjunto de toda la población pueda llegar a pensar en torno a éstas y mil y una historias más es papel mojado y del todo irrelevante. Nuestra visión del mundo y nuestros deseos no se verán reflejados, sencillamente porque no existe la democracia, y porque estos dos partidos, junto con otros tantos que se extienden por el mundo están al servicio de unos intereses concretos, que no son los tuyos, no son los nuestros y, lo que es peor, están en clara contradicción con el principio de representatividad que supuestamente adquirieron a través de otras elecciones.

Las decisiones más importantes no consideran la necesidad de ninguna democracia, sencillamente porque quienes las toman ni han sido elegidos por quienes votan, ni falta que les hace. Pero eso sí, necesitan del juego de los partidos políticos para encauzar de cara a la galería la implantación de un nuevo tipo de dictaduras de las que ya formamos parte.

Y estos dos partidos, sin ningún tipo de duda, son socios del mismo circo, y se bañan en el mismo charco enfangado donde estaría bien que jamás volvieras a poner los pies.

 

Colaboración para Iniciativa Debate


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El deporte al servicio del Capitalismo

Carta a toda la afición

(y la exigencia moral de liquidar la mayoría de competiciones)

Introducción:

Un grave problema que afecta seriamente la credibilidad de nuestras democracias está en la inmensa dificultad que tenemos para acceder al buen uso de la información, es decir, a cierta objetividad e independencia a la hora de tratar todas las noticias (la opinión pública está mayormente influenciada, regulada y controlada por los medios de comunicación). El mismo pack trae consigo los ilimitados obstáculos que se han de superar para poder mostrar en tiempo real (al menos en un periodo próximo a los acontecimientos que se están tratando) todas las mentiras que nos están contando.

Seguir el rastro de los modos, los tiempos o los enfoques con que se nos muestran las principales «incidencias» (guerras, invasiones, atentados, protestas…) ayuda mucho a saber descifrar la existencia o no de la veracidad que transmiten. Y en los últimos tiempos andamos sobrados de estrategias manipuladoras que incluso llegan a hacer gracia por sus indudables defectos de forma. Todo lo sucedido con la irrupción del Estado Islámico es buena prueba de ello. 

Pero no quiero hoy tratar el origen y expansión de este grupo. Más bien ponerlo como cebo para poder llegar a comprender qué sucede en este agreste mundo globalizado.

Quienes dirigen el cotarro saben muy bien dos cosas. La primera, que controlar los medios de comunicación es el primer paso para alcanzar todos los objetivos. Y la segunda, que mientras ejecutan sus innumerables actos delictivos de guante blanco, nada hay mejor que entretener a la población con anestesiantes que llenen de euforia las horas muertas de las jornadas cotidianas.

La mercantilización del deporte:

Todos sabemos que el deporte es el mejor dispensador de tiempo libre. Pero parece ser que no son muchos quienes se interrogan por su verdadero papel en nuestras vidas. Para simplificar los argumentos podemos llegar a decir, sin miedo a equivocarnos, que quienes nos auxilian con esos anestesiantes son los mismos que poseen las herramientas para manipularnos masivamente, y que también son los mismos que dinamitan con sus millones de dólares la paz en un mundo impregnado de humo y miedo.

El proceso es sencillo. Ofrecen a los ciudadanos ávidos de tiempo libre espectáculos que satisfagan sus deseos inminentes. Pongamos tres o cuatro ejemplos fáciles de interpretar. El fútbol, el baloncesto, el automovilismo y el motociclismo. No es casual que los deportistas que brillan en cada una de esas facetas sean todos multimillonarios. Lo son porque hay quien decide que así ha de ser, para engrandecer el circo al que representan. Y el encubridor de tamaña incongruencia no es otro que aquél que paga para que todo prosiga de igual manera. Los mismos que ejercen de tiranos y   conquistadores con su capitalismo rampante, son quienes financian a Cristiano Ronaldo, a los hermanos Gasol, a Fernando Alonso o a Jorge Lorenzo. Los magnates de la construcción, los grandes bancos o los petrodólares árabes son (por citar a algunos) los tristes protagonistas que a ti, amante de éstos eventos, te deberían hacer pensar. 

Por un lado participan en desembolsos importantes en la elección de presidentes o de cargos políticos, están en la línea del frente a la hora de reconstruir países que ellos mismos han llevado a la guerra, y crean lobbies de presión para dominar los centros de decisión de medio mundo. Y, por otro, mientras manchan sus negocios con una y mil peripecias geoestratégicas de difícil catadura moral, inyectan el dinero suficiente en determinadas modalidades deportivas para tener gozosa y satisfecha a gran parte de la población.

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Las incoherencias devienen así  más visibles en un sector de la población altamente contaminada por esta fiebre televisada. ¿Qué piensa Ada Colau cuando se sienta en el palco del F.C. Barcelona? (Es probable que nada diga al respecto mientras ocupe su cargo, y que incluso se adhiera a mis planteamientos. Pero ahí está…). No importa que la afición sea militante de Podemos, de Izquierda Unida, del CUP o de cualquier agrupación popular asamblearia. La enfermedad también afecta a quienes piensan que salvaguardan la supuesta decencia ética. Mientras lanzan diatribas contra Israel o Arabia Saudí aplauden los goles de Messi a rabiar. Mientras inundan sus redes sociales de indignación ante los señores de la Troika animan a Valentino Rossi, enloquecidos con sus derrapes y adelantamientos sin par. Y mientras cenan disfrutando con Jordi Évole se frotan las manos viendo la NBA. Resulta difícil de entender, pero es así. Se alegran una y otra vez con las migajas que les ofrecen los mismos que gestionan las políticas contra los que luego ellos mismos dicen luchar. 

Más de uno ya estará pensando que estoy extremando el discurso, o que yo mismo también protagonizaré mis pequeñas atrocidades con mi disertación y mis turbias aguas en la vida real. Puede ser, pero ello no ha de empañar la reflexión. Lo que me importa es descubrir los agujeros negros que nos succionan. 

Esta circunstancia la observo importante y necesitada para saber gestionarla. Es decir, hay que mostrarla  abiertamente para poder reflexionar. 

Deberíamos volver a las canicas, a la petanca, a los bolos o al dominó. Lejos de los dominios de los mercados, y próximos a nuestros vecinos, con quienes poder vivir los deportes y los juegos alejados de tanta contaminación. Si de sentir los colores se trata, qué mejor que esos partidos de pueblo, celebrando hasta la derrota. Pero hoy los colores no se sienten, se compran a destajo, se venden cuando hay premura, o se lavan con lejía si el equipo lo compra un patriarca ruso o un excéntrico chino. ¿Qué más da?, si lo que importa es prevalecer en la nebulosa de la gloria.

Una urgente reflexión:

¿De verdad sigues insistiendo y me quieres hacer creer que sientes la camiseta como si fuera tu segunda piel? He de retomar mis primeras líneas para declarar que no se me han olvidado. Cada jornada suceden en el mundo infinidad de acontecimientos que nos dejan sin respiración. Pero la búsqueda de la verdad no entra en ese guión. Bombardeos, matanzas, violaciones, deportaciones, emigraciones masivas, mutilaciones, hambre… Y yo no tengo todos los datos para enlazar directamente cada causa con su nefasta consecuencia, pero sé que los mismos que te quieren hinchar de palomitas y cervezas frente al televisor son los mismos que te abren las puertas a sus estadios. Y, lo que es peor, los mismos que subvencionan la incultura y la brutalidad patrocinan tu euforia ante la pantalla del hogar.

Hace bien poco ha aparecido una noticia, que sin que para mí sea sorprendente espero te haga recapacitar. Yo ya he escrito mucho sobre ello, (casi siempre como ya he dejado constancia antes, sin pruebas contundentes). Pero los años siempre reparan las mentiras. Qatar admite tener relaciones con el Estado Islámico. No te quiero ni contar qué tiene que haber escondido en ese escenario, en el que países como Estados Unidos, los Emiratos, Arabia Saudí, Israel o la propia Qatar han sembrado de putrefacción y dinero. Te aseguro que para cuando ellos admiten tener relación, es porque millones de personas ya lo sabemos desde hace mucho.

Ahora te pregunto. ¿No te da vergüenza saber que tus ídolos son el trueque necesario para que te olvides de la verdad que esconden? ¿No sientes una auténtica repulsión hacia quienes utilizan sus fondos para aniquilar gobiernos y, al mismo tiempo, entretenerte tiñendo con tu color la sangre esparcida? ¿No quieres detenerte un segundo, y pensar que tal vez no resulta lógico que unos cuantos figurantes cobren cifras astronómicas mientras tu barrio se llena de pobreza y desilusión?

Es probable que casi todos seamos incoherentes con aquello que proclamamos, sobre todo en estas redes sociales en las que tan fácil es darle al me gusta, y tan difícil pararse a pensar. Sí, es probable. Pero me niego a admitir que un ciudadano que dice luchar por el cambio, admita y dé alas a la continuación de este macabro juego, que ni es deportivo, ni es justo.

Cualquier socio de esos grandes equipos españoles debería exigir a sus presidentes el final de tanto disparate. Pero si lo que te importa es que en tu puto equipo jueguen los mejores del mundo, a costa de cualquier cosa, has de saber que estás favoreciendo el progreso de la miseria. Sí, has de saberlo.

Y ahora, celebra todos los goles que quieras.

Colaboración para Iniciativa Debate