Un dominio propio

Una de las más lúgubres maniobras de nuestras democracias es convertir la búsqueda de la verdad en delito y, de paso, hacer creer que las reflexiones que emanan de esa búsqueda sean consideradas subversivas o radicales.


Deja un comentario

Violencias

(Nueva colaboración para la incansable y sorprendente «La Ignorancia Crea»)

Desde hace ya algún tiempo, incluso la violencia ha pasado a ser objetivo de los medios. Pero no como elemento de concienciación con sus posibles consecuencias, sino como herramienta de control para doblegar a la ciudadanía y exponerla sin contemplaciones ante el proceso vivencial de lo que podríamos denominar “catarsis permanente”. Sabiendo que la insistencia y la repetición desacreditan la capacidad de sorpresa y la reacción, nos vemos sometidos a continuas avalanchas de sangre y fuego.

Este modelo coercitivo de socialización suministra sin cesar dosis de adoctrinamiento sin reparación de los daños causados. Ante una coyuntura de interacción problemática se tiende a saldar todo con la eficacia que otorgan la fuerza y la contundencia. Una resolución dialogada deja de tener el mínimo interés, y la vida se convierte en espectáculo permitiendo que el conflicto vertebre cualquier proceso.

La red que lo sostiene todo es de acero, y es capaz de soportar el estallido de mil mundos. No son las guerras las que han de acaparar todas las portadas; desde una manifestación hasta un accidente de tráfico se convierten en publicidad violenta, y ya hasta el noticiero del «tiempo» revela la primacía de los discursos nada benevolentes.

Llevamos décadas de menosprecio absoluto hacia la paz, y ésta no solo no se promulga sino que además parece interferir los deseos de los mercaderes y los comisionistas del desorden. Desde que nos levantamos hasta dormitar henchidos de agresividad, recibimos cada jornada cientos de imágenes relacionadas con esa sofisticada maquinaria que gratuitamente nos desmantela para enfrentarnos sin despojos ante el sufrimiento. Y no se trata del retrato veraz de nuestras urbes y nuestros pueblos, sino de la imposición de una serie de secuencias relacionadas con la maldad a golpe de noticiarios impertinentes.

No estamos ante el descalabro natural de la bondad humana, más bien nos situamos frente a la amenaza continua, que viene patrocinada con nombre y apellidos y además es generadora de inmensos beneficios por ello. Las empresas armamentísticas son el telón de fondo, y las políticas belicistas el andamiaje necesario.

Sin que nos demos cuenta, todo proviene de firmas y contratos. Uno de los últimos sucesos que esclarecen este argumento lo acaba de protagonizar don Pedro, en su afán de seguir vendiendo un país al mejor postor, siendo capaz de cambiar cromos por barcos de guerra. Cumbre de la OTAN, Joe Biden invitándole a sus aposentos por una hora… Todo tiene un precio, y en nuestro caso seguimos amasando violencia en nombre de inexistentes enemigos o, lo que es peor, de enemigos creados ad hoc para seguir propiciando el negocio más vil y humano. A semejante situación, es curioso, lo llaman acuerdos de relación estratégica.

Y como en toda estrategia, hay un plan. Y éste viene, además, respaldado por una de las principales características del Estado Moderno: ser depositario del monopolio de la violencia y del uso de la fuerza. No debemos olvidar que todo este entramado es un paripé, y que no responde al deseo democrático ni al desarrollo garantista de los derechos individuales. Una inmensa mayoría ni queremos ni promulgamos el uso y abuso de la crueldad, ni contra nuestros seres queridos ni contra aquellos que viven en los confines de nuestros horizontes. Otra cosa es que desde el propio Estado se infiltre en nuestra sangre el aroma de la violencia, haciendo posible que de la noche a la mañana seamos capaces de odiar a China o de respaldar las políticas más inverosímiles y abyectas.

En su afán dominador nada hay más convincente que conseguir que seamos creyentes de sus intereses, lacayos endemoniados con incapacidad severa para ver más allá. Lo más sorprendente es que el nexo de unión para que se asuma esta realidad como algo natural y prudente es lo que viene a llamarse Democracia. Conviene recordar que no soy ningún teórico protector del absolutismo ni de fascismo imaginable, pero sí teórico delator del desfalco con el que nos intimidan constantemente. Nuestras democracias son un verdadero disparate, y nunca son ni el más mínimo reflejo de nuestros intereses ni aliento alguno para nuestros sosiegos. Están completamente asociadas a los vaivenes del poder, y solo por ello, anulan todos nuestros sueños. Creer en ellas es nuestra perdición y, por ende, la victoria de quienes manejan las madejas con todos sus hilos. Sería aconsejable repensar todo muy bien, porque algo tan sencillo como poder afirmar que no existen las democracias en su verdadero sentido sería el comienzo de una nueva etapa, tan necesaria como urgente.

Y no es ardua la tarea. Bien al contrario, debería ser la respuesta directa a todos los males. Asumir esa verdad es la única solución. Proseguir con el juego de votar al menos malo es un parche insignificante y muy pernicioso para nuestra sociedad. Estamos colapsando y todo el deterioro construido no tiene solución si antes no edificamos y establecemos un nuevo sistema.

Resulta fácil, pero también muy perverso, defender nuestro modelo político. Para mí es inimaginable. No encuentro ningún sustento teórico y ninguna realidad que me haga pensar lo contrario. Y por ello, no puedo ser abanderado de ninguna causa indefendible.

Photo by joséluis vázquez domènech

Pero lo más curioso de todo es que hay una razón de fuerza mayor que debería obligarnos a cesar inmediatamente de apoyar tamaña insensatez. ¿Desde cuándo alguien puede respaldar nada que vaya asociado a la violencia? ¿Desde cuándo alguien que dice amar la paz puede justificar los atropellos continuados que realizan nuestras democracias? ¿Desde cuándo se sostiene que para vivir bien han de vivir muy mal los otros, los pobres habitantes de nuestras guerras? ¿Desde cuándo somos capaces de respaldar aquello que solo habita en el pensamiento y en un plano teórico desfasado? ¿Desde cuándo matar puede ser un añadido para justificar el bienestar de una pequeña parte de la población mundial?

¿Es que acaso no sabemos que nuestra violencia es el germen de nuestro capitalismo? ¿Es que acaso no sabemos que la mueca de nuestra sonrisa es debido al expolio al que sometemos al mundo? Y peor aún, ¿cómo es posible que sabiéndolo seamos capaces de respaldar semejante atrocidad? Me resulta indecente asumir desde el marco social esta posibilidad. Pero como sé que es la mayoritaria, prosigo con mi denuncia.

La violencia, además de mostrarse incoherente con la felicidad, propaga sus garras en
nuestras relaciones, puesto que éstas beben de aquellas fuentes que nos vienen dadas. Las redes sociales, las aplicaciones, las pantallas y la propia educación, resentida del conocimiento y buscadora de competencias, no son sino detonadores de esta era de explosión arrogante e individualizada.

Todo lo que nos rodea nos incita al desánimo, al virtuosismo digital y a la desertización social. Y lo que es peor, todo lo que nos rodea viene sobrecargado de incoherencia. Toneladas de información irresoluble. Contradicciones tejidas para el conflicto incesante. Una semántica diseñada para el barbecho lingüístico. Pornografía en cada esquina para sexualizar hasta los sueños de los ángeles. Sobrevaloración de cualquier estupidez musicada en los vastos territorios del tik tok. Desmembración de los sexos para que cada cuerpo sienta desde los discursos, y no desde la vivencia empática de cada poro. Todo se enreda, y ante la duda, las farmacias te venden hasta el deseo reinventado. Y la disonancia, al final, termina por formar parte de libertades recreadas, del consumo estratégico y de la volátil existencia.

Sé lo que quieras. El mercado te hará libre. Sequía. Calor. Sed… y violencia. Paga y se te dará. Todo menos la felicidad. Paga y te ofrecerán todas las series del mundo, conexión ultrasensorial, mentira virtual, opacidad electoral, corazones verdes, energía rebautizada, paneles solares y poda de árboles. Violencias escalonadas; desde una casa impagable hasta un salario inolvidable, desde el encarcelamiento por gallo de pelea hasta la reclusión por depresión con fentanilo, desde la militarización de los trabajos hasta la uniformidad del pensamiento, desde el maltrato interpersonal en la escuela hasta la desatención del profesorado, desde la huida a la ciudad corrompida hasta el olvido de los trigales limpios, desde los manantiales secos ya en invierno hasta las nubes decoloradas sobre los fuegos, desde los vientres de alquiler hasta los estómagos vacíos. Te harán libre, pero en medio de todas las batallas.

Violencia patriótica, no lo olvidemos, que se ejerce por falta de educación y por exceso de exposición.

Seguimos oyendo el llanto de un niño palestino. Y a eso no le llaman violencia. Ni lo nombran. No le esperan ni para el entierro. No hay nada. Nuestras emociones están perfectamente descontroladas.

OTAN No, Bases Fuera

Para ver y leer todas las colaboraciones del último número de la revista, pincha aquí


Deja un comentario

Al revés

Breves: 

(sin bondad)

Lo que podría ser lógico se convierte en una excepción, y lejos de poder elogiar la bondad estamos a las puertas de tener que reconocer que lo que triunfa es el terror.

Incluso lo «democratizan» llevando a los parlamentos la necesidad de tener que ir a la guerra. Y quien pretende cerrar las puertas a todo abuso de poder es tratado de ingenuo o bonachón, constatando que la humanización del dolor se ha desvinculado de las fronteras que puedan ir más allá de las líneas de nuestra piel.

El sufrimiento ajeno es cada vez más un acontecimiento, incluso una película en color, pero nunca una profundización de nuestro propio daño. Habitamos dentro de una fortaleza construida a través de todos los medios de comunicación, pero no lo olvidemos, también respaldada con nuestra propia simulación.

Hemos llegado a ser unos expertos en cosificar al «otro».

Somos basura, y ya no se trata de que el mundo esté al revés y de que todo esté enredado y no seamos capaces de ver, sino que hasta podemos llegar a decir con total tranquilidad que la próxima generación va a asistir al irreverente fenómeno que va a suponer el triunfo de la estupidez.

Photo by Joséluis Vázquez Domènech

Photo by Joséluis Vázquez Domènech


Deja un comentario

Elephant Man

 ¿No sabes qué hacer este fin de semana? Te invito al cine

El hombre elefante

Elephant man (Google Images)

Elephant man (Google Images)

Joseph Merrick, y su sensibilidad y esos sollozos que provienen del interior de un hombre  cuyo cuerpo es su cárcel. La bondad y la inocencia frente a una repulsiva sociedad, diseccionada por la mirada de un médico que atiende con compasión la angustia ante sus ojos. Un film memorable, donde David Lynch contrapone el incesante deseo de ser respetado y amado ante la implacable y cruel realidad de ese Londres de la época victoriana, de la monstruosidad frente a lo desconocido.
http://gloria.tv/?media=328966
Título original, The Elephant Man
Año, 1980
Duración, 125 min.
País,  Estados Unidos
Director, David Lynch
Guión, David Lynch, Eric Bergren, Christopher De Vore
Música, John Morris
Fotografía, Freddie Francis (B&W)
Reparto, Anthony Hopkins, John Hurt, Anne Bancroft, John Gielgud, Wendy Hiller, Freddie Jones, Dexter Fletcher
Productora, Paramount Pictures. Productor: Mel Brooks
Género, Drama | Biográfico. Enfermedad. Discapacidad. Siglo XIX. Película de culto
Sinopsis
A finales del siglo XIX, el doctor Frederick Treves descubre en un circo a un hombre llamado John Merrick. Se trata de un ciudadano británico con la cabeza monstruosamente deformada, que vive en una situación de constante humillación y sufrimiento al ser exhibido diariamente como una atracción de feria. 
Premios
1981: Premios César: Mejor película extranjera
1980: 8 Nominaciones al Oscar, incluyendo actor (Hurt) y director
1980: Globos de Oro: 4 nominaciones, incluyendo mejor película – Drama
1980: BAFTA: Mejor película


Deja un comentario

Mandariinid

¿No sabes qué hacer este fin de semana? Te invito al cine

Tangerines

Google Images

Google Images

Nos vamos hasta Estonia a por una nueva película, que si bien estuvo nominada a la mejor producción extranjera, no ha tenido mucho eco en esta nuestra imperturbable parcela pseudo-cultural. Siempre hay que recibir con agrado el trabajo de cineastas de otras latitudes, sobre todo si nos traen  relatos bien tratados.

EL conflicto entre Chechenia y Georgia sirve de campo base para alimentar una historia modesta, poética y llena de humanidad. Probablemente pueda resumirse en una especie de parábola sobre la contraposición entre la bondad y la naturaleza violenta que tantas veces irrumpe entre nosotros. Puede pecar de previsible, pero no tiende al artificio ni al juego de la sobredosis emotiva. 

Es interesante observar los conflictos sin que por detrás haya análisis políticos o sin que se conceda el trono a los argumentos causales de ellos. Puede que sea el camino más corto para poder realizar una declaración pacifista.

http://pelistv.es/mandariinid-2013-vose/

http://gnula.nu/drama/ver-mandariinid-2013-online/

Título original, Mandariinid (Tangerines)
Año, 2013
Duración, 83 min.
País,  Estonia
Director, Zaza Urushadze
Guión, Zaza Urushadze
Música, Niaz Diasamidze
Fotografía, Rein Kotov
Reparto, Lembit Ulfsak, Giorgi Nakashidze, Misha Meskhi, Elmo Nüganen, Raivo Trass
Productora, Coproducción Estonia-Georgia; Allfilm / Georgian Film
Género, Drama. Bélico | Años 90
Sinopsis
En 1990, estalla la guerra en una provincia georgiana que busca la independencia. Ivo, un estonio, decide quedarse, a diferencia del resto de sus compatriotas, para ayudar a su amigo Margus con la cosecha de mandarinas. Al comenzar el conflicto, dos soldados resultan heridos delante de su casa, e Ivo se ve obligado a cuidar de ellos. 
Premios

2014: Premios Oscar: Nominada a Mejor película de habla no inglesa

2014: Globos de Oro: Nominada a Mejor película de habla no inglesa

2014: Satellite Awards: Mejor película de habla no inglesa

2013: Mejor película Festival de Mannheim-Heidelberg

2013: Premio del Público y Mejor Película Festival de Varsovia

2013: Premio del Público y del Jurado Festival de Berlín


Deja un comentario

Calvary

Título original, Calvary
Año, 2014
Duración, 100 min.
País,  Irlanda
Director, John Michael McDonagh
Guión, John Michael McDonagh
Música, Patrick Cassidy
Fotografía, Larry Smith
Reparto, Brendan Gleeson, Kelly Reilly, Chris O’Dowd, Aidan Gillen, Domhnall Gleeson, David Wilmot, Dylan Moran, Marie-Josée Croze, Killian Scott, Isaach De Bankolé, M. Emmet Walsh, Pat Shortt, Gary Lydon, Orla O’Rourke, Owen Sharpe, David McSavage, Michael Og Lane, Mark O’Halloran, Declan Conlon, Anabel Sweeney
Productora, Irish Film Board / Octagon Films / Reprisal Films
Género, Comedia. Drama | Comedia negra. Religión
Web oficial, http://reprisalfilms.com/calvary/
Sinopsis
El Padre James Lavelle (Brendan Gleeson) está dispuesto a conseguir un mundo mejor. Le apena comprobar la cantidad de litigios que enfrentan a sus feligreses y a la gente de su parroquia, y le entristece que sean tan rencorosos. Un día, mientras está confesando, recibe una amenaza de muerte de un feligrés anónimo.
Premios

2014: Premios del Cine Europeo: Nominada a Mejor actor (Brendan Gleeson)

2014: Festival de Gijón: Sección oficial largometrajes a concurso

2014: Críticos de Chicago: Nominada a Mejor guión


1 comentario

Noruega

ContraCorriente (buscando nuevas miradas).

Campaña  dirigida por la organización SOS MAYDAY, con el fin de llevar, comida, mantas y ropa a las zonas alrededor de Alepo y Damasco durante la temporada invernal.  (Sé que muchos pensaréis que aquí y allá reaccionaríamos igual, pero en otra ocasión os pondré un pequeño experimento donde podremos observar diversos comportamientos ante situaciones iguales). 

Noruega es  uno de los países más generosos del mundo; ofrece el 1% de su PIB en cooperación al desarrollo (España no superó el 0,15 el año pasado). Pero sus ayudas no tienen contraprestaciones colonialistas, o de implantación de regímenes autoritarios por su causa. Donde ponen su corona noruega…, no ponen la bala.

Conozco un poco Noruega. Sé que para ellos su jardín y su mar es como la propia extensión de sus cuerpos. Sé que beben (y mucho) cuando así lo deciden, y que no lo hacen cuando trabajan. Sé que no gustan de las armas y las guerras, y que durante el desfile de su patria, sustituyen los tanques y los ejércitos por niños enarbolando sus banderas. Sé que tienen sus puertas abiertas, aunque sus emociones estén más cerradas. Sé que desde la infancia, te educan para que seas consciente del mal que nos rodea, y a edad temprana, te llevan a ver los campos de concentración, para que nada igual se repita. Sé que son más nacionalistas que catalanes y vascos juntos, y celebran todos juntos la buena marcha de sus políticas. Sé que parecen fríos, y distantes, y hasta aburridos. Pero esa imagen es la que les rodea, la de su intemperie y su clima que les acecha. Pero siempre supe que son buenos. Fue mi primera impresión, y constantemente aparecen noticias al respecto.

No estamos ante un spot publicitario para vender o promocionar aquello que no existe. Son ellos…, son así…

Un abrazo a todos sus habitantes, que después de los trágicos acontecimientos de la isla de Utoya, siguen insistiendo en la innecesaria presencia de soldados y policías armados por todas las esquinas. Pequeño homenaje!

Campaña original

http://www.sos-barnebyer.no/Mayday/Syria